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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Los medios de comunicación argentinos y la oposición argentina están acusando al gobierno
de Javier Milei de haber estatizado la deuda de empresas privadas en el país, concretamente
la deuda de los importadores con sus proveedores extranjeros.
¿Es verdad que Javier Milei ha socializado, ha estatizado deudas privadas que van a tener
que pagar en el futuro todos los contribuyentes argentinos?
Veámoslo.
La economía argentina se halla en un estado auténticamente calamitoso, al borde de la
hiperinflación.
Y por eso, durante esta semana y durante las próximas semanas, el nuevo equipo de gobierno
de Javier Milei adoptará muchas medidas para tratar de estabilizar la economía argentina
y tratar de evitar el riesgo hiperinflacionario.
Su objetivo a muy corto plazo no es otro que reestructurar financieramente el estado y
el Banco Central Argentino para tratar de restablecer la solvencia del sector público
y restableciendo la solvencia del sector público evitar la hiperinflación.
Y el hecho de que a corto plazo se estén adoptando muchas medidas conlleva el riesgo,
desde un punto de vista comunicativo, de que no haya tiempo para explicar en profundidad
y en detalle el contenido de cada una de esas medidas.
De tal manera que los adversarios políticos disponen de un terreno perfectamente abonado
para colar sus bulos sobre el contenido de esas medidas.
Y cuidado, no se me malinterprete, no estoy diciendo que cualquier crítica que se dirija
contra las medidas que tome Milei es una crítica infundada, en absoluto.
Por ejemplo, como parte de su plan de ajuste fiscal, Javier Milei ha subido algunos impuestos
y él mismo dijo en campaña que no subiría ningún impuesto.
Y esto es claramente criticable.
Ahora bien, muchas otras críticas que se dirigen contra las medidas que está adoptando
ahora mismo el gobierno de Javier Milei para reestructurar financieramente el Estado y
el Banco Central de Argentina evitando el riesgo de hiperinflación, son críticas basadas
en caricaturas, distorsiones o bulos.
Y en este sentido, el más reciente ejemplo de este último tipo de críticas basadas
lo encontramos en esa campaña que denuncia que el gobierno de Javier Milei, que el Ministerio
de Economía de Luis Caputo ha estatizado deudas privadas, ha convertido en deudas del Estado
lo que serían deudas de empresas privadas, concretamente las deudas que los importadores
argentinos mantienen con sus acreedores extranjeros.
Por ejemplo, titulares en varios medios de comunicación argentinos.
El Banco Central estatiza la deuda comercial de importadores.
El Banco Central estatiza deuda en dólares de importadores.
Endeudamiento escandaloso.
Caputo lo hizo de nuevo.
Estatización de la deuda privada externa.
Y por ejemplo, la diputada socialista de Argentina, Miriam Bregman, ha escrito en Twitter.
Ayer, Caputo dijo que el déficit fiscal, producto del gasto social, sugería, es el
que lleva a tomar deuda.
Hoy vuelve a cargarle al Estado las deudas de los privados, asumiendo la deuda por importaciones
impagadas y convirtiéndolas en deuda pública.
Parece natural, pero no lo es.
Y, hombre, si el Estado argentino, un Estado insolvente, se dedicara a asumir todavía
más deuda, y en este caso, deuda de agentes privados que han aceptado libremente, socializando
por tanto el riesgo de impago de esos agentes privados entre todos los contribuyentes argentinos,
pues estaríamos ante una medida económicamente absurda y desde un punto de vista filosófico-moral
muy antiliberal.
El capitalismo se basa en privatizar ganancias y en privatizar pérdidas, no en privatizar
ganancias socializando pérdidas.
Pero ¿realmente es esto lo que ha sucedido?
Pues no, no es esto lo que ha sucedido y vamos a tratar de explicarlo.
En primer lugar, ¿qué es la deuda en dólares de los importadores, que es aquello que se
nos dice que se ha estatizado?
