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El futuro de las pensiones es hoy uno de los temas más candentes y que más controverse
genera. ¿Son las pensiones sostenibles? ¿Qué sistema de pensiones es mejor? ¿El sistema
de reparto de España o el sistema de capitalización de Chile?
Precisamente en los últimos años las protestas en Chile han arreciado contra un sistema de
capitalización al que muchos tachan de injusto, ineficiente e insolidario. ¿Pero qué hay de
verdad en todo esto?
Para contestar a estas incógnitas hoy tenemos aquí en VisualPolitik a Juan Ramón Rayo,
uno de los mejores economistas de España, colaborador habitual en radio, prensa y televisión
y director del Instituto Juan de Mariana. Pues bien, ¡vamos allá!
El modelo de pensiones chileno es bastante diferente al modelo que conocemos en España.
Se basa en un sistema de capitalización que por lo general suele explicarse bastante mal
y por tanto suele resultar bastante controvertido para todos aquellos que lo escuchan por primera
vez. Es muy probable de hecho que durante los últimos meses hayáis visto que este
sistema está siendo objeto de feroces críticas por parte de muchos de sus tractores dentro
y fuera de Chile.
Durante el año 2016 se han llevado a cabo numerosas manifestaciones y protestas no
siempre pacíficas contra este modelo que algunos han vendido como un éxito pero que
a la vista a la luz de estas protestas parecería que es un rotundo fracaso.
Ahora bien, antes de explorar más en detalle el modelo chileno, empecemos recordando que
existen dos modelos fundamentalmente distintos para las pensiones, el modelo de reparto y
el modelo de capitalización.
Los sistemas de reparto consisten esencialmente en que a los trabajadores de hoy se les quita
una parte de su salario presente para pagar las pensiones de los cubilados también de
hoy.
Todo es una muy bonita solidaridad intergeneracional pero eso funciona mientras la pirámide poblacional
adopte una forma adecuada.
Si la pirámide poblacional comienza a invertirse de tal forma que cada vez hay menos trabajadores
por cada pensionista, entonces este modelo tan idílico, tan solidario, empieza a flaquear.
Lo vamos a ver a lo largo del vídeo en el caso de España pero ya os adelanto que el
resultado sobre todo a medio largo plazo no va a ser nada positivo.
Por otro lado están los sistemas de capitalización, que consisten básicamente en que los trabajadores
cada trabajador aporta una parte de su salario a una cuenta de ahorro individual, a una cuenta
de ahorro personalizada, una especie de ucha para cada trabajador donde los ahorros se
invierten y crecen cada año también a través de la reinversión de los rendimientos de esas
inversiones.
Vamos metiendo euros, dólares cada mes, los invertimos, esas inversiones generan renta
y las rentas que generan esas inversiones a su vez la reinvertimos otra vez en la ucha.
Entre los modelos de pensiones que podemos encontrar, el sistema chileno es el que más
se acerca al sistema de capitalización ideal y también el más exitoso.
Pero entonces os preguntaréis ¿Por qué recibe tantas críticas?
¿Ha sido realmente un fracaso, un fiasco para todos los ahorradores tal y como los críticos
afirman?
Bueno, uno de los argumentos clave contra el modelo de capitalización chileno es ofrecer
un dato que desde luego a simple vista parece desolador y es que la pensión media mensual
en Chile, en ese modelo tan exitoso del que estamos hablando, apenas asciende a 282 euros,
es decir, menos de 3400 euros anuales, por tanto parece a simple vista que se trata de
una minucia de un absoluto fracaso frente a las pensiones que se pagan por ejemplo en
sistemas que pueden ser criticables como el sistema de reparto español pero que al final
terminan ofreciendo pensiones claramente superiores.
Ahora bien, lo cierto y más allá de estas cifras que ahora vamos a desgranar es que
para analizar el sistema de pensiones chileno hay que mirar un poco más en profundidad
y no dejarse llevar por las primeras impresiones que desde luego lo calificarían o permitirían
calificarlo de un sistema que no permite pagar pensiones muy avultadas.
Primero, es verdad que las pensiones en España son como media 4 veces superiores a las pensiones
medias de Chile y eso a pesar de que la renta per cápita española solo es el doble que
la chilena.
O dicho de otra manera, sería justificable, sería relativamente justificable que las
pensiones españolas fueran el doble que las chilenas simplemente por el diferencial de
renta per cápita entre países, lo que no se justifica es que sean 4 veces más altas
que las chilenas.
Por tanto, tenemos que inspeccionar más en detalle estos datos.
