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El líder de izquierdas Gabriel Bórik será el nuevo presidente de Chile y en qué va
a consistir su programa de gobierno, pues en multiplicar el tamaño del Estado chileno
sableando a impuestos a los ciudadanos.
Veámoslo.
Gabriel Bórik, el líder de la coalición de izquierdas chilena, aprueba dignidad dentro
de la cual se encuentra el Partido Comunista de Chile, ha resultado vencedor claro de
las elecciones presidenciales celebradas este pasado domingo 19 de diciembre.
Por tanto, Gabriel Bórik será el próximo presidente de Chile.
¿Y cuál es el proyecto que Gabriel Bórik y en general la coalición de izquierdas aprueba
dignidad dentro de la que se encuentra el Partido Comunista de Chile tienen para el
país?
¿Hacia dónde quieren que avance el país durante los próximos años?
Pues esencialmente hacia una expansión histórica del tamaño del Estado chileno, sufragada
esa expansión, claro está, con un sablazo igualmente histórico sobre los ciudadanos
chilenos.
En particular, Gabriel Bórik quiere expandir enormemente el tamaño del Estado en cuatro
frentes fundamentales, sanidad, educación, cuidados y pensiones.
Primero en materia de sanidad, Bórik pretende establecer un sistema sanitario público universal
aniquilando el sistema de aseguramiento privado que ahora mismo existe en Chile.
Textualmente podemos leer en su programa Fondo Universal de Salud, protección financiera
y acceso según necesidad.
Generaremos un Fondo Universal de Salud que actuará como un administrador único de los
recursos a través de la universalización de la cobertura del FONASA a todas las personas
que residen en el país.
El FUS, el Fondo Universal de Salud, recaudará y administrará las cotizaciones de las y
los trabajadores 7%, es decir, que los trabajadores no podrán administrar esa parte de sus cotizaciones
sociales.
Para un dinero del que se apropiera el Estado, el 7% de su salario, junto a los aportes
del Estado a ese Fondo Universal de Salud.
Con ello terminaremos con el negocio de la SISAPRE, es decir, de las aseguradoras privadas
de salud, las cuales se transformarán en seguros complementarios voluntarios, lo que
nos permitirá una administración más eficiente y que asegure la equidad.
Esencialmente, pues, nacionalización, estatalización del sistema de sanidad chileno.
Segundo, en materia de educación también se aspira a una estatalización del sistema
básico de enseñanza, es decir, ir orillando el sistema de educación privado para que
el sistema público se convierta en absolutamente predominante, de nuevo tal como podemos leer
en el programa electoral de Gabriel Bórik, compromiso nacional con la educación pública.
Salas, cuna, jardines, escuelas y liceos públicos deben ser la garantía institucional del derecho
universal a la educación integral sin discriminaciones de ningún tipo.
Queremos que sea un espacio vital de innovación, encuentro y desarrollo de la educación integral
a la que aspiramos.
Por eso, sellaremos el compromiso del Estado con fortalecer y expandir la educación pública
terminando con décadas de abandono y privatización.
Es decir, que Gabriel Bórik pretende que el canal fundamental a través del cual se
eduquen los chilenos en la educación básica sea la educación pública, no la educación
privada o semi-privada con subsidios del Estado para permitir que las familias sean las que
escojan a qué colegio desean llevar a sus hijos, y por si lo anterior fuera poco, además
Gabriel Bórik prosigue.
Continuaremos el proceso de desmunicipalización e instalación de la nueva educación pública.
Es decir, que no solo se trata de que la escuela sea pública, sino de que el control de la
escuela esté centralizado políticamente, porque se quiere centralizar políticamente
el control de las escuelas, pues, evidentemente, para promover desde el centro político, desde
el mismo gobierno de Chile, aquel adoctrinamiento que mejor case con las preferencias, con las
necesidades, con las aspiraciones, con la ideología del gobierno que en ese momento
esté ocupando la presidencia chilena.
Y en materia de educación superior universitaria, tres cuartos de lo mismo, progresiva estatalización
de las universidades.
Por un lado, Gabriel Bórik pretende condonar la deuda de todos los estudiantes chilenos.
Como podemos leer en su programa, condonación universal de las deudas estudiantiles.
