logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Cuáles son las principales propuestas económicas de Javier Milei?
Veámoslo.
Javier Milei fue el candidato más votado en las recientes elecciones primarias de Argentina
y su partido, la Libertad Avanza, también fue la formación política que recibió más
apoyo.
Este éxito electoral se logró con un programa que ya, desde el principio, reza lo siguiente.
El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el
principio de no agresión y en la defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad
privada.
Sus instituciones fundamentales son los mercados libres de intervención del Estado, la libre
competencia, la división del trabajo y la cooperación social.
La Libertad Avanza es una alianza de gobierno que reúne, convoca y se dirige a hombres
y mujeres de toda condición social, conformada por distintos partidos políticos y creada
para impulsar políticas liberales que coadyuven al despegue económico, político, cultural
y social que los argentinos necesitamos para volver a ser el país pujante que éramos
a comienzos del año 1900.
La Libertad Avanza propone un gobierno que propicie el desarrollo personal de sus habitantes,
garantizando las libertades conferidas por la Constitución Nacional y que respete e
el esfuerzo y el mérito.
La administración apropiada de las áreas de gobierno brindará las herramientas necesarias
para el pleno desarrollo de las personas en un contexto social y económico que reivindique
los valores del pensamiento autónomo, crítico y libre, que propicie la cultura de los ciudadanos
creativos racionales que transmitan valores que convoquen al crecimiento personal y colectivo
tal que podamos proyectarnos como una sociedad moderna, confiable y pujante.
A principios del siglo pasado, la matriz productiva de la Argentina se mantenía gracias al esfuerzo,
trabajo y motivaciones de ascenso social de su clase media trabajadora, quienes, producto
del sacrificio personal y colectivo, encontraban en esta tierra prometida el lugar para crecer
que les era negado en sus países de origen.
Los gobiernos populistas y totalitarios que marcaron el cambio de época de mediados del
siglo pasado coadyuvaron para la relajación de esta metodología de vida y trabajo.
La intromisión del Estado paternalista, que proveía de bienes de capital a sus habitantes,
inhibió la iniciativa privada de crecimiento de esa clase media y, fundamentalmente, de
las clases más bajas y necesitadas, y llevó a la relajación de los esfuerzos que nos
han colocado en el estado de situación actual.
Un 50% de la población por debajo de la línea de pobreza, disminución drástica de las
empresas privadas argentinas, índices de analfabetismos impensados cuando ya el siglo
pasado fuimos el primer país del mundo en erradicarlo y donde la mayoría de los egresados
del sistema educativo no comprenden textos, fuga de cerebros de los jóvenes que buscan
un futuro mejor, elevado índice de desnutrición infantil, producto de la falta de cloacas
y agua potable.
Las políticas populistas, que parecían bien intencionadas, demostraron a la postre que
eran producto de una planificación asfixiante para alcanzar el enquistamiento de quienes
las aplicaban y que las oposiciones que las sucedieron no supieron, no quisieron o no
pudieron revertir, agravando aún más el problema.
Ese Estado paternalista ha salido a competir con la iniciativa privada de las empresas,
las personas y, particularmente, los jóvenes, que terminaron quebrando, oyéndose del país,
en busca de mejores condiciones económicas, jurídicas y laborales, en pos de la esperanza
y en búsqueda de su crecimiento.
Así transcurrieron más de 70 años y revertir y concretar la reforma integral que se necesita
costará, según lo proyectado desde la libertad avanza, 35 años en tres etapas sucesivas.
La primera etapa implica un fuerte recorte del gasto público del Estado y una reforma
tributaria que empuje una baja de los impuestos, la flexibilización laboral para la creación
de empleos en el sector privado y una apertura unilateral al comercio internacional, ello
acompañado por una reforma financiera que impulse una banca libre y desregulada junto
a la libre competencia de divisas.
En cuanto a la segunda generación de reformas, se propone una reforma previsional para recortar
el gasto del Estado en jubilaciones y pensiones de los ítems que más empujan el déficit
fiscal, alentando un sistema de capitalización privado junto a un programa de retiros voluntarios
de empleados públicos y achicamiento del Estado.
Por otro lado, se propone reducir el número de ministerios a 8.
En esta etapa comenzarán a eliminarse de forma progresiva los planes sociales a medida
que se generen otros ingresos como consecuencia de la creación de puestos de trabajo en el
sector privado, liquidación del Banco Central de la República Argentina, estableciendo
un sistema de Banca Simons con encajes al 100% para depósitos a la vista.