Bueno, cuando una empresa argentina quiere importar algo, quiere comprar algo en el extranjero,
lo primero que tiene que hacer es solicitar permiso a las autoridades estatales y en
segundo lugar, obtener los dólares del Banco Central para pagar lo que vaya a importar,
lo que vaya a comprar en el extranjero.
¿Quiero comprar fertilizante en el extranjero?
Quiero autorización al Estado argentino, el Estado argentino me la da, tengo pesos,
necesito dólares para comprar ese fertilizante a suministradores extranjeros, voy al sistema
financiero, le doy al sistema financiero mis pesos, que es lo que tengo, el sistema financiero
me da dólares y con esos dólares pago el fertilizante que he comprado e importado desde
el extranjero.
Si esto se hiciera así, tal cual he descrito, no habría ningún tipo de deuda de los importadores
argentinos con sus proveedores extranjeros, tú me has vendido el fertilizante, yo te
he dado los dólares y por tanto he pagado al contado, no hay ninguna deuda viva pendiente
de pago.
Pero esto no sucede exactamente así en muchos casos, recordemos que, como ya explicamos
en el vídeo de ayer, en Argentina existe un tipo de cambio oficial del peso artificialmente
apreciado frente al dólar, es decir, que el valor del peso al tipo de cambio oficial
no refleja el mucho menor valor del peso en el mercado.
Hasta hace unos días el tipo de cambio oficial entre el peso y el dólar era de 400 pesos
por dólar, cuando en el mercado el valor real del peso era de alrededor de 1000 pesos
por dólar.
Y claro, a ese tipo de cambio oficial que mantiene el precio artificialmente apreciado,
es decir, a ese tipo de cambio oficial al que resulta muy barato comprar dólares, todos
los ciudadanos argentinos querrían poder comprar dólares.
Este es el motivo por el cual el Estado argentino limita quiénes pueden comprar dólares al
tipo de cambio oficial y cuántos dólares se pueden comprar al tipo de cambio oficial.
Básicamente que el Banco Central no tiene suficientes dólares para atender toda la
demanda de dólares que existe o que existía al tipo de cambio oficial de 400 pesos por
dólar.
Esta limitación que establece el Estado argentino a quién puede comprar dólares al tipo de
cambio oficial y a cuántos dólares puede comprar cada una de esas personas es lo que
se conoce como cepo cambiario.
El cepo cambiario es una consecuencia de la insuficiencia de dólares en las reservas
del Banco Central de la República Argentina para atender la demanda de dólares al tipo
de cambio oficial de 400 pesos por dólar.
Pero todo esto que tiene exactamente que ver con la deuda en dólares de los importadores
con sus proveedores extranjeros, pues tiene mucho que ver.
Como he dicho, los pasos que tenía que seguir un importador para comprar en el extranjero
era pedir autorización al Estado y luego entregar sus pesos al sistema financiero argentino
para recibir dólares y con esos dólares pagar a sus proveedores extranjeros.
Problema, el Banco Central no tenía dólares suficientes para entregar a todos aquellos
importadores a los que el Estado argentino autorizó a comprar en el extranjero.
De modo que cuando un importador llevaba sus pesos al sistema financiero para recibir dólares
al tipo de cambio oficial, el sistema financiero, en última instancia el Banco Central, le decía
Ahora mismo no tenemos dólares que poder entregarte, los tendremos en el futuro, pero
ahora mismo tenemos un problema de liquidez y no disponemos de dólares.
Pero tú no te preocupes, tú compra en el extranjero, diles a tus proveedores extranjeros
que les vas a entregar dólares dentro de un mes, dentro de dos meses y en ese plazo
nosotros ya te habremos dado los dólares que te tendríamos que dar ahora, pero que
no te podemos dar ahora, en un mes, en dos meses te los habremos entregado y ya podrás
saldar tu deuda con tu proveedor extranjero.
Por supuesto, también puede haber deuda en dólares de los importadores por otros motivos,
por ejemplo, porque el importador suela pagar a su proveedor a un mes, a dos meses o a tres
meses.
