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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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A raíz del exilio del rey emérito Juan Carlos I se ha reabierto en España el debate entre
monarquía y república, y precisamente a este respecto voy a intentar hacer unos breves
comentarios desde una perspectiva estrictamente liberal.
Primero y más importante comentario, creo que el debate entre monarquía y república
es un debate tremendamente sobrevalorado. Para el liberalismo lo que cuenta no es tanto
la forma que tiene el poder sino el grado de limitación de control de fiscalización
de ese poder. O dicho de otra manera, lo prioritario para un liberal es que haya monarquía o
haya república las competencias y el poder que esas instituciones puedan ejercer de manera
no consentida sobre los ciudadanos sea el mínimo posible, y que como consecuencia de
lo anterior que ese poder que están ejerciendo esté maximamente fiscalizado y maximamente
controlado para evitar riesgos de abuso de poder.
O dicho de otra manera, para un liberal la monarquía o la república como instituciones
no tiene una importancia intrínseca, tiene una importancia instrumental en la medida
en que una monarquía o una república sean útiles para maximizar la libertad de los ciudadanos
entonces serán útiles, serán valiosas desde un punto de vista liberal. Si en cambio no
son útiles para maximizar la libertad de los ciudadanos entonces no serán valiosas
desde un punto de vista liberal, expresado también de otra manera.
Hay repúblicas que son perfectamente defendibles para un liberal, por ejemplo la república
de Suiza, y hay monarquías que también son perfectamente defendibles para un liberal
como la monarquía de Liechtenstein. Y al mismo tiempo hay repúblicas que son profundamente
horrorosas para un liberal, ahí está el caso de Venezuela, y hay monarquías que son
profundamente horrorosas para un liberal como por ejemplo la monarquía Saudi.
La cuestión de resolver desde un punto de vista liberal, y esa es la cuestión mojar,
la cuestión importante, es la siguiente. ¿Qué institución la monarquía o la república
es la que contribuye a autolimitarse más? ¿Es la que contribuye a limitar más el poder
que esa institución ejerce sobre los ciudadanos? Y desde luego podemos encontrar argumentos
a favor y en contra de que sea la república o de que sea la monarquía, pero en todo caso
insisto esos argumentos a favor y en contra habrá que analizarlos con mucha más profundidad
y muy probablemente el debate continúe durante mucho más tiempo porque me atrevería a decir
que no hay una respuesta unívoca, no hay una respuesta única, no hay una respuesta
indubitada. Por un lado, uno podría argumentar que la república contribuye mucho más al
limitar el poder, porque el hecho de poder votar al presidente cada 4, 5 o 6 años permite
que los ciudadanos expulsen a aquellos presidentes de la república que tienden a abusar de
su poder. En cambio, para expulsar a un monarquía suele ser mucho más complicado dado que el
cargo es vitalicio o hasta que el propio monarquía renuncie y el propio monarquía podría querer
atornillarse en el trono. Sin embargo, desde otro punto de vista, uno también podría
argumentar que al menos la monarquía frente a la república coloca la cabeza de la jefatura
del Estado por encima de la refriega partidista. La coloca en un elemento de mayor neutralidad,
de mayor apartidismo, que un presidente de la república que vendría avalado por un partido
o por otro y que, por tanto, en todo caso, sería el presidente de la república del
PSOE, sería el presidente de la república del PP, sería el presidente de la república
de Podemos, sería el presidente de la república de Vox. Y aunque formalmente una vez sale elegido
ser el presidente de la república de todos, es obvio que no todos los ciudadanos se sienten
representados en los presidentes de la república de aquellos partidos que no coinciden muy
estrechamente con sus preferencias ideológicas. En ese sentido, el monarca, o un monarca como
no emerge de la lucha intestina entre partidos políticos en la medida en que no entra en
la carrera electoral, en la medida en que no se ascribe a un programa ideológico concreto
para con la sociedad, podría, no necesariamente lo tiene, porque en la medida en que existan
elementos antimonárquicos también será el jefe del Estado de una facción de la sociedad,
de la facción monárquica, no de la antimonárquica, pero en principio podría ser el monarca
de todos elevándose, como digo, por encima de esa lucha, de esas refriegas partidistas.
Además, otro argumento en contra de la limitación del poder de la república es que la democracia
suele generar el espejismo de que, al final, el presidente actúa en nuestro nombre, y
que, por tanto, todos los abusos de poder que cometa ese presidente en última instancia
son abusos de poder convalidados por la mayoría de los ciudadanos y, por tanto, legítimos.
