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Hablemos sobre Asset Allocation, sobre asignación de activos. ¿Cuáles son los posibles objetivos
de un inversor y cuáles son las categorías de activos que mejor sirven para satisfacer
cada uno de esos objetivos? ¡Veámoslo!
Hoy comenzamos una nueva serie de vídeos sobre finanzas personales e inversión de la
mano de la plataforma Freedom24. A lo largo de los próximos meses, vídeo a vídeo, iremos
comentando los distintos libros que componen una colección introductoria pero con un contenido
muy rico a las finanzas personales y a la inversión. Me estoy refiriendo a la serie editorial de
Wiley, El Pequeño Libro, una colección de pequeños libros donde en cada uno de ellos
se desarrolla con cierta exhaustividad un tema de finanzas personales e inversión. Y el primer
libro que vamos a comenzar comentando dentro de esta serie es The Little Book That Saves
Your Assets, de David Darst. David Darst es un experto en lo que en finanzas se llama Asset
Allocation, asignación de activos. De hecho, tiene un libro bastante más extenso y muy recomendable
titulado The Art of Asset Allocation. Y precisamente lo que hace en este pequeño libro que protege tus
activos, The Little Book That Saves Your Assets, es un resumen de sus principales contribuciones a la
teoría del Asset Allocation. El Asset Allocation, la asignación de activos, hace referencia al proceso
de selección de las categorías de activos que integran nuestro patrimonio. Cuando ahorramos,
hemos de decidir en qué invertimos ese ahorro. Y al respecto existe una amplísima variedad de activos
en los que potencialmente inmovilizar ese ahorro. Renta fija, renta variable, inmobiliario, commodities,
metales preciosos, criptoactivos, fondos de gestión activa, fondos de gestión pasiva, arte, etc.
Y cómo decidir en cuál de todas estas categorías de activos vamos a invertir. O aunque queramos
invertir en todas ellas o en muchas de ellas, cómo determinar la proporción de cada una de
estas categorías de activos en las que queremos inmovilizar nuestro patrimonio. Porque uno podría
pensar, hay que invertir en aquello que proporcione una mayor rentabilidad con independencia de la
categoría de activo de que se trate. Si en este momento la renta fija da más rentabilidad que la
renta variable, pues de cabeza a la renta fija. Si en otro momento las criptomonedas dan más
rentabilidad que la renta fija o que la renta variable, pues de cabeza a las criptomonedas.
Pero esta es una idea equivocada porque el único objetivo, la única finalidad que tiene en mente,
que busca un ahorrador, no es meramente maximizar su rentabilidad. Y una vez nos damos cuenta de que
un inversor puede tener objetivos distintos a solamente maximizar la rentabilidad de su
inversión, entonces hay que plantearse primero cuán importantes son esos otros objetivos para el
inversor. Y segundo, qué categorías de activos son aquellas que mejor encajan, que más contribuyen a
alcanzar esos otros objetivos que puede tener el inversor. Y en esto consiste esencialmente el
asset allocation. En dilucidar cuáles son los objetivos específicos a corto, medio y largo plazo
de un ahorrador. Y en seleccionar aquellas categorías de activos que mejor encajan con esos objetivos a
corto, medio y largo plazo de un ahorrador. Y en este primer vídeo sobre este libro de David Darst vamos
a comenzar exponiendo, por un lado, cuáles son los objetivos, los distintos objetivos que puede
ambicionar que puede buscar un determinado ahorrador. Y por otro lado, vamos a resumir brevemente las
principales propiedades de las principales categorías de activos de inversión para comprobar cómo esas
propiedades encajan o no encajan con cada uno de los objetivos que puede tener un ahorrador. De acuerdo
con David Darst, hay seis grandes objetivos que puede perseguir un ahorrador. El primer objetivo es
protegerse frente a la inflación. El segundo objetivo, obtener un rendimiento, participar en el
crecimiento económico empresarial. El tercer objetivo es protegerse frente a las recesiones y deflaciones de
activos. El cuarto objetivo es lograr un flujo de caja más o menos regular sobre nuestro patrimonio. El
quinto objetivo es minimizar la volatilidad del valor de nuestro patrimonio. Y el sexto objetivo,
protegernos frente al riesgo cambiario global. Hasta cierto punto podemos pensar que estos objetivos
se solapan, pero no son exactamente los mismos. Por ejemplo, uno podría participar como accionista en
el crecimiento económico de las empresas, podría volverse cada vez más rico, pero si las empresas
cuyas acciones posee no abonan dividendos no estará consiguiendo al mismo tiempo un flujo de caja regular
