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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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¿Han hecho bien los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro desobedeciendo las órdenes
de su partido y votando en contra de la reforma laboral?
Así parece opinarlo no solo la Dirección de Unión del Pueblo Navarro, sino también
la Dirección del Partido Socialista Obrero Español, con la que Unión del Pueblo Navarro
había llegado a un acuerdo para que sus dos diputados votaran a favor de la reforma laboral.
Pero realmente los representantes de los ciudadanos deben someterse a estos trapicheos institucionales
entre las altas direcciones de los partidos políticos.
Veámoslo.
Aunque la parte mollar del bodevil político con el que finalmente se aprobó la reforma
laboral fue ese voto por error, por providencia, por carambola, del diputado del Partido Popular
Alberto Casero, lo cierto es que la votación también nos dejó otra escena que merece
ser comentada para que veamos hasta qué grado se han deteriorado las instituciones políticas
españolas.
Y me estoy refiriendo a lo que sucedió con los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro,
Sergio Sayas y Carlos García Adanero.
La Dirección del Partido, la Dirección de Unión del Pueblo Navarro, se había comprometido
con el Partido Socialista a votar a favor de la convalidación de la reforma laboral,
pero finalmente los dos diputados de este partido, Sayas y García Adanero, votaron
en contra.
Si no llega a ser por ese providencial error de Alberto Casero, del diputado del Partido
Popular, el gobierno habría salido derrotado en esta votación, de manera que estos dos
votos de Unión del Pueblo Navarro eran en principio y aparentemente del todo decisivos
para poder convalidar la reforma laboral.
Pues bien, esta traición de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro a lo que habían
pactado el Partido Socialista y la Dirección de Unión del Pueblo Navarro ha sentado aparentemente
muy mal en las altas esferas del Partido Socialista porque, a punto, estuvieron de frustrar la
convalidación de la reforma laboral el pasado jueves.
Repito, si no llega a ser por ese providencial error del diputado del Partido Popular ahora
mismo la reforma laboral de Pesoe y Podemos no habría sido convalidada en el Congreso
porque los dos diputados de UPN decidieron votar en contra del criterio de la dirección
de su partido.
Escuchemos a la vicesecretaria general del Partido Socialista, Adrián Alastra, quejarse
de esta traición de este transfugismo de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro.
Mire, ustedes saben que tengo por regla no desvelar las negociaciones mientras estas
se producen y casi nunca explicitarlas después en cuanto a cómo se han producido y con quién
hemos hablado. Esta vez me voy a saltar esa regla.
La primera persona con la que se pone en contacto el Grupo Socialista para hablar sobre la convalidación
de la reforma laboral es con el señor Sergio Sayas y el señor Sergio Sayas hace ya unos
cuantos días le asegura al Partido Socialista que los dos diputados de Unión del Pueblo
Navarro están de acuerdo con la reforma laboral si no se toca una coma, es decir, si se preserva
el acuerdo alcanzado en el diálogo social, pero que con quién tenemos que hablar, en
este caso para concretar esa votación es con el señor Esparza y eso fue lo que hicimos.
Por supuesto, esta es una versión de parte que quizá sea cierta, pero quizá no sea cierta.
En todo caso, el relato de los hechos que desarrolla Adrián Alastra ya debería llevarnos
a cierta preocupación. Los representantes supuestos de los ciudadanos, de los electores,
no son los dirigentes de los partidos a quienes nadie ha votado más allá y a veces ni eso
de sus afiliados. Los representantes de los ciudadanos son los diputados que se sientan
en el Congreso. O al menos esta es la historia que nos cuentan los partidarios de la Teoría
de la Legitimidad Democrática. Desde mi punto de vista, quienes se sientan en el Congreso
se representan a sí mismos y como mucho a quienes les han votado, pero desde luego
no a quienes no les hemos votado. Pero bueno, el objeto de este vídeo no es criticar la
Teoría de la Legitimidad Democrática sino simplemente exponer la extrema hipocresía
que existe incluso entre los presuntos defensores de la Teoría de la Legitimidad Democrática
como son, según nos dicen, los políticos que nos gobiernan.
