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Javier Milei consigue que el Congreso argentino apruebe la Ley de Bases y
Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. Ahora ya sólo queda que el
Senado la ratifique para que finalmente entre en vigor. Pero, ¿exactamente cuál
es el contenido de esta Ley de Bases? ¿Cuáles son sus puntos positivos y
también sus puntos negativos para el futuro de la libertad y de la
prosperidad en Argentina? Veámoslo.
El presidente de Argentina, Javier Milei, ha conseguido su primera victoria
parlamentaria al lograr la media sanción en el Congreso de su Ley de Bases y
Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. La ley todavía no ha sido
plenamente sancionada, todavía no ha sido plenamente aprobada, porque falta la
votación en el Senado, que se antoja bastante más complicada, más al filo de
la navaja, que en el caso del Congreso. Pero al menos, de momento, el Congreso se
ha dado el espaldarazo a este proyecto de Ley de Bases. Pero exactamente, ¿qué ha
sido lo que se ha aprobado en el Congreso, lo que ha obtenido la media sanción en el
Congreso? ¿Qué tiene de bueno y qué tiene también de malo esta Ley de Bases y
Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos? ¿Y a qué nos referimos con
reforma del Estado, con reforma de la estructura estatal? Pues, por un lado, a la
privatización total o parcial de diversas empresas públicas. Y, por otro
lado, a la desburocratización de muchos ámbitos de la sociedad. Las empresas que
Javier Milei ha conseguido que el Congreso le autorice a privatizar son las
siguientes. Aerolíneas Argentinas, Energía Argentina, Radio y Televisión
Argentina, Intercargo, Agua y Saneamientos Argentinos, Correo Oficial de la República
Argentina, Belgrano Cargas y Logística, Sociedad Operadora Ferroviaria y Corredores
Viales. Y, a su vez, también tendrá potestad para dar entrada al capital
privado. Aunque no para privatizar, el Estado argentino deberá conservar un
control accionarial mayoritario en las siguientes tres empresas. Banco de la
Nación Argentina, Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima y Yacimientos
Carboníferos Río Turbio. Por tanto, estamos hablando de la privatización total de
nueve empresas públicas y de la privatización parcial, o más bien de la
entrada de capital privado en tres empresas públicas. En total, doce. Se
trata de un listado muy reducido con respecto a las aspiraciones originales
de Javier Milei. La propuesta original que presentó Milei de privatizaciones
contenía más de cuarenta empresas públicas. Por tanto, se ha renunciado a
privatizar una treintena de compañías estatales a cambio de que, al menos, el
Congreso apruebe, consienta, la privatización total o parcial de doce. Y, por otro
lado, como decía, la reforma de la administración también contiene la
simplificación y desburocratización de determinados procedimientos
administrativos, pero, sobre todo, la posibilidad de rescindir relaciones
laborales con empleados públicos. Concretamente, cuando se reestructure alguna
área de la administración, por ejemplo, se suprima un organismo público, el
personal adscrito a ese organismo público permanecerá en disponibilidad de la
administración, cobrando de la administración a la espera de que se
lo reubique durante un año. Terminado ese año sin que se le haya reubicado a
otro puesto dentro de la administración, ese empleado público pasará a ser ex
empleado público. Es decir, su relación laboral con la administración pública
habrá cesado, habrá terminado de manera definitiva. De esta manera, por
consiguiente, se habilita al Gobierno Nacional a racionalizar el empleo público
dentro de la Argentina. Segundo capítulo positivo dentro de la ley de bases, la
reforma barra liberalización del mercado laboral. Las reformas del régimen
laboral tienen dos partes. Por un lado, la flexibilización y reducción de los
costes de la contratación. Se rebaja el coste del despido y se posibilita a los
empresarios a que contraten un seguro contra despido para cubrir el coste de
esta eventualidad. Se amplía el periodo de prueba en los contratos laborales
hasta ocho meses y se facilita la subcontratación a terceras empresas de
servicios laborales. Y en la medida en que se facilita y se abaratan los costes de
la contratación, la segunda pata de este régimen de reforma laboral es la
promoción de la regularización del empleo que hasta el momento, y debido a los
altos costes regulatorios, se hallaba en la informalidad. El Gobierno de Javier
Milei pretende impulsar la emergencia del empleo informal a empleo formal y, para ello,
no sólo simplifica los trámites de la regularización laboral, sino que también
condona cualquier deuda, por ejemplo, con el Estado en materia de fiscalidad que se
hubiese devengado como consecuencia de la contratación de un trabajador informal
no declarado, y también se exime a los empresarios que habían contratado a
trabajadores en un régimen informal de cualquier sanción hasta el momento, de tal
manera que no existan incentivos perversos a no regularizar esa situación por
miedo a la sanción penal o económica. Tercer capítulo positivo de esta ley de
bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos, la
flexibilización o liberalización parcial del mercado energético. Lo que se busca en
este caso es dar cabida a la inversión privada en la explotación, refino,
transporte y distribución de energía dentro y fuera, exportación, de la
Argentina. Por ejemplo, queda prohibido que el gobierno imponga un control de
precios sobre los hidrocarburos. Se declara que el comercio internacional de
hidrocarburos será libre, es decir, que el gobierno no podrá controlar ni la
exportación ni la importación de hidrocarburos, simplemente reglamentar,
establecer un marco de regulación general para las condiciones generales y
previsibles de esta exportación e importación. Y a su vez también se
autorizan las inversiones privadas para el almacenamiento en territorio
argentino de gas natural. Y el cuarto capítulo positivo de la ley de bases es el
llamado régimen de incentivos a grandes inversiones. Lo que se busca es crear un
marco normativo atractivo y estable para las grandes inversiones extranjeras que
se materialicen dentro de la Argentina. Por ejemplo, el régimen fiscal jurídico y
cambiario de esas grandes inversiones no se podrá alterar por ley durante 30 años.
