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Alberto Fernández, el todavía presidente de Argentina que con su gobierno peronista
ha destruido el valor del peso, pretende encarcelar a Javier Milei por alertar a la población
de que el peso es una moneda calamitosa gestionada por políticos infames. Veámoslo.
Imaginemos un pirómano que está prendiendo fuego a distintas partes de un bosque. E imaginemos
a sí mismo un buen ciudadano que se da cuenta de ello y que alerta al resto de la población de
que hay un pirómano que está empezando a quemar el bosque. La población durante mucho tiempo
hace caso omiso a ese buen ciudadano y deja que el pirómano siga abriendo nuevos focos por los
que se propagará el incendio que, si no se sofoca a tiempo, terminará arrasando con todo el bosque.
Pues bien, pasa el tiempo, nadie hace caso a ese buen ciudadano. Ese buen ciudadano sigue
alertando de que hay un pirómano que está prendiendo fuego al bosque y llega a un punto
en el que el fuego ha consumido, ha devorado todo el bosque, y ese buen ciudadano dice,
veis, os lo dije, os alerté de que había un pirómano que estaba prendiéndole fuego al
bosque y que si no hacíamos algo, si no lo deteníamos a tiempo, se iba a cargar la totalidad
del bosque. Y ahora ya es demasiado tarde porque sus múltiples focos se han convertido en un
incendio masivo que ya ha erradicado el bosque. Y en ese momento, cuando el bosque ya ha sido
arrasado por el fuego del pirómano, cuando las consecuencias de haber prendido fuego a distintos
puntos de ese bosque están ya muy claras, imaginemos que en ese momento el pirómano
denuncia al buen ciudadano por haber intimidado a la población con sus continuas alertas y haber
contribuido en consecuencia a que se queme el bosque, a que una historia así le sonaría ridícula salvo
en una sociedad moralmente enferma. Pues bien, esto mismo es lo que acaba de suceder en Argentina.
Los distintos gobiernos argentinos, lo que popularmente se conoce como la casta política
en Argentina, lleva años destruyendo la moneda del país, el peso. Pero esa destrucción se ha
acelerado de una manera extraordinaria durante los últimos cuatro años de gobierno peronista,
cuando el actual gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner llegó al poder,
aproximadamente 65, 70 pesos equivalían a un dólar. Pues bien, actualmente ya se necesitan
mil pesos para comprar un dólar. Además, la tasa de inflación interanual, el ritmo al que los
precios suben cada año ya se ubica en el 124%, pero es que en términos intermensuales, lo que
se incrementaron los precios en agosto de 2023 con respecto a julio de 2023, en apenas 30 días,
la tasa de inflación intermensual supera el 12%. Solo en un mes los precios han subido un 12%.
Si este ritmo se mantuviera durante 12 meses, eso significaría que al cabo de un año los precios
en Argentina suben más de un 400%. Y este absoluto desastre monetario es consecuencia de una
absolutamente desastrosa política económica del gobierno argentino, de una absolutamente desastrosa
política fiscal gastar mucho más de lo que se ingresa de manera sistemática y de una absolutamente
desastrosa política monetaria consistente en monetizar los déficits públicos gigantescos
de ese gobierno argentino. El economista Javier Milei estuvo desde un comienzo alertando sobre
todo esto. Estuvo denunciando desde los medios de comunicación que la política económica de
la administración peronista era un completo desastre que conduciría a Argentina hacia la
hiperinflación si perseveraban en sus déficits públicos gigantescos y en la monetización
sistemática por parte del Banco Central de esos déficits públicos gigantescos. En un principio,
no fueron muchos quienes le hicieron caso. La mayoría pensaba que sus advertencias serán
exageradas y que Argentina no seguiría el camino de Venezuela por mucho que las políticas
económicas de ambos gobiernos cada vez se parecieran más. Sin embargo, con el paso de los meses y de
los años, las advertencias de Milei se demostraron clarividentes y hoy, como ya hemos explicado,
Argentina está sumida en una altísima inflación que amenaza con degenerar en hiperinflación.