El importador compra en el extranjero, deja pendiente de pago la suma de dólares correspondiente
y dentro de uno, dos o tres meses, como el Estado argentino le ha autorizado a importar
y por tanto le ha garantizado que el Banco Central le entregará dólares al tipo de
cambio oficial, pues dentro de uno, dos o tres meses, cuando venza la deuda que tiene
con su proveedor, espera recibir dólares del Banco Central al tipo de cambio oficial
y pagar a ese proveedor.
Pero nazca la deuda de una forma o de otra, lo cierto es que si el Banco Central regularmente
entrega dólares, contrapesos, al precio al que el Banco Central ha dicho que quiere
y puede entregar dólares, contrapesos, es decir, al tipo de cambio oficial, si el Banco
Central regularmente va cumpliendo con sus compromisos, entonces esa deuda en dólares
debería ir amortizándose.
Cuando los importadores reciben los dólares que les ha prometido el Banco Central que
les va a dar, los importadores usan esos dólares para pagar la deuda y se acabó la
deuda.
Normalmente, los importadores argentinos han operado con un volumen de deuda en dólares
con sus proveedores extranjeros de alrededor de 30.000 millones de dólares, básicamente
porque conforme se amortizaban las antiguas deudas con los proveedores se contraían nuevas
deudas con esos mismos proveedores por nuevas importaciones, de tal manera que el stock
de deuda en dólares con los proveedores extranjeros permanecía constante, no porque
no se pagara nunca esa deuda, sino porque se amortizaba la deuda por operaciones antiguas
y se contraía nueva deuda por nuevas operaciones.
Sin embargo, fijémonos en este gráfico.
¿Qué sucede desde comienzos del año 2022, que es cuando el Estado argentino empieza
a tener cada vez más problemas de solvencia y de liquidez?
Pues lo que ocurre es que la deuda de los importadores con sus proveedores extranjeros
no deja de aumentar, y en estos momentos ya ronda los 60.000 millones de dólares, el
doble de lo que era habitual.
¿Y por qué esa deuda no deja de aumentar?
Pues porque el Banco Central de la República Argentina no es capaz de entregar a esos importadores
todos los dólares que les ha dicho que les tenía que entregar, porque no los tiene,
porque sus reservas se están hundiendo, de tal manera que los importadores no pueden
amortizar sus deudas por operaciones pasadas, y sin embargo sí siguen contrayendo nuevas
deudas por nuevas operaciones de importación, que no es que se importe por capricho, se
importan bienes intermedios para producir dentro de Argentina o se importan directamente
bienes de consumo que posteriormente compran los argentinos.
Con lo cual, ¿por qué estalla, a partir del año 2022, y especialmente durante el
año 2023, la deuda en dólares de los importadores argentinos con sus proveedores extranjeros?
Pues porque el Banco Central de Argentina incumple su compromiso con esos importadores
de entregarles dólares al tipo de cambio oficial contra los pesos que esos importadores
le están dando al Banco Central para que les entregue dólares, y como los importadores
no reciben del Banco Central no regalados, sino comprados al precio al que el Banco
Central dice que los vende, como los importadores no reciben esos dólares que necesitan para
pagar sus deudas en dólares con el extranjero, la pelota de esa deuda no deja de crecer.
O por si queremos verlo de otra manera, los proveedores extranjeros les están dando financiación
a los importadores argentinos, porque si yo te vendo algo y tú no me lo pagas, yo estoy
esperando a que me pagues y, por tanto, como estoy esperando a que me pagues te estoy dando
financiación a ti, te estoy dando tiempo a ti para que me pagues, y a su vez los importadores
argentinos están financiando al Banco Central, porque el Banco Central les debe dólares
a los importadores y no se los está dando, por tanto, los importadores le están dando
tiempo, financiación, al Banco Central para que les entregue dólares.
En última instancia, en suma, son los proveedores extranjeros los que financian al Banco Central
de la República Argentina, pero lo hacen a través de los importadores argentinos.
