logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Durante los años más duros de la crisis económica, ya por 2013-2014, era muy habitual
escuchar aquello de no es una crisis, es una estafa, dando a entender que las dificultades,
la depresión, una económica que estábamos atravesando, en realidad era una especie de
complot de las clases adineradas de la clase capitalista para empobrecer al conjunto de
la clase trabajadora al tiempo que se enriquecían a sí mismas. Por tanto, la crisis simplemente
era una excusa para bajar salarios, para recortar derechos laborales y, mientras tanto, seguir
hinchándose a ganar dinero. Esta percepción, divulgada desde ciertas centrales políticas
y mediáticas, desde luego se dio reforzada por una reforma laboral, en el año 2012,
que, con el objetivo de minimizar la destrucción de empleo, flexibilizó el mercado de trabajo,
lo que a corto plazo significó que algunos sueldos fueron rebajados. Por tanto, claro,
si los trabajadores estaban cobrando menos, aunque fuera en medio de una destrucción
masiva de empleo, que, por tanto, requería de un ajuste salarial para no seguir destruyendo
empleo, pero, como digo, si los trabajadores estaban cobrando menos, en contrafartida,
sería que los capitalistas deberían estar ganando muchísimo más y que, por tanto, la
jugada les salió redonda. Montaron la crisis antes de 2007, estalló en 2008 y, desde 2008,
se hincharon a ganar dinero, recortando derechos laborales y rebajando salarios. En realidad
esta narrativa, este relato, nunca tuvo demasiada base, por no decir ninguna. Si miramos la demografía
empresarial entre el año 2017 y el año 2014, el peor momento de la crisis, veremos que
en términos netos desaparecieron de nuestro país 215.000 empresas, es decir, más de
200.000 empresas, supuestamente esa clase capitalista potentada que movía los hilos
para crear una crisis de la que iba a salir ganando, esa clase capitalista vio como 215.000
empresas desaparecían, quebraban. Y obviamente podríamos pensar que, bueno, esas 215.000
empresas en realidad eran pequeñísimas empresas y que los grandes capitalistas siguieron ganando
muchísimo, pero si miramos incluso la cifra de compañías que desaparecieron con más
de 50 trabajadores, que ya entramos dentro de la categoría de medianas empresas, veremos
que desaparecieron durante esos años un tercio de todo el parque empresarial español con
más de 50 trabajadores. Por tanto, en apariencia, lo que sucedió durante la crisis no es que
los empresarios capitalistas ganaron a costa de los trabajadores, sino que los trabajadores
claro se empobrecieron y los empresarios capitalistas también se empobrecieron. Sin embargo, si
únicamente miramos la evolución de la demografía empresarial, podría parecer que estamos tomando
una imagen insuficiente. Podría parecer que aquellos que sobrevivieron en el fondo sí
estaban ganando mucho más que aquellos que desaparecieron y que, en cierto modo, la destrucción
de empresas lo que podría poner de manifiesto es una cierta concentración, una cierta tendencia
a la concentración del sistema capitalista en el que vivimos. Afortunadamente, el Banco
de España acaba de publicar un breve informe donde analiza la evolución de la rentabilidad
empresarial antes de impuestos entre el periodo previo a la crisis, año 2003 a 2007, y la
actualidad y también el periodo más intenso de la crisis económica. Se trata de un informe
que extrae, que elabora, a partir de los datos de más de 600.000 empresas españolas
contenidas en su central de valantes. ¿Y qué nos dice este breve informe que acaba
de elaborar el Banco de España? ¿Qué nos dice sobre la evolución de la rentabilidad
empresarial antes, durante y después de la crisis? Bueno, esencialmente diría que hay
tres mensajes importantes en este breve informe. El primero de ellos es que la rentabilidad
empresarial, la tasa de rentabilidad antes de impuestos de las empresas españolas se
hundió durante la crisis. En el año 2013, la rentabilidad del conjunto de empresas españolas
era simplemente un tercio de la alcanzada como media entre 2003 y 2007. Por tanto, si
de media entre 2003 y 2007 las empresas españolas ganaban 100, en 2013 ganaron solo 33 y ya
digo antes de impuestos. Luego apliquemos la mordida tributaria. Por tanto, si fue una
especie de maquinación de las empresas, si la crisis fue una especie de maquinación
de las empresas para ganar mucho más dinero a la costa de los trabajadores, desde luego
les salió mal. En 2013 ganaban solo un tercio de lo que estaban obteniendo en términos
netos antes de que estallara la crisis. De hecho, este dato también nos sirve para
entender por qué en ocasiones determinadas informaciones periodísticas o determinados
