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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

El anarcocapitalista Hans-Hermann Hoppe contra el libertario Javier Milei. ¿Quién tiene
razón? ¡Veámoslo!
Hans-Hermann Hoppe, uno de los principales pensadores anarcocapitalistas modernos y uno
de los referentes intelectuales de Javier Milei, dedicó hace unos pocos días una conferencia
entera a criticar a Javier Milei. Desde su punto de vista, está habiendo entre los libertarios
mucho entusiasmo infundado hacia la presidencia de Javier Milei. Y en esta conferencia, Hans-Hermann
Hoppe expone las razones por las que, desde su punto de vista, los libertarios no deberían
estar en absoluto entusiasmados con las políticas de Javier Milei. Muchos me habéis pedido que
comente y que analice las críticas de Hoppe contra Javier Milei. Y eso es lo que voy a
hacer, al menos con respecto a las críticas de contenido económico. Porque hay que tener
muy presente que en su charla Hoppe también dirige duras críticas, de hecho las críticas
más duras, contra Javier Milei por su política exterior, por su alianza geopolítica con los
Estados Unidos y con Israel. Y para Hoppe esto equivale a ser partidario de guerras imperialistas,
que asesinan sistemáticamente a personas inocentes. Y como digo, y precisamente por
lo anterior, ese es el apartado en el que Hoppe articula sus críticas más frontales
y más radicales a la presidencia libertaria, entre comillas, para Hoppe, de Javier Milei.
Pues bien, en esto último, que es lo más importante para Hoppe, yo no voy a entrar. No porque considere
necesariamente que Hoppe está equivocado, sino porque mi campo de especialización no es la
geopolítica. Y necesariamente, para analizar la política exterior de un Estado desde un punto
de vista libertario, hay que incorporar profundos y buenos conocimientos de geopolítica. Porque sí,
podemos estar de acuerdo que, por principio, los libertarios se oponen a las guerras de agresión,
a las guerras imperialistas, pero también estaremos de acuerdo que los libertarios están a favor de la
legítima defensa. Y para determinar quién ha iniciado la agresión, qué Estado es el que ataca y qué
Estado es el que se defiende legítimamente, hace falta estudiar geopolíticamente cada situación
histórica concreta. Por ejemplo, en el caso de la guerra entre Rusia y Ucrania, aparentemente quien
inició la guerra fue Rusia, porque fue quien invadió Ucrania. Pero con respecto a este caso,
muchos libertarios también argumentan que quien inició la ofensiva no fue en realidad Rusia, sino que fue
más bien Ucrania y la OTAN en general, encapsulando, arrinconando y amenazando veladamente a Rusia. Por tanto,
aún estando de acuerdo que la iniciación de la violencia desde un punto de vista libertario es
ilegítima, en este caso histórico concreto comprobamos que es necesario el análisis geopolítico
para determinar si ha sido Ucrania la agredida por Rusia o ha sido Rusia la agredida por Ucrania.
En el caso de Javier Milei, por ejemplo, considera que ha sido Ucrania la agredida, la invadida por
Rusia. Y, por tanto, Ucrania no está iniciando una guerra ofensiva contra Rusia, sino que se está
resistiendo a una ocupación ilegítima por parte del Estado ruso. Pues bien, como digo,
no voy a entrar en las críticas de Jope a la política exterior de Javier Milei, no porque
no las considere muy relevantes, quizá las más relevantes de todo su discurso, sino porque no me
considero cualificado ni para decir que Jope tiene razón ni para quitarle la razón. Lo que sí voy a
analizar son los otros dos bloques de críticas que Jope dirige contra Javier Milei. Las críticas contra
las reformas internas en la Argentina y las críticas sobre la política monetaria de Javier Milei. Y en
estos dos bloques, Jope dirige dos tipos de críticas contra la política económica de Javier Milei. La
primera clase de críticas se dirigen contra aquellas políticas económicas que están bien orientadas,
que amplían parcialmente la libertad dentro de la Argentina, pero que no son tan libertarias como a
Jope le gustaría o como a cualquier libertario, incluido supuestamente Javier Milei, le gustaría.
