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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Quisís de gobierno, los ministros de Podemos mantienen sus sillones, Carmen Calvo desaparece
del Ejecutivo y Nadia Calviño es ascendida a vicepresidenta primera del gobierno.
¿Cuál es el significado detrás de este ascenso de la ministra de Economía, hasta el segundo
escalafón dentro del gobierno de coalición de PSOE?
Podemos.
Analicemoslo.
Uno de los cambios más importantes en la profunda remodelación del gobierno que acaba
de ejecutar Pedro Sánchez ha sido el ascenso de Nadia Calviño, hasta ahora ministra de
Economía y vicepresidenta segunda del gobierno, a la posición de vicepresidenta primera,
es decir, la vicepresidencia más importante, la segunda persona con mayor autoridad dentro
del gobierno después de Pedro Sánchez.
¿Cuáles son las razones y las implicaciones de este movimiento?
¿Por qué Pedro Sánchez ha elevado, ha ascendido a Nadia Calviño a la posición de vicepresidenta
primera de su gobierno de coalición con Podemos?
Pues para entenderlo debemos recordar quién es Nadia Calviño.
Nadia Calviño es una alta funcionaria de la burocracia europea.
Llegó a ser antes de ocupar el puesto de ministra de Economía en el gobierno, en el primer
gobierno de Pedro Sánchez, llegó a ser directora general de presupuestos de la Comisión
Europea.
O dicho de otra manera, Nadia Calviño fue desde el primer momento, desde el primer
gobierno de Pedro Sánchez, la quinta columna de lo que antes llamábamos la troika dentro
del Ejecutivo Español, una persona de muy estrecha confianza de los burocratas de Bruselas
que tenía como objetivo tutelar de cerca, marcar de cerca las acciones, las decisiones
que tomara el gobierno español de Pedro Sánchez.
Las batallas políticas que ha librado Nadia Calviño dentro del Ejecutivo, algunas las
ha ganado, otras las ha perdido, pero las batallas políticas que ha librado tenían
todas ellas una orientación claramente bruselense.
Lo que ha hecho hasta ahora Nadia Calviño dentro del gobierno ha sido defender frente
a Pablo Iglesias, frente a José Luis Ábalos, frente a José Luis Escribá, frente a quien
fuera, lo que ha hecho ha sido defender las posturas ortodoxas de la Comisión Europea,
una especie de intervención blanda sin estar formalmente intervenidos.
Y es con estas coordenadas con las que tenemos que analizar el ascenso de Nadia Calviño
a la vicepresidencia primera del gobierno.
Este ascenso tiene desde mi punto de vista dos implicaciones o dos lecturas.
En primer lugar, Pedro Sánchez ha colocado a la ministra de Economía y quinta columna
de Bruselas dentro del gobierno de España Nadia Calviño en la posición de vicepresidenta
primera del gobierno para trasladar un mensaje ante la opinión pública y también ante Bruselas
de que el foco de la legislatura ha cambiado.
Si hasta el momento el foco de la legislatura era luchar contra la crisis sanitaria, a partir
de ahora será luchar contra la crisis económica, por eso coloca a la ministra de Economía
en el segundo escalafón del gobierno de España.
Pero no solo lo se trata de un nombramiento meramente simbólico, de un nombramiento meramente
propagandístico, hay además una voluntad de reducir las fricciones de mejorar la interlocución
con Bruselas.
No olvidemos que la recuperación económica durante los próximos dos años va a venir
marcada muy de cerca por la administración que se efectúe de los hasta 140.000 millones
de euros que procedan de los fondos europeos.
Los próximos dos años van a venir crucialmente marcados por la administración de esos fondos
europeos, unos fondos europeos que los iremos recibiendo en la medida en que cumplamos con
los objetivos que marca el plan de reformas que ha sido aprobado por la Comisión Europea.
Si en algún momento dejamos de cumplir el itinerario reformista de ese plan de reformas,
los fondos se congelarán.
Por consiguiente, si la legislatura va a estar marcada por la recuperación y esa recuperación
va a estar marcada a corto plazo por el gasto de los fondos que procedan de Bruselas, evidentemente
hace falta colocar al frente, no del gobierno, pero sí de la segunda posición del gobierno
a una persona que tiene línea directa con Bruselas y en la que Bruselas confía plenamente.
Si la comisión es la que nos tiene que dar el dinero y la que tiene que evaluar si cumplimos
con el plan de reformas, mejor llevarse a bien con la comisión, con alguien bien considerado
por la comisión.
Pero, en segundo lugar, este nombramiento también tiene una lectura relativa a las relaciones
entre la facción socialista del gobierno y la facción de Podemos.
Al fin y al cabo, probablemente, la figura política más incómoda para Podemos dentro
del Ejecutivo de Pedro Sánchez era y sigue siendo Nadia Calviño.
Recordemos lo que dijo el 6 de noviembre del año 2019, cuatro días antes de las elecciones
generales que marcaron la actual legislatura, el propio Pablo Iglesias, entonces líder
de Podemos y candidato a la presidencia del gobierno.