Tan es así, de hecho, que parte de la deuda financiera en pesos que tiene el Banco Central
de las LELICS y de los PASES están en manos de esos importadores argentinos. Tienen sus
pesos aparcados en depósitos remunerados en el Banco Central, esperando a que el Banco
Central les dé los dólares que necesitan para liquidar su deuda con proveedores extranjeros.
Pero claro, esta creciente pelota de deuda de los importadores argentinos, en última
instancia del Banco Central de la República Argentina con los proveedores extranjeros,
tiene sus peligros, y es que cuanto más crezca esa deuda, mayor va siendo el riesgo de impago
y, por tanto, más reticentes se van volviendo los proveedores extranjeros a seguir vendiendo
a crédito a la economía argentina. Es decir, que cuando un proveedor pida fertilizante o
pida algún bien de consumo que adquieren los argentinos en los supermercados y el importador
le diga al proveedor, no te puedo pagar ahora en dólares y ya te pagaré más adelante,
un momento en el que el proveedor le dirá no me fío de ti y, por tanto, no te vendo.
Y si el proveedor no le vende al importador, el importador o no puede producir internamente,
si es una empresa que compra bienes intermedios extranjeros para transformarlos y producir
dentro de Argentina, o los argentinos dejarán de tener disponibles ciertos productos que
se importaban desde el extranjero. No solo eso, aún cuando no se paralice ipso facto
el flujo importador, el creciente riesgo de impago lleva a que el proveedor extranjero
esté asumiendo un riesgo financiero mayor y a que, por tanto, venda sus productos a
los importadores argentinos a un precio cada vez más alto para cubrirse, para protegerse
de ese creciente riesgo financiero de impago. Y eso significa mayores precios que en última
instancia terminan siendo pagados por los argentinos.
Pues bien, esto es la deuda en dólares de los importadores argentinos con sus proveedores
extranjeros. Creo que queda bastante claro que es un problema muy serio de la economía
argentina y que es un problema generado esencialmente por el comportamiento irresponsable del Banco
Central de la República Argentina. ¿Por qué del comportamiento irresponsable? Pues primero
por quedarte sin reservas. Y segundo, porque después de no tener reservas suficientes,
es un tipo de cambio oficial artificialmente apreciado del peso. Es decir, no reconoces
el auténtico precio que ha de tener el dólar con respecto a los pesos. Estás regalando
los dólares que no tienes. Lo que debería haber hecho el Banco Central de la República
Argentina si no tenía pesos que entregar al tipo de cambio oficial de 400 pesos por
dólar es devaluar el tipo de cambio oficial. Si tú devalúas el tipo de cambio oficial,
si tú encareces el dólar, la demanda de dólares te caerá y por tanto serás más
capaz de atender esa demanda de dólares al tipo de cambio oficial devaluado. Justamente
eso es lo que ha hecho esta semana el gobierno de Javier Milei y es lo que no quiso hacer
el gobierno de Sergio Massa. Nominalmente el gobierno de Alberto Fernández, pero el
que de verdad ejercía como presidente Sergio Massa. El gobierno de Sergio Massa prefería
mantener un tipo de cambio artificialmente apreciado del peso a costa de recibir financiación
de los proveedores extranjeros de la Argentina a riesgo de que colapse el crédito de la
Argentina y de que esos proveedores extranjeros dejen de venderle a la Argentina.
