This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
A la vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz no le termina de convencer que Pedro
Sánchez se marche a Estados Unidos tratando de atraer a inversores extranjeros a España.
Desde su punto de vista, estos inversores solo buscan maximizar beneficios, mientras
que el objetivo de un gobierno progresista debería ser mejorar la vida de la gente.
Pero de verdad existe una incompatibilidad entre ganar dinero y mejorar la vida de la
gente.
Si los políticos buscan mejorar la vida de la gente, veámoslo.
Pedro Sánchez ha estado esta semana en Estados Unidos tratando de convencer a los inversores
extranjeros de que inviertan en España.
Pero al parecer, a la ministra de trabajo, vicepresidenta segunda del gobierno y futurable
candidata de Unidas Podemos a la presidencia del gobierno, Yolanda Díaz, este tour no
le ha acabado de convencer porque, a su entender, la finalidad de estos fondos de inversión
es meramente la de ganar dinero, cuando, a su juicio, el objetivo de un gobierno progresista
es mejorar la vida de la gente.
Insisto, los fondos de inversión están para una finalidad que es ganar dinero, pero los
gobernantes, sobre todo, un gobierno progresista, está para mejorar la vida de la gente en
nuestro país.
Dejando de lado que es bastante dudoso que Pedro Sánchez consigue atraer a muchos inversores
si lo que les vende es que acudan a España a perder dinero, no a ganarlo, como digo,
dejando de lado este chascarrillo, el discurso de Yolanda Díaz se sustenta sobre dos premisas
que no son ciertas.
La primera premisa es que, cuando los inversores ganan dinero, no están a su vez mejorando
la vida de la gente.
Y la segunda premisa es que los políticos lo que buscan es mejorar la vida de la gente.
Empecemos con la primera de estas premisas.
Existen dos formas en las que un individuo puede lograrse gracias a otras personas.
La primera es cooperando con ellas, la segunda es parasitándolas.
Cuando los beneficios empresariales son la exteriorización de una cooperación voluntaria
entre la empresa y los clientes de esa empresa, la empresa y los inversores en la misma están
lucrándose gracias a que satisfacen las necesidades de esos clientes.
Por tanto, están lucrándose mejorando la vida de esas personas.
Si yo te ofrezco algo que tú quieres y tú estás dispuesto a pagar el precio que yo
te pido por ese algo, es que valoras más lo que te estoy ofreciendo que el precio que
estás pagando por el producto.
Por tanto, tu situación esperada está mejorando.
Compras mis productos porque crees que a través de esos productos vas a mejorar en tu situación
vital.
Por supuesto, quizás te has equivocado, pero si te has equivocado al comprar algo que no
deberías haber comprado, con el tiempo dejarás de comprarlo.
Y si yo sigo ofreciendo esas mercancías que los demás descubren que no necesitan para
sus vidas, pues más pronto que tarde dejaré de ganar dinero porque estaré ofreciendo
algo que en el fondo los demás no quieren.
Cuanto más libre y competitivo sea un mercado, es decir, cuántas más opciones distintas
tengan a su disposición el consumidor para escoger qué mercancías son las que mejor
encajan con sus planes de vida, entonces aquellas empresas que en un mercado libre y competitivo
ganen dinero, será porque son las empresas más eficientes a la hora de satisfacer las
necesidades más importantes, más urgentes, prioritarias de sus clientes.
Puede que las empresas, puede que los inversores solo se preocupen por ganar dinero, pero
ganar dinero dentro de un mercado libre y competitivo es el camino para mejorar la vida
de mucha gente.
No existe necesariamente una incompatibilidad entre ganar dinero y mejorar la vida de la
gente como nos quiera hacer creer violanda a día.
Pero, por supuesto, y como ya he dicho con anterioridad, existe una segunda vía para
ganar dinero que sí implica empeorar la vida de mucha gente, y es ganar dinero no cooperando
con las otras personas, sino parasitándolas.
Una empresa que, por ejemplo, viva del presupuesto público no está necesariamente desempeñando
en ningún servicio que los ciudadanos valoren, simplemente el gobierno les quita por la fuerza
su dinero a esos ciudadanos y se lo transfiere a la cuenta de resultados de la empresa.
De la misma manera, si un político establece restricciones a la competencia, restricciones
a que nuevas empresas puedan entrar en un determinado sector a competir con las empresas
ya establecidas, esas empresas ya establecidas puede que estén prestando algún servicio
de valor para sus clientes, porque, en caso contrario, los clientes no comprarían sus
servicios, pero si están protegidas frente a la competencia, ese servicio será previsiblemente
de mucho menos valor que el que esos clientes podrían haber recibido de esos competidores
a los que no se ha dejado entrar en el mercado.
Por consiguiente, las empresas que ganan dinero en mercados protegidos de la competencia,
parte de sus beneficios no proceden de estar mejorando la vida de la gente, sino de estar
impidiendo, de estar bloqueando, que otras empresas mejoren más la vida de la gente.