No son malas políticas económicas, pero sí son políticas económicas tibias. Políticas económicas
que podría haber aplicado cualquier otro gobernante no libertario, como pudiera ser Ronald Reagan o
Margaret Thatcher. Y el segundo tipo de críticas que dirige Jope contra Javier Milei son críticas por
adoptar políticas económicas que Jope califica de antilibertarias. No que se queden a mitad de camino
con respecto a lo que Jope o a los libertarios les gustaría, sino que directamente van en la dirección
opuesta. Antes de empezar comentando las palabras de Jope, sin embargo, sí quiero dejar muy claro que el
propio Jope, en esta conferencia, admite que sus conocimientos sobre la economía y sobre la política
argentina son bastante precarios. De tal manera que sus comentarios sobre las reformas económicas
internas o sobre la política monetaria de la Argentina habría que cogerlos con un grano de
sal. Escuchemos esta cautela previa de Jope.
So now there is obviously a time for evaluation. Now this evaluation that I will present is an evaluation
that is from far away. I do not speak Spanish. I have been to Argentina years ago, but I'm not a knowledgeable
person about Argentina.
Y esto no lo digo para templar gaitas con Jope frente a las réplicas que posteriormente
articularé. Para bien o para mal, yo no considero a Jope uno de mis referentes intelectuales. Creo que
es una persona, entre muchísimas otras dentro del movimiento libertario a las que hay que leer,
que tiene algún argumento potencialmente interesante para el desarrollo adecuado del pensamiento
libertario, pero ni mucho menos es un tótem al que haya que reverenciar. La admisión por el propio
Jope de que no conoce bien la Argentina simplemente la expongo para que tengamos en cuenta el contexto
dentro del que Jope efectúa ciertas argumentaciones que, como veremos, no son del todo correctas.
Y ya aclarado todo esto, empecemos analizando el primer tipo de críticas que Jope dirige contra Javier
Milley. Las críticas que se basan en que Milley no ha ido lo suficientemente lejos en la aplicación
de su agenda libertaria, tanto en las reformas económicas internas, cuanto en la política monetaria.
Jope nos dice que el gobierno de Javier Milley ha eliminado muchos controles de precios de los que
estaban vigentes dentro de la Argentina, pero no todos. Y es verdad que no todos hasta el momento
han sido eliminados. Pero es que Javier Milley no ha terminado de gobernar. Mes tras mes está levantando
nuevos controles de precios. Por tanto, uno puede fijarse en los controles de precios que todavía no
ha levantado o fijarse en los muchos controles de precios que sí ha levantado y que sigue levantando.
De hecho, el caso que menciona Jope, el de los controles de precios sobre las prepagas en
Argentina, ya no existe. Es verdad que en abril de este año el gobierno de Javier Milley estableció
controles de precios provisionales y transitorios sobre las prepagas. Y yo mismo le critiqué por ello.
Pero es que en julio de este año esos controles de precios ya habían sido eliminados. Pero continuemos.
Nuevamente, ha liberalizado en parte el mercado laboral y ha eliminado algunos subsidios, pero no
todos. Y en este caso el problema ya ni siquiera es un problema de plazos. Javier Milley ha liberalizado
en parte el mercado laboral y en los próximos meses lo terminará liberalizando íntegramente. No en este
caso, el problema es que Javier Milley no tiene mayoría en el legislativo para eliminar toda la
regulación laboral o todos los subsidios. Estas reformas tienen que ser aprobadas por el Congreso
argentino. Y Javier Milley no tiene ni muchísimo menos mayoría ni en la Cámara de Diputados ni
todavía menos en el Senado. Con lo cual, aunque Javier Milley quiera liberalizar íntegramente el
mercado laboral y quiera eliminar todos los subsidios clientelizadores de la Argentina,
no cuenta con mayoría política hoy por hoy para hacerlo. De hecho, es que incluso la liberalización
del mercado laboral que planteó a través de la ley de bases, que tampoco habría satisfecho a Hans
Germán Jope, pero que sí era más amplia que la finalmente aprobada, la liberalización que plantea
ante el Congreso Javier Milley, se la tumba en parte el Congreso. A quien tendrá que echarle la culpa de
que no se liberalice plenamente el mercado laboral argentino es a los kirchneristas, a los peronistas,
a los radicales, a los miembros del PRO que estén en contra de esa liberalización. También, si hay
diputados o senadores de la Libertad Avanza que se opongan a esas medidas, se les podría echar la
culpa. Pero no aparentemente a Javier Milley, que siempre ha defendido la necesidad de liberalizar
plenamente el mercado laboral y, por tanto, sólo se le podrá llamar incumplidor o mentiroso si tiene
mayoría política para aprobarla y, en ese contexto de mayoría política, no lo aprueba. Es que vamos a
efectos de poder institucional para aplicar estas medidas. Se le puede llamar tan incumplidor a Javier
Milley por no liberalizar el mercado laboral plenamente, sin tener poder político para hacerlo, como al propio
Hans-Germann Hoppe, que también está a favor de liberalizar plenamente el mercado laboral de Alemania
o de Turquía. Y no lo hace. Pero no lo hace porque carece de poder político para hacerlo. Pues exactamente
igual que Javier Milley. Pero sigamos.