Pues bien, si supuestamente los representantes de los ciudadanos son los diputados con quienes
deberían negociar otros diputados es con esos diputados, que puede estar bien que
las direcciones de los partidos dentro de los que se inscriben cada uno de los distintos
diputados hablen entre ellas, dialoguen, pero la negociación base, la negociación a pie
de obra debería desarrollarse como no, obviamente, entre los representantes de los ciudadanos,
entre quienes se sientan en su escaño y, por tanto, tienen la legitimidad y la potestad
de votar en una dirección o en otra. El escaño no pertenece a los partidos políticos,
el escaño pertenece a los diputados. Por eso, un diputado podría en teoría abandonar
un grupo político y el escaño no regresaría a ese partido político. El escaño permanecería
con el diputado porque es al diputado al que se ha votado, incluso dentro de una lista
cerrada y confeccionada a la medida de los partidos políticos, pero incluso así a
quienes se ha votado es a los diputados. Pero si el escaño pertenece a los diputados,
si son los diputados quienes han de votar en un sentido o en otro en el Congreso, si
lo que deciden las cúpulas de los partidos en última instancia no tiene porque ser relevante
a la hora de que los diputados voten en un sentido o en otro, porque son ellos quienes
van a decidir si votan a favor de convalidar la reforma laboral o si votan en contra al
margen de lo que les indique la dirección de su partido, porque este tipo de negociaciones
se desarrolla entre las directivas de los partidos a las que repetimos no ha votado ningún
ciudadano como ciudadano. Quizá la hayan votado algunos ciudadanos como afiliados,
pero no como ciudadanos. ¿Por qué tanto interés en negociar entre las cúpulas de
los partidos políticos? Pues bien, si seguimos escuchando a Adrián Alastra, a lo mejor terminamos
entendiéndolo. Aquí lo que ha habido y no tengan ustedes la más mínima duda es un
caso de transfugismo político, de compra de voluntades por parte del Partido Popular
y lo único que nos queda por averiguar es el precio que ha pagado el Partido Popular.
El Partido Popular, de casado y de jea, escapa de cualquier cosa, de cualquier cosa con
tal de llevar adelante sus pretensiones. Lo hemos visto en otras ocasiones, pero la de
ayer, la de ayer ha sido, si quieren, más flagrante que cualquier otra.
Adrián Alastra califica de transfugismo el que los dos diputados de Unión del Pueblo
Navarro en el Congreso no hayan seguido las órdenes de la dirección de su partido en
función del pacto del acuerdo al que había llegado la dirección de su partido con la
dirección del Partido Socialista Obrero Español. En última instancia, por tanto Adrián Alastra
está criticando que los dos diputados de UPN no sigan la voluntad de la dirección del
Partido Socialista Obrero Español. Está exigiendo que sea la cúpula del Partido
Socialista Obrero Español quien determine el sentido del voto de dos diputados de UPN
que representan a los ciudadanos y que, por tanto, al menos en la teoría, deberían servir
a esos ciudadanos, no desde luego a los intereses personalistas de la alta dirección del Partido
Socialista Obrero Español y de la alta dirección de Unión del Pueblo Navarro, que, obviamente,
en el futuro se descubriera que los dos diputados de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Danero,
han vendido el sentido de su voto a la cúpula del Partido Popular, eso sería un absoluto
escándalo porque precisamente se estaría subirtiendo la función de representación
de esos diputados de sus votantes. En lugar de servir a sus votantes, si venden su voto
al Partido Popular, estarían sirviendo al Partido Popular, no a sus votantes. Tenemos
alguna constancia de que estos dos diputados se han vendido al Partido Popular, de momento
absolutamente ninguna. De lo que sí tenemos constancia, sin embargo, es de que el Partido
Socialista había comprado el voto de esos dos diputados negociando con la alta dirección
del Partido del que forman parte o, mejor dicho, había comprado la voluntad de la directiva
de UPN esperando que la directiva de UPN pudiese imponer su criterio conformado por los intereses
orgánicos de su partido, no por los intereses de los ciudadanos que han votado a estos
dos diputados, sino por los intereses de la cúpula de su partido y de los altos cargos
de ese partido. Esperaban que ese criterio se pudiese imponer desde la directiva del
Partido a los dos diputados. Por tanto, lo que nos dice Adrián Alastra de que Casado
y García Ejea están dispuestos a todo con tal de salirse con la suya, quizás sea cierto,
probablemente sea cierto, pero desde luego lo que sabemos es que también es cierto en
el caso del Partido Socialista de Pedro Sánchez y de Adrián Alastra. Y sabemos que es cierto
porque de lo que se está quejando Adrián Alastra es de que ellos, el Partido Socialista,
ya había comprado el voto de Sergio Sayas y de Carlos García Danero y al final la transacción
no se ha podido completar. ¿Y en qué consistía la transacción que pretendían cerrar la
cúpula del Partido Socialista y la cúpula de Unión del Pueblo Navarro? Pues el propio
eldiario.es fuente nada sospechosa de atentar contra los intereses del Partido Socialista
no os lo explica. Los dos diputados de la coalición Navarra suman el Congreso son de
Unión del Pueblo Navarro. El socio mayoritario de la confluencia compartió popular y ciudadanos
experimentada en las elecciones forales, generales y municipales de 2019. Se llaman Sergio Sayas
y Carlos García Danero. Ambos no solamente han desatendido el pacto secreto alcanzado
por el presidente de su partido, Javier Esparza, con el PSOE para apoyar la reforma laboral
a cambio de facilidades para gobernar su principal feudo institucional, el Ayuntamiento
de Pamplona. Es decir, que la alta dirección del Partido Socialista y la alta dirección
de Unión del Pueblo Navarro dijeron, si tú apoyas mi reforma laboral, yo voy a facilitar
que gobiernes en el Ayuntamiento de Pamplona. Y para que eso sea así, evidentemente, la
dirección del Partido Socialista tiene que ordenar a sus concejales en el Ayuntamiento
de Pamplona que faciliten la gobernabilidad. No tiene que dejarles autonomía a los concejales
por mucho que los hayan votado o sus vecinos. Los concejales están a las órdenes de la
dirección del Partido Socialista y, al mismo tiempo, la dirección de Unión del Pueblo
Navarro les tiene que dar órdenes a los diputados de Unión del Pueblo Navarro en el Congreso
para que esos diputados voten a favor de convalidar la reforma laboral. Por eso es
necesario que negocien y pacten entre las altas direcciones de los partidos políticos, porque
los diputados del Congreso no tienen nada que ver con los concejales del Ayuntamiento
de Pamplona. Y, por tanto, si hay que intercambiar cromos entre diversas instituciones, eso
solo se puede hacer desde la alta dirección de los partidos políticos. Por tanto, el
Partido Socialista compró el voto de Unión del Pueblo Navarro y el precio que pretendía
pagar por esa compra era facilitar la gobernabilidad en otra institución que nada, repito, tenía
que ver ni con el Congreso ni con la reforma laboral que se estaba votando en el Congreso.
