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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Tras 5 años de persecución fiscal contra Jorge Lorenzo, la administración española
ha terminado dándole la razón. Pero evidentemente nadie le va a reparar el daño que esa persecución
fiscal le ha generado. ¿Qué ha sucedido con el caso de Jorge Lorenzo y qué nos indica
a todo ello sobre la naturaleza del estado y del fisco en España? Veámoslo.
Jorge Lorenzo es uno de los deportistas más exitosos en la historia de España. Su carrera
como piloto de motociclismo se extiende desde el año 2002 al año 2019 y en la máxima
categoría en motogp desde el año 2008 al año 2019. Dentro de esta máxima categoría
Jorge Lorenzo se proclamó tres veces campeón del mundo en 2010, 2012 y 2015, acumula por
tanto tres títulos en motogp, lo que lo coloca solo por detrás en la historia de España
de Mark Marquez. Se trata por tanto del segundo mejor piloto en motogp de la historia de nuestro
país. Sin embargo, Jorge Lorenzo cometió un pecado imperdonable a ojos del estado
español y es residir en Suiza, concretamente en Lugano. Como ya sabemos, los estados son
máquinas parasitarias, son máquinas que buscan apropiarse de la vida, de la libertad y de
la propiedad de los ciudadanos y, por tanto, a los estados les molesta muy profundamente
el que haya individuos que escapen de sus tentáculos, que escapen de sus garras, que
busquen refugio ya no simuladamente, sino en términos reales, en términos materiales,
en términos físicos. Jorge Lorenzo se traslada a vivir a Suiza, a los estados les molesta
profundamente que haya individuos que busquen refugio en otras comunidades políticas del
planeta y que no puedan, por tanto, parasitarlos en esas otras comunidades políticas.
De esta situación, claro, un estado tiene dos alternativas. Una, rebajar el grado de
su parasitismo interno para que haya menos incentivos a escapar de ese estado confiscatorio,
para que haya más incentivos a permanecer en el país y atributar en ese país, o alternativamente
iniciar una campaña de persecución, de abasallamiento, de anatomatización, de aquel individuo
que osa escapar de las garras del estado español y buscar refugio en otras comunidades políticas
del planeta. Pues bien, no sorprenderá a nadie si digo que la estrategia por la que
optó el estado español en el caso de Jorge Lorenzo fue la segunda.
En 2017, la Agencia Tributaria Española inició un procedimiento de inspección contra Jorge
Lorenzo en el que disputaba su condición de residente fiscal en Suiza, y como consecuencia
le reclamaba una millonada de impuestos que supuestamente había dejado de pagar al Fiscal
Español entre los años 2013 y 2016. Realmente no había ninguna base para disputar la residencia
fiscal en Suiza de Jorge Lorenzo. Las propias autoridades del país señalaban a la Administración
Española que, efectivamente, Jorge Lorenzo estaba residento en Suiza. Y de hecho, esta
misma semana, la propia Administración Española le ha terminado dando la razón a Jorge Lorenzo.
Esta misma semana, año 2023, la inspección fiscal se inicia en 2017 con respecto al periodo
de 2013-2016 y se le ha dado la razón ahora en 2023. Más de 5 años de persecución fiscal
contra un individuo sin ningún tipo de fundamento. Se trataba por tanto de hacerle pagar a Jorge
Lorenzo en abuso del procedimiento por el hecho de que haya decidido marcharse y residir
fiscalmente en Suiza. Se trataba por tanto de cargar a Jorge Lorenzo con una sanción
sin ser culpable de nada. La sanción, claro, no es otra que haber soportado durante 5 años
una brutal inspección fiscal que atenta contra los derechos más nucleares de una persona.
Y si tenéis duda sobre lo que estoy narrando, nada mejor que acudir a la fuente primaria,
nada mejor que acudir a las propias declaraciones de Jorge Lorenzo, donde nos relata el calvario
que ha sufrido durante estos 5 años.
Recientemente ha salido publicada en diversos medios una serie de noticias sobre los contenciosos
que he mantenido con la hacienda española. Quiero escribiros unas breves líneas para
daros mi visión de lo sucedido. Como todos conocéis, hace ya muchos años que decidí
irme a vivir a Lugano, una pequeña pero moderna ciudad suiza a escasamente una hora de Milán.
Me fui, como muchos otros deportistas, porque necesitaba la tranquilidad que me ofrecía
la localidad cuando no estaba viajando por medio mundo y por la posibilidad de entrenar
en las instalaciones del equipo Yamaha a 60 kilómetros de mi casa. Y, por supuesto, también
valore positivamente el régimen fiscal que ofrece a sus ciudadanos, mucho más razonable
y menos agresivo y confiscatorio que el de otros sitios.
