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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Salvador Allende gobernó Chile entre el año 70 y el año 73. Y en ese periodo destrozó
la economía chilena y arruinó a millones de sus conciudadanos.
Veámoslo.
El pasado 11 de septiembre de este año, 2023, se han cumplido 50 años del golpe de estado
de Pinochet contra Salvador Allende. Golpe de estado que puso fin a prácticamente tres
años de gobierno de Allende. Y como esta violenta conclusión del gobierno de Allende
a manos de un golpe de estado militar dio paso a una dictadura de prácticamente dos
décadas, hay muchos que confunden el error de creer que para criticar a la dictadura
de Pinochet hay que blanquear el gobierno de Allende. Que si uno se opone a las dictaduras
militares, por necesidad ha de ser complaciente con la actuación de aquellos gobiernos que
terminaron como consecuencia de un golpe de estado militar. Pero, evidentemente, esta
es una falacia argumentativa. Uno puede oponerse a las dictaduras militares, uno puede criticar
la dictadura de Pinochet y reconocer que el gobierno de Allende que precedió a esa dictadura
de Pinochet fue un gobierno horroroso. Salvador Allende presidió la República de Chile desde
el 3 de noviembre del año 1970 hasta el 11 de septiembre del año 1973. Prácticamente
tres años que bien podríamos calificarnos como un trienio ominoso para la sociedad chilena.
A lo largo de esos tres años Allende intentó poner en práctica la llamada Vía chilena
al socialismo, una política económica consistente en la progresiva estatalización de la economía,
en la progresiva toma de control por parte del Estado de la mayor parte de la estructura
productiva del país, que terminó pauperizando a la sociedad chilena.
Primero, el Estado chileno bajo el gobierno de Salvador Allende fue fagocitando progresivamente
la economía del país. Mientras que en el año 1965, solo el 15% del PIB no agrario de Chile
estaba en manos del Estado, en el año 1973, después del trienio ominoso de Salvador Allende,
casi el 40% de toda la producción chilena se hallaba en manos del Estado a través de
sus empresas públicas. Y en muchos sectores ese porcentaje se acercaba al 100%. Concretamente,
en la minería el 85% de la producción era desarrollado por empresas públicas,
cuando en el año 1965 solo lo era el 13%. El sector financiero también estaba en un 85% en
manos del Estado. Transporte y comunicaciones lo estaba en un 70% cuando en el año 65 ese porcentaje
se ubicaba entre el 11 y el 23%, 70% en el año 73 y en las utilities, en la electricidad, el gas,
etcétera, el 100% de la producción era desarrollado por empresas públicas, cuando en el año 65 solo
era el 25%. A su vez, el porcentaje de producción industrial a través de empresas públicas era
del 40%, más o menos en la media del conjunto de la producción no agraria, pero es que en el año 65
solo el 3% de la producción industrial estaba en manos o se desarrollaba por empresas públicas.
Por tanto, la progresiva toma de control de la industria chilena por parte del Estado fue
verdaderamente vertiginosa. Como he mencionado, las cifras anteriores se refieren a producción
nacional no agraria, lo cual no significa que Salvador Allende no buscará nacionalizar el
sector agrario. De hecho, bajo su gobierno, los latifundios de más de 80 hectáreas desaparecieron.
Todos ellos fueron nacionalizados y en el año 73 el Estado chileno ya era propietario del 40% de la
tierra agraria de todo Chile. Por tanto, y en resumen, en el año 1973 el gobierno chileno
de Salvador Allende había conseguido nacionalizar el 40% de toda la tierra agraria de Chile y el
40% de toda la producción nacional de carácter no agrario. Es decir, que básicamente el 40% de
toda la economía chilena ya era controlada y planificada centralizadamente por el gobierno
chileno. Y esto no era el punto final. No es que el gobierno de Allende no quisiera seguir
nacionalizando y seguir incrementando el control del Estado sobre la economía chilena. Es que,
como ya sabemos, el 11 de septiembre de 1973 hubo un golpe de Estado que puso fin al gobierno de
Allende. Pero, por supuesto, en caso de que ese gobierno de Allende hubiese tenido continuidad
democrática, ese gobierno de Allende habría seguido nacionalizando la economía y colocándola
bajo el control y al servicio del Estado. El resultado directo de esta política de
nacionalización, de estatalización de la economía chilena fue calamitoso. En algunos
sectores, como el sector agrario, en apenas tres años, 1971, 1972 y 1973, la producción se hundió
en un 20%. De hecho, la producción chilena de trigo en el año 1973 era un 43% inferior a la
producción de trigo en el año 1970. En el año 1970, Chile produjo 1,3 millones de toneladas de
trigo. En el año 73, apenas 747.000 toneladas de trigo. Y mientras la producción de Chile se
estancaba o se desmoronaba, especialmente años 72 y 73, ¿qué hacía el gobierno chileno de
Salvador Allende? Pues disparar el gasto público para clientelizar a la sociedad. En el año 1970,
el gasto público del Estado chileno representaba el 41% del PIB. Apenas dos años después,
apenas dos años de gobierno de Salvador Allende después, el peso de ese gasto público sobre el PIB
ya ascendía al 56%. Es decir, que en el año 1972, el gasto público ocupaba más de la mitad de la
economía chilena y se había incrementado en 15 puntos del PIB, insisto, en solo dos años.