Hay varias deregulaciones que se han pasado y también algunas privatizaciones que se han ocurrido, pero no
todo eso.
Aquí tres cuartos de lo mismo. Para poder privatizar el sector público empresarial
argentino en su totalidad, Javier Milley necesita el apoyo del Congreso y no lo tiene. En la ley de
bases, Javier Milley planteó la privatización o el cierre de 42 empresas públicas y, al final,
el Congreso le autorizó la privatización total o parcial de apenas cinco. Al respecto, poco más puede
hacer Javier Milley. Y aún pudiendo hacer poco más, lo intenta hacer. Por ejemplo, el Congreso no
autorizó a Javier Milley a privatizar aerolíneas argentinas y esta última semana nos hemos enterado
de que el gobierno argentino ha iniciado los trámites para privatizar aerolíneas argentinas.
¿Se completará el proceso de privatización? Pues ya veremos, porque es el Congreso el que tiene la última
palabra. Pero, desde luego, al menos Javier Milley, sin tener el poder político último y definitivo para
hacerlo, lo está intentando. Continuemos.
Cuando Jope dice que Javier Milley no ha despedido, ni mucho menos, a todos los empleados
públicos de la Argentina, no sé si se está refiriendo a que tenía la expectativa de que
Javier Milley cerrara de la noche a la mañana el Estado argentino, lo cual sería muy poco realista,
o más bien a que no ha echado a todo el personal que estaba empleado por los ministerios que ha
cerrado. Esta puede ser una crítica en parte legítima, porque es verdad que muchas veces cuando
se anuncia que se va a reducir el número de ministerios de un gobierno parece que se va a
recortar mucho el gasto público, cuando en realidad lo que cuenta es el personal que está
empleado por esos ministerios, y si se reduce el número pero no se despide al personal, el recorte
efectivo del gasto público es muy escaso. Como digo, esta podría ser una crítica potencialmente
legítima, pero con cuidado, porque Javier Milley se ha abierto la puerta para echar a 50.000 empleados
públicos de la Administración Central Argentina. Que tampoco olvidemos que no todos los empleados
públicos de la Argentina, ni siquiera la mayoría, están trabajando para la Administración Central.
Ahora bien, los empleados públicos que Javier Milley puede despedir, sin pasar de nuevo por el
Congreso, son aquellos que tenían, por decirlo de alguna manera, un contrato temporal. Lo que hace
Javier Milley para despedir a esos 50.000 empleados públicos es no renovarles el contrato temporal. Una vez
expira su relación contractual con el Estado, simplemente no renueva esos contratos que vencen.
Pero si Javier Milley quiere despedir a empleados públicos, que en España llamaríamos funcionarios,
es decir, que tienen su plaza, su puesto de trabajo en propiedad, para eso Javier Milley, de nuevo,
tiene que pasar por el Congreso. No puede hacerlo desde el Poder Ejecutivo con la oposición del Poder
Legislativo. Y, por desgracia, no hay apoyo legislativo para despedir muchos más empleados
públicos de los que Milley ya ha despedido, no renovando el contrato. De hecho, hace unos días
ha habido una marcha de personal universitario pidiendo ya no que se deje de despedir gente,
sino que le suban mucho el sueldo, y a la que han acudido prácticamente representantes de todo el
espectro político. Incluso el PRO, un partido aliado con Milley, tiene diputados que apoyan
las reivindicaciones del personal universitario. Por tanto, de nuevo, es delirante pensar que,
en el contexto político actual, con la actual representación en el Congreso, Javier Milley
tiene capacidad normativa para despedir a millones de funcionarios del Estado argentino.
Esto es incorrecto. El superávit presupuestario del Gobierno no se lo gasta posteriormente
el Gobierno. Si fuera así, no habría superávit presupuestario. El superávit presupuestario se
destina a la amortización de deuda pública o a la recompra de pesos para estabilizar su valor.
