This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
La semana pasada, el Banco Central Europeo anunció que inyectaría 750.000 millones de euros
en el sistema financiero de la Eurozona.
Algunos han interpretado esta política, esta flexibilización cuantitativa reforzada
como un rescate encubierto a la banca, y desde luego puede que algo de esto haya.
Pero, sobre todo, ante lo que estamos, y eso es lo que menos ha trascendido a los medios de comunicación,
es ante un rescate hacia el sur de Europa, un rescate encubierto hacia países como España y como Italia
que están extraordinariamente endeudados.
Vayamos por partes. Europa, Occidente en general, se encuentra en medio de una brutal crisis económica
derivada de la crisis sanitaria generada por la epidemia, por la pandemia del coronavirus.
Ante esta muy grave situación, los gobiernos europeos han anunciado diversos planes para reflotar la economía.
En este canal ya hemos tenido ocasión de criticar, por ejemplo, el plan del gobierno español y de proponer alternativas.
Pero lo cierto es que, bueno o malos, están lanzando esos planes de rescate de reflotamiento de la economía.
Son planes que a corto plazo no tienen por qué implicar un desembolso masivo de recursos,
en el caso de España ya lo explicamos, la inyección que realmente se produce por parte del gobierno en la economía
es de 17.000 millones de euros. Pero también es verdad que, como los gobiernos europeos están otorgando
avales muy importantes sobre la deuda empresarial, en el futuro no tan lejano puede que los gobiernos tengan
que honrar esos avales y si las empresas europeas y, en nuestro caso, si las empresas españolas no pagan,
que tenga que pagar el gobierno respectivo, en nuestro caso el gobierno de España.
Recordemos que de momento Sánchez ya ha prometido 100.000 millones de euros en avales.
A corto plazo repetimos, esto no supone un desembolso directo de recursos,
a medio plazo si salimos rápido de esta crisis sanitaria y, por tanto, económica,
tampoco supondrá un desembolso de recursos o, al menos, no un desembolso significativo,
pero si la crisis sanitaria y económica se prolonga, entonces comenzarán las empresas a impagar sus deudas
y el gobierno tendrá, como decíamos, que honrar los avales.
Ante ese potencial riesgo tan elevado al que se enfrentan los gobiernos europeos,
los inversores en el mercado de deuda pública comenzaron a ponerse nerviosos.
Si los gobiernos tienen que hacer frente a gastos muy importantes y, para ello, han de emitir mucha más deuda pública,
podría darse el caso de que alguno de esos gobiernos no sea capaz de hacer frente,
de seguir haciendo frente al repago de esa deuda, sobre todo aquellos gobiernos
que tienen un stock de deuda pública más elevado, es el caso, por ejemplo, de Italia,
cuya deuda pública sobre el PIB es del 133% o de España, cuya deuda pública sobre el PIB es del 96%.
Estos dos países, que son dentro de Europa, los que están siendo más afectados por la pandemia,
también son dos de los países en una peor situación financiera dentro del continente
y por eso se combinaron dos circunstancias que no favorecían en absoluto la solvencia, la perspectiva de solvencia de estos estados.
Por un lado, hundimiento económico, por otro, emisión de deuda con un stock de endeudamiento ya muy alto.
¿Y qué sucedió? Pues sucedió que hasta el miércoles pasado el tipo de interés de la deuda pública italiana
y española comenzó a aumentar, a aumentar y a aumentar.
Más en particular, el tipo de interés de la deuda pública italiana, que a comienzos de marzo estaba en el 1,13%,
se elevó hasta el 2,44% el 18 de marzo, es decir, el miércoles pasado.
Fijémonos que en pocos días el tipo de interés se más que duplicó en Italia y en el caso de España sucedió algo parecido.
El tipo de interés de la deuda pública española, a 10 años, que estaba en el 0,29% a comienzos de marzo,
se elevó hasta el 1,24% el 18 de marzo, es decir, que se multiplicó por 4.
Evidentemente unos tipos de interés del 1,3% o del 2,5% por la deuda a 10 años
siguen siendo unos tipos de interés bastante bajos, pero lo preocupante no era tanto el nivel que ya habían alcanzado,
sino la trayectoria total y verticalmente ascendente que estaban mostrando esos tipos de interés.