Y lo primero que hay que decir al respecto es que hay que tener mucho cuidado con esa
aparente generosidad del sistema público español de pensiones porque, como ahora vamos
a comprobar, se trata de un espejismo que durante los próximos años inevitablemente
se va a desmoronar.
Por tanto, podríamos estar comparando un sistema de pensiones sostenible como el de
Chile con un sistema de pensiones insostenible como el español.
Y por tanto, evidentemente, el sistema insostenible de momento puede pagar pensiones sustancialmente
más altas que el sistema sostenible.
De hecho, para darnos cuenta de esa insostenibilidad, tenemos que empezar recordando que hoy, en
el momento en que estás viendo este vídeo, el sistema público de pensiones español
ya es deficitario y es que en 2016 este déficit alcanzó la cifra de nada menos que de 18.000
millones de euros.
Pero ahí no queda la cosa, no.
Este agujero se va a ir incrementando década tras década con el paso del tiempo.
Por consiguiente, no sólo estamos comparando un sistema como el chileno que puede ser sostenible
con uno como el español, que tiene problemas muy graves de sostenibilidad, sino que además
esa comparación resulta tramposa por dos elementos que no son homogéneos entre ambos
países.
Y esos dos elementos no homogéneos son los que aparentemente le conceden a las pensiones
españolas una mayor magnitud que las chilenas, pero es muy importante analizar cada una de
estas trampas para comprobar por qué el sistema español no va a ser capaz de pagar pensiones
tan altas como las actuales.
Primera trampa, una tasa de reemplazo insostenible
Porque el actual sistema de pensiones españoles insostenible, empecemos hablando de la tasa
de reemplazo, que va a ser el concepto clave para entender esta insostenibilidad.
La tasa de reemplazo, atentos, es el porcentaje del último salario que un jubilado percibe
en forma de pensión, es decir, si yo a los 64 años estoy ganando 15.000 euros en un trabajo
y me jubilo con 7.500 euros de pensión, la tasa de reemplazo sería del 50%.
Es un concepto importante para tener en cuenta cuál va a ser el salto en el nivel de vida
de los jubilados cuando se jubilen, porque si yo vengo disfrutando de un salario de 15.000
y me pasan de golpe a un salario de 7.500 o tengo ahorros o voy a tener que dar un salto
a la baja muy importante en mi calidad de vida.
Pues bien, España hoy en día es el segundo país de la OCDE con una tasa de reemplazo
más alta de las pensiones públicas, es decir, es el segundo país de la OCDE donde las pensiones
públicas representan un mayor porcentaje del último salario percibido.
¿Qué porcentaje?
Pues a día de hoy en torno al 80% no del último salario sino del salario medio que
cobra un español a lo largo de toda su vida laboral.
En cambio, en Chile esta tasa es del 40%, es decir, prácticamente la mitad o justo la
mitad que en España.
Pues bien, como decía, esta alta tasa de reemplazo, que sería magnífica si se pudiese
mantener en el tiempo, va a ser por desgracia insostenible en el caso de España.
Hoy en día España cuenta casi con dos trabajadores por pensionista y eso es lo que permite sostener
financiar esa alta tasa de reemplazo, insisto, la segunda más alta de toda la OCDE.
Pero por desgracia, la tendencia es a que esta tasa decrezca a lo largo del tiempo.
De hecho, si miramos las series demográficas del Instituto Nacional de Estadística o
analizamos las estimaciones que hacen organismos como el Gobierno, el Fondo Monetario Internacional
o la OCDE, comprobaremos que para el año 2050 se espera atención que sólo haya un trabajador
por cada pensión que deba abonar el sistema.
Y el significado de esto es evidente, si hoy la tasa de reemplazo del 80% de las pensiones
se sustenta sobre dos trabajadores por pensionista y vamos a tener sólo un trabajador por pensionista,
eso significa que el hachazo a las pensiones públicas va a tener que ser de hordado.
De hecho, en las previsiones que maneja el propio gobierno de España y que ha remitido
a la Unión Europea para estudiar la sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones, las
conclusiones son clarísimas y negrísimas.
Se estima que la tasa de reemplazo en España se irá reduciendo hasta situarse por debajo
del 50% en el año 2060.
Es decir, pasaremos de un casi 80% de tasa de reemplazo a menos del 50% y además tengamos
lo presente esta previsión del gobierno, que no es precisamente a la hueña, se basa
en una serie de estimaciones de pronósticos sobre nuestro futuro que además son bastante
optimistas.