Por tanto, quienes inviertan bajo ese régimen tendrán tres décadas garantizadas de
estabilidad normativa dentro de la Argentina. Por ejemplo, el impuesto sobre
beneficios de esas grandes inversiones será del 25% durante esos 30 años. Y si la
empresa tiene pérdidas, se podrá compensar esas pérdidas contra su base
imponible en cualquier momento a lo largo de esos 30 años. No sólo eso, si al cabo
de cinco años no se ha compensado fiscalmente las pérdidas que ha tenido, por
ejemplo porque sigue teniendo pérdidas, podrá venderle a otra empresa ese derecho
de compensación de pérdidas contra el fisco. A su vez, el impuesto sobre los
dividendos distribuidos por esas grandes inversiones será del 7%, pero si esos
dividendos se distribuyen al cabo de tres años será del 3,5%. Por tanto, estas y
otras medidas constituyen un régimen fiscal, regulatorio y cambiario atractivo que
además, y como digo, no se puede alterar durante 30 años.
Démonos cuenta, en definitiva, de lo que está haciendo Miley con estos cuatro
capítulos. Está reformando el sector privado y también el sector público. Está
buscando adelgazar y volver más eficiente la Administración Nacional de la
Argentina, menos empresas públicas y menos empleados públicos, y está buscando
flexibilizar, liberalizar áreas tan críticas del sector privado, como el mercado
laboral o el mercado energético, para además crear un marco de estabilidad frente al resto
del mundo que permita atraer grandes capitales, grandes inversiones al sector privado argentino.
Estos cuatro capítulos, por tanto, son en general una muy buena noticia, aun cuando,
es verdad, esta ley de bases que ha sido aprobada por el Congreso en este momento, constituye
una versión bastante jibarizada de la ley de bases original que llevó Miley a las cámaras
para ser aprobada. Pero probablemente, y en contra de lo que Javier Miley ha dicho en
algunas ocasiones, más vale que se apruebe esto a que no se apruebe nada. Será en el año
2025, cuando en las elecciones a las cámaras, si la libertad avanza, obtiene representantes
suficientes, será en ese momento, a partir de 2025, cuando se podrá emprender una agenda
de liberalización, de privatización, de desestatalización de la sociedad, mucho más
amplia de lo que ha sido medio sancionado hasta el momento por las cámaras.
Pero hablemos ahora de otros dos elementos, de otros dos capítulos de esta ley de bases
y puntos de partida para la libertad de los argentinos, que no son tan positivos como los
anteriores. Lo primero que no me gusta de la ley de bases es su propio artículo primero,
en el que se efectúa una declaración de emergencia nacional por la cual se le delegan facultades
legislativas extraordinarias al presidente de la República, es decir, a Javier Miley. La
delegación se produce en cuatro áreas, económica, financiera, administrativa y energética, y por
el plazo de un año. Es verdad que esta delegación de facultades legislativas no es algo anómalo en
la historia política argentina. Sin ir demasiado lejos, el peronista Alberto Fernández, el antecesor
de Javier Miley, disfrutó de una delegación de facultades legislativas mucho más amplia que
aquella de la que va a disfrutar Javier Miley. Pero aún así, desde el punto de vista de la
separación de poderes, de un diseño institucional por el cual unos poderes actúen como contrapoder y
como limitación frente a otro poder, en este caso frente al poder ejecutivo, que el poder ejecutivo
durante el plazo de un año concentre poderes extraordinarios, desde luego no es positivo.
Habrá que ver si Javier Miley utiliza esos poderes extraordinarios para ampliar las libertades de los
ciudadanos o para restringirlas y recortarlas, pero en cualquier caso ningún ser humano debería
concentrar en sus manos tantísimo poder. Ni siquiera aún cuando el Parlamento así lo apruebe.
