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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La trágica muerte del ex primer ministro japonés Abe Shinzo nos combina a reflexionar,
aunque sea críticamente, sobre su legado económico.
¿Qué fue el A-B-N-O-M-I-X?
Veámoslo.
Abe Shinzo ha sido el primer ministro japonés que más tiempo ha estado al frente de su cargo.
Ha sido, por tanto, el primer ministro japonés que más tiempo ha tenido para poder desplegar
su visión sobre cuál debía ser la política económica que sacara a Japón del estancamiento
semideflacionista en el que se encuentra desde el estallido del enorme burbujón bursátil
inmobiliario, crediticio, en última instancia, de principios de los 90.
Este conjunto de medidas que pretendían revolucionar la economía japonesa desde su
misma base fue conocida como A-B-N-O-M-I-X, la política económica de Abe, de Abe Shinzo.
Pero ¿en qué consistió exactamente el A-B-N-O-M-I-X?
Pues el A-B-N-O-M-I-X fue un conjunto de tres grandes bloques de política económica, conocidas
como las tres flechas de la A-B-N-O-M-I-X, tres direcciones de cambios de medidas que pretendían
relanzar la economía japonesa.
El primer conjunto de medidas se refería a la política fiscal, el segundo conjunto de
medidas se refería a la política monetaria y el tercer conjunto de medidas a las reformas
estructurales.
¿En qué consistían, qué efectos tuvieron, fueron exitosas, han sido un fracaso?
Bueno, vamos paso por paso.
Bueno, de entrada, como hemos dicho, el objetivo conjunto de estos tres bloques de medidas
económicas era relanzar el crecimiento económico de Japón, escapando de su estancamiento
semideflacionista.
Si estos tres conjuntos de medidas no han alcanzado su objetivo o no, lo evaluaremos
al final, pero a su vez cada uno de estos bloques de medidas tenía sus propios objetivos
internos.
Con lo cual vamos a ir repasando cuáles eran los objetivos de cada uno de estos bloques
y si las medidas adoptadas lograron o no lograron cada uno de estos objetivos.
En primer lugar, la flecha fiscal, ¿qué pretendía la flecha fiscal recomponer la estructura
fiscal y presupuestaria de Japón para lograr dos objetivos?
En primer lugar, estabilizar y amasar superávit presupuestarios que permitieran reducir la
enorme deuda pública que tiene Japón y, por otro lado, estimular la inversión empresarial.
¿Cómo se pretendía hacer esto?
Pues, por un lado, incrementando el gasto público, sobre todo el gasto público en
infraestructuras, pero financiándolo con un incremento de impuestos que, no obstante,
se combinara con una rebaja de otros impuestos.
Lo que hizo el primer ministro Abe fue subir de manera sustancial el IVA, el Impuesto
sobre el Consumo Japones, que pasó progresivamente del 5% al 10%, y, por otro lado, rebajar el
impuesto sobre sociedades en Japón desde alrededor del 38% hasta el 31%.
Es decir, menor grabamen sobre los beneficios empresariales para conseguir que las empresas
japonesas inviertan más, mayor grabamen sobre el consumo de los japoneses para recaudar
más, y uso de esa mayor recaudación para estimular la inversión pública que, a su
vez, pueda arrastrar la inversión privada.
Pues bien, logró el primer ministro Abe sus dos objetivos dentro de este bloque de la
flecha fiscal, por un lado, conseguir amasar superávit presupuestarios para reducir la
deuda pública japonesa y, por otro, estimular la inversión empresarial, pues de manera bastante
mediocre.
Y donde, sin duda, se consiguieron mejores resultados, aunque no suficientes, fue en
la progresiva reducción del déficit público, no se llegó a alcanzar el superávit presupuestario,
y desde luego el año 2020 dio al traste con todos los planes de estabilización presupuestaria
de Abe, pero hasta el año 2019, que es hasta donde podemos juzgar realmente si el AVENOMIX
tuvo no resultados, porque el año de la pandemia hay que excluirlo en términos generales,
por lo que vemos es, efectivamente, una progresiva reducción del déficit público,
que llevó, a su vez, a una estabilización que no reducción del endeudamiento público
japonés en relación con el PIB, pero de nuevo no hubo superávit presupuestario, ni tampoco
hubo reducción del endeudamiento público.