De ahí que las opciones presidenciales de Milei, al haber dado el salto a la política,
se hayan incrementado tanto, porque durante mucho tiempo estuvo alertando, no en solitario,
pero casi en solitario, de lo que estaba por venir. Y ahora, como candidato con más opciones para
acceder a la Presidencia de Argentina, simplemente está recogiendo lo que sembró y simplemente está
certificando aquello de lo que ya alertó. El peronismo ha estado destruyendo el peso
durante toda la legislatura y, por tanto, en las postrimerías de la legislatura y también del
peronismo, el peso se haya ya totalmente muerto. ¿Y cómo ha reaccionado el peronismo? ¿Ha terminado
reconociendo que Javier Milei tenía razón en todo aquello de lo que alertó? ¿Ha acabado pidiendo
perdón a la población argentina por destruir su moneda y, por tanto, el ahorro de millones de
ciudadanos argentinos? No. Lo que acaba de hacer el peronismo a la desesperada es denunciar a Javier
Milei por intimidación pública. Según el artículo 211 del Código Penal Argentino,
será reprimido con prisión de dos a seis años el que, para infundir un temor público o suscitar
tumultos o desórdenes, hiciere señales, diere voces de alarma, amenazare con la comisión de
un delito de peligro común o empleare otros medios materiales normalmente idóneos para
producir tales efectos. Y según consta en la denuncia presentada por Alberto Fernández,
todavía presidente de la República Argentina, según esa denuncia, las reiteradas declaraciones
de Javier Milei en contra de la fiabilidad del peso han terminado generando un pánico entre la
población acerca del valor del peso. Textualmente, la población se atemorizó respecto de la real
posibilidad de que nuestra moneda, el peso, no mantenga su valor y continúe siendo el signo
monetario del país. ¿Y a qué declaraciones se refiere Alberto Fernández? Pues, por ejemplo,
a declaraciones como esta. ¿Qué le recomendas a una persona que hoy le vence un plazo fijo en pesos,
que compre otras ya, le decís? Jamás en pesos, jamás en pesos. El peso es la moneda que emite
el político argentino. O sea, hoy la persona quiere un peso de 100 dólares. No puede valer ni excremento,
porque esas basuras no sirven ni para bono. Si el peso hubiese exhibido hasta ese momento
una envidiable estabilidad de valor y a raíz de las declaraciones de Javier Milei se hubiese
desestabilizado por entero y hubiese empezado a depreciarse frente al dólar, quizá la crítica,
que no la denuncia, pero en todo caso la crítica de Alberto Fernández podría tener algún fundamento,
pero es que Javier Milei sólo está constatando, describiendo, lo que está sucediendo en la realidad
como consecuencia de las políticas implantadas por Alberto Fernández. Simplemente está diciendo
que a día de hoy el peso es una basura de moneda, una moneda que se está depreciando a tasas
aceleradísimas, una moneda que tiene una inflación interanual del 124% y una moneda que si anualizáramos
su inflación mensual nos conduciría a una subida de precios de más del 400%. ¿Cómo
alguien con dos dedos de frente, con dos dedos de sentido común, con dos dedos de responsabilidad
va a recomendar a un ahorrador argentino que ahorre en semejante moneda? ¿Estaríamos engañando,
estaríamos estafando a los ciudadanos para que colocaran sus escasos ahorros en un activo que
a los pocos meses sería expropiado en términos materiales por los mismos políticos que recomiendan
a los ciudadanos colocar su ahorro en ese activo que pretenden expropiar? Por buscar
un paralelismo con España. Imaginemos que en el año 2008 o en el año 2009 un político sale a
la palestra y dice, señores jubilados, no compren participaciones preferentes, esto va a ser una
estafa, les van a robar todos sus ahorros. Y en ese momento el presidente del Gobierno denuncia
a ese político o a ese economista diciendo que está generando intimidación pública en contra
de las participaciones preferentes, que como consecuencia de las advertencias de ese político
nadie está comprando participaciones preferentes y por tanto los tipos de interés de ese activo
financiero suben más de lo que deberían. Pero claro, ya sabemos cómo terminó la historia.
Decenas de miles de jubilados cayeron en la trampa de comprar participaciones preferentes y se les
terminó expropiando ese ahorro. Por tanto, si alguien hubiese alertado en contra de las
participaciones preferentes habría prestado un servicio público incuestionable en favor de esos
ciudadanos que fueron estafados por la casta política española invitándoles, incitándoles
a comprar un activo financiero que sabían que terminaría siendo impagado. Y por tanto,
un activo financiero que sabían que terminaría robando el ahorro de esos ciudadanos que fueron
engañados cuando se les invitó a comprar ese activo financiero. Pues bien, exactamente lo mismo
es lo que está sucediendo hoy en Argentina con el peso. Y en consecuencia, a quien en todo caso
habría que meter preso no es al economista o al político que alerta a la población en contra de
la estafa financiera que quiere perpetrar la casta. No inviertan en pesos porque los políticos les van
a robar con la inflación masiva que está programada. Inviertan sus ahorros en otra moneda que no es
este bajo el control del estafador gobernante argentino. No, en todo caso, a quien habría que
meter preso es, en primer lugar, al político argentino o a los políticos argentinos que han
sido responsables de destruir sistemáticamente el valor de la moneda de los argentinos. Y en segundo
lugar, a aquellos políticos, que casualmente son los mismos que los anteriores, que empujan,
que invitan, que incentivan a que la población compre activos financieros denominados en esa
moneda que han destruido y que pretenden seguir destruyendo para robarles sus ahorros a esos
ciudadanos a los que inducen a ser estafados. Es decir, que a quien se pretende sentar en
los tribunales es al buen ciudadano que alerta a sus compatriotas de que no se metan en ese
bosque que se está quemando. Y quien pretende llevarlo ante los tribunales es el pirómano
que está quemando el bosque y que, para más inri, está invitando a sus compatriotas a que
entren en ese bosque que va a arder. Ojalá Argentina despierte y eche a gorrazos a todos los pirómanos.