En cambio, un monarca que abuse de su poder rápidamente, estamos viendo que es un golfo,
que es un delincuente, porque está haciendo un uso ilegítimo de su cargo, un uso ilegítimo
que no le viene avalado por el refrendo popular. No es que el monarca haya obtenido el respaldo
de la mayoría de la población para hacer o seguir haciendo lo que hace, sino que cayó
en el puesto y, en lugar de administrarlo rectamente, lo ha administrado corruptamente.
El presidente, sin embargo, si es un presidente corrupto y sale re elegido, en cierto modo,
lo que estamos diciendo es que el pueblo te avala a que sigas con tu labor de corrupción.
Y, desde luego, no sería el primer presidente de la república corrupto, hasta las trancas
que sale re elegido y re elegido. En ese sentido, en la medida en que la democracia, si no
se ejerce prudentemente por parte de los ciudadanos, en la medida en que la democracia puede dar
alas al poder absoluto, al poder absoluto, refrendado por el pueblo, a lo que Toqueville
llamaba la tiranía de la mayoría, la democracia puede ser un catalizador del abuso de poder
y no una herramienta para restringirlo. En todo caso, no hay aquí resultados apodícticos.
La democracia puede contribuir a restringir el poder político, ahí está el caso de
Suiza, de nuevo, muy ejemplar, pero también puede tender a expandirlo de manera ilimitada.
Ahí está el caso, o vuelvo a repetirlo de Venezuela, pero si no queremos irnos a un país
tan autocrático, podríamos mencionar también el caso de Francia, o incluso el caso de Estados
Unidos, cuyos presidentes de la república han visto incrementar de una manera extraordinaria
sus poderes durante los últimos siglos. Lo que, en principio, era una institución con
unas competencias muy acotadas ha terminado convirtiéndose en una institución con poderes
absolutamente extraordinarios, incluso extraterritoriales, en el caso del presidente de Estados Unidos,
simplemente porque parece que tienen el aval del pueblo, el aval del pueblo soberano, detrás
para conculcar, en mayor medida, las libertades de sus propios ciudadanos o de ciudadanos
extranjeros. Por tanto, y para concluir este primer punto, los méritos o de méritos de
la monarquía y de la república han de evaluarse en función de su capacidad para restringir
el poder de la jefatura del Estado. Si la monarquía expande más o tiende a expandir
más dentro de una determinada sociedad el poder de la jefatura del Estado, que la república
entonces sea preferible la república, si la república tiende a expandir más el poder
de la jefatura del Estado o que la monarquía dentro de una determinada sociedad, entonces
en esa sociedad y desde un punto de vista liberal, será preferible la monarquía.
Según documentario que querría efectuar sobre esta cuestión, se está confundiendo
en la esfera pública el debate entre monarquía o república con el debate inviolabilidad
si o inviolabilidad no de la figura del jefe del Estado. Es posible tener una monarquía
donde el monarca es inviolable jurídicamente, esto es lo que sucede hoy en día en España
porque así lo establece la Constitución, pero también podríamos tener una monarquía
donde el monarca no fuera inviolable, bastaría con cambiar ese precepto de la Constitución.
A su vez podríamos tener una república donde el jefe del Estado no sea inviolable, pero
también podríamos tener una república si así lo decidiera el demos soberanos, si así
lo decidiera el pueblo, donde el jefe del Estado fuera inviolable. En este caso la perspectiva
liberal sí es clara, la inviolabilidad no está en absoluto justificada. El jefe del
Estado ha de someterse a las mismas restricciones jurídicas que todos los demás ciudadanos,
no puede haber ciudadanos de primera y de segunda por el hecho de que un determinado
señor sea monarca o sea presidente de la república. El jefe del Estado no te debería
conferir una autoridad política extraordinaria, una protección jurídica extraordinaria
sobre todos los demás ciudadanos. Ser jefe del Estado no debería ser sinónimo de impunidad
jurídica, y por eso desde una perspectiva liberal la inviolabilidad hay que eliminarla
sí o sí, con monarquía o con república, pero en todo caso son debates que hay que
separar inviolabilidad fuera y luego debatimos si es mejor monarquía o si es mejor república,
en ambos casos sin inviolabilidad jurídica del jefe del Estado.