No sé si Jope considera, en línea con algunos libertarios, que la deuda pública, en este caso
argentina, debería ser radicalmente impagada. Y si fuera así, entiendo que considerará un error
utilizar el superávit público para amortizar deuda pública. Pero incluso dejando de lado la
importante cuestión de si, desde un punto de vista libertario, verdaderamente es moral impagar de golpe
todas las obligaciones del Estado, dejamos de pagar súbitamente las pensiones, que también son una
modalidad de deuda pública, por las que han estado cotizando obligatoriamente durante toda su vida los
pensionistas argentinos. Te he estado robando durante 30 o 40 años con la promesa de que te
devolveré ese dinero y ahora de golpe no te lo devuelvo. Dejando de lado este tipo de cuestiones
que son importantes, no digo que no, en cualquier caso no es políticamente realista que Javier Milei
decrete un default de todos los títulos de deuda pública argentinos. Si lo hiciera, muy probablemente
eso sería su tumba política. Y si estás políticamente muerto, no puedes seguir aplicando reformas, aunque sean
para bajar impuestos. La prioridad de la economía argentina ahora mismo es tener unas finanzas
públicas ordenadas, tanto en materia fiscal como en materia monetaria. Y eso pasa sí o sí por no gastar
más de lo que se ingresa. Y si extraordinariamente se ingresa más de lo que se gasta, utilizar ese
superávit para amortizar deuda pública. Si se ingresa estructuralmente más de lo que se gasta, utilizar
ese superávit para bajar impuestos. Todo esto ya lo explicó Javier Milei en su discurso ante el
Congreso defendiendo el proyecto de presupuestos del año 2025. Sigamos.
Milei promised that he would abolish the central bank. He realized that the greatest power
that governments have is the monopoly power over the production of money. If they don't
have that, then they would have to rely only on taxation. And if you have to rely only on taxation,
then it is very difficult to get come up with the necessary money to do all the government spending.
No, the central bank is still in existence.
Esta para mí sí es una de las grandes incógnitas de la presidencia de Javier Milei. La incógnita
de sí finalmente terminará cerrando el Banco Central de la República Argentina. Y creo que
es razonable que se le recuerde en cada momento que esta ha sido una de sus principales promesas
electorales, que de hecho debería constituir el gran legado económico de esta primera legislatura
de Javier Milei, el cierre del Banco Central, y que de momento no se ha producido. No significa
per se que no vaya a producirse, pero desde luego sí hay que estar vigilantes. Milei suele
argumentar que antes de cerrar el Banco Central de la República Argentina quería sanear su
balance, y tiene sentido que quiera hacerlo así, porque cerrar el Banco Central sin sanear
su balance es condenar a los tenedores de pesos a una pérdida enorme de su poder adquisitivo,
es decir, es justificar el robo de los tenedores de pesos argentinos, pero el riesgo que existe
es que ahora que ha saneado el balance del Banco Central de la República Argentina, no
vea tan urgente cerrarlo, porque si ya tenemos una institución saneada, ¿para qué clausurarla?
O a lo mejor Milei sí ve razones para clausurarla, pero todo su entorno político no, y termina
cediendo a las presiones de ese entorno político. Y siendo una de sus principales, si no la principal
promesa electoral, desde luego Javier Milei sí debería intentar esta legislatura cerrar
el Banco Central. Luego tendrá apoyos políticos o no los tendrá para ello, pero desde luego
sí debería coger el toro por los cuernos e intentar cerrarlo. Creo que es un argumento
débil reprocharle con mucha dureza que no lo haya cerrado hasta el momento, ni siquiera
hace un año que está gobernando, pero sí sería un argumento muy potente en contra de
esta primera legislatura de Javier Milei, si la concluye sin cerrar el Banco Central.
Ahora, justamente decir que ha de cerrar el Banco Central, porque sin un Banco Central
el gobierno va a tener mayores dificultades para financiar el gasto público dependiendo
solo de la recaudación tributaria, cuando el gobierno de Javier Milei tiene superávit
y por tanto está financiando todo el gasto público con ingresos fiscales y no con emisión
monetaria, pues ahí ya se le ha colado el argumento. Pero continuemos.
