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Conflicto diplomático entre el Estado argentino y el Estado español, entre Javier Milei y Pedro
Sánchez. ¿Quién tiene razón y quién se equivoca? Veámoslo.
Conflicto diplomático de primer nivel entre el Estado español y el Estado argentino después de
que Javier Milei, presidente de la República Argentina, pronunciara las siguientes palabras,
referidas a la esposa de Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, en el multitudinario acto
de Vox Viva 24 este pasado domingo.
¿Y qué calaña de gente atornizada el poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar?
Digo, aun cuando tenga a la mujer corrupta, digamos, se ensucia y se tome cinco días para pensarlo.
Es decir, que Javier Milei, presidente de la República Argentina, califica o descalifica
como corrupta a la esposa del presidente del gobierno de España, a Begoña Gómez, esposa
de Pedro Sánchez. Y como reacción a esta grave acusación por parte de Javier Milei a Begoña
Gómez, ayer el Ministerio de Asuntos Exteriores de España llamó a consultas a su embajador en
Argentina y hoy ese mismo ministerio ha convocado al embajador argentino en España para que le
traslade al gobierno de Javier Milei la exigencia por parte del Ejecutivo español de que Milei debe
rectificar y disculparse públicamente bajo la amenaza de que, si no lo hace, el gobierno español
romperá relaciones diplomáticas con Argentina. Y hasta ahora, tanto Javier Milei como el resto
de sus ministros han manifestado que de disculpas públicas nada de nada. Que en todo caso, quien
tiene que disculparse no es Javier Milei ante Pedro Sánchez, sino al revés. Pedro Sánchez
ante Javier Milei por haber estado insultándolo durante semanas como drogadicto, fascista,
ultraderechista, amenaza en contra de la democracia, etcétera. Bien, en este conflicto diplomático creo
que es muy importante analizar primero el contexto, después el fondo del asunto y, por último,
las formas. Primero, el contexto. Estas duras declaraciones de Javier Milei como presidente
de la Argentina se producen efectivamente dentro de un contexto en el que el gobierno español,
tanto Pedro Sánchez como los ministros del PSOE y los ministros de Sumar, han estado insultando,
descalificando, descalificando, deshumanizando, demonizando continuamente a la figura de Javier
Milei y todo lo que representa. De entrada, recordemos que Pedro Sánchez ni siquiera ha felicitado a
estas alturas de la película a Javier Milei por su victoria en las elecciones presidenciales de
Argentina. Y no lo hizo, entre otras cosas, porque apoyó públicamente, en medio de esos comicios,
al rival de Javier Milei, a Sergio Massa. Y, a su vez, desde el propio Parlamento de España,
insinuaba que Javier Milei estaba loco, que sufría delirios, que tenía un discurso delirante.
A la derecha tradicional argentina, arrollada por el delirante discurso reaccionario de Milei.
Pero hemos escuchado decir a un líder de extrema derecha en otra parte del mundo, en Argentina,
lo siguiente, de la ultraderecha argentina, por cierto, apoyada por la derecha conservadora
y tradicional argentina. En fin, hay que hacérselo mirar, señor Feijó, para que el señor Rajoy
apoye al candidato Milei a la presidencia de Argentina.
Algo que hoy, por cierto, la ministra de Sanidad española, que forma parte del ejecutivo
de Pedro Sánchez, ha vuelto a insinuar.
Y yo espero que mejore de lo suyo el señor Milei, de ese odio que tiene.
Y, además de todo esto, como es bien sabido, las acusaciones procedentes del ministro de
Transportes español de que Javier Milei era un drogadicto.
Cuando salió, no sé en qué estado y previa a la ingesta o después de la ingesta, de qué sustancias.
O las acusaciones de la ministra de Ciencia española, Diana Morant, de que Javier Milei
es una amenaza a la democracia, que socava la democracia.
Uno de los ejemplos de ese modelo es Milei. Para nosotros es un modelo que atenta contra
la propia democracia.
O las declaraciones de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno de España, ministra de
Trabajo y líder de SUMAR, que calificó a Javier Milei de generador de odio y de autoritario,
es decir, de un fascista.
Milei y otros gobiernos del odio vuelven con los recortes y con el autoritarismo.
La política del odio, no me voy a cansar de decirlo, no quiere acabar con la pobreza.
Y ustedes saben muy bien de qué va esto de la pobreza.
Lo que quieren es acabar con los pobres.
Por consiguiente, el contexto en el que se producen estas declaraciones de Javier Milei
en el acto de Viva 24 de Vox es un contexto en el que, hasta la fecha, los ataques, los
insultos, las descalificaciones, los desprecios, habían sido unilaterales desde el Gobierno
de España al presidente de la República Argentina.
En segundo lugar y sobre el fondo del asunto, en las anteriores declaraciones, Javier Milei
llama corrupta a Begoña Gómez, a la esposa de Pedro Sánchez.
Ciertamente, Begoña Gómez no ha sido condenada por ningún tribunal, de modo que lo técnicamente,
rigurosamente adecuado, habría sido llamarla presuntamente corrupta.
Pero, en cualquier caso, y como ya explicamos en un vídeo anterior, al margen de si todo
lo que ha hecho Begoña Gómez en su vida profesional, concomitante a su vida política, es delictivo
o no es delictivo, desde luego, hay muchos comportamientos que no son en absoluto decorosos.
Y, por tanto, sobre el fondo del asunto, no me parece en absoluto escandaloso que Javier
Milei acuse a Begoña Gómez, si no de corrupta, que en ausencia de una condena puede ser un
calificativo demasiado grueso, si desde luego de presuntamente corrupta o, al menos, de persona
poco ejemplar, poco decorosa.
