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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

El precio del oro ha superado los 1.800 dólares la onza.
Se trata del valor nominal más elevado de toda su historia,
junto al que registró durante la anterior crisis económica, en el periodo 2009-2012.
Pero antes de que esta revalorización continuada en el precio del metal amarillo
desate una nueva fiebre del oro que lleve a algunos inversores a comprar de manera desenfrenada este activo,
convendría que fuéramos muy conscientes, convendría que entendiéramos bien
las causas profundas que están motivando esta revalorización
para que así también seamos conscientes de las oportunidades y de los riesgos
que entraña invertir ahora mismo en oro.
Empecemos por lo más básico, por lo más elemental.
En toda crisis económica la demanda de dinero se dispara.
¿Por qué en toda crisis económica aumenta la demanda de dinero?
Porque el dinero es un activo que nos permite conservar nuestro patrimonio
de una forma no arriesgada y líquida, es decir, el dinero nos permite mantener
nuestras opciones abiertas hacia el futuro sin comprometernos en ningún tipo de inversión productiva
sobre la cual debamos anticipar flujos de caja futuros que son muy difícilmente anticipables,
sobre todo en momentos de incertidumbre generalizada.
A diferencia de lo que sucede cuando compramos un inmueble, cuando compramos acciones de una empresa,
incluso cuando compramos deuda de una compañía privada,
invertir en dinero no nos expone a ningún riesgo de futuro,
aunque las empresas quiebre ni los accionistas o los acreedores lo pierdan todo,
o aunque el precio de la vivienda caiga porque una ciudad se vaya vaciando
y, por tanto, los alquileres también caigan de precio,
aunque todo esto suceda,
quien tiene dinero atesorado, quien ha almacenado dinero no sufre ningún perjuicio en su patrimonio.
Al contrario, si el resto de activos productivos y financieros se viene abajo, se deprecian,
quien tiene dinero atesorado los puede recomprar mucho más barato
y aprovechar potenciales revalorizaciones futuras.
Por consiguiente, como digo, en medio de una crisis la demanda de dinero, el atesoramiento de dinero,
se incrementa de manera muy notable porque los agentes económicos buscan seguridad y liquidez
y el dinero es el activo más seguro y más líquido que existe en cualquier mercado.
Ahora bien, ¿qué es el dinero en nuestras sociedades actuales?
Bueno, el activo monetario, el activo dinerario por excelencia, a día de hoy,
es un tipo particular de deuda pública.
En concreto, el dinero en efectivo, que conocemos como dólares, euros, libras o llenes.
El dinero en efectivo, a día de hoy, no deja de ser, como he dicho, un pasivo del estado,
una categoría especial de deuda pública.
¿Y por qué la deuda pública suele ofrecer tanta seguridad y tanta liquidez?
Pues porque los estados, por desgracia, tienen una potestad que no tienen las empresas privadas.
Los estados pueden cobrar impuestos, es decir, pueden arramblar,
pueden rapiñar la economía para hacer frente a sus deudas.
Si una empresa no comercializa un producto que los consumidores quieran, la empresa termina quebrando.
Si un estado no ofrece servicios que los contribuyentes valoren, le sube los impuestos.
Por tanto, los estados, siempre y cuando gobiernen sobre una economía más o menos productiva,
tienen mucha capacidad de extraer recursos para pagar sus deudas con sus acreedores.
Por consiguiente, la deuda pública de estados solventes suele ser un activo, que se reputa libre de riesgo,
y al que, por consiguiente, suelen afluir los flujos de capitales en momentos de incertidumbre.
Si los inversores buscan seguridad, comprar deuda pública de estados solventes es un activo típico en el que pueden hallar esa seguridad.
Y dentro de todo el abanico de deuda pública, el tipo de deuda pública más líquido, más inmediatamente utilizable que existe,
es el dinero en efectivo, el papel moneda, los dólares, los euros, los yenes, las libras.