Por tanto, teniendo ya acotado el problema y la dimensión cuantitativa del problema,
en segundo lugar, ¿qué ha hecho o qué ha propuesto hacer el gobierno de Javier Milei
para desactivar esta bomba de relojería, la deuda en dólares de los importadores
argentinos con sus proveedores extranjeros, que ha hecho el gobierno de Javier Milei para
intentar desactivar esta bomba de relojería? Pues lo que ha hecho es aquello que la oposición
está calificando como estatización de la deuda de esos importadores argentinos con
los extranjeros. Estatizar una deuda es que el Estado asuma el riesgo de impago de esa
deuda. Es decir, que si fuera cierto que el Estado argentino ha estatizado la deuda
en dólares de los importadores argentinos, el Estado argentino le estaría diciendo a
los proveedores extranjeros, no os preocupéis, que si no paga este importador, pago yo. Tú
estatizas una deuda si te haces cargo de ese pasivo, si te haces cargo del repago de ese
pasivo. ¿Es eso lo que ha hecho el gobierno de Javier Milei? Pues no, en absoluto. Lo
que ha propuesto hacer el gobierno de Javier Milei es lo siguiente. Recordemos que el Banco
Central se ha comprometido a entregarles dólares a esos importadores argentinos para que estos
puedan pagar su deuda con los proveedores extranjeros. Se ha comprometido a entregarles
dólares a cambio de los pesos de esos importadores argentinos. No es que se haya comprometido
a regalarles los dólares, sino a venderles dólares a cambio de pesos. Pero ni ayer ni
hoy el Banco Central tiene dólares suficientes como para entregar todos los dólares que se
ha comprometido a entregar a esos importadores que están endeudados con sus proveedores extranjeros.
Pues bien, si yo, Banco Central, me he comprometido a entregarte dólares pero ahora mismo no los tengo,
¿qué puedo hacer? Pues tratar de refinanciar ese compromiso que yo tengo contigo, con los
importadores, a más largo plazo, con la esperanza de que en ese largo plazo sí dispondré de los
dólares que me he comprometido a entregarte. Y eso es lo que hará el Banco Central de la República
Argentina, emitir bonos pagaderos en dólares en el año 2027, es decir, dentro de cuatro años,
para que puedan comprarlos los importadores argentinos contra sus pesos actuales, es decir,
usar los pesos que tienen los importadores argentinos y que si el Banco Central tuviese
reservas podrían intercambiar contra dólares, utilizar esos pesos para comprar esos bonos y,
por tanto, intercambiar pesos presentes por dólares futuros al tipo de cambio actual.
Tú me das 800 pesos hoy y yo, Banco Central, te daré un dólar en el año 2027. Un dólar más unos
tipos de interés del 5% anual. Repito, no es que el Banco Central de la República Argentina les esté
regalando dólares en el año 2027, sino que los importadores están comprando, con sus pesos de hoy,
dólares en el año 2027 y los están comprando a su precio actual, a su tipo de cambio oficial actual,
es decir, alrededor de 800 pesos por dólar. Claro que uno podría decir, a ver, si los importadores
argentinos tienen deudas en dólares a corto plazo, ¿de qué les sirve comprar un bono por
el cual el Banco Central de la República Argentina se compromete a entregarles dólares dentro de
cuatro años? Bueno, pues dejando de lado que parece que el Banco Central ofrecerá la opción
de recibir anticipos en dólares a cuenta de la amortización futura en 2027, es decir, pagos
anticipados en dólares. Dejando de lado eso, que ya veremos cómo se materializa y si se materializa,
en cualquier caso, estos bonos pagaderos en dólares en el año 2027 les pueden servir a
los importadores para obtener dólares presentes. ¿Cómo? O bien vendiendo esos bonos a otras
personas o bien utilizando esos bonos en dólares como colateral para recibir una línea de crédito
en dólares. Que no es lo ideal. Lo ideal sería que el Banco Central les diera ya los dólares que
les debe al precio actual. Pero si el Banco Central no tiene dólares, si el Banco Central
está en una situación de iliquidez, pues la alternativa menos mala es que se comprometa a
entregarles dólares en cuatro años y que mientras tanto los importadores, los acreedores de esos
bonos pagaderos en dólares a cuatro años, los puedan utilizar ya mismo para obtener hoy,
vendiendo los bonos o utilizándolos de colateral para obtener hoy los dólares que necesitan.
