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¿Será el euro digital una amenaza para nuestras libertades? ¡Veámoslo!
En principio, las monedas digitales de los bancos centrales no tendrían por qué suponer una amenaza
para la libertad de los ciudadanos. Si hubiese voluntad política para hacerlo así, este dinero
digital podría diseñarse de tal manera que existiera una privacidad absoluta en su uso.
Es decir, que el banco central emisor meramente se dedicaría a defender su
valor en los mercados, pero no tendría ningún tipo de capacidad, no por restricción propia,
sino por diseño originario, no tendría ninguna capacidad para conocer quién posee en cada
momento ese dinero digital ni tampoco qué transacciones se efectúan con él.
Sin embargo, ¿es esta la voluntad de nuestros banqueros centrales? ¡Incluso más allá de
los banqueros centrales! ¿Es esta la voluntad del establishment político en Europa o en Estados
Unidos? En un vídeo anterior ya tuvimos ocasión de comentar unas declaraciones públicas de la
presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, anunciando que el euro digital no tendrá
una privacidad absoluta. Sin embargo, en esas declaraciones públicas, Lagarde todavía nos
intentaba convencer que si bien la privacidad del euro digital no sería una privacidad absoluta,
sí se trataría de una privacidad reforzada. ¿Pero será siquiera una privacidad reforzada?
Pues hay motivos también para dudarlo. Y es que hace unas semanas Christine Lagarde fue víctima de
una broma, incluso podríamos decir de una broma de mal gusto, por parte de dos humoristas que se
hicieron pasar por el presidente de Ucrania, por Zelensky. El falso Zelensky llamó a Lagarde y
hablaron de manera privada o de manera supuestamente privada, porque luego se ha publicado la
conversación sin el consentimiento ni el conocimiento de Lagarde, hablaron de manera
supuestamente privada sobre varios asuntos, entre ellos el euro digital. Y fijémonos qué dice
Christine Lagarde sobre el euro digital en este foro privado, manteniendo una confidencia privada,
supuestamente privada, con el falso Zelensky. En primer lugar, ¿por qué el Banco Central
Europeo quiere emitir sí o sí el euro digital? Escuchémosla.
Lagarde dice que no quiere que Meta o que Google creen su propia divisa digital privada y que esa
divisa digital privada se convierta en el medio de pago electrónico predominante dentro de Europa,
porque eso supondría poner en jaque la soberanía de Europa. Más bien, habría que decir la
soberanía del establishment político europeo. Recordemos que soberanía significa poder absoluto
de última instancia dentro de un territorio. Y por tanto, lo que en última instancia nos está
diciendo Christine Lagarde es que teme que si el Estado pierde el control del dinero, también
perderá soberanía, también perderá capacidad de controlar a la sociedad, de ejercer un poder
absoluto de última instancia sobre el territorio y sobre la población que reside en Europa. Y por
eso, porque hay un riesgo cierto de que si el Banco Central Europeo no saca su propia moneda digital,
otras compañías europeas o extranjeras creen su propia divisa digital y esta se convierta en
predominante dentro del país, recordemos que Facebook ya lo intentó hace años con el proyecto
Libra, un proyecto que en última instancia fue frustrado y aniquilado por los gobiernos,
pero bueno, eso no quita que en el futuro se pueda repetir otra experiencia similar por parte de una
empresa privada y esta sí sea exitosa. Y si es exitosa, Lagarde teme que los políticos tendrán
menos control sobre la sociedad. Y por eso es necesario el euro digital para mantener ese control.
De hecho, Tanna las Claras lo dice, que el falso Zelensky le repregunta diciéndole que claro,
que hay europeos que se oponen al euro digital porque no quieren ser controlados. Atención a
la reacción de Lagarde ante ese cuestionamiento.
Habrá control. El euro digital será una moneda controlada por las autoridades monetarias
y en última instancia por las autoridades políticas. Por tanto, le está diciendo Lagarde al
falso Zelensky que su apreciación de que hay europeos que se oponen porque no quieren ser
controlados es una apreciación correcta. Pero, como vamos a escuchar a continuación, lo que dice
Lagarde es que esos europeos insurrectos que no quieren ser controlados a través del euro
digital van a tener que tragar.
