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Javier Milay ha sido el tercer candidato más votado en las primarias para las elecciones
legislativas nacionales de Argentina, pero ¿quién es Javier Milay? ¿Cuáles son las
ideas que defiende Javier Milay? Veámoslo.
Javier Milay es un muy conocido economista liberal o libertario de Argentina que se
ha decidido a dar el salto a la política y que en las primarias de las elecciones legislativas
nacionales ha quedado tercero en la ciudad autónoma de Buenos Aires, un resultado verdaderamente
espectacular si además tenemos en cuenta que también concurría otro candidato liberal
a esas elecciones, Ricardo López Murphi, y que entre los dos han terminado obteniendo
el 25% de los votos en la ciudad autónoma de Buenos Aires.
En España estamos muy acostumbrados a que muchos políticos, de muchos partidos políticos,
se digan, se llaman así mismo liberales, digan abrazar las ideas de la libertad, pero
luego cuando rascas un poquito uno se da rápidamente cuenta de que todo es fachada y que no hay
ningún trasfondo verdaderamente liberal. Pero ¿es el caso de Javier Milay? Pues desde
luego no lo parece. Javier Milay se proclama claramente como un liberal puro y duro.
El mismo, después de conocer que fue la tercera fuerza política en la ciudad de Buenos Aires,
Javier Milay reiteró que al socialismo duro no se le echa con liberalismo blando.
Queda claro, por tanto, que Javier Milay es un liberal puro y duro. Pero ¿qué entiende
Javier Milay por liberalismo? Pues esencialmente el respeto y restricto a los proyectos de vida
de otras personas y esencialmente capitalismo, ahorro y trabajo duro.
Y por el otro lado tenemos el liberalismo, el capitalismo, que no es ni más ni menos
que el respeto y restricto del proyecto de vida del prójimo, basado en la propiedad
privada, basado en los mercados libres, basado en la poca intervención del Estado, basado
en la división del trabajo, basado en la cooperación social, donde se premia el ahorro, donde
se prece el esfuerzo del trabajo y todo esto sirviendo al prójimo conviene de mejor calidad
o mejor precio. Es decir, el exitoso en el capitalismo no es ni más ni menos que un
benefactor social.
Para Milay el capitalismo del libre mercado es la máquina que ha sacado a más gente de
la pobreza en toda la historia de la humanidad.
Lo primero que me enamoró del capitalismo y la libertad básicamente fue que es una máquina
de sacar gente de la pobreza, que es la máquina de la prosperidad, que es la máquina del
bienestar.
El Estado para Milay es otra máquina, pero no una máquina que soluciona los problemas
de los ciudadanos, sino que los crea y los multiplica artificialmente para justificar
su propia existencia.
Suponerte lo siguiente, supongamos que nosotros vivimos en una comunidad y hay un lago y
enfrente hay otra comunidad y descubrimos que para hacer intercambios comerciales y
vamos a vivir mejor todos sí que podemos hacer un puente, entonces nos ponemos de acuerdo
y todos juntos hacemos una administración y hacemos un puente y aparece el puente y
digamos que resolvimos el problema.
Ok, ¿qué es lo que pasa cuando eso lo hace el sector público?
¿Sabes lo que hace?
Después crea el ministerio del puente, es decir, y como entonces después no hay donde
hacer tantos puentes, entonces inventa lagos para hacer puentes, entonces crea el ministerio
de hacer lagos.
Es así, esa es la lógica del Estado, lo que hay que entender es que el Estado no es la
solución, el Estado es la base de todos los problemas que tenemos y en realidad digamos
la única política buena que podría ser un gobierno es ir contra el Estado, a chicar
al Estado.
¿Y cómo se financia ese Estado que es la base de nuestros problemas y no la soluciona
los mismos?
Pues por un lado se financia a través de impuestos y para mi ley, claro, los impuestos
son un robo.
A mí me parece que los impuestos son un robo literalmente, suponerte lo siguiente, viene
tu vecino y te dice dame el 50% de tus ingresos, ¿qué le decís?
No te los doy.
Bien, exacto, entonces vuelve al otro día con un papel firmado por el mismo y te dice
Edu dame el 50% de tus ingresos, te dije que te la topé, no, pero acá hay un papel
firmado y ¿qué lo firmó?
¿No vos?
O sea, ¿qué hace?
Lo volvés a sacar la patada.
Exactamente, un estafador.
Bien, al tercer día viene con un matón y te va a dar una linda paliza, ¿qué haces?
Se lo da.
La denuncia.
Sí.
Vamos, primero tienes que llegar a hacer la denuncia.
Ah, ok.