Y esa es una cuestión que cualquier ciudadano tiene pleno derecho, incluso podríamos decir
el deber cívico de plantear, de denunciar en la esfera pública.
O expresado de otra manera, Milei no ha dicho sobre el fondo del asunto ninguna barbaridad.
Ha expresado una opinión, ha manifestado una queja, una crítica, que es perfectamente legítima
que cualquier ciudadano haga, porque disponemos de hechos, de indicios, que si bien no podemos
saber, porque esa es labor de los tribunales, si son constitutivos de un delito, desde el
Luego, lo que sí podemos opinar, sin demasiada duda, es que constituyen comportamientos, como
decía, poco decorosos y poco decentes.
En ese sentido, y en cuanto al fondo del asunto, las declaraciones de Javier Milei son
muy distintas a las que, por ejemplo, articuló el ministro de Transportes, Óscar Puente, acusando
a Javier Milei de ser un drogadicto.
Lo de Óscar Puente fue una descalificación gratuita, no basada en nada, porque ya explicamos
que la prueba que intentó aportar Óscar Puente para respaldar su declaración era un
vídeo absolutamente manipulado, como ya tuvimos ocasión de explicar en este canal, y por tanto
era un ataque absolutamente gratuito, basado en la inventiva de Óscar Puente contra Javier
Milei.
El fondo del asunto en las declaraciones de Óscar Puente era falso, o desde luego, si
no es falso, Óscar Puente no dispone de la más mínima prueba que respalde, que lo habilite
a efectuar esa afirmación.
Como si Javier Milei dijera que Pedro Sánchez consume drogas, no dispondría Javier Milei de
ninguna prueba, de ninguna evidencia que respaldara esa afirmación.
Y, en cambio, el fondo del asunto en las declaraciones de Javier Milei no es una invención, no es
una descalificación pura, sin ninguna base, de Javier Milei hacia Begoña Gómez, sino
que tiene un sólido fundamento que, repito, si bien no sabemos si esos comportamientos son
constitutivos de delito, porque eso es algo que han de determinar los tribunales, sí son
comportamientos, desde luego, poco decorosos y poco decentes.
Y, por último, sobre las formas.
Esta perspectiva creo que es la menos defendible, la más criticable, de las declaraciones de
ayer de Javier Milei.
Básicamente porque Javier Milei ahora mismo no es sólo un ideólogo, o no es sólo un
aliado político de Vox en España, sino que, sobre todo y ante todo, ahora mismo Javier
Milei es presidente de la República Argentina.
Y, por tanto, el primer deber formal de Javier Milei como presidente de la República Argentina
es promover la mayor libertad y el mayor bienestar posible para los ciudadanos argentinos.
Y la cuestión, claro, es en qué ayudan estas declaraciones de Javier Milei en contra de la
esposa de Pedro Sánchez a aumentar la libertad y el bienestar de los argentinos, sabiendo, siendo
consciente, como imagino que lo era, que la reacción bastante probable del gobierno de
España sería similar a la que ha sido hasta la fecha, con la posibilidad incluso de que
se produzca una ruptura de las relaciones diplomáticas entre esos estados, y con la
posibilidad, todavía peor, de que Pedro Sánchez trate de presionar, porque Pedro Sánchez no
cree en absoluto en el libre mercado y en la libertad de empresa, de que Pedro Sánchez
trate de presionar a las empresas españolas que podrían llegar a estar interesadas en
invertir en Argentina para que no lo hagan.
Si existe un riesgo cierto de que unas determinadas declaraciones de Javier Milei, que no forman parte,
además, de la acción de gobierno como presidente de la República, tengan una repercusión tan adversa
para la Argentina, como pueden tenerla estas declaraciones, como consecuencia de las posibles
maniobras arteras de Pedro Sánchez en represalia de las denuncias legítimas de Javier Milei,
entonces, sinceramente, creo que el presidente de la República Argentina debería anteponer
eso que se llama el interés general de la sociedad argentina a su rol personal como ideólogo o como
aliado político de Vox. Que es verdad que Javier Milei ha sido vituperado por parte del gobierno
de España en numerosísimas ocasiones. Que es verdad que el fondo de lo que ha denunciado Javier
Milei es un fondo que tiene un sustrato veraz y del que, por tanto, puede o debe decirse lo que
ha dicho Javier Milei o algo similar a lo que ha dicho Javier Milei. Pero, en cualquier caso,
creo que esa no es una tarea que deba ejecutar el presidente de la República Argentina porque no
contribuye en nada a mejorar la libertad y el bienestar de sus ciudadanos. Al contrario, y por
desgracia, conociendo el percal del gobierno de España, puede poner en riesgo inversiones españolas
en Argentina y, por tanto, puede poner en riesgo la mejoría del bienestar de los argentinos.
La diplomacia no sólo existe para que dos estados se comuniquen sin entrar en un conflicto
militar abierto. Un riesgo que está enormemente lejano y es enormemente improbable en el caso
de las relaciones entre el Estado argentino y el Estado español. La diplomacia también existe
para evitar, para minimizar el riesgo de que un Estado extranjero adopte medidas que perjudiquen
a tu población. Y, desgraciadamente, las poco diplomáticas declaraciones de Javier Milei en
contra del gobierno de Pedro Sánchez creo que no reducen ese riesgo, sino que lo incrementan.
Y si eso es así, creo que Javier Milei se ha equivocado con estas declaraciones. No porque
no tenga razón o no pueda tenerla en el fondo de lo que dice, o no porque no se circunscriban
dentro de un contexto reactivo, defensivo, por parte de Javier Milei, sino porque el presidente
de la República Argentina, atendiendo al superior interés de su país, debería elevarse por encima
del fango y la ponzoña que intenta extender el gobierno de Pedro Sánchez.