En otras palabras, que como mucho, el Banco Central Europeo se está planteando la
posibilidad de que haya una privacidad absoluta, ausencia de control, en pagos de pequeñas
cantidades a través del euro digital. Es decir, que no controlen, que no supervisen,
que no estén encima de nosotros cuando pagamos importes inferiores a 300 o 400 euros. Para todo
lo demás, para importes por encima de 300 o 400 euros, Lagarde ya da absolutamente por
descontado que sí, que va a haber control, que vamos a estar vigilados, que van a conocer las
transacciones que efectuamos, que van a poder congelar si así lo quieren esas transacciones.
Lo que nos está diciendo es que dentro del Banco Central Europeo están debatiendo si por
debajo del importe de 300 o 400 euros de pago puede haber cero control, puede haber una
privacidad absoluta, nos pueden dejar completamente en paz. Pero como ya hemos visto, Lagarde ni
siquiera es partidaria de esto, porque dice que los atentados de Francia se financiaron con muy
pequeños importes y que, por tanto, sería peligroso dejar libres a los ciudadanos,
incluso para gastar cantidades tan pequeñas de dinero como 100, 200 o 50 euros. Por la misma
regla de 3, claro, podrían justificar inspecciones ilegales en los hogares. Uno podría decir este
crimen o este atentado se planificó, se preparó, se diseñó dentro de un domicilio. Y como no
podíamos hacer inspecciones regulares dentro de los domicilios, pues no los pudimos detectar a
tiempo. Es peligroso respetar la inviolabilidad del domicilio. Ese es el argumento de fondo que
está articulando Lagarde, que si se puede hacer un mal uso, aunque sea absolutamente excepcional,
pero si se puede hacer un mal uso de algo, hay que prohibirlo o controlarlo. Pero no hay que dejar
libertad sobre ello. En definitiva, parece claro que, de acuerdo con esta conversación privada,
es decir, no con una declaración pública donde un burócrata puede tratar de engañar a la
población, puede intentar mentirles para evitar que se vaya generando un rechazo social de manera
precipitada, en una conversación privada con un impostor, con un humorista que simulaba ser
Zelensky, Lagarde, creyendo hablar con Zelensky, le reconoce que su proyecto es un proyecto de un
euro digital donde la privacidad no exista y donde, por tanto, todas las transacciones que
se efectúen a través de él estén tuteladas. Y si eso es así, los riesgos para nuestras libertades
civiles y económicas serán mayúsculos. Desde un punto de vista económico, la voracidad fiscal
podrá ser total. El Gobierno conocerá perfectamente todos los ingresos, todos los
gastos de todas las personas y podrá calcular por sí mismo, sin necesidad de que nosotros hagamos
la declaración, podrá directamente retirarnos el importe de impuestos que el Gobierno dice que
hemos de pagar. Porque, insisto, el Gobierno tendrá todos los datos para calcular el monto
que hemos de pagarle al fisco. Y desde un punto de vista civil, y como ya comenté en un vídeo
anterior, no perdamos de vista que si un Gobierno tiene el poder de bloquear los movimientos de
dinero, los pagos, ese poder tenderá a utilizarlo en su propio beneficio. Claro,
bajo la ficción de la democracia y del Estado de Derecho, parece que el Estado nunca tendrá
una tentación tiranizadora, que nunca abusará de ese poder para doblegar a la población. Pero,
dejando de lado que el Estado de Derecho no es un Estado de Derecho absoluto, es decir,
los políticos siempre están intentando extralimitarse, ir más allá de los límites,
de los contrapesos que establece el Estado de Derecho, pongámonos en una situación,
en un escenario que, si bien quizá no es el más probable, tampoco es del todo inverosímil.
Imaginemos que en el futuro, en Europa o en algunos países europeos, hay gobiernos
comunistas o fascistas, es decir, gobiernos con clara vocación tiránica. Si esos gobiernos tienen
en su poder la herramienta del Eurodigital, claramente la utilizarán para aplastar toda
la disidencia política, porque podrán cerrar toda fuente de financiación de cualquier movimiento
político y legalizado, claro, por ese establishment político comunista o fascista que quiera
organizarse y rebelarse contra ellos. Por tanto, le estaremos dando al Estado un instrumento para
que, si así lo desea, y lo deseará, ejerza un poder, no sé si absoluto, pero sí gigantesco,
sobre nuestras vidas, sobre el día a día de nuestras vidas. Y por eso no deberíamos
aceptar nada distinto a un Eurodigital con privacidad absoluta no reversible.
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