He de decir que esto no me gusta, pero no voy a entrar ahora a criticarlo.
Finalmente, la tercera generación de reformas incluye la reforma profunda del sistema de
salud con impulso del sistema privado, competitividad libre entre empresas del sector, una reforma
del sistema educativo y la ampliación de un sistema de seguridad no invasivo para
la población y la eliminación de la coparticipación.
Y para lograr todos estos objetivos, ¿qué propone, qué promete, qué se compromete
hacer Javier Milei?
Bueno, aquí he de decir que el programa electoral probablemente se trate de un borrador o de
un preprograma electoral, dado que las elecciones presidenciales son en octubre y ahí será,
imagino y espero, cuando aporte documentación mucho más detallada, pero he de decir que
respecto a lo que tenemos hasta el momento, se trata de promesas muy genéricas y muy poco
detalladas.
El programa económico de Milei no lleva aparejada a una memoria económica, es verdad que algunas
de sus promesas sí están desarrolladas fuera del propio programa electoral, por ejemplo,
su promesa más importante, que es la transición a una economía dolarizada, está perfectamente
estudiado en el libro de Nicolas Kaczanowsky y Emilio Ocampo.
Por tanto, aunque el detalle de esa propuesta no aparezca en el programa electoral, sí
tiene mucho desarrollo y sí tiene mucha cuenta detrás de esa propuesta, pero, al menos que
yo conozca, otras promesas que ahora vamos a ver no están respaldadas por un desarrollo
y un cálculo demasiado específico.
Y dado que esto lo critico siempre a todos los partidos políticos, que no adjunten una
memoria económica de lo que prometen, creo que también es de rigor hacerle esta misma
crítica a Javier Milei, con la salvedad de que quizá en los próximos meses, en las
próximas semanas, durante la campaña de las elecciones presidenciales, se aparezca
esta versión más desarrollada y más exhaustiva, más reposada, más calculada de sus promesas.
Sea como fuere, ¿cuáles son los ejes de su reforma económica, de su reforma tributaria
y de su reforma laboral? Pues en primer lugar, dentro de la reforma económica, eliminación
de gastos improductivos del Estado. Este es un ejemplo, yo creo, muy claro, de medida
escasamente concreta o escasamente específica. ¿A qué gastos improductivos en particular
se está refiriendo Javier Milei? Seguro que dentro de un Estado hay muchos gastos improductivos,
pero los hemos localizado todos. Lo que tú entiendes por gasto improductivo es lo mismo
que yo entiendo por gasto improductivo, dado que pueda haber bastante, mucha ambigüedad
al respecto, convendría detallar, especificar qué gastos improductivos en particular.
Segunda medida, optimización y achicamiento del Estado. De nuevo, aquí no tenemos demasiada
concreción. Achicamiento, ¿hasta qué tamaño? El 30% del PIB, el 25, el 20, el 15, el 10.
Uno puede reducir un 1% el tamaño del Estado y decir que lo ha achicado, pero ¿en cuánto
lo quiere achicar? Y eso se relaciona mucho con el anterior punto. ¿Qué gastos improductivos
pretendes eliminar? Porque eliminándolos reducirás el tamaño del Estado. ¿Pero hasta
dónde?
Tercera medida, incentivos para la creación de empleos genuinos y de calidad. Nuevamente,
¿qué tipo de incentivos? Porque solo conociendo el diseño del incentivo podremos evaluar
si es un buen incentivo, un incentivo bien diseñado o si no lo es.
Puesto punto, privatización de las empresas públicas deficitarias. Está muy bien como
idea, pero también convendría señalar qué empresas públicas en concreto. Todas las
empresas públicas, la mayoría de empresas públicas, esta, esta otra, aquella, pero esta
no, falta de nuevo concreción. Ya digo, prometer privatizar las empresas públicas desde mi
punto de vista, deficitarias o no deficitarias, está muy bien, pero mejor si tenemos algo
más de información.
Puesto fomento de inversiones privadas. Bien, fantástico, pero ¿fomento cómo? ¿Qué medidas
vas a adoptar para fomentar la inversión privada? Eso es más un objetivo que una promesa
de política económica concreta. Es como si uno dice, reforma económica, que crezcamos
un 5% al año. Bien, ojalá, y si fuera un 7, todavía mejor, pero ¿qué medidas vas
a tomar para alcanzar ese objetivo? Pues aquí lo mismo.