Básicamente los inversores cada vez confiaban menos en España y en Italia
y no había perspectiva de que esto cambiara, al contrario había perspectiva de que siguiera empeorando
y estos países mientras los inversores confiaban menos en ellos, tenían mayor necesidad de emitir deuda.
Y éte aquí que el 18 de marzo por la noche, el miércoles pasado por la noche, el Banco Central Europeo
hizo el anuncio que hemos comentado al principio, que iba a comprar deuda pública europea
por importe de hasta 750.000 millones de euros.
Este anuncio, lo que en última instancia significa, es que el Banco Central Europeo va a dar euros
a cambio de cualquier título de deuda pública emitido por gobiernos de la Eurozona
con independencia de la solvencia de los gobiernos que lo emitan.
Por tanto, un banco privado que compre deuda pública italiana puede transformarla posteriormente
en euros contantes y sonantes a través del Banco Central Europeo
y con independencia de si el gobierno italiano es muy solvente o muy poco solvente.
La deuda pública italiana o española pasan a ser activos inmediatamente convertibles
en euros, en reservas de euros, gracias al programa habilitado por el Banco Central Europeo.
La consecuencia de ello, claro está, es que la demanda privada por deuda pública italiana
o por deuda pública española se vuelve a incrementar
con independencia de si la solvencia de estos países ha mejorado o no
y, por tanto, sus tipos de interés vuelven a caer.
Podemos observar en los gráficos cómo, claramente, el día 18 se marca un pico
en el encarecimiento de la deuda pública española e italiana
y, a partir del 18, los tipos de interés, el coste financiero de esta deuda, se vuelve a desplomar
debido a la intervención del Banco Central Europeo.
¿Pero por qué el Banco Central Europeo tuvo que hacer esto?
¿Por qué tenemos tanta dependencia de que una institución, como es el BCE,
apruebe nuevos programas para adquirir nuestros pasivos, nuestra deuda pública?
Pues, esencialmente, por lo que os decía, España e Italia tienen stocks de deuda pública muy altos.
Durante los últimos 10 años no han hecho prácticamente ningún esfuerzo
por reducir ese endeudamiento público, al contrario, durante la primera parte de esta década
incluso siguieron incrementando e incrementando esos pasivos.
Por tanto, son gobiernos que, a poco que vengan maldadas y necesiten endeudarse,
caen rápidamente en el descrédito de la insolvencia.
Nadie confía en ellos porque ya cargan con un volumen de pasivos muy alto
y porque, además, no han mostrado ninguna actitud en el pasado
por tratar de reducirlo rápidamente cuando vuelven los buenos tiempos.
En ese contexto, si el gobierno de España y el gobierno de Italia
no son lo suficientemente creíbles, confiables, solventes,
como para colocar su deuda en la comunidad inversora,
lo único que queda es que venga el primo de ZumoSol.
¿Y quién es el primo de ZumoSol en esta historia?
Uno podría pensar que es el Banco Central Europeo.
El Banco Central Europeo nos compra la deuda y, por tanto, consigue rebajar su coste.
Pero imaginemos que España e Italia no están en la zona euro.
Imaginemos que España e Italia siguen con las pesetas y siguen con las líras
y que, además, cada uno de ellos tiene su propio Banco Central.
Imaginemos que están estos dos países igualmente endeudados
como lo están en la actualidad.
Y para intentar rebajar el coste de su deuda, lo que hace el Banco de España
o el Banco de Italia es lo que acaba de anunciar que piensa hacer el Banco Central Europeo.
Es decir, el Banco de España anuncia que comprará deuda pública española
a cambio de pesetas y el Banco de Italia anuncia que comprará deuda pública italiana
a cambio de líras.
¿Cuál creemos que sería el resultado de esta política?
Claramente que la peseta y la lira se depreciarían masivamente
generando una fuerte inflación dentro de España y de Italia.
¿Por qué? Porque si los inversores no quieren deuda pública española
o no quieren deuda pública italiana, por supuesto tampoco van a querer pesetas o líras.
Y de la misma manera que huyen de la deuda pública española y de la deuda pública italiana
huirían de las pesetas y de las líras convirtiendo lo que hoy es el encarecimiento
de la deuda pública en una fortísima depreciación de la divisa.
¿Por qué esto no pasa entonces con el euro?
