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¿Bajará el Partido Popular significativamente los impuestos en caso de que llegue a gobernar?
Respuesta corta, no. Respuesta larga, veámoslo.
Del Partido Popular no esperen ninguna rebaja significativa de impuestos. En el vídeo que
dedicamos a analizar con detalle su programa electoral, ya vimos que las referencias a rebajas
o supresiones de impuestos en España eran más bien escasas. No es que no hubiese ninguna,
pero eran bastante pocas, eran bastante pobres. No se veía ni se ve al Partido Popular demasiado
entusiasmado con ninguna rebaja de impuestos. Que sí, para cubrir el expediente reducirán
algún impuesto, pero desde luego no lo toman como un objetivo en sí mismo. Y si alguien
tuviera dudas de que esto es así, de que el Partido Popular no busca bajar de manera amplia,
de manera generalizada, de manera contundente los impuestos en España, basta con leer las
recientes declaraciones en una entrevista al diario El Mundo del vicesecretario económico
del Partido Popular, Juan Bravo. Cuando el periodista le pregunta por el alcance de las
reformas fiscales que tiene en mente el Partido Popular, Juan Bravo responde.
No serán en todo caso rebajas para perder recaudación, sino para ganarla. No haremos
rebajas fiscales a lo loco ni a todo el mundo, sino para un fin. Rebajaremos el IRPF para
aumentar el consumo. Si aumentas el consumo, dejas de recaudar por aquí, pero ingresas más por IVA.
De esta respuesta de Juan Bravo destacaría varios elementos. Primero, que el propio vicesecretario
de Economía del PP se encarga de rebajar cualquier expectativa, que ya era baja,
sobre la magnitud de las reducciones de impuestos que pueda terminar acometiendo el PP. Le está
diciendo a los lectores del mundo que no esperen demasiado, que habrá rebajas de impuestos,
desde luego, pero que no las harán a lo loco ni para todo el mundo. Y este es el segundo
elemento. Hay españoles a los que el PP no les quiere bajar los impuestos. Ni uno solo de esos
impuestos. Es decir, hay ciudadanos españoles, no sabemos muy bien quiénes, porque Juan Bravo
no lo especifica, pero hay ciudadanos españoles que Juan Bravo considera que pagan lo que tienen
que pagar. No sabemos si demasiado o poco, pero en todo caso, no demasiado. Por tanto,
serán rebajas de impuestos focalizadas, por lo que sabemos por otras entrevistas,
en las rentas más bajas. A todos los demás que no esperen rebajas de impuestos porque el
PP está feliz y contento con la losa fiscal que aplasta sus cabezas en estos momentos.
Y en tercer lugar, y esto me parece probablemente lo más interesante, lo más significativo,
lo más revelador de esta respuesta, es que Juan Bravo señala que las rebajas de impuestos
que acometa el PP tienen que estar dirigidas a algún fin. Es decir, que para el PP las
rebajas de impuestos son instrumentales para alcanzar otro fin. Las rebajas de impuestos
no son un fin en sí mismo, son un medio que se utiliza para lograr un fin. Por ejemplo,
estimular el consumo y terminar recaudando más por IVA. Es decir, que se baja el IRPF no para
robar menos a la gente, sino para robarle más a través del IVA. Porque, al parecer,
aunque las rebajas de impuestos no son un fin en sí mismo, aumentar la recaudación fiscal del
Estado, engordar al leviatán estatal con muchos más recursos extraídos coactivamente a costa de
los ciudadanos, sí es, para el PP de Alberto Núñez dijo, un fin en sí mismo. Decía que esta
última parte de la respuesta me parece muy reveladora porque supone un claro distanciamiento,
una clara ruptura, si es que alguna vez estuvieron unidos, entre el PP y la tradición liberal. Para
el liberalismo, minimizar el tamaño del Estado sí es un fin en sí mismo, o más bien, es un
medio para alcanzar un fin mayor, que es dejar al individuo en paz, no interferir coactivamente
en su vida. El Estado es una máquina de coacción institucionalizada sobre la vida de los ciudadanos.
Puede ser un mal indispensable en algunos ámbitos, puede ser que no podamos prescindir de él por
desgracia. Pero, desde luego, a lo que sí aspira el liberalismo es a que el Estado no tenga un tamaño
mayor del mínimo y estrictamente necesario para mantener el orden social en funcionamiento,
es decir, para que la sociedad viva pacíficamente y respetando los derechos de cada individuo.
