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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Y está subiendo, nos lo está contando Raquel, en la venta de estos móviles de segundo uso,
pues algo muy, muy parecido y se lo hemos explicado ya más de una ocasión está ocurriendo con los coches de segunda mano,
porque hay tanta demanda que los precios no paran de subir y esto está teniendo una relación directa
con la falta de microchips que no permite a la industria del automóvil avanzar al ritmo habitual.
La producción se ha detenido en el mes de octubre, además ha tenido un importante frenazo, Miguel.
Según UNFAC, la patronal de los fabricantes de automóviles y camiones el mes pasado se fabricaron 165.000 unidades
en las diferentes plantas de nuestro país. Es una caída del 38% respecto a tubre del año pasado,
en el conjunto del año, la caída es inferior, es del 2,5, pero es que venimos del año del confinamiento
y del parón generalizado, desde la industria lo achaca en esta fuerte caída al desabastecimiento
de esos famosos microchips en todo el mundo y en todos los sectores faltan componentes.
Es además difícil aprovisionarse de ciertas materias primas y esto está provocando, además,
un reajuste en la demanda de los centros de producción, algo que, desde UNFAC,
creen que puede prolongarse durante todo el año 2022.
Todo el año, o sea, es el temor que tienen, precisamente los productores de coches.
Vamos a hablar de esto y de otras cosas con Juan Ramon Raye, economista, buenos días.
Eta, buenos días, ¿cómo estamos?
El frenazo en la industria del automóvil es importante y es importante para la economía.
Vamos de una parte del PIB que supera el 10%.
Si esto se propaga todo el año que viene, yo no sé, pero nos puede complicar mucho
las cosas.
¿Qué cálculo haces tú?
Claro, efectivamente, si no llegan input, si no llegan chips, pues las fábricas tienen
que parar o reducir de manera sustancial su producción y estamos viendo hertes en la
industria del automóvil hasta al menos mediados del año que viene.
Es decir, el pronóstico de las propias automobilísticas no es muy optimista respecto a la normalidad.
La actualización del suministro de estos chips, pero hay que decir que a lo mejor
parecería como que la producción mundial de chips haya caído y que por eso tengamos
estos problemas.
La producción mundial de microchips está en máximos históricos, ya supera el nivel
previo a la pandemia.
Si hay escasez, no es tanto porque no estemos produciendo lo normal, sino porque se está
demandando mucho más de lo normal, quizás no en la industria del automóvil.
La industria del automóvil consume aproximadamente el 15% de esos microchips, sino en el resto
de sectores.
¿Y por qué se está gastando, se está consumiendo tanto?
En parte, por la euforia si lo queremos de la recuperación, pero en parte no lo perdamos
de vista por las políticas de estímulo monetario y fiscal que todos los países del mundo aprobaron
en 2020 y en parte de 2021 supuestamente para acelerar la recuperación y quizás que la
han acelerado demasiado.
Igual ha acelerado demasiado, lo cierto es que estamos viendo una serie de circunstancias
que no teníamos previstas, con la falta de suministros, con la subida de todo lo que
está relacionado con la energía, que está desencadonando una subida de precios, que está
generando un clima también de protesta en la calle, estamos viendo en estos días una
prueba muy evidente de lo que está ocurriendo en la bahía de Cádiz, no sabemos si al final
este conflicto se resolverá pronto, ya lleva nueve días y acabará ahí, o si esto es un
poco el caldo ocultivo de un invierno caliente, ¿tú cómo lo ves?