El endeudamiento estudiantil, junto con dinamizar la mercantilización y privatización de la
educación superior, es una pesada mochila para las y los deudores educativos, y una
alta carga para el estado, el que a la fecha ya ha recomprado más de la mitad de los créditos
cursados.
Y proponemos la condonación universal de las deudas educativas a través de un esquema
de pagos a largo plazo por parte del estado, donde la gradualidad sea soportada por las
instituciones financieras y no por las personas endeudadas.
Pondremos fin al CAE y crearemos un nuevo sistema único de créditos que será transitorio
hasta alcanzar la gratuidad universal, será público, solidario, sin interés, sin participación
de los bancos y no reproducirá los abusos del CAE.
Y, por otro lado, como decíamos, también pretende reemplazar el sistema universitario
privado por las universidades públicas, de tal manera que, al final, el control del estado
sobre la educación universitaria sea casi total, como podemos, de nuevo, leer en su
programa, reconstrucción y expansión de la educación pública gratuita y de calidad,
esto con respecto a la educación superior universitaria.
Iniciaremos un proceso de reconstrucción y expansión de la educación pública, aumentaremos
el financiamiento basal a las instituciones estatales e impulsaremos un proceso de expansión
de su matrícula por medio de un crecimiento sostenido de esta en los próximos años,
que permita, a mediano plazo, que la mayoría de los estudiantes puedan optar por acceder
a la educación pública.
La expansión tendrá especial foco en descentralización y género, se priorizará a las instituciones
regionales y a las mujeres en áreas altamente masculinizadas, así mismo fortaleceremos
la instalación de los CFT estatales para su consolidación, acreditación, instalación
y expansión.
En tercer lugar, estatalización de los cuidados, es decir, que el estado se haga a cargo de
cuidar a los mayores con preferencia al cuidado familiar, tal como podemos leer en el programa
de Gabriel Bórik, nuestro gobierno establecerá un sistema nacional de cuidados que coordine
con perspectiva feminista, intersectorial y comunitaria diferentes espacios institucionales
bajo los principios del cuidado como un derecho social y humano de acceso universal.
Proponemos transitar desde el sistema de cuidados actual que descansa exclusivamente en la familia
y especialmente sobre las mujeres hacia uno de corresponsabilidad social de los cuidados,
que involucre a los hogares, las comunidades y el estado.
Fijémonos a este respecto en que la obsesión estatalizadora de la sociedad no se refiere
únicamente a expulsar a las empresas privadas o a las mutuas de ámbitos muy diversos,
como la salud o la educación de las interacciones sociales.
No, no se trata solo de que haya un sesgo anti mercantilizador, también se trata de expulsar
a las familias de ese ámbito de las interacciones sociales que tienen un cariz voluntario para
establecer sobre todos esos ámbitos sociales diversos el control, el predominio absoluto
del estado, que el estado decida monopolísticamente sobre nuestra salud, sobre nuestra educación
y sobre nuestros cuidados.
Y por último y en cuarto lugar, Gabriel Bórik también pretende acabar con el sistema de
pensiones privadas con el sistema de ahorro privado para la jubilación que prevalece
en Chile de nuevo para estatalizar el ahorro de los ciudadanos chilenos.
En particular, Gabriel Bórik pretende establecer una pensión básica universal para todos los
chilenos que no tenga un componente contributivo, es decir, con independencia de si ha escotizado
o no ha escotizado, vas a cobrar esa pensión básica, esto por otro lado era algo muy parecido
a lo que también proponía José Antonio Cast, pero en segundo lugar lo que pretende
Gabriel Bórik es que el ahorro de los ciudadanos chilenos a través de sus cotizaciones sociales
no vaya a parar al patrimonio personal de los ciudadanos chilenos, sino que le sea arrebatado
por el estado para que el estado lo gestione, lo administre, disponga sobre él como el estado
buenamente quiera, tal como podemos leer en el programa electoral de Gabriel Bórik,
pilar contributivo.
A la pensión básica universal se suman los beneficios que dependen de la contribución
durante la vida laboral activa, estas contribuciones sociales de las personas irán a un nuevo
sistema de cuentas de registro individual, cuentas de registro, no cuentas de acumulación
o cuentas de ahorro, el estado les quita el dinero, el ahorro a los chilenos y anota que
les ha quitado ese dinero, pero ese dinero no permanece en ningún lado específico,
no permanece en una cuenta de ahorro en favor de ese ciudadano chileno, ese dinero se lo
gasta hoy al gobierno y ya veremos mañana cómo se repone.
