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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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La tasa de inflación y el riesgo país de la Argentina se encuentran en uno de sus mejores
momentos no sólo de toda la presidencia de Javier Milei, sino también del último lustro. Veámoslo.
Hace ahora justo un año, es decir, antes de que Javier Milei ganara las elecciones
presidenciales de Argentina, el país estaba sumido en un absoluto caos económico. Y este
absoluto caos económico se reflejaba con mucha claridad en dos indicadores financieros. Por un
lado, el riesgo país y, por otro, la tasa de inflación. El riesgo país, que no es más que la
prima de riesgo del Estado argentino, es decir, el exceso de tipos de interés que abona la deuda
pública argentina por encima de la deuda pública estadounidense, se ubicaba por encima de los 2.600
puntos básicos. Es decir, que si la deuda pública estadounidense a 10 años pagaba un tipo de interés
del 4%, la deuda pública argentina en dólares a 10 años pagaba un tipo de interés del, atención,
30%. Y, por otro lado, la tasa de inflación se encontraba desbocada por encima del 12% intermensual.
El descontrol de estos dos indicadores, de la prima de riesgo y de la tasa de inflación,
estaban indicando con mucha claridad que el país estaba quebrado. Los inversores no confiaban en
absoluto en que el país pudiese pagar sus deudas en dólares, de ahí que los tipos de interés de esa
deuda estuvieran tan altos. Y los inversores tampoco confiaban en que el país pudiese mantener
estable el valor de su moneda, porque el déficit público nacional era tan elevado que anticipaban
que seguiría imprimiendo, creando masivamente pesos para sufragar el exceso de gastos sobre los
ingresos estatales. La prima de riesgo y la tasa de inflación eran, por tanto, alarmas que sonaban
con mucha rotundidad, señalizando insolvencia estatal. Pues bien, 12 meses después, podemos decir
que ahora mismo, bajo la presidencia de Javier Milei, la economía argentina está viviendo, desde un punto
de vista financiero, su momento más dulce desde hace casi un lustro. Y es que estos dos indicadores
clave, la prima de riesgo y la tasa de inflación, que hace un año señalizaban con muchísima claridad
la situación de insolvencia estatal en la que se encontraba la argentina, se han dado durante los
últimos meses y especialmente durante las últimas semanas, la vuelta de una manera muy considerable.
Vale. Comencemos por el dato que acabamos de conocer. La tasa de inflación intermensual de la
Argentina durante el mes de septiembre se ubicó en el 3,5%. Se trata de la tasa de inflación más baja
desde noviembre de 2021, con una diferencia muy importante entre ambos periodos, claro. En noviembre
de 2021 había multitud de precios regulados por el gobierno. Es decir, la inflación latente de la
economía estaba reprimida artificialmente y no llegaba a expresarse. Ahora mismo, en cambio,
la mayoría de los precios están liberados y aún así están subiendo al menor ritmo desde hace tres
años. Resulta muy elocuente observar, de hecho, cómo durante toda la etapa de gobierno de Milley,
la tasa de inflación intermensual se ha ido reduciendo de manera prácticamente ininterrumpida.
Mientras que durante la etapa peronista la tendencia de la tasa de inflación era creciente,
señalizando, como digo, una expansiva insolvencia subyacente del Estado, durante la etapa de gobierno
de Javier Milley, con el profundo saneamiento de la situación financiera del Estado, se ha conseguido
revertir la tendencia de una inflación explosiva con el peronismo a una desinflación cada vez más
acusada. Y este control de la inflación tiene una causa muy clara, el superávit presupuestario.
Como ya hemos explicado en numerosas ocasiones en este canal, siempre que hemos comentado la tasa
de inflación progresivamente descendente de la Argentina, el superávit presupuestario consigue,
por un lado, reducir el exceso de pesos en circulación, porque el superávit reabsorbe los
pesos, y también contribuye a sanear la situación financiera del Banco Central, porque el principal
deudor del Banco Central es el Estado argentino. Y si el Estado argentino tiene superávit, el activo
del Banco Central mejora. Y un mejor activo del Banco Central también significa que el peso se va
convirtiendo en una moneda más creíble y, por tanto, que su demanda se va estabilizando. Control
de la oferta monetaria y progresiva estabilización de la demanda significa tasa de inflación cada vez
menor. Y algo similar podemos decir con respecto al riesgo país. Durante estos días, el riesgo país se ha
ubicado cerca de los 1.100 puntos básicos, su nivel más reducido desde el año 2020. En apenas un año,
Javier Milei ha conseguido reducir a menos de la mitad el riesgo país de la economía argentina.