Por eso, cuando hay incertidumbre, los agentes económicos suelen ir en masa a atesorar dinero en efectivo,
suelen ir en masa a demandar dólares, a demandar euros, a demandar yenes, a demandar libras.
De hecho, lo habitual es que no solo demanden ese dinero en efectivo, sino también cualquier promesa solvente y líquida sobre ese dinero en efectivo.
Es decir, si tenemos un sistema bancario que es solvente, los bancos suelen emitir promesas de pago denominadas en dólares, en euros, en libras,
que son los famosos depósitos a la vista.
Cuando hay una crisis y el sistema bancario es solvente, los agentes económicos también quieren muchos depósitos bancarios denominados en dólares, en libras, en euros o en yenes.
¿Por qué? Porque saben que los bancos, cuando se lo pidan, les podrán entregar los euros, los dólares, los yenes o las libras,
que esos agentes puedan necesitar.
Por consiguiente, si los agentes económicos confían en la solvencia y en la liquidez del sistema bancario,
en momentos de crisis no solo demandarán dinero en efectivo, que suele tener unos costes de almacenamiento, de atesoramiento bastante altos,
sino sobre todo promesas de pago convertibles en ese efectivo, por ejemplo, como digo, los depósitos bancarios.
Esto, desde luego, ha sucedido en la crisis actual.
El atesoramiento de dinero y la demanda de depósitos bancarios se ha disparado de manera muy notable, porque los agentes quieren tener un activo en el que mantenerse líquidos
frente a la incertidumbre de futuro en la que estamos inmersos.
Como no quieren comprometerse a largo plazo en ningún proceso productivo, en ningún proyecto de inversión,
porque muchos de ellos no son capaces de anticipar qué va a suceder con la crisis sanitaria y económica del coronavirus,
prefieren mantenerse en modo de espera y el modo de espera, como digo, es atesorar dinero y, en concreto, atesorar deuda pública de estados solventes.
Ahora bien, en principio, si los agentes económicos están invirtiendo masivamente en dinero en efectivo, en papel moneda y en otros tipos de deuda pública,
liquidando deuda privada, liquidando acciones, liquidando inmuebles, es decir, liquidando otros activos,
lo que deberíamos observar es que el precio de los activos que están vendiendo se desploma y, por tanto, se disparan los tipos de interés sobre la deuda privada,
se hunde el precio de las acciones y, por tanto, las compañías tienen mayor dificultad para cometer ampliaciones de capital en el momento actual,
se desploma el precio de los inmuebles, etcétera, y, al mismo tiempo, se revaloriza la deuda pública y el dinero en efectivo.
Es decir, tendríamos que estar asistiendo a un movimiento, a una tendencia fuertemente deflacionista.
¿Por qué no estamos presenciando esa fortísima deflación?
Pues porque, aunque la demanda de dinero en efectivo y de otros tipos de deuda pública se ha disparado, y por eso, el tipo de interés de la deuda pública está tan bajo,
la oferta de ese dinero en efectivo, que es una oferta manejada por los bancos centrales, también está aumentando.
En un próximo vídeo estudiaremos las consecuencias de que los bancos centrales están incrementando en estos momentos tanto la oferta monetaria
para atender la creciente demanda de dinero.
Pero, de momento, lo que tenemos que entender es que no estamos viviendo ni una fuerte deflación por el aumento de la demanda de dinero en efectivo,
ni tampoco una fuerte inflación por el aumento de la oferta monetaria, por la sencilla razón de que ambas fuerzas van de la mano.
Si hubiese aumentado mucho la demanda de dinero en efectivo, sin que hubiese aumentado la oferta, habríamos tenido deflación.
Si hubiese aumentado mucho la oferta monetaria, sin que previamente hubiese aumentado la demanda, habríamos tenido inflación.
Pero como los bancos centrales intentan ajustar el incremento de la oferta monetaria al aumento de la demanda monetaria,
lo que tenemos es una especie de estabilidad de precios.