Como es obvio, un gobernante no debería buscar que las empresas ganen dinero parasitando
a los ciudadanos, pero si debería permitir, si debería favorecer, si debería impulsar,
eliminando cualquier restricción que exista al respecto, que las empresas ganen dinero
cooperando con la gente, es decir, proporcionándoles aquellos bienes y servicios que los ciudadanos
valoran en mayor medida.
Por consiguiente, la primera premisa de Yolanda Díaz no es cierta, que se gane dinero no
implica necesariamente que no se esté mejorando la vida de la gente.
Pero examinemos la segunda premisa, ¿es verdad que los políticos buscan mejorar la vida
de la gente?
Bueno, pues esta es una visión de la política absolutamente romántica.
Lo que buscan los políticos, en primer lugar, es llegar y mantenerse en el poder.
Que sí, que nos dirán que quieren llegar y mantenerse en el poder para mejorar la vida
de la gente, pero de la misma manera que Yolanda Díaz decía que el objetivo de los fondos
es ganar dinero, aunque ganando dinero mejor en la vida de la gente, pues el objetivo de
los políticos, el más inmediato, será llegar y mantenerse en el poder, aunque lleguen y
se mantengan en el poder para supuestamente mejorar la vida de la gente.
No obstante, también hay que decir que aunque haya políticos que genuinamente quieran llegar
al poder para mejorar la vida de la gente, también hay otros políticos que simplemente
quieren llegar al poder por el hecho de estar en el poder, por el hecho de poder mandar,
de ubicarse por encima de los demás, de dirigir la vida de los demás.
Y, por desgracia, en el proceso de competencia política que se establece dentro de los partidos
y entre los partidos, son aquellos políticos con menos escrúpulos para llegar al poder,
aquellos que están más obsesionados con llegar al poder, cueste lo que cueste los
que tienen más papeletas para terminar llegando al poder.
Hay un proceso de selección adversa, los políticos que quieren llegar al poder para
mejorar la vida de la gente, para hacer lo que ellos entienden que mejoraría la vida
de la gente, son desplazados competitivamente por los políticos que quieren llegar al poder
por la mera ambición ególatra de llegar al poder.
Pero es que además existe un segundo problema, y es, aún cuando lleguen al poder a aquellos
políticos que dicen querer mejorar la vida de la gente, ¿cómo saben que sus decisiones
de verdad están mejorando la vida de la gente?
Si el gobierno me quita a mí la mitad de mi dinero y luego gasta ese dinero, ¿cómo
el gobierno quiere gastarlo?
Pero sin preguntarme a mí, ¿cómo quiero que yo lo gaste?
¿Cómo sabe el gobierno que esa forma en la que ha decidido gastar mi dinero es la
forma en la que satisface mis necesidades más urgentes?
Pero realmente no lo sabe, y realmente a la inmensa mayoría de los políticos ni siquiera
les preocupa.
Algunos de ellos, porque lo que quieren es simplemente estar en el poder y utiliza en
el dinero que sustraen parasitariamente a los demás, para generar redes clientelares de
votos que los perpetúen en el poder, y otros porque simplemente quieren realizar un objetivo
idealista de sociedad a costa de los recursos que sustraen a los demás.
No es que se preocupen por los individuos tal como son, no es que se preocupen por los
individuos de carne y hueso, se preocupan por construir en este mundo lo que ellos
entienden al margen de lo que la gente entienda que es su paraíso terrenal.
Por consiguiente no, la segunda premisa de Yolanda Díaz que los políticos, sobre todo
los políticos progresistas, se preocupan por mejorar la vida de la gente tampoco es
necesariamente cierta.
De la misma forma que un empresario es un maximizador de beneficios, el político es
un maximizador de votos o un maximizador de poder.
La diferencia está en que el empresario dentro de un mercado libre y competitivo maximiza
beneficios siempre que satisfaga las necesidades de los demás, siempre que coopere productivamente
con los demás.
Sin embargo, los políticos pueden maximizar votos, pueden maximizar poder a costa de
los demás, a costa de parasitar a la mayoría de la población, a costa de generar obediencia,
a costa de generar sometimiento, a costa de engañar propagandísticamente de manera sistemática
al conjunto de la población.
Quien no quiere comprar el producto de un empresario lo tiene tan fácil como no comprarlo,
como declinar comprarlo.
Quien no quiere someterse al mandato de un político no tiene más remedio que someterse,
so pena de ser sancionado penalmente dentro de ese país.
Así que Yolanda son preferibles los empresarios que ganan dinero, que maximizan sus beneficios
cooperando voluntariamente con el resto de los ciudadanos, que los políticos maximizan
votos, que maximizan su poder parasitando, engañando y aplastando las libertades de los
ciudadanos.