Creo que coger la tasa interanual de inflación no es lo más adecuado en este contexto. La
tasa interanual de inflación contiene la inflación intermensual acumulada durante el
último año. Y para ver de verdad si la tasa de inflación se está frenando o no a un ritmo
acelerado, conviene mirar los últimos datos de tasa de inflación intermensual. Y lo que
vemos es que la tasa de inflación de la Argentina sigue siendo alta, pero lleva tres meses en
el entorno del 4%, que es el mejor dato desde hace más de dos años. Y desde luego, si la
tasa de inflación se quedara estancada en el 4% indefinidamente, sería un fracaso. Pero
las expectativas son que la tasa de inflación va a seguir reduciéndose. El problema de Jope,
en este punto, me temo, es que él considera ingenuamente que es muy sencillo ponerle fin
a la inflación. Y, por tanto, si él juzga que es muy sencillo ponerle fin a la inflación,
que Javier Milley no haya logrado domeñar completamente la inflación, sería un fracaso
o una muestra de falta de voluntad política de Milley para combatir la inflación. Escuchemos a Jope.
Esto es un error y una simpleza. Primero, la base monetaria del Banco Central de la República
Argentina, lo que imprime el Banco Central de la República Argentina, lleva congelada desde el
mes de julio. Y no vemos que la tasa de inflación se haya controlado absolutamente en una semana. De
hecho, llevamos desde julio con la tasa de inflación más o menos en el entorno del 4%
intermensual. ¿Y esto por qué es así? Pues por una cuestión más amplia, que el valor del dinero y,
por tanto, la inflación no depende sólo de la oferta monetaria, también depende de la demanda
monetaria. Tú puedes congelar la oferta monetaria, que si no estabilizas la demanda monetaria,
sino que la demanda monetaria, la demanda de pesos sigue cayendo, seguirás teniendo inflación. Y,
en este sentido, cerrar el Banco Central, que no sé tampoco muy bien qué significa en este
contexto, no tiene por qué ayudar en absoluto a estabilizar la demanda de pesos. ¿Qué significa
cerrar el Banco Central? El Banco Central tiene activos y tiene pasivos. Si por cerrar el Banco
Central se entiende que los activos se los queda el Tesoro Argentino y los pasivos quedan congelados,
es decir, una desvinculación orgánica entre los activos y los pasivos del Banco Central que deja
de existir, entonces eso no llevaría a la estabilización del valor del peso, sino a su
completo hundimiento. Llevaría más bien a una hiperinflación, porque el valor de los pasivos
del Banco Central depende del de los activos. Y si tú desvinculas activos y pasivos, los pasivos no
valen nada. Y si por cerrar el Banco Central te estás refiriendo a vender en el mercado los activos
del Banco Central de la República Argentina para recomprar los pesos, eso es algo muy complejo que
desde luego no puedes hacer en una semana. Porque muchos de los activos que están en el balance del
Banco Central de la República Argentina ni siquiera tienen salida en el mercado. No pueden venderse en
el mercado. Son, por ejemplo, derechos de cobro del Banco Central frente al Tesoro Argentino que tienen
un carácter intransferible. O que aún cuando tengan un carácter transferible has de encontrar de golpe
a suficientes inversores internacionales que te los quieran comprar al precio al que los tienes
contabilizados en el activo del Banco Central. Y eso hoy por hoy no existe. Tampoco estoy diciendo
que sea algo imposible de hacer. El plan de dolarización de Ocampo y Kachanowski trataba
de solventar estos problemas a través de la estructuración financiera. Pero desde luego
decir, como dice Jope, que esto es algo sencillísimo de lograr, que se puede conseguir apenas en una
semana cerrando el Banco Central, eso es una tontería. Otra cosa es que digas que puedes terminar con la
tasa de inflación de Argentina si reemplazas el peso por el dólar. Dejas que el peso se vaya a la
hiperinflación si hace falta y que los argentinos pasen a utilizar a partir de ese momento el dólar
y que la tasa de inflación de Argentina dependa de la tasa de inflación de los dólares. Eso sí es
algo que potencialmente podría hacerse, pero que supondría el empobrecimiento de los millones de
argentinos que tienen pesos. Porque es verdad que los argentinos no ahorran en pesos, pero todos los
pesos que hay en circulación están ahora mismo en el poder de algún ciudadano argentino. Y si por
tanto ese activo financiero que es el peso pasa a valer cero, los argentinos que tengan en ese momento
los pesos se verán enteramente descapitalizados. Esto es lo que entiendo Javier Milei ha querido evitar
con la política fiscal y con la política monetaria que ha desarrollado hasta ahora. Ir dando pasos hacia
el cierre progresivo del Banco Central de la República Argentina, pero sin descapitalizar,
sin arruinar a todos los tenedores de pesos. Es decir, sin generar una hiperinflación en el peso.
