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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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En contra de lo pronosticado por las encuestas o por las casas de apuestas, al final, la
mayoría de ciudadanos británicos ha decidido votar a favor de la salida de Reino Unido
de la Unión Europea. La reacción inmediata de los mercados ante esta noticia ha sido
negativa, sobre todo en el mercado de divisas, la Libra se ha desplomado frente al dólar.
Pero ¿por qué los inversores se preocupan por el Brexit? ¿A qué temen que les preocupa
qué inquietud tienen los inversores ante la salida de Reino Unido de la Unión Europea?
Desde luego, lo que les preocupa no es en absoluto la arquitectura política concreta
de Reino Unido o de la Unión Europea. Hay países, hay economías, como la Noruega o
como Suiza, que son, casualmente, las economías más ricas de toda Europa y que están fuera
de la Unión Europea. Por tanto, el problema no es que Reino Unido esté dentro o esté
fuera de Europa. El problema son las consecuencias que, a raíz del Brexit, se pueden desatar
en Reino Unido y en la Unión Europea como consecuencia de esta renegociación de la
arquitectura institucional entre ambas sociedades, o más en concreto. Lo que realmente preocupa
a los inversores y debería preocuparnos a todos es que se aproveche el Brexit no para
lo que debería ser, que es simplemente una reconfiguración política de Europa, una
reconfiguración hacia una mayor autonomía administrativa de las islas británicas, sino
que se aproveche el Brexit para quebrantar, para romper las principales libertades internas
de los europeos que han caracterizado hasta la fecha a la Unión Europea, es decir, la
libertad de movimiento de personas, de capitales, de mercancías y de servicios. Si el Brexit
se aprovecha por ambas partes para un rearme proteccionista, para un rearme del nacionalismo
xenófobo, para un rearme de las políticas anti-immigración, para un rearme de la protección
de la industria nacional, para un rearme de los privilegios a empresas locales frente
a empresas extranjeras, ya digo tanto por el lado británico como por el lado de la Unión
Europea, desde luego el Brexit traerá consecuencias económicas y sociales nefastas para el viejo
continente. Y eso es esencialmente lo que temen los mercados, que por un lado el Brexit
sea controlado, sea tomado por el ala más xenófoba, más anti-immigración, más nacionalista
de los partidarios de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y por otro también
que la Unión Europea intente imponer al resto de miembros de la Unión Europea la obligación
de permanecer dentro de la Unión Europea a través de las amenazas y de las sanciones
que pueda imponerle a partir de ahora a Reino Unido, para así, como digo, disuadir al
resto de que no sigan el mismo camino. Necesitamos mucha más altura de miras políticas que
estas. Necesitamos renegociar simplemente el encaje que tiene la sociedad inglesa dentro
de la sociedad europea. No tenemos que preocuparnos en absoluto por el hecho de que Reino Unido
no esté en un proyecto político de integración europea, que es más que discutible. De lo
que sí deberíamos preocuparnos es de que la sociedad británica no pueda participar
del gran mercado común que es ahora mismo Europa. Si conseguimos evitar este rearme
proteccionista, si los esfuerzos que estérilmente se han dedicado a convencer a los británicos
para que se queden allí donde no querían estar, los utilizamos para convencer tanto
europeos como británicos de que la libertad de relación de personas capitales y mercancías
beneficia a todas las partes, entonces el brexit podrá incluso ser positivo para el
resto de Europa y para el Reino Unido. ¿Por qué? Porque demostrará que otras formas
políticas distintas de la centralización eurocrática bruselense son posibles. Demostrará
que es factible la interacción de individuos de distintas sociedades en términos de absoluta
libertad sin necesidad de que exista una autoridad política centralizada superior
a todos ellos. Demostrará en definitiva que la globalización social y económica es posible
sin necesidad de globalizar la política, sin necesidad de globalizar los estados. Pero
como digo, si se utiliza el brexit como excusa para rearmar el proteccionismo tanto inglés
como europeo, todos saldremos perdiendo. Lo grave, lo preocupante o la oportunidad del
brexit no termina el 23 de junio de 2016. Empieza hoy, empieza con la renegociación
del encaje institucional de la sociedad británica en Europa y entre todos debemos conseguir
que ese encaje sea el más liberal posible.