¿Y cuáles fueron las partidas presupuestarias que se incrementaron en 15 puntos del PIB durante esos
dos años, 1971 y 1972? Pues esencialmente dos partidas de gasto corriente, sueldos y salarios
públicos y pensiones públicas. Lo que hizo Salvador Allende, por tanto, fue disparar los pagos
a funcionarios y los pagos a pensionistas para generar una estructura de redes clientelares que
fuera fiel, que fuera leal a ese nuevo Estado socialista de Chile. Fue, en definitiva, tratar
de comprar la voluntad de centenares de millares de chilenos en la construcción de un nuevo régimen
socialista. Ahora bien, ¿cómo financió Salvador Allende todo ese aumento extraordinario del gasto
público? ¿Acaso subió masivamente los impuestos para sufragar un incremento del gasto público de
15 puntos del PIB? Pues no. Todo ese brutal incremento del gasto público, que además,
no lo olvidemos, se producía en un momento en el que la economía chilena se estaba parando,
se estaba empezando a desmoronar como consecuencia de la política de nacionalizaciones,
de estatalizaciones del gobierno de Salvador Allende, todo ese brutal incremento del gasto
público fue a parar al déficit. En el año 1971, el déficit público del Estado chileno fue del 15%
del PIB. Un año después, 72, fue del 25% del PIB. Y en 1973, el déficit público alcanzó
el 31% del PIB. Se trata de unos déficits públicos absolutamente imanejables para una
economía del tamaño y de la credibilidad de la economía de Chile en la época. Para que nos
hagamos una idea. La economía española, en el año 2012, estuvo a punto de quebrar, si no llega
a ser por la intervención salvífica del Banco Central Europeo, porque en el año 2009 tuvo un
déficit del 11% del PIB, en el año 2010 un déficit del 9% del PIB y en el año 2011 un déficit del
10% del PIB. Es decir, que en tres años, aproximadamente, la economía española tuvo
un déficit del 30% del PIB. Economía española, en el año 2011, con el euro y dentro de la Unión
Europea. Pues bien, España estuvo a punto de quebrar por un déficit público de aproximadamente 30
puntos del PIB en tres años. Y estamos diciendo que el Chile de Salvador Allende tuvo un déficit
público de 70 puntos del PIB en tres años. Y lo peor de todo, Salvador Allende decidió financiar
prácticamente todo este gigantesco déficit público mediante la creación de dinero. Es decir, que en
lugar de emitir deuda pública en los mercados, algo que en cualquier caso no podía hacer porque
la magnitud de ese déficit en Chile era infinanciable por los mercados, en lugar de emitir deuda pública
en los mercados, decidió poner en marcha la imprenta. Y eso desató una inflación masiva
dentro de Chile. Mientras que en el año 71 la tasa de inflación estaba en el 22%,
una tasa de inflación comparativamente baja a lo que estaba por venir, en el año 72 la
tasa de inflación se disparó al 260%. Es decir, que los precios prácticamente se cuadruplicaron
en un año. Y en 1973 la tasa oficial de inflación superó el 600%. Se multiplicaron prácticamente
por 7 con respecto al año anterior. Es decir, que en apenas dos años los precios en Chile se
multiplicaron por 25. Y esa masiva inflación evidentemente hundió los salarios reales en el
país. Después de un primer año de gobierno de Allende en el que los salarios reales tanto
por el aumento del gasto presupuestario en nóminas públicas, cuanto por la regulación que obligaba
a subir salarios, mientras que en el primer año los salarios reales se incrementaron en un 22%,
en los dos siguientes años de gobierno de Allende, 72 y 73, los salarios reales se hundieron
prácticamente un 50%. El saldo neto de los tres años de gobierno de Allende se saldó con una
caída de los salarios reales, con una erosión del poder adquisitivo de los trabajadores chilenos
del 33%. En el año 73 el salario real de los chilenos era, en términos promedios, un 33%
inferior a antes de que gobernara Allende. Y todo esto según las estadísticas oficiales.
