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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Según las Naciones Unidas, si Elon Musk cedía el 2% de su fortuna al sector público, el
hambre en el mundo se iba a terminar. Pues bien, Elon Musk va a ceder el 2% de su fortuna
al Estado. ¿Se va a terminar con el hambre en el mundo? Veámoslo.
Hace unos días, David Bisley, exgobernador republicano de Carolina del Sur y actual director
ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, pedía a los mil
millonarios de Jeff Bezos y Elon Musk que donaran parte de sus fortunas para acabar
con el hambre en el mundo. Según sus cálculos, los cálculos que hizo
públicos, con el 2% de la fortuna de Elon Musk se podría acabar con el hambre en el
mundo durante el presente año. El 2% de la fortuna de Elon Musk ronda los 6.500 millones
de dólares y, según David Bisley, con ese dinero podríamos comprar alimentos básicos
durante 365 días para los 42 millones de personas que actualmente están al borde de
morir de hambre. Los titulares de prensa rápidamente reinterpretaron estas cifras para concluir
con el 2% de la fortuna de Elon Musk podríamos acabar con el hambre en el mundo durante un
año porque el problema de fondo sigue siendo que estos 42 millones de personas viven en
sociedades donde se las impide prosperar. No es que esas personas sean incapaces de
prosperar, es que el marco institucional dentro del que viven es un marco que destruye su
capacidad para generar riqueza, su capacidad para salir adelante por sus propios medios.
Y por tanto, no es que les estemos dando una caña para que a partir de este momento
sean autónomos a la hora de pescar, es que les estamos dando pescado durante un año,
pero el año siguiente seguirían teniendo el mismo problema porque los sistemas políticos
dentro de los que viven destruyen cualquier caña para pescar que pueda llegar a crearse.
Aun así, claro, que con el 2% de la fortuna aparentemente ociosa de Elon Musk pudiéramos
evitar la muerte de 42 millones de personas no deja de ser una cifra muy llamativa, una
cifra muy impactante, porque a Elon Musk no dona ese dinero y evita este año la muerte
de 42 millones de personas. Y la respuesta que le dio a Elon Musk a David
Beasley creo que es una respuesta bastante razonable. A Elon Musk le contestó, si me
trazas un plan que sea perfectamente fiscalizable para controlar efectivamente dónde está
yendo cada dólar de los que me pides que te donne, yo vendo acciones de Tesla y te dono
ese dinero. A fecha de hoy todavía estamos esperando que David Beasley publique ese plan
y que sea un plan trazable, controlable, públicamente, transparente para que ese dinero
no termine yendo hacia otros sitios hacia los que no debería ir. Y como David Beasley
no le ha ofrecido un plan transparente y trazable de a dónde irían a parar esos 6.000 millones
de dólares, pues David Beasley, el programa mundial para los alimentos de las Naciones
Unidas, se ha quedado sin la generosa oferta que les hizo a Elon Musk. Quizás que cuando
estaban pidiendo tanto dinero en realidad no sabían muy bien cómo gastarlo.
Pero no hay problema, porque en los últimos días se ha dado la feliz circunstancia de
que a Elon Musk, como es sobradamente conocido, ha publicado en Twitter una encuesta en la
que preguntaba a sus seguidores si debía vender el 10% de sus acciones de Tesla, es
decir, el 10% de su fortuna. Y el resultado de esa encuesta ha sido que sí, que Elon
Musk debe vender el 10% de sus acciones de Tesla y como Elon Musk se comprometió a hacer
caso al resultado de la encuesta, si finalmente es así y si finalmente a Elon Musk vende
el 10% de sus acciones de Tesla, Elon Musk tendrá que pasar por la caja de la Hacienda
estadounidense al vender acciones tributas por las ganancias de capital que estés realizando.
Elon Musk compró las acciones de Tesla originariamente a un precio tan ridículo como 49 centimos
de dólar y por tanto la totalidad, la práctica totalidad de los ingresos que obtenga por
vender el 10% de sus acciones de Tesla tributarán como ganancias patrimoniales. Y a qué tipo
impositivo tributarán? Pues alrededor del 20%. Es decir, que si Elon Musk vende el 10%
de su fortuna y ha de pagar el 20% de ese 10%, tendrá que ingresar en la Hacienda Federal
estadounidense el 2% de su fortuna o casualidad. La cifra que David Beasley decía que era
suficiente para acabar con el hambre en el mundo. Así que es de suponer, porque será
de suponer, imagino, que ahora David Beasley como director ejecutivo del Programa Mundial
de Alimentos de las Naciones Unidas irá al gobierno federal de Estados Unidos, al gobierno
del muy progresista Joe Biden y les dirá, señores, van a tener un ingreso extraordinario,
un ingreso que ni siquiera habían presupuestado, un ingreso de 6.000 millones de dólares.