Creo que en la última entrevista que me hicisteis ya avise de que parte de estas cosas
podían suceder, la inflación está en máximos de los últimos 30 años y era relativamente
previsible que en algún momento los trabajadores en diversos sectores y podemos ver mucho
más de esto, van a empezar a pedir subidas salariales que les compensen la subida de
precios que están ya experimentando de manera muy clara, problema es que si también suben
los salarios para compensar la subida de precios, que insisto es algo que creo que es comprensible,
pero si eso sucede también podemos prever que los empresarios volverán a subir los
precios para compensar la subida salarial, con lo cual entramos en un espiral precios
salarios que es muy peligrosa, y si además en esa renegociación de precios y de salarios,
como estamos viendo en Cádiz, se producen suspensiones de la actividad, pues podemos
tener no solo un conflicto de espiral inflacionista, sino también una caída de la producción,
no solo de la producción en la industria afectada, sino también en todas las otras, que son
clientes compradoras de, en este caso, el acero que debería haberse producido en estas
empresas y no se ha terminado produciendo. Entonces, digamos que la inflación no sólo
pervierte la coordinación entre las personas, sino que además puede hundir la economía.
Bueno, hay otras protestas en marcha. Hoy tenemos algunos ejemplos en Madrid que no tienen
que ver con el IPC, pero al final tiene todo un clima de protesta, llama protesta. Hoy
estamos comprobando cómo está de movilizada la calle en Madrid, Laura.
Pues mira María, ahora una protesta que ha llegado a su fin, que ha bajado de intensidad,
pero en la que más de 600 agricultores, como algunos de los que vemos todavía aquí que
siguen pendientes a las puertas del Ministerio de Agricultura, han estado protestando, manifestándose,
llegados de todos puntos de España. Hemos visto agricultores de fruta y hortaliza de
la Rioja de Andalucía, de Aragón, también de Extremadura, que así se despiden, pero
dicen su reclamación principal es que tienen un sobrecoz de producción en este momento
de entorno, un 40% que se ha encarecido el coste de producción, que en este momento
están vendiendo por debajo del coste de producción y, además, insisten en que faltan políticas
agrarias que les protejan, insisten en que no hay acuerdos, negociaciones con países
extracomunitarios como para poder seguir subsistiendo. Es la primera gran manifestación que deja
esa jorrada aquí en Madrid, pero no es la única, porque prometen movilizaciones más
multitudinarias, incluso vísperas de las navidades, coincidiendo, además, con las movilizaciones
de los transportistas con quienes, por cierto, comparten muchas de sus denuncias, de sus
reclamaciones.
Unos otros se van a manifestar de forma multitudinaria a Madrid en diciembre, Juan Ramón, en lo
que están planteando es muy fácil de entender. Hoy hemos escuchado varios ejemplos con varios
productos, el del pimiento. Por ejemplo, nos decía un kilo de pimiento cuesta producirlo,
a mí me cuesta 70 céntimos. Luego de lo que obtengo en la venta me quedo como mucho
con 5. ¿Es imposible subsistir así? ¿Estamos abocados a cerrar el campo?
A ver, aquí yo creo que se mezcla un problema estructural, porque estas reivindicaciones no
son nuevas. No olvidemos que justo antes de la pandemia, en febrero de 2020, también
vivimos movilizaciones muy importantes en este sentido. Bueno, es un conflicto de competitividad
del campo español, competitividad que se debe a que en otros países producen algo
parecido, quizá no de tanta calidad, pero algo parecido a menor precio y competitividad
o falta de competitividad que se debe a la regulación europea que impide que muchos
de nuestros agricultores se puedan adaptar para competir en ese entorno global.
Pero luego también hay un componente coyuntural. El componente coyuntural lo hemos escuchado,
se les han disparado los costes. ¿Se les han disparado los costes? ¿Por qué? Porque
la energía se está encareciendo. Y lo que piden es que los supermercados, que son los
compradores últimos, con toda la cadena de intermediarios, les paguen más. Pero de nuevo,
aquí volvemos a lo mismo que hablábamos antes. Si los supermercados les pagan más, que es
una reivindicación que todos podemos entender, los supermercados, que tampoco es que vendan
con mucho margen. A veces pensamos que los supermercados por cada 100 euros que venden
se llevan casi todo en beneficios. El supermercado típico por cada 100 euros de ventas gana aproximadamente
un euro. No tienen muchísimo margen para pagar mucho más. Si el supermercado paga más
a los agricultores, también tendrá que subir los precios, con lo cual la inflación del
resto de consumidores será mayor y tendremos en otros sectores reivindicaciones de subidas
salariales para que me compenses por el alza de la inflación.