Pero bueno, quizá todo esto sea una especulación periodística, por mucho que proceda del diario
punto es. ¿Tenemos alguna evidencia más sustanciosa de que, efectivamente, ese pacto secreto
entre las cúpulas de UPN y el Partido Socialista existiera? Pues evidentemente sí. Fijémonos
que sucedió minutos antes de que los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro votaran
que no a convalidar la reforma laboral. Última hora. El PSOE retira la reprobación al
Alcalde de Unión del Pueblo Navarro en Pamplona tras su apoyo a la reforma laboral. Es decir,
si tú has contribuido a convalidar la reforma laboral, yo retiro el apoyo a la reprobación
de tu alcalde en Pamplona. Pero bueno, solo esta noticia quizá no sería concluyente,
porque a lo mejor el PSOE quería retirar la reprobación al margen de lo que hicieran
los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro en el Congreso. ¿Qué tiene que ver si el
Alcalde de Pamplona es un bueno o un mal alcalde? Con si la reforma laboral es una buena o mala
reforma laboral y por tanto con si los diputados de Unión del Pueblo Navarro van a votar a
favor o en contra de la misma. Pero es que esta noticia fue a los pocos minutos seguida
por otra.
Titular. El PSOE castiga ahora la deslealtad de Unión del Pueblo Navarro y suma sus votos
a los de Bildu para reprobar a Enrique Maya, al alcalde de Pamplona. Por tanto, la lógica
mafiosa del Partido Socialista fue muy sencilla. Si tú no has cumplido con tu parte del pacto,
si tú no has conseguido que tus diputados obedezcan tus órdenes y voten a favor de
la reforma laboral, entonces yo les voy a ordenar a mis concejales en el Ayuntamiento
de Pamplona que castiguen a tu alcalde.
Prestación contra prestación. No hay prestación, no hay contraprestación. No consigues meter
en vereda a tus diputados, yo no meto en vereda a mis concejales.
Do, des, facio, utfacias. No hay do, no hay facio, por tanto, tampoco hay des, tampoco
hay facias.
Esto ya de por sí debería ser bochornoso, pero fijémonos cuán podridas están nuestras
instituciones políticas que habrían alastra en lugar de avergonzarse por todo esto, en
lugar de esconderse y decir si nosotros negociamos no con los diputados de Unión del Pueblo
Navarro, por ejemplo, para introducir cambios en la reforma laboral, nosotros negociamos
en un vergonzoso trapicheo institucional con la dirección de Unión del Pueblo Navarro
para que ellos, sin legitimidad alguna para ello, obligaran a sus diputados a que votaran
lo que la dirección de Unión del Pueblo Navarro había pactado con la dirección del
Partido Socialista en lugar de reconocer esto, avergonzarse, esconderse y prometer rectificar
en el futuro.
En lugar de todo esto, Adrián Alastra acusa de corruptos, de transfugas a los diputados
que simplemente han votado como ellos han considerado oportuno votar dentro del ejercicio
legítimo de la representación de sus votantes.
Es decir, que está todo al revés, lo que está abajo debería estar arriba y lo que
está arriba debería estar abajo, lo que está fatal el trapicheo institucional entre
las cúpulas de los partidos al margen de la voluntad, al margen del sentido del voto
de los electores, está bien, está públicamente bien.
En cambio, lo que está bien, que el diputado sea autónomo a la hora de decidir qué vota
o qué no vota en representación de sus votantes, eso está fatal, eso es transfugismo.
Y lo peor es que sale Adrián Alastra a decir estas barbaridades y prácticamente no recibe
ninguna crítica, de hecho son unas declaraciones que pasan desapercibidas porque entendemos
que forman parte de nuestra vida política, una vida política podrida.