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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Se ha unido Mark Zuckerberg al movimiento libertario? Veámoslo.
Hace unas semanas ya comentamos que Mark Zuckerberg, fundador y principal accionista de Meta,
había revelado cómo en el año 2021 el gobierno estadounidense de Joe Biden lo había presionado
para que implantara la censura dentro de Facebook a propósito de ciertas informaciones y opiniones
relacionadas con la COVID-19. Y Mark Zuckerberg expresó en esa declaración que lamentaba haber
colaborado con el gobierno estadounidense en censurar información que ahora en retrospectiva juzga que
nunca debería haber sido censurada. Y en esas declaraciones Mark Zuckerberg también se mostraba
desencantado con la política y anunciaba que no iba a donar más dinero a causas que pudiesen ser
instrumentalizadas políticamente por alguno de los grandes partidos del país. O dicho con otras
palabras, Mark Zuckerberg no quería que se lo relacionara ideológicamente con el Partido
Demócrata de los Estados Unidos, a pesar de que durante los últimos 10 o 15 años él mismo se
había encargado de cultivar una imagen pública muy cercana, muy alineada con las posiciones ideológicas
del Partido Demócrata e incluso del ala izquierdista del Partido Demócrata de los Estados Unidos. Y en ese
mismo vídeo en el que comentábamos esas declaraciones de Mark Zuckerberg ya deseamos que ojalá el propietario
de Meta se hubiese caído del guindo y se hubiese dado cuenta de la naturaleza verdaderamente vil,
corrupta y corruptora del Estado, de cómo el Estado busca cercenar nuestras libertades individuales para
asegurarse el control sobre la ciudadanía. No en vano, una parte del control que el Estado quiere
ejercer sobre la ciudadanía se instrumenta a través de estas plataformas tecnológicas privadas que muchas
veces actúan a la orden, al servicio del poder político establecido y no de los intereses de sus
usuarios y clientes, es decir, de los ciudadanos. Pues bien, esta misma semana el New York Times, citando
fuentes cercanas a Mark Zuckerberg, amigos, compañeros de trabajo y consejeros, asegura que el dueño de
Meta, después de una década promoviendo causas típicamente vinculadas con la izquierda, ha terminado
asqueado de la política y que ahora se identifica ideológicamente a sí mismo como libertario. Concretamente,
el New York Times ha publicado lo siguiente. En privado, Zuckerberg considera ahora que su postura
política personal se acerca más al libertarismo o al liberalismo clásico, según personas que han
hablado hace poco con él. Esto incluye una animadversión hacia toda regulación que limite a las
empresas, una aceptación de los mercados libres y de la globalización y una postura favorable hacia
reformas de justicia social, siempre y cuando no se acerquen a lo que él considera progresismo de
extrema izquierda. Es decir, y según están describiendo en este párrafo, una persona partidaria
de la libertad económica y también de las libertades civiles desde una perspectiva no conservadora,
pero tampoco partidaria de reescribir, de reprogramar las mentes y la moralidad de los
individuos a través de la coacción estatal. Vamos, que no pretendería meterle la mano ni en la cartera
ni en la bragueta a los ciudadanos. Por supuesto, puede que estemos meramente ante una campaña de
marketing, un intento de limpiar la imagen de Facebook que durante muchos años se ha vinculado
a un predominio de la censura favorable a la izquierda. No en vano, si el haberse alineado
ideológicamente con la izquierda le ha traído hasta la fecha más costes que beneficios, más
desventajas que ventajas, ahora podría estar intentando distanciarse de esa vinculación política
tan estrecha con la izquierda para así convertir a Meta en una especie de marca blanca que no genere
hostilidad o repudio entre los votantes del Partido Republicano, ni tampoco, ante una posible
victoria de Trump no genere un ataque contra la propia compañía por parte de un gobierno
republicano. De hecho, en el propio artículo del New York Times podemos leer lo siguiente.
En conversaciones que ha mantenido Zuckerberg durante los últimos años con amigos, colegas
y asesores, ha expresado su cinismo respecto a la política después de años de malas experiencias
en Washington. Él y otros directivos de Meta, la empresa matriz de Facebook, creen que ambos
partidos detestan la tecnología y que tratar de seguir implicándose en causas políticas
solo va a atraer más escrutinio estatal sobre su empresa. En junio de este mismo año, durante
la conferencia de Allen & Company, Zuckerberg se quejó ante varias personas acerca de las
consecuencias negativas que habían tenido para Meta algunas de sus donaciones filantrópicas
de carácter más político. Y a su vez, también lamentaba haber contratado a trabajadores en
sus actividades filantrópicas que trataban de empujarlo aún más hacia la izquierda. Es
decir, que como su alineamiento con las posturas de izquierdas podría haberlo perjudicado empresarialmente,
quizá ahora Mark Zuckerberg busque una etiqueta ideológica que no sea ni partidaria del Partido
Demócrata ni partidaria del Partido Republicano. Una etiqueta como libertario que no se entrometa
en la refriega política por conquistar el poder en Washington. Pero, por supuesto, también cabe la
posibilidad de que Mark Zuckerberg, habiendo visto el monstruo político desde dentro, habiendo sufrido
innumerables presiones políticas para censurar informaciones y opiniones en Meta por simplemente
resultarles inconvenientes o desagradables a los poderes políticos constituidos, también cabe la
posibilidad de que, después de que Mark Zuckerberg haya visto las entrañas de todo esto, haya reaccionado
a sus 40 años, planteando una enmienda a la totalidad. Que eso vendría a significar ser
libertario, rechazar toda forma de control político sobre los individuos. Y, desde luego, sería una
noticia muy positiva para la causa de la libertad el que Mark Zuckerberg haya aprendido, a través de los
golpes de la vida, o más bien a través de los golpes de la política, que el Estado no es una maquinaria
benévola que pueda utilizarse para transformar en una buena dirección a la sociedad, sino que el Estado
es una maquinaria fundamentada en la coacción sistemática de los ciudadanos y que, por tanto,
a lo que debemos aspirar no es tanto a utilizarla en nuestro provecho, sino a limitar que nadie pueda
emplearla en el suyo. Sería muy positivo que, a partir de ahora, Mark Zuckerberg tratara de resistirse
más frontalmente frente a todas las presiones que seguirá recibiendo para controlar la libertad de
expresión dentro de Meta. Porque si las empresas que proporcionan la infraestructura para que los
usuarios se puedan expresar libremente no colaboran activamente con los gobiernos para censurar
determinados mensajes ideológicos dentro de esas plataformas, entonces no es que los gobiernos
vayan a perder ni mucho menos la batalla, pero desde luego sí lo tendrán más complicado para imponer
su adoctrinamiento desde estas redes sociales. Así que ojalá sea cierto lo que ha publicado el New York
Times y podamos decirle a Mark Zuckerberg, bienvenido por fin al liberalismo.
¡Gracias!