En junio de 2017 la hacienda española abrió una inspección tributaria desafiando mi condición
de residente fiscal suizo. La inspección acabó abarcando del 2013 al 2016. A pesar de que
las autoridades suizas insistían en que mi situación era perfectamente legal, la hacienda
española siempre cuestionó todo. Así envió cientos de requerimientos a mis patrocinadores
y equipos buscando no solo información sino mi descrédito, y esto es lo importante,
mi descrédito frente a la opinión pública, haciéndome aparecer en los medios como un
defraudador. Llegaron incluso a enviar unos emisarios al propio paddock para forzarme
a firmar una documentación. Me asaltaron y bloquearon mi salida cuando me dirigía a
subirme a la moto minutos antes de empezar una carrera. Atención al grado de abasallamiento.
Pocos minutos antes de salir a competir le mandan a unos hombres de negro a recordarle
que está siendo inspeccionado. Esta es la versión mafiosa moderna de colocar
cabezas de caballón en la cama. Igualmente tuve que adelantar el dinero que me exigían
para evitar embargos y situaciones humillantes como aparecer en las listas de morosos, un
auténtico escarnio. He sufrido mucho estos 5 años y medio. Como profesional siempre
he tratado de permanecer concentrado en las carreras aislándome del ruido de terceros,
pero debo reconocer que la presión y angustia que me generó esta injusta y retorcida persecución
de la hacienda española acabó afectándome en mi vida profesional. Llegaron a derrotarme
anímicamente lo que otros competidores no pudieron. Es decir, que en lugar de estar
centrado en la carrera, en la competición, en aquello en lo que Jorge Lorenzo era especialmente
bueno, tenía la cabeza metida en cómo escapar de la abasallamiento de la persecución sin
fundamento del Fisco Español. Hace año y medio, a finales de junio de 2021, ya retirado
de la competición, por fin vi la luz. El Tribunal Económico Administrativo Central
dio la razón a mi abogado respecto de los años 2013, 2014 y 2015. Una contundente resolución
anuló las liquidaciones que me habían girado indebidamente y naturalmente me devolvieron
el dinero que yo había adelantado. ¿Cómo no? Faltaría menos.
Está bien. Y esto es a mi juicio lo importante. Nunca hubo ningún tipo de reparación del
daño causado, ninguna indemnización por los perjuicios, ni una disculpa pública o privada,
carta o llamada. Nada. Vamos, que te tratan durante 5 años como un delincuente sin ningún
tipo de fundamento para ello y cuando subitamente reconocen que no eres un delincuente, no se
disculpan por todo el daño, por toda la persecución que han perpetrado en tu contra.
En diciembre, un nuevo pronunciamiento, esta vez del Tribunal Económico Administrativo
Regional de Cataluña, me ha vuelto a dar la razón en el año 2016. Confío que con ello
se acabe ya esta pesadilla. Los impuestos, dice Jorge Lorenzo, son necesarios. Yo aquí
creo que a Jorge Lorenzo le falta un poquito para salir de Matrix y cuestionarse esa premisa
de partida, pero hasta cierto punto es comprensible que diga algo que es un lugar común en nuestras
sociedades. Los impuestos son necesarios y si el dinero es bien gestionado por la administración,
que no siempre es el caso, contribuir es algo de lo que uno se enorgullece. Aquí yo diría
que contribuir voluntariamente es algo de lo que uno se puede enorgullecer, ya sea contribuir
a la administración si considera que está gestionando bien ese dinero o contribuir a
muchas otras causas sociales al margen de la administración y del Estado, pero contribuir
voluntariamente, contribuir forzosamente no es algo de lo que uno pueda sentirse orgulloso
porque no es un acto voluntario que haya ejecutado él. Pero lo que es tan bien innegable es que
los impuestos hay que pagarlos allí donde se viva. La hacienda española inició una
caza de brujas y creyó encontrar un cabeza de turco. Se equivocaron. Eso sí, nadie me
va a devolver las noches sin dormir ni la paz que necesitaba para concentrarme en los circuitos.
Es decir, el fisco español ha tratado a Jorge Lorenzo durante cinco años como un delincuente
y finalmente se ha demostrado que no lo era en absoluto, algo que ya se sabía desde el
comienzo porque las autoridades fiscales suizas ya habían informado al fisco español que
Jorge Lorenzo residía en suiza. Este proceso contra Jorge Lorenzo tiene claro un objetivo
muy evidente y es lanzar una advertencia al resto de personas que se puedan plantear
buscar refugio fiscal en otras partes del planeta, que si lo intentan puede caer sobre
ellos una inspección durísima aún cuando carezca de fundamento legal para ello y nadie
les va a poder quitar ni restaurar el daño que esa durísima inspección fiscal conlleva.
Porque además, y esto es lo peor de todo, al fisco español este tipo de inspecciones
fiscales avasalladoras, este tipo de extorsiones a través de una inspección fiscal le sale
gratis. Lo peor de todo es la impunidad de nuestra mafiosa administración pública.