Aquí, por tanto, tendríamos logros medio conseguidos, sin embargo, donde, sin duda,
no se lograron los resultados esperados, fue en estimular la inversión empresarial japonesa,
en este gráfico podemos observar la formación bruta de capital fijo en Japón, como por
centaje de su producto interior bruto, y como vemos, no ha habido un resurgir de la inversión
empresarial dentro de Japón, es verdad que sube con respecto a 2010-2011, pero pensemos
que esos serán años de recesión, por tanto, una vez quitado el ruido que introduce la
recesión, lo que vemos es que el peso de la inversión sobre el PIB japonés está
al mismo nivel que estaba en los años 2005 o 2004 o 2003.
No es un mal nivel, estamos hablando del 25% del PIB, que es más que en muchos países
desarrollados, sin embargo, si el objetivo era incrementar esto de manera apreciable,
sin duda no se logró.
Donde sí se ha dejado notar de manera considerable la influencia de esta reducción del impuesto
sobre sus sociedades ha sido en la bolsa japonesa, en el Nikkei, el Abenomics en términos generales
y como podemos ver en este gráfico, le sentó, le ha sentado, le sigue sentando muy bien
a la bolsa japonesa, es decir, a la valoración, al valor de las compañías japonesas en bolsa.
Vayamos ahora con la segunda flecha, con la flecha de la política monetaria, ¿cuáles
eran los objetivos de esta segunda flecha? Pues el principal, el más importante, era
generar inflación.
Japón estaba sumido en una trampa de inflacionista desde la crisis de los 90 y se buscaba no
una inflación desvocada, pero alcanzar una inflación del 2, del 3 o del 4% como mucho
para de esa manera estimular el gasto interno.
Si hay inflación, si el dinero se te va consumiendo entre las manos, si el dinero te quema entre
las manos, tenderás a gastarlo y el gasto supuestamente estimula la economía y eso
era, en última instancia, lo que se buscaba.
Por tanto, primer objetivo de la flecha monetaria, generar inflación.
Segundo objetivo, depreciar el yen. Depreciar el yen para qué? Para estimular las exportaciones
de Japón.
De nuevo, si no se gasta dentro del país, lo que se pretende es que gasten desde fuera
del país, que el gasto llegue desde fuera de las fronteras de Japón y para lograr ese
mayor gasto supuestamente hay que depreciar la moneda, volviendo, por tanto, las compras
en Japón más asequibles para los extranjeros.
Y cómo se pretendía lograr este doble objetivo, generar inflación y depreciar el yen, pues
básicamente a través de un programa de compra de deuda pública por parte del Banco Central
de Japón es tremendamente ambicioso, tremendamente expansivo, tremendamente agresivo.
A día de hoy, el Banco Central de Japón posee alrededor del 50% de toda la deuda pública
japonesa emitida.
A finales del año 2020, los activos del Banco Central de Japón, que esencialmente son deuda
pública, representaban prácticamente el 100% del PIB japonés.
Y a día de hoy, en el año 2022, el Banco Central de Japón ya es el Banco Central de
todo el planeta con mayor cantidad de activos en relación con el PIB del país.
Ha logrado esta segunda flecha a sus objetivos, pues de nuevo escasamente.
En primer lugar, sin duda, ha sido un rotundo fracaso a la hora de promover la inflación
dentro de Japón.
Sólo hubo un año, el año 2014, en el que la inflación se ubicó por encima del 2%
y fue sobre todo porque, en ese año, el IVA se incrementó desde el 5% al 8%.
El resto de años, como vemos, la inflación se ha mantenido más o menos cercana a cero.
Por tanto, todas las compras masivas de deuda pública que ha hecho el Banco Central japonés
no han servido, al menos, durante el periodo de vigencia de la Benomix.
Veremos, en el futuro, una vez el Banco Central está hipotecado en esos activos, pero durante
la etapa de la Benomix, sin duda, no sirvieron para lanzar la inflación.
¿Por qué razón?
Pues porque, al final, lo que se hizo fue un swap, un cambio de activos.