La situación económica real de Chile en realidad era bastante peor. Para controlar la inflación,
a Salvador Allende no se le ocurrió dejar de imprimir dinero y recortar el gasto público. Lo
que hizo Allende para intentar combatir la inflación masiva que él había creado fue establecer
controles de precios, imponer precios máximos sobre la práctica totalidad de la producción
chilena. Al sector privado le impedía vender por encima del precio fijado por ley y al sector
público, que no lo olvidemos, ya producía el 40% del PIB de Chile, le obligaba a vender por debajo
de coste. Y la diferencia entre el coste de producción y el precio de venta era una diferencia
que estaba subsidiada por el Estado. En el año 1973, el 10% del PIB de Chile, según el presupuesto
estatal, tenía que ir a compensar a las empresas públicas por las pérdidas derivadas de obligarlas
a vender su producción por debajo de coste. Pues bien, como digo, la mayoría de los precios
en Chile estaban regulados por ley. Y aún así, esos precios regulados se multiplicaron por 25.
Pero a pesar de multiplicarse por 25, esos precios regulados estaban por debajo de los precios que
vaciaban el mercado. Es decir, que la sociedad chilena se enfrentó en 1972 y sobre todo en 1973
a una carestía generalizada de prácticamente todos los productos. El desabastecimiento en el
país era masivo. Aunque un chileno quisiera pagar esos estratosféricos precios regulados
para comprar los productos que necesitaba consumir, esos productos no estaban disponibles
en las tiendas. O los buscaba y con dificultad en el mercado negro o no los encontraba. Y los
precios en el mercado negro eran hasta 10 veces los precios oficiales regulados. Por tanto, las
cifras de inflación y de caída de los salarios reales que he ofrecido con anterioridad son cifras
que no representan, que no expresan la totalidad del empobrecimiento que soportaron los trabajadores
chilenos. Porque no se trata de que pagando 25 veces más por los productos en 1973 que en 1970
al menos pudieran comprar. No. Es que en la mayoría de los casos pagando 25 veces más no
había productos disponibles para ser comprados. O pagaban 250 veces más o no compraban. Y
para Masinri, claro, esos controles de precios que generaron un desabastecimiento masivo dentro
de la economía de Chile terminaron por apuntillar la economía chilena. Si las industrias de Chile
necesitaban importar algún input industrial para seguir produciendo, como era ilegal vender en Chile
esos inputs industriales por encima de un determinado precio, los exportadores extranjeros
simplemente dejaron de vender en Chile y por tanto muchas industrias se quedaron sin los inputs
que necesitaban para seguir produciendo como consecuencia de la política allendista de fijación
de precios como pésimo remedio para contrarrestar la inflación que él mismo había generado gastando
muchísimo más de lo que ingresaba y monetizando ese déficit a través de la imprenta pública.
En definitiva hay por buscar un paralelismo con acontecimientos más recientes. La política
económica que aplicó Salvador Allende durante sus tres años de desgobierno en Chile fue muy
parecida a la política económica que con posterioridad aplicarían en Venezuela tanto
Hugo Chávez como Nicolás Maduro. Una política económica consistente en nacionalizaciones y
expropiaciones masivas dentro de la economía, consistente en un incremento brutal del gasto
público financiado con déficit y a su vez financiado con la impresión de moneda y el
establecimiento de controles generalizados de precios como forma no de erradicar la inflación,
sino de ocultar la inflación generando desabastecimientos y hundiendo la economía.
Este modelo económico bolivariano allendista tardó 15 años en desmoronarse en Venezuela
porque Chávez tuvo la buena suerte, tuvo la buena fortuna de convivir con 15 años de petróleo
caro, lo que le permitió financiar muchos de los desmanes de su política económica. Salvador Allende
no tuvo la misma suerte. El principal recurso natural de Chile, el cobre, se hundió de precio
internacionalmente en el año 72, de manera que Salvador Allende no tuvo siquiera la oportunidad
de tapar, de compensar el despropósito que era su política económica con las entradas de divisas
por la exportación de cobre. Y así, de la misma manera que la vía bolivariana al socialismo
devastó la economía venezolana, la vía chilena al socialismo de Salvador Allende arruinó la
economía chilena en apenas tres años. Y de la misma manera que si en el futuro hubiera un golpe
de estado en Venezuela, a nadie con dos dedos de frente, a nadie con dos dedos de honestidad
intelectual se le ocurriría por un momento blanquear los resultados de la horrorosa política
económica bolivariana, a nadie se le ocurriría decir que Maduro fue un gobernante excepcional
que elevó los estándares de vida de los venezolanos, de la misma manera que por criticar un posible
golpe de estado en Venezuela a nadie se le ocurriría blanquear el resultado del gobierno de Chávez y
de Maduro en Venezuela, para criticar a la dictadura de Pinochet a nadie mínimamente honesto,
se le debería ocurrir blanquear el horripilante resultado de la política económica de Salvador
Allende durante los años 1971, 1972 y 1973. Fue un trienio ominoso durante el cual Allende subía
chilena al socialismo, empobreció masivamente a los chilenos.