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El gobierno canadiense autoriza a los bancos a que suspendan sin orden judicial las cuentas
corrientes de cualquier persona que participe en las protestas del llamado convoy de la libertad.
¿Qué nos dice esta medida del gobierno canadiense acerca del régimen de propiedad sobre nuestro
dinero?
Veámoslo.
En nuestras sociedades modernas, el dinero que manejamos no es un activo real, como
puede ser el oro.
El dinero que manejamos habitualmente es deuda, deuda fundamentalmente de los bancos.
Lo que utilizamos diariamente para pagar en cualquier comercio, para comprar cualquier
bien o servicio, es deuda con un banco.
Lo que hacemos es endosarle nuestro derecho de cobro contra un banco al comerciante, de
tal manera que el banco ya no sea nuestro deudor, de tal manera que el banco ya no nos deva a
nosotros dinero, sino que pase a devérselo al comerciante a cambio de que el comerciante
nos ha transferido a nosotros los bienes o servicios que queríamos adquirir.
Utilizar las deudas como dinero tiene ciertas ventajas, es más barato y es más flexible
que utilizar el dinero contante y sonante, pero, como es obvio, también tiene otros
e importantes inconvenientes.
Si mi dinero es deuda, yo estoy a merced de mi deudor. Si el deudor no puede o no quiere
pagar, yo no voy a cobrar.
Por tanto, mi dinero no va a valer nada si mi deudor se niega o no puede pagar.
En principio, si el deudor puede pero no quiere pagar, hay formas de obligarlo a pagar, hay
formas de obligarlo a que cumpla con su compromiso contractual.
En última instancia iríamos a los tribunales y los tribunales dictaminarían que ese deudor
me tiene que pagar.
La deuda existe, es legítima y, por tanto, el deudor que tiene capacidad de pago está
obligado a pagar al acreedor.
Pero ¿qué sucede si un estado les concede el derecho a los deudores, muy en particular
a los bancos, a que no paguen a los acreedores?
Pues que los bancos tienen todo el poder a hacer lo que quieran con sus clientes, con
sus acreedores.
Pues bien, eso es exactamente lo que acaba de decretar el gobierno de Canadá en contra
de los manifestantes del llamado Convoy de la Libertad, de los camioneros que están
protestando contra la vacunación obligatoria en Canadá, contra el pasaporte COVID y contra
otras muchas restricciones vinculadas a la pandemia.
Una de las medidas más polémicas que ha adoptado el gobierno canadiense de Justin Trudeau
al amparo de este estado de emergencia ha sido posibilitar darles permiso instar incluso
a los bancos canadienses a que congelen las cuentas bancarias de cualquiera de los manifestantes
en estas protestas.
Escuchemos como la ministra de Finanzas de Canadá hacía el anuncio.
El gobierno canadiense, por tanto, autoriza a los bancos a que no paguen sus deudas a
cualquier persona que participe en estas protestas y autoriza a los bancos a que incumplan sus
compromisos contractuales sin necesidad de que medie orden judicial.
Es decir, que los bancos serán jueci parte a la hora de decidir si suspenden o no la
cuenta bancaria a alguna de las personas que esté relacionada con estas manifestaciones.
Al margen del juicio moral que podamos hacer sobre esta decisión liberticida, frontalmente
liberticida del gobierno canadiense secuestrando el dinero de los ciudadanos canadienses que
están protestando en contra del gobierno, al margen, digo, de esta valoración moral
que, desde luego, puede y debe hacerse, creo que este caso debe recordarnos nuevamente
por qué es importante disponer de dineros alternativos que no dependan del establishment
político-financiero actualmente existente.