¿Por qué el Banco Central Europeo si puede hacer aquello que el Banco de España
o el Banco de Italia no podrían hacer por su cuenta?
Pues en esencia porque está Alemania detrás.
El euro no es solo la moneda de España o de Italia, es la moneda del conjunto de la eurozona
incluyendo Alemania, y Alemania tiene una situación financiera bastante saneada.
Su deuda pública sobre el PIB en el año 2019 ascendía al 58%.
Es decir, casi la mitad que la deuda pública española.
Por tanto, España e Italia se están beneficiando de estas monetizaciones de deuda por parte del BCE
porque Alemania durante muchos años ha mantenido una actitud de austeridad
que le ha permitido ir mejorando su solvencia financiera.
Es esta abundante solvencia financiera de Alemania
la que hoy nos permite a los españoles y a los italianos, o a los estados español e italiano,
financiarnos en condiciones mucho más baratas de las que podríamos financiarnos
si estuviéramos fuera de la zona del euro y con las actuales finanzas públicas desordenadas.
En el fondo, y si lo queremos ver así, es como si el Banco Central Europeo
estuviera creando unos eurobonos por la puerta de atrás.
Intercambia deuda pública mala de España o de Italia
por una especie de deuda pública buena de la eurozona como son las monedas de euro
monedas de euro que tienen detrás el respaldo de Alemania
y también de otros países menores pero igualmente solventes como Holanda, Austria o Finlandia.
Estamos viviendo del crédito alemán, no estamos viviendo de nuestro propio crédito
porque durante años hemos erosionado ese crédito.
Obviamente a corto plazo a los españoles y a los italianos nos interesa aprovecharnos,
beneficiarnos del crédito alemán para poder financiarnos de un modo mucho más barato
de lo que podríamos financiarnos sin él.
Pero fijémonos que esta estrategia es insostenible en el largo plazo,
no tiene ningún sentido que gobiernos como el nuestro o como el de Italia
cuando viven buenos tiempos no hagan ningún esfuerzo por desendeudarse, por desapalancarse,
al contrario sigan con déficits públicos relativamente altos y emitiendo deuda
mientras que Alemania va generando un espacio fiscal de solvencia
por si vienen maldadas a coger en suseno a toda la eurozona
y que cuando efectivamente vienen maldadas Alemania no regale generosamente su crédito
para que nosotros que no hemos hecho los deberes cuando teníamos que hacerlos
podamos seguir tirando, podamos seguir viviendo, podamos seguir saliendo adelante
con esa financiación barata a costa de Alemania.
A largo plazo ya digo este equilibrio es inestable.
O bien vamos a una ruptura de la zona del euro
porque Alemania no querrá hacerse cargo de nuestra indisciplina fiscal
o bien vamos a una unificación política y fiscal de la eurozona,
una unificación política y fiscal donde seremos gobernados
especialmente por quien pone el dinero, es decir, por Alemania.
Será una especie de intervención de la troika permanente sobre las finanzas
españolas e italianas porque si ellos ponen el dinero evidentemente
querrán tener poder de decisión sobre cómo nosotros utilizamos ese dinero.
Personalmente creo que la opción que sería muy preferible a cualquiera de estas dos
a la ruptura del euro o a la unión político-fiscal
con servidumbres o metimiento a Alemania sería que pusiéramos en orden
nuestras propias finanzas, que pudiésemos convivir con otros países
compartiendo su moneda al mismo tiempo que no intentamos para citar su crédito
porque nosotros somos lo suficientemente solventes como para salir al mercado
y financiarnos sin necesitar la ayuda de otros.
Pero para esto deberíamos haber empezado desde hace años
a reducir nuestro endeudamiento público pero tanto el gobierno de Zapatero
como el gobierno de Rajoy como ahora el gobierno de Sánchez
lo único que han sabido ha sido o endeudarnos masivamente
o mantener ese endeudamiento público en unos niveles extraordinariamente altos
y extraordinariamente insostenibles cuando vienen maldadas.
Lo acabamos de comprobar ahora sin el espaldarazo alemán
España no habría podido salir adelante en medio de esta crisis sanitaria
que se ha convertido en una crisis económica y que también insisto
sin el espaldarazo alemán a través del Banco Central Europeo
se habría convertido en una crisis de deuda pública.