procedente de su patrimonio. O a su vez, uno podría pensar que la mejor protección contra la inflación
siempre es invertir en las empresas con mayor crecimiento de un país. Pero si una economía se
halla en la estanflación, si sus empresas no están generando riqueza durante un periodo prolongado de
tiempo y si hay inflación, entonces el tipo de activos que habrá que buscar para protegerse frente
a la inflación será otro, por ejemplo, el oro o bitcoin. Asimismo, incluso dentro de un contexto de
fuerte crecimiento económico empresarial, si uno quiere protegerse frente a la inflación pero también
minimizar la volatilidad de su patrimonio, entonces no debería invertir en acciones, sino buscar otro tipo
de activos que le protejan frente a la inflación y que no estén tan expuestos a la volatilidad de
sus valores de mercado. De ahí que si un ahorrador puede tener esos muy diversos objetivos que además
no pueden alcanzarse todos ellos a la vez, el proceso de selección de activos en los que ese
ahorrador ha de invertir no puede ser tan sencillo como limitarse a decir invierte en aquello que tenga un
mayor rendimiento. Hay que estudiar sus necesidades, qué busca ese inversor de su ahorro y hay que
estudiar también cuáles son las propiedades de las distintas categorías de activos que mejor encajan en
las necesidades de ese ahorrador. Y David Darst en su libro estudia fundamentalmente las siguientes 11
categorías de activos que ni siquiera son todas las que existen. Efectivo, bonos, acciones, inmobiliario,
materias primas, metales preciosos, private equity, futuros, hedge funds, valores indexados a la inflación y
arte. En la mayoría de estas categorías de activos, por cierto, podéis invertir a través de la plataforma
de la entidad que apadrina esta serie de vídeos, Freedom24. Desde el broker de Freedom24 podéis adquirir,
por ejemplo, ETFs de renta variable, ETFs de renta fija, ETFs inmobiliarios, ETFs de metales preciosos,
etc. Además, aquella liquidez que temporalmente no estéis invirtiendo y que tengáis dentro del
broker de Freedom24 está siendo remunerada ahora mismo a un tipo de interés del 3,39% en euros y del
4,85% en dólares. Es más, si esa liquidez la quisierais inmovilizar a un plazo algo mayor, a un
plazo de un año, la rentabilidad que ahora mismo está proporcionando este plan de ahorro a largo
plazo de Freedom24 es de hasta el 5,59% en euros y de hasta el 8% en dólares. Si quieres obtener más
información sobre Freedom24, sobre los muy distintos tipos de activos que puedes adquirir a través de su
broker o sobre el tipo de interés que abona por su cuenta de ahorro, puedes obtenerla pinchando en
el enlace que aparece en la caja de descripción de este vídeo o en el comentario destacado. Pues bien,
¿cuáles son las propiedades que, según David Durst, poseen cada una de estas 11 categorías de
activos? Primero, la tesorería nos proporciona seguridad, liquidez y, acaso, una fuente de ingresos.
Si es, por ejemplo, tesorería en cuentas de ahorro remuneradas como aquellas de las que acabamos de
hablar. En segundo lugar, la renta fija, los bonos, nos proporcionan ingresos. Además, ingresos más o
menos predecibles. A su vez, los bonistas tienen prioridad en el cobro sobre los accionistas y,
hasta cierto punto, también participan del crecimiento empresarial. Ni mucho menos tanto como los
accionistas, pero los bonos de una empresa que vaya creciendo, en el sentido de que genere cada
vez más valor, son bonos que se van volviendo más seguros. En tercer lugar, la renta variable,
las acciones. Nos convertimos en propietarios, hay una conexión mucho más directa con la creación de
valor y participamos directamente en las ganancias económicas derivadas del crecimiento a través de los
beneficios que cosecha esa empresa de la que somos accionistas. En cuarto lugar, la inversión
inmobiliaria. Es una inversión tangible que nos proporciona la propiedad del inmueble y que es
susceptible tanto de incrementarse de valor, de que el precio de los inmuebles aumente,
cuanto también de proporcionarnos un flujo de ingresos a través de su alquiler. En quinto lugar,
las commodities. Se trata de un activo potencialmente muy volátil que precisamente por eso también nos
puede ayudar a obtener altas rentabilidades. Si conseguimos invertir en commodities en el
momento más bajo de su ciclo de precios, la revalorización puede ser a corto plazo y muy
intensa. En sexto lugar, los metales preciosos, que protegen nuestro poder adquisitivo y además nos
proporcionan un refugio frente a condiciones inciertas. En séptimo lugar, el private equity.