En la medida en que el contuberneo entre la banca y el estado es cada vez más intenso,
y lo es porque la banca en cualquier país del mundo, no solo en Canadá, es uno de
los sectores más privilegiados y más regulados intervenidos de toda la economía, la gran
ventaja competitiva del negocio bancario actual son los privilegios que, por un lado,
obtiene del estado, ya sea había financiación del Banco Central o ya sea había promesa
de rescate en caso de que vengan maldadas por parte del tesoro, así como las regulaciones
bancarias que van asociadas a esos privilegios y que impiden la aparición de nuevos competidores
que no estén alineados con las directrices que en un determinado momento marca el gobierno,
pues en la medida en que ese contuberneo entre la banca y el estado es cada vez más intenso,
esos espacios de libertad para aquellos que quieran revelarse o contra el estabilismo en
financiero, o contra el estabilismo en político, aunque sea empleando medios pacíficos, esos
espacios de libertad cada vez estarán más asfixiados, o lo estarán al menos para aquellos
que mantengan gran parte de sus recursos patrimoniales en forma de activos suministrados por ese
contuberneo banca-estado. Si esos activos suministrados por el contuberneo banca-estado
son activos financieros, son deudas, eso significa, como ya hemos explicado, que el deudor,
ya sea un banco o ya sea un estado, puede decidir suspender el pago, retener el pago
al acreedor y, por tanto, puede decidir de manera arbitraria vaciar completamente de
recursos a ese acreedor que está expuesto financieramente a los activos, en forma de
dinero, en forma de medios de pago, que ha suministrado ese contuberneo banca-estado.
Y esta indefensión de los ciudadanos frente al estabilismo en financiero y frente al
estabilismo en político será tanto mayor cuando emerjan y cuando se impongan las monedas
digitales de los bancos centrales. Es verdad que no todo modelo posible de las monedas
digitales de los bancos centrales presupone la potestad por parte de las autoridades,
por parte de los gobiernos, por parte de los políticos de impedir el acceso a esos saldos
de tesorería a sus titulares. Existen modelos de monedas digitales de bancos centrales donde
el poder político no tendría capacidad tecnológica para hacer eso. Sin embargo, es bastante
dudoso que en medio de la deriva autoritaria en la que están sumidos muchos países occidentales,
no digamos ya orientales, los gobiernos no aprovechen la ventana tecnológica que se
les abre, la sustitución del dinero papel por el dinero virtual, por la moneda digital
de los bancos centrales, para implantar modelos de monedas digitales de los bancos centrales
que no solo permitan a los políticos conocer todos y cada uno de los movimientos, todas
y cada una de las transacciones que están realizando los ciudadanos, sino también impedirles
arbitrariamente el acceso a esos saldos de tesorería, siempre que alguno de esos ciudadanos
esté desarrollando alguna actividad que los políticos deciden calificar como ilegítima.
Por ejemplo, protestar contra medidas autoritarias que adoptan esos políticos. Pero cuanto más
quieran estrangular nuestra libertad financiera, controlando a través del estabilismo en bancario
o a través del estabilismo en político los medios de intercambio que utilizamos dentro
de nuestras sociedades, cuanto más aprieten, más se revalorizarán opciones alternativas
para escapar de ese estabilismo en político financiero como es Bitcoin.
En una sociedad donde los políticos y los banqueros respetaran los derechos de propiedad
de los ciudadanos, Bitcoin no tendría una gran ventaja competitiva. ¿Para qué vamos
a utilizar Bitcoin si utilizando los medios de pago que nos proporcionan los políticos
o los banqueros conseguimos en cualquier circunstancia alcanzar nuestros fines?
Pero en cambio en una sociedad donde tales políticos y tales banqueros están dispuestos
a conculcar, a violar los derechos de propiedad de los ciudadanos cuando les vengan gana,
obviamente aquellas opciones dinerarias que están al margen de ese estabilismo en político
y financiero que no son directamente controlables por ese estabilismo en político o financiero,
aunque evidentemente el estabilismo en político y financiero te puede complicar mucho la vida
acceder a esas opciones. Por ejemplo, Canadá también ha anunciado que va a reformar su
ley antiterrorista para dificultar, para incrementar las sanciones por suministrar financiación
en Bitcoin a aquellas personas a las que el gobierno canadiense no quiera que se financien,
en todo caso las formas dinerarias alternativas al margen del estabilismo en político y financiero
obviamente van a cobrar una nueva y muy importante utilidad en una sociedad donde al final se
van a convertir en el último refugio económico y financiero para la libertad.