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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Pero hoy podemos estar ahora mismo debatiendo internamente en el gobierno si conviene subir
el salario mínimo interprofesional en el año 2021 y en cuanto conviene subirlo.
Y si bien es cierto que entre los economistas existe un debate académico sobre si las subidas
marginales del salario mínimo acarrean o no acarrean un aumento del desempleo, una reducción
de la probabilidad para ser empleado, una reducción del número de horas trabajadas
o otros perjuicios que pueden terminar disminuyendo los ingresos efectivos de los trabajadores
en el actual contexto y pese a ese debate académico no conviene subir el salario mínimo
interprofesional por tres razones.
La primera razón es que todavía no hemos evaluado el impacto de las otras dos subidas
del salario mínimo en 2019 y en 2020 y son subidas de una magnitud histórica.
El salario mínimo se ha incrementado en dos años en España un 30%, como podemos seguir
incrementando el salario mínimo sin antes haber intentado estimar cuáles han sido
las consecuencias beneficiosas o perjudiciales de estas previas subidas del salario mínimo.
El gobierno no ha hecho absolutamente ningún esfuerzo por medir el impacto por evaluar
las repercusiones de sus subidas anteriores del salario mínimo y por tanto hasta que
no se siente y analice con rigor cuáles han sido los efectos más valdría por prudencia
congelar cualquier nueva subida del salario mínimo y alguno podría pensar, bueno, pero
aparentemente no han tenido ningún efecto.
En 2019 se volvió a crear empleo a pesar de una subida del 23% del salario mínimo
y en 2020 es difícil saberlo porque como el mercado laboral ha estado impactado negativamente
por los efectos de la pandemia, tampoco tiene mucho sentido atribuirle a la alza del salario
mínimo parte de las repercusiones laborales que estamos viendo en estos momentos.
Sin embargo, este análisis sería un análisis equivocado.
En el año 2017 también se incrementó el salario mínimo en torno a un 8%, no un 30%,
y de acuerdo con el Banco de España, 12.000 personas como consecuencia de esta subida del
salario mínimo perdieron su empleo y eso que el Banco de España no midió las personas
que dejaron de encontrar empleo como consecuencia de la subida del salario mínimo o las personas
que vieron reducidas sus horas trabajadas como consecuencia de la subida del salario
mínimo.
Y pese a que 12.000 personas perdieron su empleo como consecuencia directa de la subida del
salario mínimo en el conjunto de la economía se crearon 500.000 empleos.
Por consiguiente, referirse únicamente a que en el conjunto del mercado laboral las cosas
no han ido necesariamente mal, no es un argumento ni a favor ni en contra de subir el salario
mínimo porque el salario mínimo afecta únicamente a los parados que aspiran a incorporarse al
mercado laboral y para los cuales el salario mínimo puede ser un obstáculo que les dificulte
esa incorporación y también a los trabajadores que ya tienen un empleo pero que cobran dentro
de la franja salarial afectada por la subida del salario mínimo y que por tanto como consecuencia
de esa subida del coste salarial, de su coste salarial podrían perder su empleo o ver reducidas
las horas que trabajan, es a estos dos colectivos a los que afectan, no al conjunto de los trabajadores
o no al menos directamente al conjunto de los trabajadores y por tanto no tiene mucho sentido
tratar de descartar que pueda haber habido consecuencias negativas de la subida del salario
mínimo en 2019 y en 2020, simplemente porque el mercado laboral en general no lo hizo mal
en 2019 y si lo ha hecho desde luego muy mal en 2020, repito, en 2017 el salario mínimo
destruyó 12.000 empleos y en el conjunto del mercado laboral se crearon 500.000, medio
millón de empleos, por tanto esa es la primera razón por la que no debería subirse el salario
mínimo, primero evaluamos el impacto, después en función del impacto que ya ha tenido decidamos
si seguimos por esa línea o si abandonamos esa línea de actuación, segundo motivo por
el que no es acertado, no está justificado, no es razonable subir el salario mínimo en
el año 2021, bueno pues que acabamos de atravesar la mayor crisis económica al menos
anual, la mayor caída del PIB desde la guerra civil española. Cuando los defensores del