Los japoneses compraban, mantenían en su patrimonio, cantidades ingentes de deuda pública nacional,
invertían en deuda pública a modo de plan de pensiones, a modo de complemento para la
jubilación y, si el Banco Central de Japón les ha ido comprando esos títulos de deuda
pública que tenían en su patrimonio y les ha dado yenes, pues si esa deuda pública
ya pagaba unos tipos de interés del cero por ciento antes de que el Banco Central de Japón
la comprará, pues, al final, una deuda pública que paga un cero por ciento o casi un cero
por ciento de intereses, versus un billete que no deja de ser deuda del estado japonés,
el yen que también paga un cero por ciento de intereses, es más o menos lo mismo.
Si te quitan la deuda pública y tú quieres ahorrar en deuda pública japonesa y los
billetes son un tipo de deuda pública que paga un tipo de interés del cero por ciento,
pues sigues atesorando billetes, sigues atesorando yenes, con lo cual si tú aumentas la oferta
monetaria, pero al mismo tiempo la demanda monetaria crece, no hay inflación y eso
es lo que ha sucedido en Japón hasta el año 2020, es decir, durante el periodo de vigencia
de la Benomix, un incremento muy fuerte, sí, de la oferta monetaria comprando títulos
de deuda pública, pero que fue de la mano de un incremento de la demanda monetaria de
los japoneses y que por tanto no se tradujo en inflación.
Consiguió al menos esta segunda flecha subjetivo de depreciar el yen y de impulsar las exportaciones,
pues de nuevo de manera muy parcial.
Desde luego el efecto inmediato que tuvo el anuncio de la Benomix, de esta segunda flecha,
de las compras masivas de deuda pública por parte del Banco Central Japones, sí fue el
de depreciar fuertemente el yen en los mercados de divisas.
Sin embargo, si cogemos una perspectiva más amplia de varios años, veremos que en realidad
lo que hizo el yen fue regresar al tipo de cambio que ya exhibía antes de la crisis
económica de 2007, 2008 o 2009, es decir, regresó al tipo de cambio pre-crisis.
¿Y por qué esto es importante? Pues porque durante las crisis históricamente el yen se
ha atendido a apreciar. Japón es un país acreedor en términos internacionales y los
países acreedores en momentos de crisis financiera se refuerzan. La gente busca refugio
en sus activos y por tanto en las crisis históricamente se ha buscado refugio en el yen, con lo cual
la apreciación del yen en los años de crisis fue más bien algo transitorio conforme se
fue despejando la crisis, el yen volvió a su tipo de cambio anterior.
De modo que como mucho el Abenomics, esta segunda flecha pudo acelerar el regreso al
tipo de cambio pre-crisis, pero desde luego es complicado atribuir a la Abenomics la responsabilidad
de establecer ese tipo de cambio cuando ya era, repito, el tipo de cambio vigente antes
de la crisis. En todo caso, esta depreciación por sí sola o impulsada por el Abenomics del
yen ha conseguido mejorar las exportaciones de Japón, pues lo ha logrado muy en el margen,
lo ha logrado de manera bastante parcial, de manera bastante modesta, pero es que además
si tenemos en cuenta el conjunto de la balanza por cuenta corriente, es decir, no solo las
exportaciones sino también las importaciones, al haberse debilitado el yen a Japón también
le sale mucho más caro importar y por tanto, como podemos ver en este gráfico, el saldo
neto de la balanza por cuenta corriente no ha mejorado respecto a años anteriores.
Se exporta más pero también se importa más y por tanto, el superávit exterior que tenía
Japón es el que ya tenía antes de la Abenomics, en esto influyó de nuevo poco.
Y por último tenemos la tercera flecha, las reformas estructurales. Este tercer paquete
de medidas económicas de la Abenomics es considerado en general el paquete más fracasado porque
es el que menos se pudo implementar. Las partes de gastar y de imprimir son siempre las partes
más fáciles de aplicar para cualquier político pero las reformas estructurales suelen ser
las que se guardan en el cajón porque son las que requieren pisar mas callos y eso dificulta
mucho su aplicación y también la dificultaron para el primer ministro Aben.
