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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Nunca en los últimos 20 años el dólar ha estado tan caro frente al resto de
divisas internacionales como en estos momentos. Una situación que afecta a
todas las economías del mundo pero que puede dañar de manera muy especial a
las economías emergentes. ¿Cuántas cosas se pueden llegar a romper en estas
economías si el dólar se mantiene en los niveles actuales o si sigue subiendo
todavía más con respecto a los niveles actuales? Veámoslo.
El dólar no deja de fortalecerse en los mercados internacionales de divisas, no
sólo frente al euro sino frente a prácticamente cualquier divisa. De hecho,
si echamos un ojo al índice dólar, un índice que mide el tipo de cambio del
dólar frente al euro, frente al yen, frente a la Libra, frente al Franco
Suizo, frente a la corona sueca y frente al dólar canadiense, comprobaremos que el
dólar se haya en su momento de máxima fortaleza en los últimos 20 años, desde
el año 2002. Pero el dólar no sólo se está fortaleciendo, frente a las divisas
de los países ricos, también se está fortaleciendo frente a las divisas de los
países emergentes. Por ejemplo, en lo que llevamos de año y esto es algo
inédito en las últimas décadas, el yuan chino se ha depreciado un 9% con
respecto al dólar, pero esto mismo podría decirse de muchas otras divisas de
países emergentes. ¿Cuáles son las consecuencias de que el dólar se fortalezca?
Ya no frente a las divisas de los países ricos, sino también frente a las
divisas de los países no tan ricos. ¿Cuáles son las consecuencias de un
dólar fuerte en los mercados emergentes? Primero, consecuencias para la economía
real. Un dólar fuerte significa que las divisas de los países emergentes se
deprecian. En la medida en que estos países deban importar bienes de consumo
y bienes intermedios del resto del mundo, un dólar fuerte, una divisa nacional,
local, depreciada, implica una menor capacidad para importar esos bienes y
servicios. Y si esos bienes y servicios son fundamentales para el funcionamiento
de su economía, pensemos por ejemplo en las importaciones energéticas, significa
una menor capacidad para crecer. Y en segundo lugar, podríamos pensar que una
divisa local depreciada al menos facilita las exportaciones de estos países.
¿Pueden importar menos, pero como poco exportarán más? Pues no está tan claro.
Desde luego, Estados Unidos, que es el país que tiene dólares, sí tendrá un
mayor incentivo a importar desde los países emergentes cuya divisa local se
ha depreciado frente al dólar. El problema es que estos países no exportan
única, ni necesariamente de manera mayoritaria, a Estados Unidos. Lo
habitual es que sus exportaciones sean con el resto de países de la zona. Y aquí
nos topamos con una dificultad. La divisa en la que se liquida el comercio
regional entre estos países es el dólar. Si un país emergente exporta a otro
país emergente, querrá cobrar sus exportaciones no en la divisa local del
país importador, sino en dólares. De manera que para que el país importador
pueda comprar las exportaciones del país exportador, ha de tener dólares. Y si el
dólar se está encareciendo en los mercados, eso es un reflejo de que la
cantidad de dólares está escaseando. Por ejemplo, porque la Reserva Federal, el
Banco Central de Estados Unidos, está pagando a los bancos estadounidenses para
que atesoren dólares. No quiere que esos dólares se movan por la economía y les
paga en forma de un depósito remunerado para que los mantengan atesorados.