Con lo cual, ¿sabe lo que vas a hacer?
Se lo vas a dar.
Eso, digamos, ponerle el nombre que quieras, es un robo y te voy a decir algo.
Pero eso no hace el Estado.
¿Cómo que no?
Es lo que hace el Estado, se llama impuesto.
Es más, te voy a decir algo, no.
Tenés razón.
No, tenés razón.
No, tenés razón.
Tenés razón, el Estado es peor, es peor que el ladrón vulgar, porque el ladrón vulgar
es aleatorio, o sea, te puede tocar, no te puede tocar, sí, sin embargo, el Estado es
el ladrón estacionario, te roba siempre.
O sea, con lo cual, es peor, es ética y moralmente inferior, sí, o peor que el ladrón vulgar,
porque aparte el ladrón vulgar da la cara.
El Estado estafa, sí, utilizando el aparato represivo del Estado.
Vamos, él tiene el monopolio de la fuerza, se vive despotricando contra los monopolios
y ellos se roban el monopolio de la fuerza, mira qué lindo.
Y por otro lado, especialmente en Argentina, el Estado también se financia a través de
inflación, que no deja de ser otro impuesto y, por tanto, otro robo.
La inflación es un robo, es un robo de los políticos directamente a los ciudadanos
de bien.
¿Qué se hace con los ladrones?
Pues impedirles que sigan robando y castigarlos.
Y en el caso del robo inflacionario, el ladrón es el banco central.
Y por eso mi ley cerraría el banco central.
No, a mí me gustaría ser presidente del banco central para ser el último y cerrarlo.
Y quienes están al frente de ese entramado estatal, cuyo objetivo último es parasitar
a los ciudadanos, vivir a costa de los ciudadanos, son los políticos.
Y esta es la opinión bastante descriptiva que tiene Javier Milay de los políticos.
Los políticos son una suerte de sociópatas que quieren hacernos creer que nosotros somos
inválidos mentales, inválidos en todo sentido, porque no podemos vivir si no fuera por ellos,
en realidad los que no pueden vivir si nosotros son ellos.
Es decir, si el país se separara entre los que producimos de un lado y del otro lado
queda la mierda de los políticos, los sindicalistas, todo este conjunto de parásitos se hunden.
Pero si Javier Milay tiene esta opinión sobre el Estado y sobre los políticos, no es acaso
incoherente que ahora él mismo se quiera convertir en político.
Bueno, de acuerdo con Javier Milay, existen diversas diferencias muy significativas.
La primera, que Javier Milay no quiere convertir a los ciudadanos en un rebaño de corderos,
sino en una manada de leones.
Y la segunda, ya con un carácter bastante más aplicado, que Javier Milay asume con
sus votantes una serie de compromisos con la libertad que ningún otro político está
dispuesto a asumir.
Se trata en definitiva de intentar que Argentina cambie el decadente rumbo de su historia
y vuelva al camino de la libertad y, por tanto, de la prosperidad.
Y ese futuro solamente será un futuro que nos verá próspero solo si tomamos el camino
en la libertad, es decir, volver a abrazar los valores del liberalismo.
Por supuesto, muchos liberales podrán mostrar discrepancias muy profundas con respecto
a muchos asuntos, el estilo de Javier Milay, las propuestas monetarias, por ejemplo, la
banca Simons de Javier Milay, su posición contraria al aborto o incluso de despenalización
condicionada de las drogas o la posición de Javier Milay sobre los monopolios naturales
o incluso la propia decisión de Javier Milay de entrar en política, que puede ser vista
como incoherente, como innecesaria, por parte de muchos liberales.
Pero al margen de las discrepancias, de fondo y de forma que se puedan tener con Javier
Milay, creo que es muy positivo que Argentina y el mundo escuchen mensajes como los anteriores
que son esencialmente correctos.
Ahora solo cabe esperar que, si finalmente Javier Milay es elegido diputado nacional
en las elecciones del próximo 14 de noviembre, el político Javier Milay desarrolle su actividad
política con un escrupuloso respeto hacia las ideas de la libertad que, durante tanto
tiempo, el economista Javier Milay ha defendido.
La promoción de las ideas liberales no solo requiere de una brillante eloquencia en su
defensa, sino también de una vida coherente y ejemplar con respecto a esas ideas.
Y es justamente cuando se entra en política, por aquello que sabemos también los liberales
de que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe, cuando se corre un mayor riesgo
de que esa vida coherente y ejemplar con las ideas del liberalismo sea abandonada.
Así que Javier, no puedo más que desearte mucha suerte en tu andadura política y que
no nos falles.