No sólo porque eso también sería un robo masivo contra los argentinos y, por tanto, algo inmoral
desde la perspectiva de Jope, sino porque, de nuevo, políticamente una hiperinflación a los pocos
meses de llegar Javier Milei al poder sería su tumba política. Pero en el fondo lo que Jope desearía
que hubiese hecho Javier Milei en la Argentina, es justo eso. Escuchémoslo.
Vamos, que a Jope le habría gustado que hubiese una hiperinflación en pesos y que el dólar,
como el peso no vale nada, reemplazara endógenamente al peso. Luego nos dirá que él está frontalmente
en contra del robo. Y probablemente lo esté. De lo que no se da cuenta es de que esa hiperinflación
en pesos sería un robo masivo contra los ciudadanos argentinos. Y no, si no ha habido
hiperinflación en pesos no ha sido por el cepo. De hecho, Argentina se dirigía hacia la hiperinflación
aún con cepo. Si no ha habido hiperinflación en la Argentina ha sido porque Javier Milei ha saneado
el balance del banco central y sobre todo ha alcanzado el equilibrio presupuestario. El cepo
tendrá otros efectos distorsionadores, pero desde luego no te evita que la moneda interna de un país
sea repudiada por sus ciudadanos en forma de hiperinflación. Y precisamente la última de las
críticas de Jope contra Milei, por no ir lo suficientemente lejos, es el mantenimiento del cepo cambiario.
Este régimen de pregencia de pregencia de pregencia de pregencia de pregencia de pregencia de pregencia
todavía está en lugar. Estos controles son, por supuesto, un terrible régimen.
Las impuestos, las impuestos, las impuestos, las impuestos, las impuestos, las impuestos distorsen
todo el economía. La solución perfecta que ha sido propuesta por varios
proposed by various people, I think by Mila himself, would have been dollarization.
You simply say that the dollar and the peso compete on an even playing level.
You can pay your taxes in dollars, you can pay your taxes in pesos,
you can pay your taxes in terms of euros,
you can pay your taxes in terms of gold,
whatever you want.
Primero, creo que las críticas a Javier Milei por no haber levantado todavía el cepo cambiario
son críticas perfectamente razonables dentro del campo libertario.
El cepo cambiario es un control de capitales que, efectivamente, como dice Jope,
genera multitud de distorsiones, porque no permite la libre exportación y la libre importación de bienes
y, por tanto, tampoco permite que entre la inversión extranjera en la Argentina.
Y cada día que pasa sin que Javier Milei levante el cepo cambiario,
creo que las críticas contra Milei por no haber levantado el cepo cambiario van ganando más peso.
Dicho esto, levantar el cepo cambiario tampoco es algo que esté libre,
exento de problemas para una parte de la población argentina.
Lo que dice Jope es, bueno, pues que el peso compita libremente con el dólar y que el mercado decida.
Bien, pero si Javier Milei nada más llega a la presidencia hace eso, con un peso que no valía
absolutamente para nada, porque el Banco Central estaba en números rojos y porque el Tesoro tenía
un déficit monumental, esa competencia de monedas dentro del mercado se habría traducido en una
fuerte depreciación del peso frente al dólar. Y la depreciación del peso frente al dólar habría
descapitalizado a todos los argentinos que tenían pesos. Si lo que buscas es establecer esa competencia
de monedas, pero una vez el peso esté más o menos saneado y por tanto sea más o menos
competitivo frente al dólar, aunque sea, como ya expliqué en un vídeo anterior, para terminar
recomprando esos pesos y cerrar el Banco Central, pues entonces, como cuando una empresa está en
concurso de acreedores, desde esa óptica y con esos objetivos tiene sentido mantener el cepo.
Pero precisamente por eso digo que ahora que el Banco Central ya está mucho más saneado y el
Tesoro también está mucho más saneado, cada vez quedan menos excusas para no levantar el cepo.
Y ahora pasemos al segundo bloque de críticas de Jope contra Javier Milei. Las críticas no por no
haber hecho lo suficiente en la dirección libertaria, sino por directamente ir en una
dirección opuesta a la que marcaría en política económica el libertarismo. Primero, que Javier Milei
ha subido algunos impuestos y ha creado otros.