Dice la cuestión, el debate monarquía-república tampoco es un debate entre si aceptamos la
corrupción por parte del jefe del Estado o si no la aceptamos, dado que aparentemente
el Rey Emeritus ha salido de España porque puede estar implicado, puede verse salpicado
por casos de corrupción, parecería que defender hoy la monarquía en España equivale a defender
la corrupción en la jefatura del Estado, pero son dos problemas que habría que deslindar,
el mismo modo que en Francia ha habido multitud de presidentes de la República que han sido
corruptos y que han sido condenados por corrupción, sin que ello implique, al menos en un primer
análisis, que la jefatura del Estado en Francia es inerentemente corrupta, que la forma republicana
en la jefatura del Estado es inerentemente corrupta, tampoco tendría porque significar
que la monarquía en España es inerentemente corrupta y que por tanto defender la monarquía
es defender la corrupción. Por supuesto, esto de nuevo hay que matizarlo, si llegáramos
a la conclusión de que por determinados motivos la propensión a la corrupción de la institución
monárquica es mayor que la propensión a la corrupción de la institución republicana
y podría ser así por los incentivos que se generan dentro de la institución, entonces
ese argumento sí que tendría algo de base, pero simplemente coger el caso del rey Juan
Carlos, del rey emerito Juan Carlos y su presunta, al menos por ahora, ya veremos si no confirmada
más adelante, y su presunta corrupción para decir que la monarquía va ligada inerentemente
a la corrupción es un error. Máxime en un país como España donde si algo hemos visto
es que los cuadros políticos de este país son profundamente corruptos, donde la corrupción
ha estado extendida por todos los partidos y por todas las instituciones políticas,
si en lugar de monarquía tuviéramos una república los mismos políticos que se han corrompido
a escala del gobierno central, a escala de los gobiernos autonómicos, a escala de los
gobiernos municipales, ocuparían esa jefatura del Estado. ¿Por qué razón hemos de presuponer
que si han ejercido la corrupción en todos los niveles administrativos que han ocupado
dejarían de ejercerla desde la jefatura del Estado? Esto por supuesto tampoco es una crítica
per se a la república, simplemente estoy intentando deslindar al menos en un principio
la crítica legítima y absolutamente necesaria a la presunta corrupción de la figura del
rey Juan Carlos de la conclusión precipitada de que la monarquía es inerentemente corrupta
o al menos de que es inerentemente más corrupta que la república. Puede que sea así, pero
desde luego el análisis que hay que hacer va más allá de un análisis meramente anecdótico
de el rey Juan Carlos, es un rey o ha sido un rey corrupto, por tanto la monarquía es
inerentemente corrupta. Y última consideración que me gustaría efectuar, he comenzado diciendo
que el debate monarquía república es uno de los debates más sobrevalorados que existen,
desde luego desde una perspectiva liberal y me atrevería a decir que muchos de los que
hoy están defendiendo la república en España tampoco es que la estén defendiendo como
un objetivo último importantísimo en sí mismo. Muchos de quienes están defendiendo
hoy la república en España lo que en realidad están buscando es abrir el melón constitucional,
es decir enterrar el llamado régimen del 78, porque evidentemente puede haber modificaciones
pequeñas en la constitución, por ejemplo retirar la inviolabilidad del rey de la constitución
sin que ello suponga cargarse el régimen del 78, pero obviamente no te puedes cargar
en la monarquía sin al mismo tiempo cargarte el régimen del 78. Personalmente no soy un
fan, no soy un entusiasta del régimen del 78, me parece un régimen que fue alumbrado
del pacto de la fusión del entendimiento entre comunistas y falangistas, y por tanto un régimen
que surge del entendimiento de dos polos ideológicos tan liberticidas pues termina alumbrando
un régimen muy liberticida y un régimen donde la corrupción está inquistada hasta las
trancas. Ahora bien, sin ser un fan ni mucho menos del régimen del 78 tampoco soy tan ingenuo
como para no darme cuenta de que algunos pretenden enterrar el régimen del 78 para reemplazarlo
por algo sustancialmente peor. Si a mí me dicen vamos a enterrar el régimen del 78 para
establecer un sistema institucional como el suizo, incluyendo por supuesto la república
suiza, encantado donde hay que firmar. Ahora si a mí me dicen vamos a reemplazar el régimen
del 78 por un sistema republicano como el argentino pues desde luego prefiero a todas
luces quedarme como estoy. Por tanto también aquí habría que deslindar el debate, una