Menor cantidad de dólares en circulación, un dólar más caro, más
fortalecido, pero también un menor comercio interregional entre aquellos
países que utilizan el dólar como divisa para liquidar, para pagar, para
extinguir las deudas de sus lujos comerciales. Por consiguiente, no está
tan claro que con un dólar fuerte y por tanto con una divisa local débil, estos
países emergentes vayan a exportar mucho más, porque sus socios comerciales, que
suelen ser otros países emergentes, pueden perder capacidad de acceder a
dólares y por tanto de comprarles sus exportaciones, de modo que nos
encontraríamos con menos importaciones pero también con menos
exportaciones. Bien, ya hemos visto las consecuencias que para la economía real
de los países emergentes puede tener un dólar fuerte, importar menos, con lo
cual menor capacidad productiva y probablemente también exportar menos, con
lo cual menores ingresos y de nuevo menor actividad productiva, es decir, la
consecuencia real es el estancamiento económico, pero no sólo hay consecuencias
sobre la economía real, también hay consecuencias nominales sobre el nivel
de precios, una moneda local depreciada significa un incremento del nivel de
precios internos, básicamente hay una transferencia del encarecido precio de
los bienes que se importan, encarecido por la depreciación del tipo de cambio, a
los precios internos de la economía, de modo que la depreciación del dólar
puede alimentar todavía más la inflación de estos países. Consecuencias
reales, consecuencias nominales y nos quedan por ver las consecuencias
financieras, que en este caso serán de dos tipos que en parte estarán vinculadas
por lo que hemos dicho respecto a las consecuencias reales y a las consecuencias
nominales. Por un lado, los bancos centrales de los países emergentes pueden
tratar de contrarrestar una inflación que tiene su origen en la depreciación de
sus divisas elevando los tipos de interés. Si no elevan los tipos de interés y
quieren defender el tipo de cambio de sus divisas, no les quedará a otro remedio
que liquidar sus reservas exteriores de dólares, pero liquidando las reservas
exteriores de dólares sólo conseguirán un alivio temporal a sus
tipos de cambio, de modo que si el problema estructural persiste y el
problema estructural es que los tipos de interés en Estados Unidos están
relativamente altos y se espera que vayan a seguir aumentando, en última
instancia no les quedará a otro remedio que subir todavía más de lo que ya lo
están haciendo muchos de estos países emergentes sus tipos de interés
internos. Y si estos países emergentes incrementan sus tipos de interés
internos, lo que sucederá es que el acceso al crédito dentro de sus
economías locales se restringirá todavía más, de modo que su actividad
económica sufrirá aún más de lo que ya hemos explicado que iba a
sufrir por las consecuencias sobre el comercio exterior, importaciones y
exportaciones del dólar fuerte. Pero además hay un segundo elemento a
tener en cuenta. Como ya hemos explicado, el comercio interregional entre
economías emergentes se liquida en dólares. Eso significa que si una
economía emergente quiere importar de otra economía emergente necesita
dólares. Eso significa que si una empresa ubicada en una economía emergente
no tiene dólares, pero si necesita comprar fuera del país tendrá que pedir
prestados los dólares. Es decir, tendrá que endeudarse en dólares.
Por tanto, una parte importante de la deuda interna que existe en muchas
economías emergentes es deuda denominada en dólares. Si la moneda local se
deprecia frente al dólar, todos aquellos que tengan sus ingresos en moneda
local pero estén endeudados en dólares verán cómo el saldo real de sus
deudas, la cantidad de dinero que realmente deben, se incrementa. Y si se
incrementa en un contexto de paralización económica, como aquel al que
estas economías se pueden dirigir, como consecuencia del
encarecimiento del dólar, tal como acabamos de explicar que puede ocurrir al
congelar los flujos comerciales y al incrementar los tipos de interés
internos, pues si se produce este incremento del saldo real de las deudas
denominadas en dólares, en un contexto de parálisis económica, eso se traduce
en impagos, en un aumento de los impagos de la deuda denominada en dólares. Y un
incremento de los impagos de la deuda denominada en dólares se traduce en una
descapitalización de aquellos que han extendido ese crédito en dólares que
suelen ser entidades financieras locales y entidades financieras locales
descapitalizadas, significa aún menos crédito interno para esa economía
emergente y, por tanto, aún menos crecimiento económico. Por no hablar
claro de que si los estados de países emergentes intentaran orquestar un
rescate masivo de su sistema financiero, muy probablemente asisteríamos a
dudas y miedos entre los inversores acerca de la solvencia de esos estados
que intentan rescatar un sistema financiero, y miedos sobre la solvencia de
un estado se traduce en una mayor depreciación de la divisa que emiten
esos estados, de modo que volveríamos a la casilla de salida con todas las
consecuencias negativas que hemos expuesto que esta depreciación del tipo de
cambio frente al dólar tiene. En definitiva, son muchas las cosas, si muy
graves, que se pueden romper en los países emergentes si el dólar sigue
revalorizándose, si el dólar se sigue fortaleciendo en los mercados de divisas.
Muchas de estas economías emergentes han aguantado hasta el momento el tirón, el
dólar no se está revalorizando desde hace unas semanas sino desde hace
bastantes meses, han aguantado hasta el momento el tirón porque muchos de estos
países son a su vez exportadores de materias primas y el encarecimiento de
las materias primas ha significado un flujo de entrada en dólares que les ha
permitido convivir con este encarecimiento del dólar, pero ahora mismo
estamos asistiendo a un proceso de encarecimiento del dólar mientras el
precio de muchas materias primas está cayendo y por tanto muchos de estos
países emergentes, si el dólar se mantiene a estos niveles, no digamos si
se sigue encareciendo con respecto a estos niveles, pueden terminar pasándolo muy
mal durante los próximos trimestres. El panorama económico no solo se está
ennegreciendo para áreas económicas desarrolladas como la Unión Europea
expuestas a una potencial crisis energética, también se está ennegreciendo
para muchos países expuestos a una potencial crisis de divisas.