Esta, de nuevo, me parece una crítica potencialmente válida dentro del campo libertario, sobre todo
dentro del campo anarcocapitalista, como permitimos que Javier Milei apruebe algún nuevo impuesto.
Pero también la réplica que ofrece Javier Milei tiene su sentido. Javier Milei lo que no quiere
hacer es incrementar la carga tributaria total que pesa sobre los ciudadanos argentinos. Puede
reorganizar esa carga tributaria, eliminando algunos impuestos y creando otros que sean, desde su punto de
vista, menos distorsionadores. Pero que el agregado de los impuestos que pagan los argentinos,
ahí sí que se compromete a no aumentarlos. Y el principal impuesto que pagaban todos o prácticamente
todos los ciudadanos argentinos era la inflación. Y justamente ese impuesto inflacionario se ha
desplomado durante la presidencia de Javier Milei. Al final, es sencillo de entender. Un Estado como el
argentino que no tiene acceso a los mercados financieros, es decir, que no puede aplazar el
pago de su gasto público, ese Estado ha de financiar el gasto público o con impuestos o con
inflación. Por tanto, la verdadera medida de la presión fiscal real que recae sobre los ciudadanos
es el gasto público del Estado argentino. Porque ese gasto público o se financia mediante impuestos
formales o mediante el impuesto inflacionista. Y el gasto público durante estos primeros meses de
gobierno de Milei ha experimentado una de las mayores caídas de la historia, no sólo de Argentina,
sino de todo el mundo. Por tanto, desde esta métrica, desde la perspectiva de que en un Estado que no puede
financiarse, que no puede aplazar sus pagos, la medida de los impuestos reales que recaen sobre
los ciudadanos es el gasto público, desde esa perspectiva Javier Milei ha bajado en agregado,
no necesariamente a todos y cada uno de los ciudadanos, pero sí en agregado al conjunto de los
ciudadanos de manera significativa los impuestos, porque ha recortado de manera significativa el
gasto público. Segunda crítica, el Banco Central de la República Argentina sigue imprimiendo
cantidades masivas de pesos.
Aquí, por un lado, hay que decir que desde el mes de julio el Banco Central ya no está imprimiendo
nuevos pesos, la base monetaria está congelada. Y por otro lado, hay que decir que hasta julio el
Banco Central sí aumentó de manera muy notable su base monetaria. Pero como ya explicamos en un
vídeo anterior, esa creación de nuevos pasivos por parte del Banco Central fue dirigida a adquirir
activos de altísima calidad, sobre todo dólares. Y si tú creas pasivos para adquirir activos de
altísima calidad, eso no tiene una influencia inflacionista. La inflación se genera cuando creas
pasivos para adquirir activos de mala calidad, por ejemplo, para financiar el déficit público de un
gobierno que es insolvente. Si tú imprimes dinero para financiar el gasto público y, además, el
Tesoro no tiene capacidad para devolver en el futuro ese adelanto financiero que le has hecho,
porque va a seguir dependiendo de que tú continúes imprimiendo nuevo dinero para ir refinanciando y
ampliando el volumen de su endeudamiento, pues entonces sí, ahí estás destruyendo el valor de la
moneda. Pero crear moneda para adquirir dólares, activos de alta calidad, no es en sí mismo
inflacionista, porque puedes fácilmente revender esos dólares en el mercado para recomprar el
exceso de pesos que puedas haber creado. Tercera crítica. Javier Milei ya trasladado las reservas
de oro del Banco Central de la República Argentina a jurisdicciones extranjeras, no se sabe muy bien
para qué. Aquí es verdad que falta bastante transparencia y comunicación por parte del
gobierno sobre cuál ha sido la finalidad de ese traslado de parte del oro de Argentina a jurisdicciones
extranjeras, pero en un vídeo anterior ya expuse que lo más probable es que ese traslado de las
reservas de oro tuviese como objetivo ser utilizado como colateral en una refinanciación al Estado
argentino. Y si es así, tiene todo el sentido del mundo que lo haga. Pero en efecto, falta transparencia,
falta comunicación, falta explicar detalladamente para qué se traslada ese oro, que en parte puede que
esa falta de transparencia, de comunicación, se deba a que todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre
qué hacer con ese oro y, por tanto, no vas a vender la piel del jabalí antes de haberlo cazado.
Cuarta crítica contra Javier Milei, no ha habido ningún proceso de descentralización
administrativa hacia las provincias, sino más bien de recentralización del poder hacia el gobierno central.