Como digo, esto no significa que las políticas monetarias de los bancos centrales no tengan efectos sobre la economía,
pero eso lo analizaremos en un vídeo futuro.
En el presente vídeo, como digo, estamos estudiando las causas por las cuales el oro se está revalorizando,
y hemos de regresar a la premisa de partida.
En toda crisis económica, la demanda de dinero se incrementa, y el oro es un tipo muy particular de dinero.
El oro ha sido históricamente el dinero de las principales naciones desarrolladas.
Solo cuando los estados empezaron a sabotear activamente el funcionamiento del patrón oro, el oro dejó de utilizarse habitualmente como dinero.
Eso no significa, sin embargo, que como tal, como activo, deje de tener las características que en su momento lo volvían atractivo para muchísimas personas,
como reserva de valor a largo plazo.
¿Por qué? Pues no solo porque el oro tenga historia como activo monetario,
y por tanto, si los agentes económicos tienen memoria de que en el pasado el oro se utilizó como dinero,
y si son conscientes de que hoy muchos otros agentes económicos son conscientes a su vez de que otros van a utilizar el oro como dinero,
se puede generar una sinergia, se puede generar una economía de red,
en la cual los inversores compran oro porque tienen la expectativa a verosímil de que otros agentes económicos también lo van a aceptar como dinero,
especialmente en circunstancias extraordinarias como la actual.
Pero, como digo, no solo ese es el motivo por el cual el oro resulta un activo monetario interesante para los inversores,
hay otra propiedad, si cabe, todavía más importante, por la cual el oro es demandado en momentos de incertidumbre como reserva de valor y, por tanto, como dinero,
y es que el oro, a diferencia del dinero en efectivo que solemos utilizar, no es el pasivo de ningún otro agente.
Como hemos dicho, el dinero en efectivo, los dólares, los euros, los yenes, son un tipo especial de deuda pública. La deuda pública o privada es un pasivo,
es una obligación que tiene el deudor para con el acreedor.
Como toda obligación, si el deudor no honra su compromiso, y en el caso de los dólares, los euros, los yenes,
el compromiso del deudor es, por un lado, la estabilidad del valor de la unidad monetaria y, por otro, su capacidad para hacer frente a una cantidad real de deudas tributarias que mantenemos con el estado,
pero en todo caso, si el deudor no honra su compromiso con el acreedor, lo que sucede es que esa deuda, esa obligación, pierde valor.
Si una empresa me debe dinero y esa empresa quiebra, ¿cuánto vale esa deuda? ¿Vale cero? ¿O vale el valor liquidativo de los activos netos de la empresa?
En principio, si no tiene activos netos, vale cero. ¿Por qué? Porque la deuda tenía valor en la medida en que esperáramos, en que anticipáramos que la empresa iba a pagar esa deuda.
Si la empresa no tiene capacidad para pagar la deuda, la deuda pierde todo su valor.
Lo mismo con la deuda pública. Las hiperinflaciones no son más que el fenómeno en el que la deuda pública más líquida que tiene el estado, el dinero en efectivo,
pierde toda su credibilidad y, por tanto, hay una huida masiva de esa deuda pública líquida, de ese dinero en efectivo.
Si hay una huida masiva, la deuda pública líquida pierde todo su valor y, por tanto, tenemos una hiperinflación.
El papel moneda, por consiguiente, es un pasivo del estado. El oro, en cambio, es un activo monetario que no es el pasivo de nadie más, aunque un minero de oro quiebre nos da igual.
El oro tiene valor al margen de quien lo haya minado, porque no es una obligación financiera, es un activo real, que además tiene propiedades que lo vuelven líquido,
que lo vuelven relativamente fácil de aceptar a gran escala. Obviamente, si intentamos pagar en una tienda con oro va a ser complicado, pero como movilizador de grandes cantidades de valor,
el oro sí sigue conservando su liquidez. Por tanto, en momentos de incertidumbre, en momentos en los que los estados se están hiperendeudando, para justamente incrementar la oferta monetaria que están demandando los agentes económicos,
pero no dejan de estar hiperendeudándose y, por tanto, de estar asumiendo riesgos crecientes con respecto a su capacidad de hacer frente a sus pagos futuros de la deuda que están creando,
en ese contexto, invertir en un activo monetario que no es el pasivo de nadie más resulta bastante interesante, resulta bastante atractivo.