Es difícil encontrar una respuesta. Hay una cosa que les está ahora además asfixiendo
mucho más, que es la subida de precios, por ejemplo, de los costes que están teniendo
la energía, los costes de la luz, para todas las granjas que necesitan, por ejemplo, mantenerlos.
Tenemos ya el coste de la factura de esta subida, lo que nos ha generado unos 26.000
millones de euros que habría que quitarles al PIB. ¿Cómo no recuperamos de eso?
Pues la crisis energética que estamos padeciendo en parte es conecta con todo lo que hemos
mencionado antes. Se ha cebado el gasto a escala mundial y no somos capaces de aumentar
lo suficiente la producción, en este caso, de energía y, por tanto, el precio sube.
También hay un componente de transición energética. No lo olvidemos durante muchos
años. Los gobiernos han desincentivado la inversión en la única fuente que de momento
es fiable y es muy barata, que son los combustibles fósiles, que a lo mejor hay que abandonarlos,
pero claro, eso tiene un coste y el coste en parte lo empezamos a ver ahora.
Pues esta crisis energética es una crisis estructural por una parte y coyuntural por
la otra. Y no tiene una salida fácil, porque la salida por la que se ha apostado es energía
renovables, que puede estar muy bien, pero las energías renovables tienen un problema
que no producen continuamente. Y si no tenemos suministro garantizado, pues no hay suficiente
luz solar, por mucho que se reheran de lo que dijo Casado, tenía parte de verdad para
consumo individual, quizá no, pero para consumo agregado sí, no hay suficiente luz solar,
no sopla al viento, pues hay que tirar del gas, el gas sea multiplicado de precio, pues
costes crecientes. Con todo esto, lo que no nos cuadra es aquella
promesa que hizo Pedro Sánchez un poco riesgada en el sentido de decir, no se preocupen que
a final del 21, quitando el IPC van a pagar más o menos de media lo mismo con el 18. Ayer
le preguntábamos al portavoz de la AUQ de la Organización de Consumidores y nos decía
esto. Las matemáticas son muy tozuda y dicen
lo que dicen, para que se cumpla la promesa del gobierno en diciembre la factura debería
ser de 22 euros. ¿Y sabe María cómo se conseguiría esto?
Como un precio de la electricidad durante todo el mes de diciembre de cero euros, con
lo cual nosotros creemos que es manifiestamente imposible que se cumpla ese compromiso del
gobierno de que en el año 21 paguemos lo mismo que en el 2018 más el IPC. Las matemáticas
son así, lamentablemente. Echas la misma cuenta, Juan Ramón, ¿no
te salen? La promesa de Sánchez fue relativamente
ambigua. A finales de año pagaremos lo mismo que en la media de 2018 descontando inflación.
Cuando es a finales de año, el último día del año, el último mes, la media de todo
el año, es difícil saber exactamente a qué se refería. Aun así, se refería a lo que
se referiera, creo que no se va a cumplir de ninguna manera ese compromiso, salvo que
se produzca un desplome de los precios internacionales del gas y volverá a mostrar que este gobierno
es irresponsable al prometer cosas que no puede cumplir, que no está en su mano cumplir,
porque el encarecimiento del precio de la electricidad no es culpa de Pedro Sánchez, es culpa de
que se ha multiplicado el precio del gas. Pero si tú no puedes controlar el precio internacional
del gas, ¿por qué prometes, para qué prometes, salvo por puro populismo y demagogia electoral,
por qué prometes que a final de año se va a pagar lo mismo que de media de 2018? Es
que es incomprensible, salvo ya digo que a un político más o menos le de todo igual
y lo que esté haciendo sea alimentar el clima de opinión pública en un momento determinado.
Nos decíamos que nos parecía arriesgado porque no es tan humano controlarlo y entonces
es un poco meterse en un lío o un jardín, como solimos hacer mucho en los periodistas.
Con Ramón, muchísimas gracias. Muchas gracias a vosotros. Hasta otra.