Por consiguiente, desde una perspectiva liberal, el horizonte siempre está puesto en reducir el
tamaño del Estado. Y si se ha alcanzado el tamaño mínimo del Estado, que en España desde luego no
lo hemos alcanzado, el horizonte del liberalismo será luchar para mantenerlo atado a ese mínimo,
es decir, que no crezca por crecer, que no se expanda parasitando a los ciudadanos por el
mero impetufagocitador que tiene el Estado de vivir a costa de los demás. O dicho de otra manera,
lo que habría respondido un partido liberal a la pregunta de si bajarán impuestos y con qué
propósito bajarán impuestos es que, en su horizonte, siempre está reducir progresivamente
el tamaño del Estado para ir acercándonos a ese mínimo absolutamente irreductible y porque no
queda más remedio, que si no se seguiría reduciendo. Porque el fin para el liberalismo
es la mayor libertad de las personas. Y la mayor libertad de las personas se alcanza si el Estado
no pisotea esa libertad. Y la pisotea, entre muchas otras formas, a través del cobro de impuestos,
es decir, a través del robo de la propiedad privada de los ciudadanos. Si uno es liberal,
quiere eliminar el robo o al menos reducirlo todo lo que pueda reducirlo. Y lo quiere eliminar o
reducir cuanto sea posible porque robar está mal. Porque arrebatarle a una persona a su propiedad
está mal. No necesitas otra justificación distinta de esta. No necesitas decir que reduciremos
los robos siempre y cuando reducir los robos consigan estimular la economía e impulsar el
crecimiento. Que no. Que, aunque no lo lograran, evitar los robos estaría bien porque estás
protegiendo los derechos de las personas. Concretamente, y como ya he dicho, el derecho
de propiedad. Pero el Partido Popular de Alberto Núñez Eijó por boca de Juan Bravo no sigue esta
línea argumental. Lo que está diciendo es que no bajaremos impuestos a lo loco, es decir,
que apenas los tocarán. Y siempre que opten por recortar algún impuesto será para alcanzar otro
fin distinto de respetar la propiedad de los ciudadanos. Otro fin que además, según nos
coloca como ejemplo, estará relacionado con incrementar la recaudación que logran a través
de otras figuras tributarias a costa de los ciudadanos. Y claro, si tú tienes esta perspectiva
de cómo afrontar la fiscalidad, de cómo afrontar el tamaño del Estado, desde luego no cabrá esperar
que te vayas a arremangar con el objetivo de luchar contra viento y marea para conseguir bajar
impuestos. Siempre que se te aparezca bienaventuradamente una excusa a la que puedas
agarrarte para no bajar impuestos, te abrazarás a ella con fuerza porque te auto engañarás pensando
que has encontrado un buen motivo para no bajar los impuestos, aunque sea un poquitín. Es decir,
habrás encontrado un buen motivo para seguir robando a la gente.
Y en este sentido a Juan Bravo, vicesecretario económico del Partido Popular, hay que agradecerle
su sinceridad. Su sinceridad a la hora de mostrarnos que el Partido Popular es un partido
Un partido que cree y defiende el modelo de estado elefantiásico que actualmente existe en España y
en el conjunto de Europa. Un partido que abraza el estado de bienestar, que es el bienestar del
estado, pero no el bienestar de la mayoría de la población. Un partido que nos está diciendo que
no piensa bajar de un modo apreciable los impuestos porque no quiere recortar de un modo apreciable
el gasto público. Al contrario, lo que quiere es bajar impuestos para aumentar la recaudación y
poder seguir incrementando el gasto público. Y esta sinceridad es de agradecer, porque Juan
Bravo no está cayendo en el típico populismo fiscal de prometernos que van a bajar impuestos
y luego no bajarlos sino subirlos. Por ejemplo, lo que hizo Mariano Rajoy en la campaña electoral
del año 2011. O todavía peor, decirnos que van a bajarlos sin especificar ningún recorte del gasto,
llegar al gobierno, efectivamente no recortar los gastos y bajar los impuestos echando mano
del endeudamiento público. O todavía peor, bajar los impuestos pero sin recortar el gasto
público y por tanto hiperendeudando a los ciudadanos. Juan Bravo, al parecer,
es un firme defensor del equilibrio presupuestario. Y como no quiere endeudar a los españoles,
pero tampoco quiere recortar el gasto público, pues se opone a que bajen los impuestos de manera
significativa. Es coherente, es respetable desde un punto de vista intelectual, pero también es
clarificador de la posición en la que se ubica el Partido Popular, en la socialdemocracia y,
por tanto, en frente de los liberales.