Así pues, lo único que ha hecho en este caso el Gobierno de Javier Milei es permitir,
es posibilitar que el Banco Central venda dólares en 2027 a cambio de pesos actuales
al precio de hoy, al tipo de cambio oficial de hoy, entre dólares y pesos. Es decir,
800 pesos por dólar. Que sí, que como ya explicamos ayer, ese tipo de cambio oficial,
que acaba de ser devaluado por el Gobierno de Javier Milei de 800 pesos por dólar,
sigue siendo un tipo de cambio subsidiado, porque el precio real del dólar sigue siendo superior,
algo superior al menos, a ese nuevo tipo de cambio oficial. Y justamente por eso,
muchos ciudadanos argentinos podrían estar interesados en utilizar sus pesos para comparar
este tipo de bonos que te proporciona dólares subsidiados. También por otra razón, y es que
comprando este bono te blindas frente al riesgo de depreciación adicional del peso frente al dólar
durante los próximos cuatro años. Entregas pesos actuales que se pueden depreciar en el futuro y
recibirás dólares al precio actual, no al precio futuro. Por eso, dado que la demanda de este tipo
de bonos que ofrece pagar dólares subsidiados sería enorme, el Gobierno de Milei ha limitado
la posibilidad de comprar estos bonos a los importadores de bienes y servicios con los que
el Banco Central se había comprometido a venderles dólares y, a su vez, ha limitado la cantidad de
esos bonos que pueden comprar estos importadores a la deuda pendiente del Banco Central con ellos.
Es más, el Ministerio de Economía va a exigir que los importadores acrediten que esa deuda en
dólares con proveedores extranjeros no ha sido saldada por otras vías, que esa deuda existe
todavía y que se necesitan los dólares que el Banco Central se comprometió a entregar para
saldarla. ¿Es esto una estatización de deuda, como dicen los críticos? En absoluto, porque el
Estado argentino no está asumiendo el riesgo de impago de los importadores argentinos. Se está
comprometiendo a entregarles dólares en el futuro a cambio de recibir el Banco Central pesos presentes.
Y, además, lo está haciendo porque existía una deuda preexistente del Banco Central con
esos importadores. Más bien, lo que está haciendo el Banco Central, por tanto, es refinanciar a largo
plazo la deuda que tenía en dólares con los importadores argentinos. Diré más, dado que,
como ya he explicado, parte de las lelix y de los passes de la deuda financiera del Banco Central
está en manos de esos importadores, esperando a que el Banco Central les entregue los dólares
que necesitan para saldar su deuda con los proveedores extranjeros, lo que está haciendo
el Banco Central es cambiar parte de su deuda a corto plazo en pesos, deuda que ya tiene el
Banco Central de la República Argentina, por deuda a largo plazo en dólares. El Banco Central se
está reestructurando financieramente. Pasa de deber dinero a corto plazo a deberlo a largo plazo.
Ahora bien, y esto también es importante, esta reestructuración financiera se está
haciendo asumiendo un riesgo cambiario. En lugar de deberte a corto plazo pesos,
que si te los entregara imprimiéndolos generaría más inflación, paso a deberte a largo plazo
dólares. ¿Cuál es el problema de esto? Que si a lo largo de los próximos cuatro años el peso
se sigue depreciando frente al dólar, la deuda real del Banco Central se incrementará, porque al
Banco Central le saldrá mucho más caro comprar dólares dentro de cuatro años que comprarlos
hoy. O dicho de otra manera, dentro de cuatro años tendrá que imprimir, crear muchísimos más
pesos para comprar los dólares que debe, de los que tendría que imprimir hoy. Y eso provocaría
inflación a largo plazo. Pero insisto, eso provocaría inflación a largo plazo si el peso se sigue
depreciando frente al dólar. Si el Banco Central de la República Argentina, si en general el
Estado argentino no pone en orden sus cuentas y estabiliza a lo largo del tiempo el valor del
peso con respecto al dólar. Si se estabiliza el valor del peso con respecto al dólar,
dentro de cuatro años el Banco Central simplemente tendrá los dólares que necesita para pagar esa
deuda o podrá comprar en el mercado los dólares que necesita a cambio de una cantidad de pesos
estable. Es decir, que esta operación para reestructurar la deuda del Banco Central con
los importadores argentinos no es una operación financiera exenta de riesgo. Claro que tiene
riesgo. ¿Pero cuál era exactamente la alternativa? ¿Impagar la deuda del Banco Central con los
importadores para que a su vez los importadores impaguen su deuda con los proveedores extranjeros?