Puesto ampliación de la red vial nacional, interconectando las distintas opciones de
transporte a fin de facilitar el traslado e intercambio local, interprovincial e internacional
de mercancías, la instalación de nuevas inversiones y el potenciamiento de las ya existentes.
Esto es verdad que está algo más detallado, pero aún así faltaría un plan o un borrador
de plan de infraestructuras.
Séptimo, creación de puertos y aeropuertos en puntos neurálgicos del país, así como
mejorar los ya existentes. ¿Qué es un punto neurálgico? ¿Dónde concretamente quieres
crear esos puertos y aeropuertos? ¿Y cómo se van a financiar? ¿Con capital público,
del estado, con el dinero del contribuyente o con capital privado?
Octavo, mejorar autopistas, rutas, caminos con inversiones privadas, aquí sí especifica
que será con inversiones privadas, a fin de favorecer el intercambio de productos con
los países de la región, provincias y municipios. Dado que aquí está delegando esto en el
sector privado, pues a lo mejor no hace falta ningún plan específico. Basta con que le
diga al sector privado, usted invierta en aquellas autopistas en las que considere rentable
invertir y yo se lo voy a permitir. Si es así, no hay que planificar desde arriba una
red de carreteras, se planificará descentralizadamente desde abajo. Pero si es eso, también estaría
mejor que añadiera ese matiz que terminará de despejarnos la duda.
Noveno, revisar los contratos de arrendamiento de inmuebles que paga el estado para su uso
y gestionar su reemplazo por los improductivos ociosos cuya titularidad es del estado. Bueno,
aquí entiendo que tampoco puede especificar mucho más porque probablemente no tenga acceso
a la información detallada de los distintos arrendamientos que paga el estado y por tanto
es difícil evaluar cuáles son demasiado caros, cuáles se pueden reemplazar por otros edificios
que tenga el sector público, etc. Es decir, esta es una medida no del todo concreta, pero
lo suficientemente concreta para que todos entendamos por dónde van los tiros.
Décimo, incentivar las inversiones privadas para la ejecución de obras que fomenten el
comercio y las economías regionales y favorezcan el intercambio de productos en todo el territorio
nacional. He de decir que esta décima promesa me parece un tanto redundante con respecto
a la promesa de fomentar la creación de puertos y aeropuertos, con la de ampliar la red vial nacional
o con la de fomentar la inversión privada en infraestructuras. Al menos yo no veo que aporten
nada más de información de lo que ya aportaban las promesas previas.
Un décimo en una tercera etapa, la tercera fase de sus reformas, eliminación del Banco Central.
Bien, no explica cómo piensa hacerlo, pero ya hemos dicho que esta promesa sí está bastante
más desarrollada en el libro de Kaczanowski y Ocampo, por tanto no hace falta que lo añada
en el programa. Basta con que nos remita a ella como ha hecho habitualmente Millay.
Duodécimo, competencia de monedas que permitan a los ciudadanos elegir el sistema monetario
libremente o la dolarización de la economía. Nuevamente, esto es algo que está más desarrollado
en el libro de Kaczanowski y Ocampo. Se trata probablemente de la reforma económica más
importante que vaya a hacer Millay en su presidencia, si es que llega a la presidencia
de Argentina, y al menos aquí sí tenemos un desarrollo bastante exhaustivo de cómo se piensa hacer.