There was also no such thing as decentralization of power, which is a very important ingredient
of libertarian, the libertarian outlook. You give more power to the provinces, to the localities.
No, his program is centralized the power and limited the autonomy of the various provinces that exist in
Argentina. A mí, de cara al futuro, también me gustaría ver muchísima más descentralización
administrativa en la Argentina, pero hasta el momento ni ha habido descentralización ni tampoco
en realidad recentralización. Ha habido, sí, conflictos políticos y financieros entre el gobierno central
y los gobiernos de las provincias, pero no ha habido ningún cambio sustantivo en la arquitectura
institucional territorial de la Argentina. Entre otras cosas porque para que lo hubiese, habría que haber
pasado por el Congreso e incluso reformar la Constitución, cosa que, como ya he explicado,
ni se ha hecho ni se puede hacer ahora mismo por falta de apoyo político.
Y la última de las críticas de Jope contra Milley es que ha compuesto un gobierno repleto
de políticos que fracasaron estrepitosamente en el pasado y que, en parte, podríamos decir
que son responsables de la desastrosa situación en la que se encuentra hoy la Argentina, como,
por ejemplo, el ministro de Economía Luis Caputo o el actual ministro de desregulación Federico Sturzenegger.
El personal que él emplea es básicamente lo mismo que creó el malo que quería salir de la
desastrosa que él quería salir de la gente.
El ministro Caputo era un primer bancario central, y el ministro Sturzenegger era un primer
central bancario central. Todas estas personas estudiaron en los Estados Unidos, todos los
arqueños, todos los que sirven en varios bancos grandes y hacen lo normal que todas estas
personas que vienen de América hacen en donde se envían para resolver la economía de otras
personas.
Esta crítica, de nuevo, podría sonar razonable. Pero, en realidad, las políticas económicas
que promueven hoy Luis Caputo o Federico Sturzenegger deben ser juzgadas y evaluadas por sí mismas,
y no en función de lo que Caputo o Sturzenegger hicieran en el pasado bajo otra gerencia y dirección
política, la de Mauricio Macri. Por ejemplo, Federico Sturzenegger, ahora como ministro de
desregulación, está llevando a cabo un trabajo hasta el momento fabuloso. Todos los días sale
con nuevas normas que pretende eliminar para ampliar la libertad de los argentinos. De hecho,
por cierto, la última desregulación que ha impulsado es una desregulación descentralizadora,
de esas que supuestamente le gustan a Jope. Va a permitir que los gobernadores puedan comprar
medicamentos sin requerir de la autorización del Gobierno Nacional. Por tanto, amplía la autonomía
de las provincias. Y esa labor que está haciendo ahora puede ser una labor magnífica, aun cuando
Federico Sturzenegger no lo hiciera bien en gobiernos anteriores, por ejemplo, al frente
del Banco Central de la República Argentina. Si lo hizo mal en el pasado, habrá que criticarle
en el pasado por haberlo hecho mal. Pero no habrá que criticar su labor presente en función de que lo
hizo mal en el pasado. Que sí, que uno podría pensar, oye, si lo hicieron mal en el pasado, ¿para qué los
vuelves a incorporar en el Gobierno si seguramente lo volverán a hacer mal? Pero es que de momento no
lo están haciendo mal. Tanto Luis Caputo como Federico Sturzenegger, hasta el momento, están
haciendo dentro del Gobierno de Javier Milley un muy buen trabajo de saneamiento económico,
de saneamiento financiero y de desregulación económica. Digamos que Milley les da, de manera
prudente o imprudente, pero les da un voto de confianza a pesar de sus fracasos históricos,
y de momento, alineando incentivos, intereses, valores morales con los de Javier Milley, están
haciendo un muy buen trabajo. O si no están haciendo un buen trabajo, habrá que criticar
específicamente aquellas medidas actuales que no son positivas. Pero no desmerecer todo lo que
están haciendo así a lo bruto porque en el pasado lo hicieran mal. En definitiva, visto lo visto,
las críticas de Jope a la política económica de Javier Milley no tienen demasiada chicha. De hecho,
creo que la mejor manera de resumir la relevancia de estas críticas la encontramos en la propia
conferencia de Jope. Poca cosa, lo cual no significa, desde luego, que no haya que permanecer vigilantes
y críticos con la evolución de la labor de gobierno de Javier Milley.