salario mínimo nos dicen que subir el salario mínimo no va a acarrear efectos negativos
sobre el empleo, el argumento que utilizan para justificar que no acarreará efectos
negativos sobre el empleo es que la subida del salario mínimo o bien se trasladará a
mayores precios para las empresas, es decir, si se encarecen mis costes salariales intentaré
repercutirle al consumidor ese alza del coste salarial o bien que la subida del salario
mínimo lo que hará será contraer los margenes de beneficios empresariales, si hay algunas
empresas que ganan muchísimo dinero a costa de pagar bajos salarios a los trabajadores
subiendo el salario mínimo dejarán de ganar tanto dinero pero ni subirán los precios ni
despedirán a trabajadores. Bien, esos dos mecanismos de absorción de la subida del
coste del salario mínimo no parece que vayan a estar demasiado operativos durante al menos
la primera parte del año 2021, ¿por qué razón? Pues por lo que decíamos, venimos
de la mayor caída del PIB desde la guerra civil y eso supone que por un lado existe
una inercia de flaccionista en los precios, en 2020 vamos a cerrar con caída del IPC,
no con subida del IPC y durante los primeros meses de 2021 es muy probable que esta tendencia
de flaccionista continúe, por tanto en general las empresas no van a poder subir los precios,
los van a tener que bajar y si mientras bajo los precios me suben los costes salariales,
desde luego mi margen de beneficios se está estrechando y en segundo lugar justamente
este estrechamiento del margen de beneficios que a lo mejor en otros contextos más expansivos
resultaba más fácil de absorber para algunas empresas, en este año 2021 no olvidemos de
donde venimos, venimos repito de la mayor caída del PIB desde la guerra civil y de acuerdo
con la central de balances del Banco de España, el beneficio ordinario neto de las empresas
como consecuencia este desplome de la actividad económica ha caído en el tercer trimestre
del año 2020, no estoy hablando del segundo ni del primero, sino del tercer trimestre
del año 2020 ha caído un 70% con respecto al mismo periodo del año anterior, los márgenes
empresariales están debido a la crisis económica muy contraídos, hay muchas empresas que directamente
están perdiendo dinero y por tanto no existe un amplio margen para absorber subidas de
costes salariales decretadas centralizadamente por el gobierno y en tercer lugar tercera razón
por la cual tampoco es razonable subir el salario mínimo en 2021, uno podría contrargumentar
a la crítica anterior que el año 2021 será un año económicamente muy bueno en el que
la economía crecerá de manera muy notable y desde luego hay argumentos para pensar que
2021 sí puede ser un año muy bueno si convergen determinadas circunstancias, primero que las
vacunas consigan normalizar la actividad económica y por tanto volvamos a una plena normalidad,
segundo que vivamos un boom de consumo privado, durante los meses anteriores las familias
han ahorrado por si acaso, ahorro precaucionario tal como se lo conoce técnicamente, han ahorrado
grandes cantidades de dinero por si acaso, pues bien ese ahorro precaucionario si la actividad
se normaliza se puede transformar en nuevo gasto en consumo, en cierto modo todo lo que
no han podido consumir o disfrutar, durante 2020 al menos parte de ello las familias podrían
empezar a gastarlo en 2021 relanzando el consumo privado, tercero las empresas en ese clima
de renovado optimismo también pueden experimentar un boom inversor, si las expectativas como
consecuencia de las vacunas como consecuencia del incremento del consumo se vuelven mucho
mejores las empresas podrían incrementar sustancialmente su gasto en inversor y por
último y en cuarto lugar no olvidemos que previsiblemente van a llegar varias decenas
de miles de millones del dinero de Bruselas con lo cual el gasto público también va
a aumentar, más consumo, más inversión y más gasto puede ser ciertamente un boom
económico en el año 2021 que nos haga recuperar gran parte de lo que hemos perdido en el
año 2020, ese es un escenario posible y por tanto los defensores del salario mínimo podrían
argumentar que bajo ese escenario no descartable si se podrían pagar, si se podrían soportar
subidas del salario mínimo dado que las empresas empezarían a ganar de nuevo mucho dinero,