Y el segundo capítulo que no me gusta de la ley de bases es que Javier Miley, en contra de lo que
prometió reiteradamente en campaña, ha subido impuestos. Recordemos a este respecto que Javier
Miley llegó a afirmar que antes se cortaría un brazo que subir impuestos. Pues bien, junto a la ley de bases
y puntos de partida para la libertad de los argentinos, se ha aprobado una importante subida
de impuestos a todos los argentinos. Por un lado, se restituye el impuesto a las ganancias,
el equivalente al IRPF en España, que fue eliminado por Sergio Massa con el voto a favor de Javier
Miley en el Congreso. Todos aquellos que en términos netos ingresen por encima de alrededor de 1.200 dólares
mensuales tendrán que pagar este impuesto a las ganancias. Una tarifa impositiva que empieza en
el 5% y termina en el 35%. Que también os digo que ojalá fuera esta la tarifa de IRPF que
tuviéramos en España. Pero aún así, de no existir IRPF a restituirlo como lo ha restituido Javier
Miley, pues estamos ante una subida fiscal muy notable. Y a su vez también ha incrementado
apreciablemente las escalas del llamado monotributo, un régimen simplificado que existe en Argentina
para pequeños contribuyentes y que en un único pago permiten saldar las obligaciones que ese
contribuyente tiene con el Estado en materias como el impuesto a las ganancias o el IVA. Por tanto,
en estos dos casos tenemos una clara subida de impuestos. Es verdad que también ha rebajado o
eliminado otros tributos. Por ejemplo, ha eliminado el impuesto sobre transmisiones patrimoniales y ha
modificado en general a la baja el impuesto sobre bienes personales, el equivalente al impuesto sobre
el patrimonio en España. Pero el impuesto a las ganancias y el monotributo los ha subido y prometió
que no subiría ningún impuesto. Que todo el ajuste sería a través del gasto o a través del aumento de
la recaudación pero sin subir impuestos. Y en este caso, Javier Milei clarísimamente ha incumplido su
palabra. Que puede que la haya incumplido porque en la negociación parlamentaria ha tenido que ceder
frente a los legisladores y frente a los gobernadores de las provincias que querían restablecer el impuesto
a las ganancias y con tal de aprobar la ley de bases no le ha quedado otro remedio que restablecer
ganancias y subir monotributos. De acuerdo, puede que sea así, pero en todo caso ha incumplido.
Que la situación financiero-fiscal de la Argentina sigue siendo crítica y por tanto la prioridad a
corto plazo es estabilizar macroeconómicamente el país recortando gastos e incluso subiendo impuestos
para que Argentina salga del default y una vez estabilizada la economía y una vez recuperado
el crecimiento ya empezar a bajar impuestos de manera estructural y sostenible. De acuerdo,
puede que ese sea un argumento válido, pero si es un argumento válido ahora también lo era en plena
campaña electoral y por tanto si los planes de Javier Milei eran estos, Javier Milei debería haberlo
dicho. No debería haber prometido que no subiría ningún impuesto para después subirlo. Oficialmente
y para terminar de contextualizar esta decisión que para muchos puede resultar sorprendente de Javier
Milei subir impuestos. Hay que decir que los planes, ya digo oficiales, del gobierno de Javier Milei pasan
primero por consolidar el equilibrio presupuestario, de ahí la subida de impuestos, más recaudación para
cuadrar las cuentas y una vez Argentina haya escapado del riesgo de default, una vez Argentina
se haya estabilizado macroeconómicamente, a partir del año 2025, entonces con las finanzas estatales ya
saneadas y ya racionalizadas, lo que ha prometido Milei es empezar a bajar de manera sana y sostenible
impuestos. Es decir, sin generar un déficit que aboque nuevamente a Argentina al default.
Veremos si termina siendo así. Desde luego, si no es así en el futuro, será mucho más criticable este
movimiento de subida de impuestos de lo que ya es en sí mismo criticable. Porque es criticable. Pero,
desde luego, si ni siquiera baja impuestos en el futuro después de haberlos subido, dice que
transitoriamente, pues será doblemente criticable. En definitiva, la ley de bases y puntos de partida
para la libertad de los argentinos, a pesar de haber sido podada por la oposición y, por tanto, a pesar de
no contener tantas medidas flexibilizadoras y liberalizadoras como tenía en un comienzo, es,
desde luego, en términos generales, un avance en términos de libertad y de fundamentos para la
prosperidad de Argentina. A su vez, las subidas de impuestos contribuirán a corto plazo a apuntalar
el superávit presupuestario o, al menos, el equilibrio presupuestario. No lo harán por el
mecanismo que sería defendible para un liberal, es decir, recortando exclusivamente los gastos, pero aún
de manera no liberal ayudarán a cuadrar las cuentas, lo cual reduce, no elimina, pero reduce, la probabilidad
de que Argentina sufra una crisis fiscal en el corto plazo. Más libertad económica y más estabilidad
macroeconómica, aún cuando se haga a través de mayores impuestos, ayudará a que la economía
argentina vuelva a crecer de manera saludable, es decir, sin inflación. Pero sí es verdad que,
incluso con todas las contradicciones con las que carga un político, Javier Milei, en términos
generales, abraza las ideas liberales libertarias, esto, la aprobación de esta ley de bases y, sobre
todo, de este paquete fiscal que, en general, sube los impuestos, debería ser sólo un pequeño y,
en parte, torcido comienzo del larguísimo camino que Argentina tiene que recorrer hacia la libertad y la
prosperidad.