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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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¿Y si el resultado de las elecciones generales del pasado 23 de julio nos condujera a la
ingobernabilidad de España? ¿Al bloqueo político? ¿Acaso se trataría de una mala
noticia para la economía española? ¿O más bien de todo lo contrario? Veámoslo.
Ahora mismo, y tras el resultado de las elecciones del pasado 23 de julio, un escenario bastante
factible para España es que nos encaminemos a un bloqueo político. Que o bien Pedro Sánchez no
logre ser investido presidente del gobierno porque Junts vota que no en la investidura y,
por tanto, nos vemos abocados a unas nuevas elecciones generales de las que no tendría
por qué salir nuevamente un claro vencedor que pueda gobernar con autonomía. O bien porque,
aunque Pedro Sánchez salga investido presidente del gobierno, la gobernabilidad de España durante
la siguiente legislatura dependería de una multiplicidad de apoyos parlamentarios que
no siempre tendrían por qué alinearse para que el gobierno consiga impulsar su agenda normativa.
Es decir, que haya o no haya repetición de elecciones, el escenario del bloqueo político
de la ingobernabilidad del país es un escenario bastante verosímil.
Pero ¿hasta qué punto deberíamos preocuparnos, al menos desde una perspectiva estrictamente
económica, de que España se encamine hacia un bloqueo político, de que España devenga
ingobernable? Pues para responder a esta pregunta podemos recurrir a una experiencia relativamente
reciente. En los años 2015 y 2016 hubo que repetir en dos ocasiones las elecciones generales en
España y nuestro país estuvo diez meses, prácticamente un año, con gobierno en funciones,
es decir, con un gobierno que no podía promover ninguna agenda normativa. ¿Y qué ocurrió en la
economía española durante esos diez meses de bloqueo político, de suspensión de la actividad
política en nuestro país? ¿Se estancó la economía española o incluso se hundió o se desmoronó nuestra
actividad productiva? No, al contrario, la renta per cápita de los españoles se incrementó 1,6
puntos más de lo que sería esperable que se hubiese incrementado en caso de haber mantenido
las inercias anteriores con gobierno. En este artículo de Daniel Albalate, Germáven y Ferran
Mazaire-Font se intenta simular cómo habría evolucionado la renta per cápita de los españoles
en caso de que en 2015 y 2016 no hubiésemos tenido un gobierno en funciones y se contrasta
esa simulación con lo que ocurrió realmente con la renta per cápita de los españoles bajo un
gobierno en funciones. Y el resultado es que la renta per cápita de los españoles, como ya he
dicho, fue en 2016 1,8 puntos superior de lo que alternativamente habría sido con un gobierno
plenipotenciario, no un gobierno en funciones. Por tanto, lo que está claro con estos datos es
que la ingobernabilidad, el bloqueo político, no tiene por qué ser necesariamente negativo desde
un punto de vista económico. Cuidado, no, estoy diciendo que sea necesariamente positivo. Digo
que no tiene por qué ser necesariamente negativo. Pero ¿por qué el bloqueo político puede llegar a
ser positivo para la economía de un país? ¿Qué causas puede haber detrás de que España creciera
en 2015 y 2016 más de lo que habría crecido con un gobierno no en funciones? Pues se me ocurren
al menos tres razones por las que esto puede ser así. En primer lugar, porque normalmente no
perdemos nada. Si en términos generales los gobiernos tuvieran agendas reformistas de cariz
liberalizador, agendas reformistas que quisieran ampliar las libertades económicas, entonces que
un gobierno tuviese las manos atadas y no pudiese incrementar las libertades económicas sí tendría
un coste de oportunidad muy serio. Durante el tiempo que tenemos un gobierno en funciones,
durante el tiempo en el que hay un bloqueo político, no se incrementan nuestras libertades
económicas y, por tanto, no podemos generar tanta riqueza como habríamos generado con mayores
libertades económicas. Pero como esto no suele ser así, como los gobiernos en general no tienen
agendas reformistas de cariz liberalizador, que un gobierno no pueda gobernar, no tiene la
contrapartida de que no veremos ampliadas nuestras libertades. Aun cuando el gobierno pueda gobernar,
no veremos ampliadas nuestras libertades. En segundo lugar y relacionado con lo anterior,