sin embargo justamente porque en el año 2020 muchas empresas se han descapitalizado enormemente,
se han perdido dinero y además se han tenido que endeudar para mantenerse más o menos operativas,
se te han reducido en términos absolutos los fondos propios, el patrimonio neto como
consecuencia de las pérdidas, has acumulado más deudas para mantenerte operativa para
sobrevivir durante 2020, tu ratio de apalancamiento se dispara, entonces justamente porque en varios
sectores ha habido un incremento sustancial del apalancamiento empresarial convendría
aprovechar 2021, si es verdad que es un año de crecimiento económico notable convendría
aprovecharlo para oxigenar el balance de las empresas, para que las empresas se puedan
desapalancar todo o parte de lo que se apalancaron en el año 2020, por tanto tampoco desde esta
perspectiva convendría subir el salario mínimo, porque si es verdad que 2021 es un año muy
bueno, aprovechemos ese año muy bueno para en gran medida hacer limpia de todo lo malo
que se ha acumulado en el sector empresarial, en el sector productivo de la economía española
durante el año 2020, en definitiva no conviene subir el salario mínimo y frente a esta regla
prudencial no hemos evaluado el impacto venimos de una caída del PIB brutal y además si
2021 fuera un buen año convendría aprovechar ese buen año para recapitalizar el tejido
productivo español frente a esa regla prudencial, frente a este sentido común, no cabe apelar
como suele apelar Pablo Iglesias a la cuerda de gobierno entre PSOE y Podemos, según el
cual el salario mínimo tiene que ir aumentando sustancialmente durante todos los años de
esta legislatura, no cabe apelar al principio de Pacta Sundservanda que es lo que suele decir
Pablo Iglesias, hemos suscrito un pacto y los pactos hay que cumplirlos, porque no olvidemos
que en derecho hay otro principio que también es de pleno sentido común que es REBUS SIG
STANTIBUS, es decir, los acuerdos contractuales son acuerdos contractuales que se interpretan
a la luz de las circunstancias concurrentes en el momento de su suscripción, el acuerdo
de gobierno entre PSOE y Podemos que establecía esta continuada subida del salario mínimo
se firmó antes de la pandemia, antes de un evento que es único en 100 años, que no
se producía desde la gripe mal llamada española del año 18 y 19 del siglo pasado, por tanto
tendría pleno sentido modificar la naturaleza, el contenido de un acuerdo que se suscribe
antes de que sepas que va a venir una pandemia como esta que va a desolar la economía española,
y por eso, insisto, no conviene subir de manera generalizada el salario mínimo. Otra cuestión
sería plantear subidas del salario mínimo en aquellos sectores que durante el último
año han experimentado incluso un incremento de sus beneficios, porque han sido sectores
que han podido continuar operando durante la pandemia y que incluso han prestado servicios
muy sustanciales, muy importantes para coordinar nuestras actividades diarias durante la pandemia,
ahí quizá podría tener sentido subir el salario mínimo, pero de nuevo esto nos recuerda
que el salario mínimo no debería subirse centralizadamente para todos los trabajadores,
de todos los tramos de edad, de todos los sectores de la economía, de todas las regiones
de España. ¿Por qué? Porque cada empresa es un mundo y por consiguiente la negociación
de las bases salariales mínimas debería efectuarse en cada centro empresarial por los representantes
de esos trabajadores en ese centro empresarial o por los trabajadores directamente, si estamos
hablando de PIMES y los empresarios, no una normativa general universal del Estado que
meta a todas las empresas, con independencia de cual sea su coyuntura económica real
en un mismo saco y se les incremente a todas esas empresas los costes salariales mínimos
en un mismo porcentaje. No tiene ningún sentido aplicar la misma subida del salario mínimo
a una PIME de la hostelería o de la restauración que está al borde de la quiebra que aplicarle
por ejemplo la misma subida del salario mínimo a una gran tecnológica como Zoom. Son dos
mundos radicalmente distintos y por tanto una misma regulación estatal para esos mundos
radicalmente distintos sería una irresponsable equivocación tanto mayor, cuanto mayor sea
la subida del salario mínimo que muy probablemente sí aplicará este gobierno.