Por ejemplo, el gobierno considera que en el año 2060, no son capaces de prever cuál
va a ser la tasa de paro dentro de 3-4 años, pues imaginémonos dentro de más de 40 años,
pero bueno, en el año 2060 el gobierno espera que para que la tasa de reemplazo sólo caiga
por debajo del 50% de los últimos salarios percibidos en España, será necesario que
esté trabajando el 73% de la población en edad de trabajar.
Esto es un porcentaje más alto que en ningún otro momento de nuestra historia.
Para que nos hagamos una idea, en el mejor momento de la historia económica de este
país o aparentemente el mejor momento en el pico de la burbuja inmobiliaria, cuando
la economía parecía ir a todo tren y atábamos a los perros con longanizas, el porcentaje
de población en edad de trabajar que tenía un empleo era solo del 66%.
Es decir, el gobierno necesita que en el año 2060 el 73% de las personas en edad de trabajar
tengan un empleo para que la tasa de reemplazo de las pensiones sólo caiga un 50%, pero en
el mejor momento de nuestra historia sólo trabajó el 66%, no el 73%.
Por tanto, si en lugar de llegar al 73% nos quedábamos en el 66% o en el 65%, la caída
de la tasa de reemplazo todavía sería mayor.
Y con ello, las pensiones.
Si la tasa de reemplazo cae, las pensiones también caen.
Tal vez por ello, las propias comisiones obreras no estamos citando fuentes muy contrarias
al sistema público de pensiones.
El sindicato comisiones obreras estima que en el año 2060 las pensiones que podrá pagar
el sistema de seguridad social español apenas representarán el 40% de los salarios que
ha percibido ese trabajador durante su vida laboral.
Echad cuentas, el 80% hoy, el 50% o 40% en 2060.
¿De qué le suena una tasa de reemplazo del 40%?
Pues justamente es la que hoy está pagando el sistema chileno.
En Chile, la tasa de reemplazo no se prevé que caiga a lo largo de las próximas décadas
porque el sistema sí es sostenible al basarse en un sistema de ahorro personal.
El caso es que si en España hoy tuviésemos la tasa de reemplazo que vamos a padecer a
lo largo de las próximas décadas, la pensión media de España sería de 7.700 euros anuales,
unos 650 euros al mes.
Por tanto, poco más del doble de la que ya está pagando hoy el sistema chileno.
Bien, pongamos en perspectiva todo lo que hemos visto hasta ahora.
Al principio del vídeo veíamos que la pensión media española era 4 veces superior a la pensión
media chilena, a pesar de que el nivel de renta en España es solo el doble.
Pues bien, como hemos visto, la tasa de reemplazo actual en España es insostenible, por lo
que en los próximos años va a tener que reducirse drásticamente y con ella las pensiones.
Al corregir esta tasa vemos que las pensiones de España y Chile se ajustan y finalmente
su diferencia se explicará solo por el diferente nivel de riqueza de cada país.
Pero aquí todavía tenemos que entrar en la segunda trampa que se suele introducir en
las comparaciones entre España y Chile y es justamente que el sistema público de pensiones
español es muchísimo más caro para un trabajador que el sistema privado de pensiones chileno.
Pero ¿cuánto más caro?
Segunda trampa, unas cotizaciones sociales altísimas.
Bien, en España las cotizaciones a la seguridad social que van a financiar las pensiones públicas
representan el 28,3% del salario gruto de cada trabajador.
En Chile, en cambio, es solo del 10%.
Por tanto, los chilenos pagan, cotizan, ahorran para su jubilación casi 3 veces menos que
en España.
Y esta es justamente la clave, la tasa de reemplazo de las pensiones en España es aproximadamente
el doble que hoy en Chile.
Pero las cotizaciones sociales son el triple, por tanto, hoy en España pagamos el triple
para recibir solo el doble.
Y esto, insisto, es así con una tasa de reemplazo del 80%.
Pero ya hemos visto, ya hemos previsto, cómo esta tasa de reemplazo va a terminar cayendo
a un porcentaje entre el 40 y el 50% de los salarios en España.
Por tanto, a medio largo plazo, los españoles van a tener que pagar el triple, van a tener
que ahorrar el triple, se van a tener que restringir el triple en su consumo, en su
nivel de vida que los chilenos para conseguir aproximadamente la misma pensión en términos
relativos que en Chile.
Por tanto, ¿dónde está esa supuesta eficiencia maravillosa, esa magnífica solidaridad intergeneracional
del sistema público de pensiones español frente al fiasco del sistema privado de pensiones
chileno?
En ningún lado.