Irán a un nuevo sistema de cuentas de registro individual previsional, administrado por un
órgano público autónomo y técnicamente idóneo, básicamente un órgano politizado.
Además de los aportes individuales, se considerará el trabajo de cuidados no remunerado y se
subsidiarán los períodos de desempleo con tablas unisex para cada generación, esto beneficiaría
en particular a las mujeres quienes hoy en día hacen la mayor parte de las tareas de
cuidados y cuyas pensiones por su expectativa de vida, aunque hayan contribuido lo mismo
en el actual sistema son menores, aquí ya podemos encontrar un ejemplo de cómo el dinero
que se les arrebatan desde el estado a los ciudadanos chilenos que contribuyen, que cotizan,
que ahorran, no se va a quedar en manos de cada uno de esos ciudadanos chilenos, sino
que el gobierno lo va a redistribuir como considere oportuno, en este caso con perspectiva
de género.
Además, y como es bien sabido, los sistemas públicos de reparto, los sistemas que redistribuyen
las cotizaciones actuales a los pensionistas actuales, a cambio de que los cotizantes actuales
reciban en el futuro una pensión con cargo a las cotizaciones de los trabajadores del
futuro, esos sistemas de reparto intergeneracional tienen un problema muy claro y es la demografía.
Si la demografía no acompaña, los trabajadores actuales sí les pagan buenas pensiones a
los pensionistas actuales, pero en el futuro cuando no haya muchos trabajadores futuros
no se podrán pagar buenas pensiones a los pensionistas del futuro.
Y Gabriel Bori, que es bastante consciente de ello, es bastante consciente de que, aunque
hoy establezca un sistema público de reparto, en el futuro vendrán los recortes.
Y esto es algo que podemos ver reflejado en el propio programa de Gabriel Bori, tal
como podemos leer siguiendo la experiencia de Nueva Zelanda con el New Zealand Superannuation
Fund y considerando el envejecimiento de la población, sabemos que el costo de la pensión
básica universal irá aumentando progresivamente, es decir, que hoy se puede pagar una determinada
pensión básica universal, pero en el futuro, como el costo aumentará, ya veremos si se
puede seguir pagando.
Para asegurar su sostenibilidad, en el largo plazo se propone crear un fondo de reserva
construido sobre el actual fondo de reserva de pensiones.
Los fondos de reserva de pensiones ya sabemos muy bien cómo funcionan, especialmente en
España.
En España se constituyó uno en el año 2011 y ya se lo han fundido por entero, de manera
que en España ya necesitamos recortes porque las pensiones públicas no son sostenibles.
Son pan para los pensionistas de hoy y hambre para los trabajadores de hoy, que serán
los pensionistas de mañana.
En resumen, expansión histórica del tamaño y de la intervención del Estado en sanidad,
en educación, en cuidados y en pensiones, y todo esto como se paga, pues todo esto se
paga con un brutal rejonazo tributario sobre los chilenos.
De entrada, el Estado chileno va a pasar a quedarse con el 18% del salario de los trabajadores
chilenos, actualmente ese 18% son cotizaciones obligatorias de los trabajadores chilenos
pero cotizaciones que les pertenecen a ellos, cotizaciones que ellos destinan a escoger
el fondo de pensiones en el que deciden ahorrar para la jubilación y cotizaciones que se
destinan a escoger el seguro de salud con el que quieren percibir atención sanitaria.
Pues bien, ese 18% de su salario que actualmente es ahorro obligatorio de los chilenos, pero
propiedad de los chilenos, seguirá siendo ahorro obligatorio de los chilenos pero pasará
a ser propiedad del Estado.
Al eliminar las pensiones privadas y los seguros privados de salud, a partir de ahora, el Estado
se quedará y administrará como él considere ese 18% del salario de los trabajadores chilenos.
Hasta este punto, por tanto, los chilenos no percibirán un mayor esfuerzo tributario
sobre sus salarios, seguirán ahorrando forzosamente, obligatoriamente lo mismo que hasta la fecha,
pero la diferencia será que en lugar de administrar ellos mismos ese 18% de ahorro obligatorio,
ese 18% a partir de ahora se lo darán al Estado, pero el salario neto que les quedará después
del ahorro obligatorio, seguirá siendo el mismo que hasta ahora. Eso hasta aquí, pero
evidentemente no pensemos que toda esa expansión brutal del gasto público que hemos mencionado
se financia únicamente por esta vía, no es así.