Lo cual significa, claro está, que los inversores consideran que, hoy por hoy, el Estado argentino es
mucho más solvente de lo que lo era hace un año. ¿Y esto por qué es así? Pues por la misma razón por la
que se ha conseguido ir controlando la inflación. Por el superávit presupuestario que Javier Milei
ha amasado mes tras mes en el Estado argentino. Un superávit presupuestario cuya credibilidad, además,
se ha visto reforzada durante las últimas semanas gracias a que Javier Milei ha vetado dos iniciativas
parlamentarias que pretendían volver a multiplicar el gasto público en la Argentina sin explicar cómo
pensaban financiar ese considerable aumento del gasto público en pensiones y en universidades
públicas. Milei se ha mostrado firme en la defensa del superávit presupuestario vetando esos dos proyectos
de ley para disparar el gasto público dentro de la Argentina y luego ha conseguido que suficientes
diputados y senadores refrendaran en el Congreso el veto presidencial, demostrando así que hoy por hoy
en Argentina existe una minoría legislativa de bloqueo suficiente para evitar que se vuelva a
desbocar el déficit público y que, en consecuencia, la solvencia del Estado argentino, en lugar de ir
mejorando mes tras mes, vuelva a empeorar mes tras mes. Por consiguiente, como decíamos, la situación
financiera de la Argentina está viviendo en estos momentos su momento más dulce en el último lustro y
la estabilización financiera es el paso previo indispensable para una recuperación económica
sostenida que mejore generalizadamente la prosperidad de los ciudadanos argentinos. Argentina no puede ser
próspera con las finanzas públicas desordenadas, es decir, con un Estado al borde de la bancarrota y
con una moneda al borde de la hiperinflación. Y esa crítica situación financiera es la que Javier Milei
ha conseguido estabilizar en su primer año de mandato. Este primer año de mandato ha sido un año
dirigido a salvar a un paciente que estaba a punto de pasar al otro barrio. Y partiendo de una situación
enormemente complicada, se ha logrado avanzar muchísimo. Desde luego muchísimo más de lo que
prácticamente nadie creía que se lograría avanzar. ¿Significa esto que todos los problemas financieros
de la Argentina ya se han solucionado? No. Javier Milei todavía tiene delante de sí dos grandes retos
que van a marcar el éxito definitivo de su programa de estabilización macroeconómica o, en cambio, su
fracaso. En primer lugar, la renovación de los vencimientos de deuda del año 2025. En el año 2025,
el Estado argentino tiene que hacer frente a la devolución de unos enormes montos de la deuda
pública que le va venciendo. Y obviamente no cuenta con recursos propios para cancelar,
para amortizar esos vencimientos de deuda pública. De manera que va a tener que refinanciarlos. Y es
crucial que pueda refinanciarlos a bajos tipos de interés. De ahí que sea tan importante que la
prima de riesgo baje. Porque una menor prima de riesgo, un menor riesgo país, significa, en general,
que el tipo de interés que paga el Estado argentino va bajando. Y cuanto más bajo sea el tipo de interés de
la deuda pública, más fácil, más llevadera va a ser la refinanciación de esos vencimientos de deuda
pública. Y, en segundo lugar, Javier Milei tiene que hacer frente a una salida ordenada del cepo
cambiario. Una salida que minimice un levantamiento de los controles cambiarios que no dé un nuevo
impulso a la inflación. Que no perjudique el muy saludable proceso de desinflación que ahora mismo está
siguiendo la Argentina. Y para ello es fundamental que el balance del Banco Central esté tan saneado
como sea posible. Cuanto mayor sea el patrimonio neto del Banco Central, es decir, la diferencia
entre el valor de sus activos y el valor de sus pasivos, más margen tendrá el Banco Central para
estabilizar el valor de sus pasivos fuera de un régimen de control de capitales. Más capacidad tendrá el
Banco Central de minimizar la depreciación de la cotización del peso en los mercados financieros.
La altura del reto pendiente sigue siendo, por tanto, enorme. Pero también lo es todo lo que se ha logrado
hasta la fecha.