Con ese ingreso extraordinario podemos acabar con el hambre en el mundo. Y seguro que Joe
Biden, después de oír estas palabras de David Beasley, seguro seguro, donará esos
6.000 millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Segurísimo
que ocurre eso, a que sí. Sarcasmos al margen, creo que todos somos muy conscientes de que
eso no va a suceder. Ni David Beasley le va a pedir 6.000 millones de dólares a Joe Biden,
ni aunque se los pidiera, Joe Biden se los otorgaría. Lo cual, por cierto, pone de manifiesto
una cuestión mucho más de fondo. A todos nos resulta muy sencillo proclamar. Fíjate,
ese egoísta de Elon Musk, si donara el 2% de su fortuna, acabaríamos con el hambre
en el mundo. Pero si con 6.000 millones de dólares, de verdad, somos capaces de terminar
con el hambre en el mundo, aunque sea solo durante un año, ¿cómo es que los gobiernos
de todo el planeta, que manejan cantidades tan sumamente ingentes de dinero, se niegan
a destinar 6.000 millones de dólares a, efectivamente, salvar 42 millones de vidas
humanas? Y si se están negando, porque tienen perfecta capacidad para reunir 6.000 millones
de dólares, si se están negando y están evidente que con ese dinero evitaríamos la
muerte de 42 millones de personas, porque se coloca el foco mediático en Elon Musk
y no en todos los líderes políticos internacionales que son incapaces de destinar 6.000 millones
de dólares de los presupuestos públicos de sus estados a acabar con el hambre en
el mundo.
Por poner dos datos encima de la mesa, el coste que tendrá este año, la indexación
de las pensiones y de los sueldos públicos al IPC en España, sueldos públicos de funcionarios
y otros empleados públicos, pensiones de los 10 millones de pensionistas, será de
6.000 millones de dólares. Es decir, que si el gobierno de PSOE Podemos, ese gobierno
tan progresista y tan preocupado por los derechos humanos, si el gobierno dijera,
señores funcionarios, señores pensionistas, este año no vamos a revalorizar las pensiones
al IPC. Ese dinero que deberíamos haber gastado en esta rúbrica lo destinamos a acabar con
el hambre en el mundo. Pues supuestamente, según David Beasley, acabaríamos con el
hambre en el mundo.
¿Cómo puede ser que el gobierno de España esté priorizando revalorizar un poquitín
las pensiones públicas y un poquitín los salarios públicos antes que terminar con
el hambre en el mundo? ¿No nos parece esto de un egoísmo exacerbado? ¿De un egoísmo
indignante? Pues bueno, nadie está efectuando este razonamiento.
Elon Musk sí, Elon Musk es muy malo porque no dona el 2% de su fortuna para acabar con
el hambre en el mundo. Ahora, que el gobierno de España, o cualquier otro gobierno de
cualquier otro estado mundial, priorice revalorizar pensiones y salarios públicos al IPC antes
que terminar con el hambre en el mundo nos parece normalísimo.
Otro dato tan o más revelador que el anterior. Actualmente, la ayuda al desarrollo pública
estatal, no la privada, no las donaciones del sector privado, sino la que manejan los
estados, alcanza la cifra de 200.000 millones de dólares.
En el año 2019, antes de la pandemia, los principales gobiernos del planeta donaron
en ayudas al desarrollo 200.000 millones de dólares.