Si los chilenos hubiesen ingresado en el sistema de pensiones lo mismo que un español
a lo largo de su vida laboral, es decir, si hubiesen ahorrado mes a mes el 28,3% de su
salario, hoy los chilenos contarían con una tasa de reemplazo del 105%.
Es decir, una persona un jubilado se jubilaría con una pensión superior al salario que ha
percibido a lo largo de su vida laboral.
Por supuesto, es verdad, los chilenos cuentan con la libertad si es lo quisieran de ahorrar
más del 10% de su salario cada mes para la jubilación.
Ese 10% es solo el porcentaje que el gobierno les obliga a ahorrar para prever una jubilación
más o menos adecuada.
Por tanto, un chileno medio, si quiere una pensión más alta, una pensión que supere
con creces la pensión relativa del sistema público español, solo tiene que ahorrar lo
mismo que se ahorra forzosamente en el sistema público español.
Y así, incluso con la insostenible tasa de reemplazo actual, en Chile se pagan pensiones
relativamente más altas que en España.
Así que si consideráis y ahora me dirijo a vosotros, amigos chilenos, que probablemente
no os estáis escuchando, que las pensiones de vuestro modelo actual son demasiado bajas,
que son insuficientes, simplemente tenéis que incrementar vuestra aportación al sistema
de ahorro privado, al sistema de ahorro personal, por encima del 10%.
No tenéis que copiar el sistema público de pensiones español.
El sistema público de pensiones español os obligará a ahorrar el 30% de vuestro salario
para recibir menos de lo que estáis recibiendo ahora mismo.
Y sí, ya sé que muchos a lo mejor estáis pensando, es imposible que en Chile con los
bajos salarios que se perciben un trabajador ahorre el 30% de su salario, por tanto parecería
que el sistema privado de pensiones no ofrece una solución para todos aquellos que no tienen
capacidad de ahorro, pero no nos confundamos, el sistema público español es exactamente
igual en ese sentido.
En España si no ahorras el 30% de tus salarios y no cotizas en la seguridad social, por el
30% de tu salario tampoco percibes pensión.
Por tanto, si voluntariamente un chileno no es capaz de ahorrar el 30% de su salario,
porque cree que no va a llegar a fin de mes, que sucederá si se le obliga a ahorrar ese
30% no siendo capaz de ahorrarlo de su salario percibido mensualmente.
¿Los puntos débiles del sistema chileno?
Por supuesto, todo esto no quiere decir que el sistema privado de pensiones chileno sea
perfecto y que no necesite de cambios o de mejoras.
El primer error, por ejemplo, fue de alguna manera lanzar políticamente el mensaje a
los chilenos que sólo ahorrando el 10% que les obligaba a ahorrar el sector público
para sus cuentas de ahorro personal, accederían a pensiones que todo el mundo considerara
dignas y suficientes, pues bueno, quizá no tenía por qué ser así, quizá el sector
público no debería haber vendido que sólo con el 10% o con ese ahorro mínimo obligatorio
se podía acceder a pensiones adecuadas, quizá debería haber simplemente dejado a la discrecionalidad
de cada chileno que determinará su tasa de ahorro en función de la pensión a la que
espera y desea poder llegar a cobrar en el futuro.
Y en segundo lugar, Chile necesita mucha más competencia entre sus fondos privados de pensiones.
Quizá por un asunto esencialmente paternalista, el estado chileno ha restringido el número
y el tipo de fondos en los que los chilenos pueden acumular su ahorro, como diciéndoles,
los fondos son buenos, estos fondos tienen una marca de garantía del estado, podéis
confiar en ellos y por tanto ese 10% de ahorro mensual obligatorio, tenéis que destinarlo
también obligatoriamente a alguno de estos fondos que cuentan con mi aprobación.
Problema de esto, que este espíritu paternalista del estado ha terminado generando un oligopolio
entre los fondos privados de pensiones chilenos, porque el chileno no puede no ahorrar y no
invertir en esos fondos sino destinar esa porción de su salario mensual a otro tipo
de inversiones y eso concede un poder de negociación alto porque el estado obliga a que así sea
a esos fondos privilegiados con la aprobación estatal.
¿Por qué no abrir mucho más el sistema a la competencia? ¿Por qué no permitir que
cada chileno se responsabilice no sólo de cuánto ahorra cada mes sino de dónde invierte
el ahorro que ahorra cada mes?
En definitiva, amigos chilenos, no os dejéis engañar por cantos de sirena, en tema de
pensiones no copiéis a España.
Un saludo a todos y hasta la próxima.