A través del private equity conseguimos control sobre empresas que no están cotizadas y por tanto
conseguimos una cierta capacidad para determinar el rumbo que van a seguir esas empresas. Y si ese
rumbo es el correcto, participaremos incluso en mayor medida que en la renta variable, participaremos
en mayor medida del crecimiento económico empresarial. En octavo lugar, los futuros,
que pueden utilizarse tanto como instrumentos de cobertura para cubrirnos frente a incertidumbres
futuras, cuanto como instrumentos de especulación. Si creemos que el activo subyacente de ese contrato
de futuros se va a revalorizar con el tiempo, pues entonces invertir en futuros es una buena forma
de obtener rentabilidad por esa evolución al alza del subyacente. En noveno lugar, y de manera muy
genérica y muy amplia, los hedge funds, que según David Durst pueden servir para obtener rentabilidad
de la detección y corrección de las ineficiencias de los mercados financieros. Desde su punto de vista,
lo que harían los hedge funds es arbitrar y corregir los errores detectados en el funcionamiento
de los mercados financieros. Y si nosotros financiamos, si nosotros somos copartícipes de
ese hedge fund, pues obtendremos las ganancias proporcionales a esa corrección de las ineficiencias
de los mercados. En décimo lugar, los valores indexados a la inflación, que como su nombre
indica nos sirven para protegernos de la inflación y por tanto para preservar nuestro poder adquisitivo.
Y por último, el arte, que esto en realidad está más asociado con el prestigio, el ego personal,
la autoafirmación intelectual y también potencialmente claro, si hemos seleccionado
bien el arte en el que invertir, posibles revalorizaciones futuras. Con lo cual,
cruzando los objetivos que pueda ambicionar un inversor con las distintas propiedades que
poseen las diferentes categorías de activos, podremos llegar a una conclusión inicial sobre
qué tipos de activos son más adecuados para alcanzar determinados objetivos. Por ejemplo,
para protegernos frente a la inflación, pues idealmente los valores indexados a la inflación
y también los metales preciosos. ¿Para obtener participación en el crecimiento económico
empresarial? Pues sobre todo la renta variable, el private equity, según la clase también los
hedge funds y en menor medida los bonos. Incluso hasta cierto punto podríamos incluir en las
materias primas porque una economía que crece mucho será normalmente una economía cuyas
empresas consuman muy intensivamente materias primas y eso tenderá a elevar su precio. A su
vez, ¿cómo obtener protección frente a las recesiones y las deflaciones de activos? Pues
mediante el efectivo o mediante los bonos o también a través de los metales preciosos.
En cuarto lugar, ¿de qué manera conseguir un flujo más o menos regular de ingresos sobre
nuestro patrimonio? Pues a través de bonos, a través de inmuebles alquilados o a través de
acciones que abonen dividendos. En quinto lugar, ¿cómo minimizar la volatilidad de nuestro patrimonio?
Pues por ejemplo, a través del efectivo o de los contratos de futuros utilizados como cobertura.
Y por último, ¿cómo protegernos frente al riesgo cambiario global? Es decir, frente al riesgo de
que la divisa que poseemos se deprecie o frente al riesgo de que la divisa que hemos de adquirir
se aprecie. Pues obteniendo una cartera diversificada de efectivo en diversas divisas o una cartera
diversificada de bonos o de acciones en diversas divisas o, desde luego, a través de futuros
sobre divisas. Si sabemos que el año que viene vamos a tener que comprar dólares y queremos
cerrarnos hoy el precio del dólar para no exponernos al riesgo de depreciación del euro
frente al dólar, una posibilidad es comprar ya de antemano los dólares al precio actual.
En definitiva, el asset allocation, la asignación de activos, es una técnica que debemos dominar
antes de comenzar a componer nuestras carteras de inversiones. Y en el próximo vídeo dentro de esta
serie de finanzas personales e inversión apadrinada por Freedom24 continuaremos hablando sobre
asset allocation.