titulares periodísticos ocultan bastante demagogia. Si tomamos como punto de partida
de la recuperación el año 2013, observaremos que desde el año 2013 los beneficios empresariales
o mejor dicho la tasa de rentabilidad empresarial se ha duplicado. Es decir, hoy la tasa de
rentabilidad de las empresas en términos medios es el doble que en el año 2013. Por
tanto, claro, parecería que los beneficios empresariales están aumentando a un ritmo
vertiginoso y en parte así es. En apenas seis años la tasa de retorno se ha duplicado,
por tanto los beneficios han crecido mucho más que los salarios. Y eso es lo que da
lugar a que determinadas informaciones periodísticas titulen los beneficios empresariales están
aumentando mucho más que los salarios. Sí, pero lo que estas informaciones se callan
es que entre el año 2007 y el año 2013 los beneficios empresariales cayeron muchísimo
más que los salarios. En concreto cayeron dos tercios. Es decir, los beneficios en 2013
eran un tercio de los alcanzados en 2007. Los salarios desde luego no se redujeron en
un 66%. Los salarios medios desde luego no cayeron un 66%. Y por tanto, aún hoy, después
de que entre 2013 y 2019 los beneficios o la tasa de rentabilidad se haya duplicado
aún hoy, en la actualidad, los beneficios empresariales siguen siendo un 33% inferiores
de lo que lo eran en el periodo anterior a la crisis. Los salarios en términos medios
no digo todos y cada uno de los salarios, como tampoco digo todos y cada uno de los beneficios.
Los salarios en términos medios hoy no son un 33% inferiores a los de antes de la crisis.
De hecho, si tomamos los datos de la encuesta de población activa y analizamos cuál ha
sido la evolución del salario medio en la economía española, veremos que el salario
medio después de inflación en el año 2017 era casi un 2% superior al salario medio en
el año 2007. Por tanto, los beneficios empresariales han fluctuado mucho más que los salarios
y por eso, cuando caen, caen muchísimo más y cuando suben, también suben bastante más.
Este es el primer mensaje que se desprende del informe que ha desarrollado el Banco
de España. Segundo mensaje importante, o al menos aclaración del mensaje anterior,
también podría pensar que la tasa de rentabilidad de las empresas españolas durante los últimos
años en el periodo pos crisis ha caído en términos medios porque las pequeñas empresas
han arruinado pero las grandes empresas se están forrando de manera exagerada, de tal
modo que si elimináramos los efectos engañosos de la media podría seguir siendo cierto que
las grandes empresas han orquestado de algún modo la crisis para forrarse, para ganar dinero
a costa de los trabajadores y por tanto, si se fuera así, la tasa de rentabilidad de
las grandes empresas debería ser hoy muy superior a la que era antes de la crisis.
¿Es esto lo que ha sucedido? En absoluto. Como podemos observar en el gráfico que ahora
aparece en pantalla, como comentábamos antes, la tasa de rentabilidad del conjunto de las
empresas españolas ha caído desde el periodo anterior a la crisis a la actualidad y especialmente
cayó muchísimo en el peor momento de la crisis, es decir, en 2013. Pero cuando segregamos
esta tasa media de rentabilidad dentro de la economía española entre pequeñas y grandes
empresas vemos que en ambos casos para ambos grupos la tasa de rentabilidad cae, es decir,
ambos grupos están ganando hoy en términos relativos sobre el capital invertido por sus
accionistas menos que antes de la crisis. Es verdad, y este es un matiz correcto, que
la caída de la tasa de rentabilidad en las pequeñas empresas ha sido mayor que en las
grandes empresas. Y esto habría que analizar por qué ha sido así. En principio hay dos
grandes hipótesis que no son del todo incompatibles. La primera es que las grandes empresas son
mucho más eficientes y han sido mucho más capaces de readaptarse a un entorno cambiante
como ha sido de la crisis y por eso han sufrido relativamente menos y se han recuperado relativamente
más rápido. Otra hipótesis que desde luego es válida para muchas grandes empresas españolas
es que esas grandes empresas españolas disfrutan de privilegios regulatorios que restringen
la competencia y gracias a ello consiguientas ser de rentabilidad más altas que el resto.
Pero sea uno o sea lo otro, lo que es indiscutible es que tanto pequeñas como grandes ganan hoy
menos que antes de la crisis. Por tanto, de nuevo, no es cierto que la crisis les haya
venido bien a las empresas, tampoco a las grandes empresas. Los trabajadores han perdido,
los pequeños empresarios han perdido y los grandes empresarios también han perdido.