porque no solo se trata de que las agendas reformistas de la mayoría de gobiernos no sean
agendas reformistas liberalizadoras, sino que más bien ocurre lo contrario. Las agendas
contrarreformistas de la mayoría de gobiernos suelen ser agendas liberticidas, agendas que
pretenden recortar nuestras libertades económicas. Y, por tanto, si un gobierno está en funciones y
no puede promover su agenda normativa liberticida, lo que nos ahorramos durante esos meses de bloqueo
político es que se aprueben muchas malas normas que perjudiquen a la economía. Por tanto, y desde
un punto de vista normativo, con el bloqueo político no perdemos nada, porque no dejamos
de aprobar buenas leyes que igualmente no se habrían aprobado y, en cambio, si ganamos algo,
dejamos de aprobar malas leyes que sí se habrían aprobado. De hecho, una de las normas que deja
de poder aprobarse cuando el gobierno está en funciones y cuando hay un bloqueo político
en el parlamento son los presupuestos generales del Estado. Y aquí encontramos la tercera de
las causas por las que un bloqueo político puede ser económicamente beneficioso. Los
presupuestos generales del Estado transfieren recursos públicos a determinados colectivos
sociales. Si no se pueden aprobar nuevos presupuestos, se tienen que prorrogar los
anteriores, lo que significa que, en primer lugar, no se pueden aprobar nuevas transferencias a nuevos
colectivos sociales. En segundo lugar, tampoco se pueden incrementar cuantitativamente las
transferencias ya aprobadas a determinados colectivos sociales en los presupuestos generales
del Estado que acaban de ser prorrogados. Y, en tercer lugar, hay algunas partidas dentro
de los presupuestos generales del Estado que ni siquiera se pueden renovar una vez se prorrogan
estos. Por ejemplo, si en los presupuestos generales del Estado del año pasado había
una partida específicamente destinada a construir una carretera y esa carretera ya se ha construido,
el dinero consignado para construir esa carretera no se puede destinar a otros usos. Por tanto,
son recursos públicos cuya transferencia se congela. La prórroga de los presupuestos
generales del Estado tendría efectos económicos negativos si los colectivos sociales que reciben
la mayoría de las transferencias públicas contenidas en los presupuestos utilizaran esos
recursos públicos que reciben de manera productiva. Si un colectivo social recibe un recurso público y
con él es capaz de generar más riqueza que aquella que acaba de recibir, el hecho de que no reciba
esos recursos públicos le incapacitaría para generar esa mayor riqueza que podría
generar a través de ellos. Pero si, por el contrario, muchos de esos colectivos sociales
no hacen un uso productivo de los recursos públicos que reciben, sino consumtivo, es decir,
si se limitan a consumir los recursos públicos sin engendrar nueva producción a través de ellos,
pues entonces que se congelen las transferencias de los presupuestos no lastra el crecimiento
económico, sino que más bien lo impulsa. No deja de canalizar recursos hacia aquellos que
generan riqueza, sino que deja de canalizar recursos hacia aquellos que consumen esa riqueza.
Pensemos no solo en colectivos que no producen riqueza, sino que solo consumen riqueza,
como pueda ser el caso de los pensionistas, sino sobre todo en colectivos extractivos e
improductivos que parasitan el presupuesto público. Por ejemplo, grandes empresas que,
a través de su actividad lobística, consiguen transferencias presupuestarias que meramente
suponen un latrocinio para esa gran empresa y no la financiación de una obra pública de carácter
productivo, de una obra pública que eleve la productividad y la capacidad de generación de
riqueza de la sociedad española. Si en términos generales las transferencias de recursos públicos
que aparecen en los presupuestos españoles son de este tipo, transferencias de tipo extractivo
e improductivo, que se prorroguen los presupuestos y no se pueda incrementar ni cuantitativa ni
cualitativamente la magnitud y diversidad de estas transferencias, es desde luego una buena
noticia para el crecimiento económico español. Así que, visto lo visto, ojalá el resultado de
las recientes elecciones generales del pasado 23 de julio nos conduzcan al bloqueo político.
Ojalá no se consiga conformar un gobierno que nos siga desgobernando.