Y quien dice el oro, podríamos decir también bitcoin con otras características, pero en este vídeo estamos hablando del oro.
Ese es el motivo profundo por el cual el precio del oro se está incrementando.
Crisis económica, incertidumbre, aumento de la demanda de dinero, de todo tipo de dinero, el oro es un tipo particular de dinero, además un tipo especial en la medida en que es un dinero que no es el pasivo de nadie más,
por tanto, aumento de la demanda de oro, y como la oferta de oro es muy rígida, no podemos incrementar muchísimo de la noche a la mañana la oferta de oro, más demanda de oro, misma oferta, precio más elevado.
En este gráfico, por ejemplo, podemos ver cómo las entradas de capital en el oro están en máximos históricos, justamente por lo que digo, porque estamos en un momento de incertidumbre, en momentos de incertidumbre la demanda de activos monetarios se incrementa,
el oro es un activo monetario y, por tanto, su demanda se incrementa.
Ahora bien, si entendemos cuál es la causa profunda que motiva el actual incremento de los precios del oro, también deberíamos ser conscientes de cuáles son los riesgos que entraña invertir en oro.
Si durante los próximos meses se produce algún tipo de acontecimiento que reduzca notablemente la incertidumbre de cara al futuro, por ejemplo, si se descubre una vacuna contra el coronavirus, que nos permita dejar esta crisis sanitaria y económica atrás y por consiguiente las perspectivas de futuro se vuelven mucho más resplandecientes,
el capital que ha estado entrando en grandes cantidades en el mercado del oro empezará a salir de él para invertir en activos productivos, en activos financieros que ofrezcan una rentabilidad explícita y por consiguiente el precio del oro tendrá a reducirse.
O dicho de otra manera, invertir en oro, especialmente a los precios actuales, no deja de ser apostar porque las cosas irán bastante peor en el futuro, que desde luego es una apuesta muy legítima que se puede hacer, apostar por ello no significa desear que suceda,
significa esperar que va a suceder y tratar de protegerte frente a ese acontecimiento futuro tan desagradable como es que las cosas vayan a peor, pero en todo caso, quien invierta en oro es porque en cierto modo está anticipando que el futuro será mucho más negro que el presente y que por tanto va a seguir aumentando la incertidumbre
y que por tanto el capital seguirá desplazándose desde activos reales y activos financieros al activo monetario oro. Si esto no sucede, insisto, cabe anticipar en el futuro, caídas del precio del oro y por ello es arriesgado meterte en ese mercado sin entender cuáles son los determinantes,
profundos y últimos del mismo. El oro, desde mi perspectiva, y si se organizará bien, sería el mejor activo monetario o al menos uno de los mejores activos monetarios que podrían constituir la base de un sistema monetario internacional.
Ahora bien, ¿cómo inversión, llamémosle especulativa, acerca de que va a suceder en el futuro, no es una inversión que deba acometerse sigamente? Como todas las inversiones debe ser un activo que quien lo compra, que quien lo adquiere, entiende suficientemente como para no estar invirtiendo a ciegas.
Tanto si esperamos revalorizaciones adicionales del precio del oro como si esperamos caídas en el mismo. Invertir a ciegas es el camino más probable para empobrecerte, y por consiguiente, por mucho que observemos que el precio del oro está subiendo y subiendo y subiendo, antes de sumarnos a esa ola, entendamos bien cuáles están siendo las causas últimas.
La incertidumbre, las dudas sobre el futuro, y si entramos en el mercado del oro, es porque esa incertidumbre y esas dudas creemos que van a seguir en aumento.
Subtítulos por la comunidad de Amara.org