Lo que hizo Pablo Iglesias ese día fue descartar la posibilidad de una coalición de gobierno
entre PSOE y Podemos después de las elecciones si Nadia Calviño era nombrada vicepresidenta
del gobierno.
¿Y por qué razón?
Pues lo que dijo Iglesias fue, si apuesta por Calviño, va en la dirección de buscar
el acuerdo con Casado y ha entristecido a la gente del PSOE.
Calviño va a asustar a la gente de izquierdas.
El modelo de Calviño como vicepresidenta solo es viable con una coalición blanda con el
PP.
En acuerdo con nosotros creo que tendría más protagonismo otra gente que se sitúa más
a la izquierda.
Iglesias es verdad no llegó a vetar propiamente a Calviño, pero sí echó un jarro de agua
fría a las posibilidades de una coalición entre PSOE y Podemos si Calviño era vicepresidenta.
Pues bien, menos de 20 meses después lo que ha sucedido es que la persona que había sido
descartada como vicepresidenta ha ascendido a vicepresidenta primera del gobierno y el
descartador ha quedado fuera del gobierno de coalición.
En todo caso, y más allá de este chascarrillo, lo cierto es que Calviño constituye una figura
política incómoda para la facción de Podemos por lo que hemos dicho, porque Calviño representa
las tesis de la troika y Podemos, no lo olvidemos, es un partido que surgió contra la troika.
Ahora mismo hay tres grandes debates económicos en los que existe una fuerte fricción entre
PSOE y Podemos.
Uno es la reforma laboral, otro es la reforma de las pensiones y por último la reforma
del mercado inmobiliario.
En estos tres frentes, Calviño tiene una posición distante, incluso podríamos decir
enfrentada a la de Podemos, no quiere derogar la reforma laboral, a Calviño se le atribuye
la frase de, el gobierno que derogue la reforma laboral será uno en el que yo no esté y
a partir de ahora no es que no vaya a estar en el gobierno, sino que será la segunda
autoridad al mando del gobierno.
En materia de pensiones, Calviño considera que ha de haber un ajuste en las pensiones,
aunque este campo está en manos prácticamente únicas del ministro Escribá, él es el ministro
al que se le ha encomendado en solitario la reforma del sistema de pensiones y en materia
de mercado inmobiliario, Calviño es contraria a la regulación de precios.
Por tanto, parecería que después de haber nombrado a Calviño vicepresidenta segunda
del gobierno, Pedro Sánchez está mandando también un mensaje a la facción de Podemos,
aunque no os he tocado la cartera, aunque mantenéis vuestros cinco sillones en el Consejo de
Ministros, a partir de ahora vais a tener menor capacidad de influencia sobre la dirección
económica del gobierno, porque si hasta ahora nadie a Calviño ya tenía un cierto poder
dentro del Ejecutivo, a partir de ahora lo tendrá todavía más.
Olvidaos, por tanto, de derogar la reforma laboral, algo que tampoco se ve facilitado
por el plan de reformas que hemos enviado a Bruselas y que constituye un contrato entre
España y Bruselas, y olvidaos también de regular los precios de los alquileres.
Como digo, esta sería la interpretación de sentido común del ascenso de nadie a Calviño
a la vicepresidencia primera del gobierno, no haciéndese a alguien para degradar su
poder interno dentro del gobierno.
De hecho, la anterior vicepresidenta primera, Carmen Calvo, perdió la batalla ideológica
con Irene Montero a propósito de la Ley Trans, y lo que ha sucedido a los pocos días es que
le han cortado la cabeza.
No tendría mucho sentido que haciéndese a alguien a quien le vas a cortar la cabeza.
Sin embargo, con Pedro Sánchez nunca se sabe.
El todopoderoso Iván Redondo ya dijo que por Pedro Sánchez él se tiraría por un barranco
y Pedro Sánchez lo acaba de tirar barranco abajo.
¿Y por qué digo esto?
Pues porque la persona que acaba de ser nombrada nueva ministra de fomento, Raquel Sánchez,
alcaldesa de Gava, es una persona que se ha manifestado públicamente a favor del control
sobre los precios de los alquileres.
Es decir, que nombras ministra de fomento, el ministerio que está encargado de reformar
el mercado inmobiliario y el mercado de los alquileres, a alguien que se ha destacado
públicamente como partidaria de controlarlos en contra del criterio económico de la ministra
de economía y de la vicepresidenta primera del gobierno, por tanto, en cierto modo, ese
nombramiento de Raquel Sánchez ya supone una desautorización de Nadia Calviño.
En definitiva, esperemos que Pedro Sánchez no haya ascendido a Nadia Calviño meramente
como un reclamo propagandístico, como una manera de engañar, de embelezar a la Comisión
Europea durante los próximos dos años.
Esperemos que Nadia Calviño, frente a Podemos, frente a la facción de Podemos dentro del
Ejecutivo, no sea meramente un jarron chino, sino que actúe como una camisa de fuerza
frente a sus alocados planteamientos anti-económicos.