Y tercer mensaje relevante, este más de cara al futuro que contiene el informe del Banco
de España. Bueno, si observamos el gráfico que ahora mismo aparece en pantalla, lo que
encontraremos es la distribución de las empresas españolas en función de su tasa de rentabilidad.
En el informe podéis visualizar este gráfico con mayor detalle y mayor detenimiento. Básicamente
lo que está expresando este gráfico es que la mayor parte de las empresas españolas están
operando ahora mismo con una tasa de rentabilidad antes de impuestos igual o inferior al 5%
del capital desembolsado. Igual o inferior al 5%. Hay muchas empresas que están ahora
mismo operando en pérdidas con rentabilidad negativa. ¿Qué significa esto? Pues dos cosas.
La primera es que desde luego ser un empresario en España en términos anuales no es ningún
chollo ni es ninguna fórmula mágica para hincharse a ganar dinero. Lograr una tasa
de rentabilidad igual o inferior al 5% sobre el capital desembolsado con además enorme
variabilidad de un año a otro en esas rentabilidades no es ningún gran negocio. Pero la segunda
cuestión que pone de manifiesto esta distribución empresarial es que tenemos un tejido empresarial
que sigue estando muy debilitado. Si ahora mismo estamos en medio de una desaceleración
económica y esa desaceleración económica se termina consumando en una crisis mucho más grave,
las empresas españolas que hoy están ganando un 5% menos de un 5% o incluso ya están perdiendo
dinero entrarán en fuertes pérdidas y fuertes pérdidas empresariales como las que sucedieron
en 2009, 2010, 2012, 2013, lo que significa son despidos masivos, quiebras masivas de
empresa, recordemos, casi 220.000 empresas quebraron durante la crisis, por tanto quiebra de empresas
y despidos masivos de trabajadores. En definitiva, durante años el populismo político
y mediático ha estado envenenando a la sociedad española, a los trabajadores españoles contra
el empresariado. Les ha venido a decir que la fuente, el origen de todos sus problemas
era la avaricia infinita de los capitalistas, de los empresarios españoles que habían
prácticamente montado una crisis ficticia para arrebatarles sus derechos laborales,
y que tras arrebatarles sus derechos laborales habiendo capturado al gobierno del Partido
Popular, ahora se estaban hinchando a ganar dinero a costa de deprimir los salarios y
a costa de despedir trabajadores. Es verdad que los salarios bajaron, es verdad que el
coste de despido de los trabajadores se abarató, pero las dos medidas se dirigían a tratar
de minimizar la destrucción de empleo. En general, en términos medios, y también
si miramos distribución por pequeñas empresas y por grandes empresas, las empresas sufrieron
también, no digo que solo sufrieran ellas, también sufrieron mucho durante la crisis,
la crisis no les vino bien a las empresas. Y pese a ello, parece que las empresas sean
las malas de la película, las únicas malas de la película, que sean ellas las que se
hayan aprovechado de la situación, sin entender que todos nos hemos empobrecido durante la
crisis y que entre todos, haciendo un esfuerzo titánico a pesar del gobierno, hemos conseguido
levantar cabeza durante la crisis. Y fruto de este envenenamiento antiempresarial que
protagonizaron ciertas terminales políticas y mediáticas para facilitar el ascensual
poder de determinados partidos, hoy, buena parte de la sociedad española es más anticapitalista
de lo que lo era hace 10 años. Y como consecuencia de esto, hoy, la sociedad española digiere
sin rechistar propuestas como las que puede realizar el Partido Socialista, no digamos
ya podemos, de subir salvajemente los impuestos a las empresas españolas, subirles salvajemente
los impuestos a las empresas españolas en un contexto incluso de desaceleración. Es
decir, los españoles, debido a que se han creído la película de que las empresas se
han hinchado a ganar dinero durante la crisis a su costa, ahora no ven con malos ojos que
el gobierno venga a asablearlas a impuestos. El problema es que si tenemos un tejido empresarial
muy débil como el que el Banco de España pone de manifiesto que tenemos y le cargamos
a ese tejido empresarial debilitado con impuestos extraordinarios y con regulaciones asfixiantes
debido a las vísceras antiempresariales que se han ido larbando dentro de la sociedad
española, pues lo que tenemos es una sociedad predispuesta a agravar la crisis que también
terminará inevitablemente perjudicando a aquellos que creen que van a salir ganando, cargando
contra las empresas.