cosa es que el rey emerito haya sido, haya podido ser un golfo y un corrupto hasta las
trancas, algo que en todo caso habrá que demostrar, habría que demostrar judicialmente
porque la inviolabilidad justamente lo que impide es esa investigación y ese procesamiento
judicial que por la información que íbamos conociendo sería tan necesario pero una cuestión
es que el rey emerito haya sido, haya podido ser un golfo y un corrupto hasta las trancas
y otra muy distinta que por eso haya que abrir el melón constitucional para establecer
un régimen mucho peor aquel que tenemos hoy que insisto no es mucho menos bueno pero desde
luego todo es empeorable. Muchos están atacando legítimamente yo el primero a la figura del
rey juan carlos por las informaciones muy comprometidas que vamos conociendo e insisto
es que creo que es un ejercicio sano, necesario, imprescindible la fiscalización del poder
político y del abuso del poder político pero muchos están cargando contra la figura
del rey juan carlos no porque haya que fiscalizar a la figura del rey juan carlos sino como
instrumento para abrir el melón constitucional y cambiar el régimen del 78 y esa segunda
parte de su estrategia evidentemente es una parte que no está ligada con la necesaria
con la imprescindible fiscalización control de las actividades que haya realizado el rey
juan carlos a lo largo de su vida incluso aunque haya estado protegido por la enviabilidad
constitucional eso es un privilegio injustificable que hay que erradicar sino que está vinculada
con una agenda política que va mucho más allá de la forma que adopte la jefatura del
estado que va mucho más allá del establecimiento de una republica por tanto hay tres debates
sobre la mesa que se están mezclando todos deliberadamente para que cada cual arrime
el asco a su sardina un primer debate es hay que eliminar la enviabilidad del rey juan carlos
para intentar enjuiciarlo por las actividades delictivas que haya podido cometer un segundo
debate es resulta preferible que la forma de la jefatura del estado sea una republica
o resulta preferible que sea una monarquía y un tercer debate que es cierto es muy difícil
de desligar del segundo por la genesis que tuvo pero un tercer debate que habría que
esforzarse por desligar de los otros dos es que sistema institucional al margen de si
es una monarquía o es una republica queremos para España queremos un régimen institucional
que republica o monarquía se parezca al régimen institucional argentino o queremos un régimen
institucional que republica o monarquía se parezca al británico o se parezca al francés
o se parezca al danés o se parezca al portugués o se parezca al italiano o se parezca al suizo
o se parezca al de Liechtenstein son debates distintos que insisto una vez más hay que
separar y que algunos están mezclando tramposamente para cargándose la monarquía lo cual puede
ser un objetivo muy legítimo cargarse el régimen de semilibertades no de libertades
completas ni mucho menos que por azares históricos e insisto en los azares históricos porque
no hay una conexión necesaria entre ellos entre ese régimen de semilibertades y la monarquía
pero que por azares históricos fue alumbrado junto con la monarquía en la constitución y desde
luego personalmente la suerte que corra la figura del rey juan carlos especialmente si ha sido un
delincuente me trae bastante sin cuidado o mejor dicho si es un delincuente tiene que pagar por
los delitos que haya cometido el debate monarquía republica sinceramente también me trae bastante
sin cuidado porque lo importante como ya he dicho es limitar el poder de la jefatura del estado
pero lo que no me trae en absoluto sin cuidado es que se empeore el régimen de semilibertades que
ya tenemos utilizando como ariete los otros dos debates y por eso creo que es una estrategia
muy equivocada que para defender el régimen de semilibertades que tenemos hoy se defienda a capa
y espada la figura del rey juan carlos si los defensores del régimen de semilibertades que
tenemos hoy confunden caen en la trampa de confundir ese régimen de semilibertades con
la figura potencialmente corrupta del rey juan carlos estarán ligando el destino del régimen de
semilibertades actual a la suerte del rey juan carlos y eso es una trampa en la que no hay que caer
hay que ser capaz en la esfera pública de deslindar estos tres debates y de decir inviolabilidad no
monarquía o república pues bueno según el análisis que se haga de cara a la limitación del poder y
desde luego no a un empeoramiento a un cercenamiento todavía mayor del régimen de semilibertades que
tenemos a raíz de la constitución del 78.