Décimo tercero, liberar inmediatamente todos los cepos cambiarios. Esto es claro, se entiende,
no hay mucho más que añadir. Décimo cuarto, eliminar retenciones a las exportaciones y
derechos de importación. También es claro. Décimo quinto, unificar el tipo de cambio. Aquí
tampoco hay mucha duda de a qué se está refiriendo. Décimo sexto, promover el tratamiento
de la ley de alquileres en todo el territorio nacional que prevea el acuerdo entre las partes
de las condiciones de tiempo, actualización, moneda, etcétera. Lo que entiendo que está
diciendo, y en ese caso tampoco hace falta mucho más desarrollo, es que va a aprobar una ley nacional
de arrendamientos urbanos donde las partes tendrán plena autonomía de la voluntad para
especificar los términos del contrato. Si ese es el objetivo de la reforma, pues queda claro lo
que va a hacer y no hay nada más que añadir. Vamos ahora con la reforma tributaria. En primer
lugar propone Javier Milei eliminación y baja de impuestos para potenciar el desarrollo de los
procesos productivos que lleva adelante la actividad privada y potenciar la exportación de bienes y
servicios. De nuevo, aquí no está aclarando qué impuestos pretende reducir ni cuánto. Claro,
si todo esto no está especificado es difícil hacer una memoria económica, porque no sabes
cuánta recaudación puedes perder o ganar si no aclaras previamente qué impuestos vas a bajar y
cuánto. Es más una línea de actuación, en materia tributaria yo me guiaré por el principio de bajar
impuestos, que una medida de nuevo concreta, específica y directamente aplicable. Que al
principio está muy bien, cuidado, me encanta, pero le falta una mayor concreción. En segundo lugar,
eliminación de derechos de exportación o retenciones. Si los elimina a todos pues está
claro a qué se está refiriendo. Y en tercer lugar, financiamiento estatal a partir de un
régimen de regalías y concesiones por la explotación de recursos naturales. No concreta
exactamente los términos de las regalías que exigirá a quienes exploten recursos naturales,
pero al menos está claro cuál va a ser el modelo de interacción recursos naturales argentinos sector
privado. Y por último, reformas en el ámbito laboral. En primer lugar, promocionar una nueva
ley de contrato de trabajo sin efecto retroactivo, cuya principal reforma resulte eliminar las
indemnizaciones sin causa para sustituirlo por un sistema de seguro de desempleo a los efectos de
evitar la litigiosidad. Aquí básicamente mi ley está planteando lo que en España conocemos como
mochila austríaca, que es algo que ya he dicho que está bien, en otras ocasiones lo he defendido,
pero nuevamente falta aclarar algunos detalles. Por ejemplo, cuál va a ser el tipo de cotización
de los trabajadores para ir acumulando un seguro que reciban una vez sean despedidos. No es lo
mismo una cotización del 1% mensual que del 2%, que del 3%, etcétera. Y esos detalles faltan para
entender cuál va a ser la cuantía de la indemnización por despido y cuál va a ser el coste de implementarlo
en estos momentos. Segunda medida en materia laboral, reducir las cargas patronales que graben
el trabajo. Bien, se trata de reducir cotizaciones sociales sobre la empresa, pero reducirlas cuánto.
Falta nuevamente especificar, concretar, detallar qué vas a hacer con las cotizaciones sociales a
cargo de la empresa. Está claro que no las vas a subir, está claro que las vas a bajar y eso no es
poco, pero necesitamos saber algo más. No es lo mismo bajarlas un punto que diez. En tercer lugar,
promover la libertad de afiliación sindical. Bien, que no haya afiliación obligatoria a ningún
sindicato y que los sindicatos, entiendo, no tengan privilegios ni puedan coaccionar a nadie para que
se afilie a ese sindicato. Está bien. Cuarta medida, promover la limitación temporal de los mandatos
sindicales. De acuerdo, pero de nuevo estaría mejor si se concretara. Reducir la duración de los
mandatos sindicales a cuánto tiempo. Quinta medida, reducir los impuestos al trabajador.
Otra vez, no hay mucha concreción aquí. ¿Cuánto se van a reducir los impuestos que graban el
trabajo, que graban los salarios de los trabajadores? Si no se especifica cuantía,
no sabemos si estamos ante un ajuste meramente cosmético o estamos ante un cambio de muchísimo
mascalado. Pero claro, si quieres reducir mucho los impuestos, que está genial, tendrás que
presentar correlativamente una batería de ajustes del gasto para cuadrar las cuentas. Sobre todo
porque el principal problema histórico que tiene el estado argentino es su abuso y su dependencia
del déficit público. Por tanto, si mi ley aspira, como entiendo que aspira, a cuadrar las cuentas
precisamente para estabilizar la moneda, si prometes bajadas de impuestos importantes,
tendrás que ejecutar recortes del gasto importantes. Y ahí es justamente donde conviene especificar
cuánto vas a bajar los impuestos y qué gastos vas a recortar para cuadrar las cuentas.
Sexto, recuperar con inversión privada las escuelas de artes y oficios. Bueno,
básicamente que se abrirá el sector privado ese itinerario formativo. Si se encarga con
autonomía el sector privado, tampoco tiene que aclarar mucho más Javier Millay porque
eso ya es planificación descentralizada y privada, no planificación estatal.
Séptimo, crear una bolsa de trabajo pública con financiamiento privado. No entiendo exactamente
a qué se refiere esta medida. Quizá en el contexto argentino se entienda mucho mejor,
pero yo al menos no me imagino a qué se está refiriendo con esto. Y si yo no me lo imagino,
quizá otras personas tampoco se lo imaginen, lo cual pone de manifiesto que falta concreción,
detalle, explicación, desarrollo de qué se quiere hacer con esto.