En todo caso, ¿cuál era el objetivo de todo este paquete de reformas estructurales
que no se llegó a aplicar desde luego en su totalidad pero solo se tomaron algunas
medidas de nuevo muy parciales? Pues básicamente el objetivo era incrementar la natalidad dentro
de Japón para revertir su declive, su invierno demográfico y en todo caso facilitar una
mayor incorporación de los japoneses al mercado laboral. Es decir, que un mayor porcentaje
de la población, declinante de Japón, se incorporará al mercado laboral para que
hubiese más gente trabajando y generando riqueza. ¿Qué podemos decir sobre el resultado
de este tercer bloque de esta tercera flecha de la Benomix? Pues de nuevo que su principal
objetivo ha fracasado. La caída de la población en Japón no se ha revertido, el invierno
demográfico sigue ahí. Ahora bien, es cierto que sí parece que la Benomix fue exitoso
a la hora de estimular que un mayor porcentaje de la población japonesa participara en el
mercado laboral, si incrementó el porcentaje de la población japonesa con empleo.
En conjunto, por tanto, ¿cuál es el veredicto final sobre los resultados de la Benomix,
de la aplicación conjunta de estas tres flechas? Recordemos que el objetivo último que tenía
la Benomix era impulsar el crecimiento económico de Japón, sacarlo de esa semidepresión de
flaccionista en la que estaba sumido desde los años 90.
Pues bien, si analizamos la evolución de la tasa de crecimiento del PIB japonés durante
el periodo de la Benomix, veremos que el crecimiento de Japón fue más bien mediocre. Durante
todos los años, de ese periodo de la aplicación de esas políticas, Japón creció menos
del 2% y recordemos que son años 2012-2019, excluyamos 2020 por la pandemia, de crecimiento
internacional robusto. Es más, ese ritmo de crecimiento del 2% del PIB es similar al
que ya exhibía Japón antes de la crisis económica 2007-2008-2009. Por tanto, no se
aprecia un incremento sustancial notable del ritmo de crecimiento de Japón con respecto
al nivel previo a la crisis. Aunque es cierto que quizá sea injusto juzgar el resultado
de la Benomix en función del crecimiento económico del PIB. El PIB es la producción
final agregada dentro de un país. Si, como hemos visto, cada vez hay menos población
dentro de Japón, es complicado que el PIB crezca mucho porque hay menos gente produciendo,
de modo que quizá sea más justo, más equitativo juzgar los efectos de la Benomix en función
de la evolución del PIB per cápita. Sin embargo, si observamos la evolución del PIB per cápita
comprobaremos que sí, en efecto, el PIB per cápita, en llenes constantes, es decir,
excluyendo la influencia de la inflación o de la deflación sobre el PIB, creció sostenidamente
durante el mandato de AVE, pero creció un ritmo similar al que ya crecía previamente
a la crisis económica 2007-2008-2009. De nuevo, lo que parece que hizo Japón fue
regresar a su tendencia de crecimiento de su renta per cápita de los últimos 20 años
y no se observa, al menos, no claramente, ninguna influencia decisiva de la Benomix,
de la política económica del primer ministro AVE, en esta evolución de la renta per cápita.
Por supuesto, sería necesario un análisis mucho más sofisticado y mucho más riguroso
que el que hemos efectuado aquí. Sería necesario tratar de estimar cuáles serían los escenarios
contrafactuales en caso de que no se hubiesen aplicado las políticas económicas anteriores.
Quizá, aunque no veamos un cambio de tendencia en el ritmo de crecimiento del PIB per cápita
o en la inflación o en la evolución del saldo por cuenta corriente, quizá, sin todas
las medidas que aplicó el primer ministro AVE, esos resultados habrían sido todavía
peores de los que observamos en los gráficos. Por tanto, aunque sería necesario un análisis
más riguroso o más sofisticado que el que hemos realizado en este vídeo, lo cierto
es que, al menos como análisis tendencial, no se observa una impronta importante de la
Benomix en la evolución de la economía japonesa. Pese a haber sido el primer ministro más
poderoso de la historia de Japón en las últimas décadas, ese poder político no se ha conseguido
traducir en un cambio de fondo en el comportamiento de la economía japonesa. Desde luego, no
para bien, y si acaso, observando el balance de su banco central y, por tanto, la hipoteca
monetaria de su banco central de cara al futuro, si acaso, para mal. En todo caso, y sea
como fuera, descanse en paz.