Bueno, pues en ese caso no sólo volveríamos a la típica costumbre del Estado argentino de impagar
sus deudas, sino que la consecuencia de ese impago sería la misma que ha tenido en el pasado
el impago de otros títulos de deuda pública del Estado argentino. Y es que los proveedores
extranjeros dejarían de dar crédito a la economía argentina y, por tanto, o se paga siempre,
en cada momento, al contado cada bien que se importe desde fuera de la Argentina,
es decir, o me das los dólares ya o no te vendo absolutamente nada, dejando, por tanto,
desprovista a Argentina, al menos en el corto medio plazo, de los bienes intermedios y de los
bienes finales que necesita para seguir funcionando. Pero bueno, en cualquier caso,
aún cuando uno defienda que el Banco Central de la República Argentina debería haber impagado la
deuda que tiene con los importadores argentinos, es decir, los compromisos de entrega de dólares
que ya tiene, que ya ha asumido el Banco Central de la República Argentina con los importadores,
aunque uno defienda eso, lo que no puede hacer es describir la opción por la que ha optado el
gobierno de Javier Milei como una estatización de deuda privada. Es una reestructuración de la
deuda del Banco Central de la República Argentina, de deuda a corto plazo a deuda a largo plazo,
sin más. Por verlo más claro, imaginemos que alguna empresa importadora de la Argentina ahora
está en una situación financiera muy mala y quiebra. Y al quebrar, claro, esa empresa importadora
no puede pagar sus deudas ni internas ni externas. Por tanto, tampoco las deudas con
los proveedores extranjeros. Si fuera verdad que el Estado argentino hubiese estatizado la deuda
de los importadores, el Estado argentino pagaría la deuda que tiene ese importador con el proveedor
extranjero. Pero no lo hará. Eso no es lo que ha aprobado Javier Milei. Si ese importador quiebra
y no paga a su acreedor extranjero, el acreedor extranjero se queda sin cobrar. Lo que ha aprobado,
insisto una vez más, es que un importador argentino que tenga pesos pueda comprar un
bono por el cual el Estado argentino se compromete a darle dólares en 2027. Ya está. ¿Que no es la
solución ideal? Desde luego, la solución ideal habría sido que el tipo de cambio estuviese unificado,
que no hubiese cepo cambiario y que, por tanto, cualquier importador pudiese comprar dólares
libremente en el mercado al precio del mercado y comprometerse a pagar o a no pagar esos dólares
con sus proveedores extranjeros, sin mediar en ningún momento la intervención ni del Banco
Central ni de las autoridades argentinas para autorizar o no autorizar ciertas importaciones.
Pero ese no es el escenario que ha alegado el peronismo. El peronismo montó otro esquema
institucional horroroso y ahora se está intentando escapar de él, salir de él,
minimizando los destrozos. ¿Que es una operación no solo no ideal, sino que comporta riesgos para
el Estado argentino? Desde luego. Pero es que el Estado argentino está al borde de la quiebra y,
por tanto, al borde de la hiperinflación. Y, por tanto, cualquier medida orientada a reestructurar
su pasivo para tratar de evitar la quiebra y la hiperinflación va a ser una operación que
comporte riesgos. No hay ninguna salida para el Estado argentino que no comporte ningún tipo
de riesgo, que sea una salida absolutamente garantizada, sin ningún tipo de coste de
oportunidad, sin ningún tipo de incertidumbre sobre lo que va a suceder. Cualquier opción que
se adopte económicamente para intentar reestructurar la pésima situación financiera del Estado
argentino va a ser una opción que conllevará riesgos. Riesgos de que no salga bien y de que,
si no sale bien, las cosas empeoren. Pero es que negarse a adoptar cualquier tipo
de solución sí constituye la garantía de que las cosas van a empeorar.