Estamos hablando de que, según David Beasley, para terminar con el hambre en el mundo, solo
se necesitan 6.000 millones de dólares. ¿Cómo es posible que, donándose públicamente,
al margen de las ayudas privadas, 200.000 millones de dólares, no seamos capaces de rascar
una parte de esos 200.000 millones de dólares en priorizar que 42 millones de personas no
mueran de hambre? Es más, ¿cómo es posible que, destinándose ya 200.000 millones de dólares
al año en ayudas al desarrollo desde el Estado, dejemos al lado las ayudas privadas? ¿Cómo
es posible que el director del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas esté
mendigando 6.000 millones de dólares a un millonario en lugar de decirles a los gobiernos
«Señores, pónganse las pilas, están gestionando fatal todo este dinero, se necesitan 6.000 millones
de dólares, solo 6.000 millones de dólares para acabar con el hambre en el mundo? ¿Dónde
van a parar esos 200.000 millones de dólares que están lanzando continuamente cada año
en ayuda al desarrollo?» Pero este discurso no se lo escucharán a
David Beasley. A David Beasley le escucharán el discurso de que Elon Musk, de que Jeff Bezos
son muy malos, muy insolidarios, porque con todo el dineral que tienen podrían acabar
con el hambre en el mundo y que como no lo hacen habría que aumentarles los impuestos
para que los gobiernos tengan muchos más recursos con los que lograr gestas sociales
maravillosas, a pesar de que en materia de ayuda al desarrollo ya estén manejando más
de 200.000 millones de dólares cada año y ni siquiera sean capaces de acabar con el
hambre en el mundo. En definitiva, por desgracia es altísimamente
improbable que con 6.000 millones de dólares lográramos terminar con el hambre en el mundo,
básicamente porque una cosa es decir, 42 millones de personas necesitan una alimentación
diaria de medio dólar al día y por tanto si esos 42 millones de personas tuviesen
esa alimentación básica de medio dólar diario durante 365 días, unos 6.000 millones
de dólares, esos 42 millones de personas no morirían de hambre. Una cosa es hacer
ese ejercicio teórico y otra, el ejercicio práctico de tener un presupuesto de 6.000
millones de dólares y efectivamente ser capaz de alcanzar a esos 42 millones de personas,
muchas de las cuales están incluso en zonas de guerra, con un suministro diario de alimentos
para evitar su desnutrición. Una cosa es el cálculo matemático abstracto
desvinculado de la realidad práctica y material en la que tiene que gastarse, en la que tiene
que invertirse ese dinero y otra es esa fría realidad donde el programa mundial de alimentos
de las naciones unidas no tendría capacidad para hacer llegar esos alimentos comprados
con ese dinero a las personas que realmente lo necesitan. Entonces, si David Beasley sabe
que con 6.000 millones de dólares no sería capaz de acabar desde el programa mundial de
alimentos de las naciones unidas con el hambre en el mundo, ¿por qué está reclamando
a los gobiernos de todo el planeta que suban los impuestos a los mil millonarios para
en una parte transferirle al programa mundial de alimentos de las naciones unidas 6.000
millones de dólares? Pues por un lado, por mero dogmatismo ideológico
antirricos, esto no va realmente de acabar con el hambre en el mundo, va de denigrar
socialmente al rico para justificar una expansión del expólio gubernamental sobre aquellas
personas que, como Elon Musk, han ganado honestamente su fortuna.
Y en segundo lugar, porque si se le transfieren varios miles de millones al programa mundial
de las naciones unidas, algo desde luego terminaría llegando a las personas que realmente lo
necesitan, eso es innegable, pero buena parte de ese dinero se quedaría en engordar la
burocracia bajo la cual gobierna David Beasley.
Y otra parte, todavía peor, podría ser repartida por el programa mundial de alimentos de las
naciones unidas entre organizaciones creadas expresamente para capturar esas ayudas alegando
que van a utilizar ese dinero para combatir el hambre en el mundo, cuando en realidad
son únicamente organizaciones corruptas que buscan lucrarse a costa de esos fondos con
la connivencia inconsciente o muchas veces consciente del propio programa mundial de
alimentos de las naciones unidas.
Es decir, cuando David Beasley le está pidiendo dinero a Elon Musk, no se lo está pidiendo
en gran medida para los 42 millones de personas que lo pueden necesitar, lo está pidiendo
para él y para su burocracia.
Vamos que se trata de engordar el estado y la burocracia apelando a la lucha contra
la pobreza, exactamente la misma estrategia tramposa que siguen todos los gobiernos dentro
de sus propios países.
Según David Beasley, si Elon Musk renunciara al 2% de su fortuna, el hambre en el mundo
se acabaría, Elon Musk va a renunciar fiscalmente, por obligación legal, al 2% de su fortuna
cuando venda el 10% de sus acciones en Tesla y el hambre en el mundo no va a terminar.
Una burda instrumentalización de la situación dramática que viven millones de personas
para alimentar el estatismo y el anticapitalismo.