Octavo, reemplazar la actual ley de riesgos del trabajo sin efecto retroactivo por una
legislación acorde al contexto internacional. Otra vez, no sabemos muy bien cómo piensa
reemplazar esa ley, porque acorde al contexto internacional es algo muy ambiguo. Acorde al
contexto internacional de qué países, porque no es lo mismo España, que Suiza, que Dinamarca,
o que Estados Unidos. Con lo cual, claro, el contexto internacional es algo muy elástico
que te puede servir para justificar casi cualquier cosa. Que si te sirve para justificar un avance
liberal en esa materia, perfecto, pero estaría mejor aclararlo, detallarlo en el programa electoral.
Noveno, recuperación y jerarquización de la carrera administrativa estatal. Otra vez,
estamos más ante un principio de cómo organizar el empleo público que de un plan más o menos
detallado de cuáles serán las jerarquías y los requisitos para ir ascendiendo a lo largo de esa
jerarquía. Y punto décimo, dentro del apartado de la reforma laboral, achicar el estado con la
oferta de retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas, revisión de contratos de locación
de obra y de servicios que no puedan explicar su razón de ser. Básicamente, que quiere reducir
empleo público, lo cual está muy bien, porque es muy complicado o imposible reducir de manera
significativa el tamaño del estado si no prescindes de trabajadores públicos. Pero, otra vez, entendemos
a qué se está refiriendo, pues que se prejubilen empleados públicos, que no haya tanta renovación
de plazas, que se cancelen contratos de trabajo del sector público que puedan ser cancelados,
pero estaría mejor si conociéramos qué se les va a ofrecer a los funcionarios para que se jubilen
o se retiren anticipadamente, o qué tipo de contratos de personal público quiere rescindir,
porque considera que no desempeñan ninguna función fundamental y no tienen por tanto razón
de ser. Entiendo que si un empleado público lee esta promesa, pensará que su puesto de trabajo
puede estar en peligro, pero en general los empleados públicos no sabrán si concretamente
su puesto de trabajo se va a amortizar, se va a extinguir o no. Y eso supone una ambigüedad que
cuando uno acude a las urnas a votar, significa que no está votando con toda la información adecuada
para formarse un juicio sobre cómo va a ser un futurible gobierno de Javier Milei. En definitiva,
el programa económico de Javier Milei, en cuanto a principios, está muy bien orientado. Reducción
de impuestos, recorte del gasto público y liberalización y flexibilización del
sector privado argentino. Yo diría que económicamente son las tres patas de cualquier
programa económico liberal. Reducir el tamaño del estado desde el ámbito de los ingresos y desde
el ámbito de los gastos para que no haya déficit y reducir la carga regulatoria que el estado le
impone al sector privado. Por tanto, en cuanto a coherencia con los principios liberales, absoluta.
Lo que le falta, sin embargo, a este programa económico, como ya hemos señalado con bastante
reiteración a lo largo de este vídeo, es concreción, es detalle, es desarrollo. Lo que hay aquí son muy
buenas intenciones, muy buenos principios, muy buena orientación económica liberal, pero falta
un plan que desarrolle exhaustivamente cada uno de estos principios para que todos ellos encajen y
para que todos ellos tengan sentido y sean sostenibles y viables. Esperemos que Javier Milei ya
esté trabajando en ello, esperemos que Javier Milei durante los próximos meses nos pueda ofrecer
ese programa económico mucho más detallado que necesitamos para poder evaluar de manera rigurosa
lo que está prometiendo, tanto la viabilidad como los efectos de lo que está prometiendo y que,
por tanto, es necesario para que los argentinos, cuando acudan a las urnas, acudan de manera
informada, racional y consciente. A falta de todo ello, sin embargo, solo puedo decir, a falta de todo
de ello, sin embargo, solo puedo decir que mucho mejor un programa económico, por indefinido que
esté, que proponga bajar impuestos, recortar el gasto y liberalizar la economía, que un programa
económico, por exhaustivo que sea, que proponga subir impuestos, subir el gasto e hiperregular la
economía. Y esto último es lo que plantea esencialmente el peronismo. Por tanto, aún
cuando el peronismo tuviera un programa económico mucho más detallado, que tampoco lo tiene,
seguiría siendo mejor el programa económico de Javier Millet. Más vale una hoja de ruta
bien intencionada que un camino empedrado hacia el infierno.