Por eso, además, el programa de Gabriel Bórik también plantea un muy importante incremento
de la presión tributaria sobre los ciudadanos chilenos, por un lado lo que más se ha publicitado
sobre la factura fiscal que implicará para los chilenos el programa de expansión brutal
del tamaño del Estado de Gabriel Bórik es la siguiente tabla, una tabla que anuncia
un incremento de la presión fiscal sobre la economía chilena de 8 puntos del PIB. Dado
que antes de la pandemia en el año 2019, la presión fiscal en Chile era del 23,5% del
PIB, estamos hablando de que Gabriel Bórik, a lo largo de los próximos años, pretende
incrementar la presión fiscal que pesa sobre los chilenos en un 33%. ¿Y en qué rubricas?
Pues primero, cambios en los impuestos sobre la renta. El nuevo régimen de impuesto a
la renta proporcionará un 1% del PIB y la reducción de las exenciones dentro de los
impuestos que graban la renta, otro 1% del PIB. En segundo lugar, establecimiento de
impuestos a la riqueza con lo que se pretende recaudar el 1,5% del PIB. En tercer lugar,
impuestos verdes, otro 1% del PIB. En cuarto lugar, Royalty a la gran minería de cobre,
otro 1% del PIB y por último, medidas contra la evasión y la ilusión fiscal con lo que
se pretende obtener 2,5 puntos de PIB. Dejando de lado que muy probablemente muchas de estas
estimaciones estén infladas, por ejemplo la del impuesto a la riqueza o la de las medidas
contra la evasión y la ilusión, estamos hablando de que Gabriel Boric lo que pretende
y lo que necesita para financiar su expansión del tamaño del estado es incrementar en un
tercio la loza fiscal que recae sobre la economía chilena. Pero, por otro lado, y aunque esto
se ha publicitado menos, no pensemos que este es el único rejonazo tributario con el que
Boric pretende castigar a los chilenos. Tal como podemos leer en su programa electoral,
Gabriel Boric también plantea un incremento de las cotizaciones sociales del 6% para
financiar su sistema de pensiones públicas. Leo textualmente, se propone un aumento del
6% de la cotización a cargo del empleador, por supuesto siempre se dice que lo paga
el empresario, pero el empresario lo termina repercutiendo al trabajador en forma de un
menor salario. Por lo tanto, la contribución total para las pensiones será del 18%. Hoy
se ubica en el 10% más un 1,5% de comisión para las administraduras de pensiones, por
tanto en torno al 11,5% y pasará a ser del 18%. Un aumento del 50% en las cotizaciones
a las pensiones públicas, esas que son tan sostenibles y que no requerían de ningún
esfuerzo adicional. Bueno, una subida del 50% de momento. Y cuando empeore la demografía,
que lo irá haciendo a lo largo de las próximas décadas en Chile, todavía subidas mayores
como ha pasado en todos los países del mundo que tienen sistemas de reparto. El aumento
será gradual para mitigar los impactos que se sabe que son negativos en el mercado laboral.
Pues bien, esto equivale a una sustracción del 6% adicional del salario de todos los
trabajadores chilenos, lo que en términos agregados equivale a un aumento de la presión
tributaria de en torno a 2,5 y 3 puntos de PIB. Es decir, que en realidad Gabriel Bórik
no pretende incrementar la presión tributaria sobre la economía chilena en 8 puntos, sino
en alrededor de 10 puntos, casi un 50% más del actual.
Más impuestos sobre los salarios, más impuestos sobre los beneficios, más impuestos sobre la
riqueza. El efecto de todo ello es expulsar a los trabajadores cualificados, es expulsar
a la inversión empresarial y es expulsar a la ahorro de Chile. Es decir, el modelo
fiscal que plantea Bórik para hipertrofiar, el tamaño del Estado chileno, socava las
bases del desarrollo y del crecimiento de Chile a largo plazo. Ese es en definitiva
el proyecto político que plantea Gabriel Bórik para Chile. Más Estado a costa de menos
individuo, de menos familia, de menos comunidad, de menos empresa y de menos economía. Es
decir, más poder político a costa de menos libertad y prosperidad.