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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Ahora resulta que ni Más Madrid ni Sumar tenían ningún tipo de relación profesional seria con
ese apestado de la política española en que se ha convertido Íñigo Errejón. Veámoslo.
Íñigo Errejón ha sido una de las figuras políticas más importantes de la izquierda
española durante los últimos diez años. Fue una pieza clave y decisiva en la fundación del
primer Podemos, del Podemos que obtuvo su mejor resultado electoral y que estuvo a punto de
convertirse en la primera fuerza política de izquierdas en España, y posteriormente Errejón
también fue el fundador de Más Madrid, en esa famosa traición a Pablo Iglesias junto con Manuela Carmena,
Más Madrid que fue reconvertido o ampliado a Más País, que a su vez se integró en esa coalición
plurinacional de izquierdas que es Sumar, y de la que también Íñigo Errejón fue uno de sus
principales promotores e ideólogos, hasta el punto de que hace menos de un año fue nombrado por esa
coalición de izquierdas y superprogresista portavoz del grupo parlamentario de Sumar en el Congreso. Y de
nuevo, Sumar es uno de los dos partidos que ahora mismo integran el gobierno de coalición de España,
PSOE y Sumar. Por consiguiente, cabe decir que Íñigo Errejón ha estado en la fundación y en el
impulso a todos los proyectos políticos de extrema izquierda que han tenido relevancia y que han tocado
poder en nuestro país. Y claro, cuando Íñigo Errejón proveía para los suyos, es decir, era una figura
política capaz de organizar partidos, movimientos, a través de los cuales repartir poder a todos
aquellos que se le acercaban, a todos aquellos que aceptaban coaligarse con ese proveedor de poder
político que era Íñigo Errejón, en ese momento todo el mundo le reía las gracias o miraba hacia
otro lado. Porque al parecer muchos de los hechos, de los comportamientos por los cuales ahora se está
quemando en la pira pública a Íñigo Errejón, no son comportamientos que se hayan producido o
reproducido durante los últimos meses, sino que son comportamientos reiterados durante años. Y sin
embargo, cuando en el pasado Íñigo Errejón, por utilizar sus propias palabras, se emancipaba del
cuidado, de la empatía o de las necesidades de los otros, es decir, cuando trataba como basura a sus
correligionarios y como juguetes sexuales a las mujeres a las que luego defendía desde marchas
feministas, cuando hacía todo eso en el pasado e Íñigo Errejón era capaz de proveer poder político
a los suyos, entonces los suyos protegían a Íñigo Errejón. Los suyos callaban frente a esos
comportamientos e incluso buscaban taparlos frente al escrutinio de la opinión pública. Y cuidado,
que mientras esos comportamientos no tuvieran nada de verdaderamente delictivo, no voy a ser yo ni
mucho menos el que tire piedras contra Íñigo Errejón y lo quemen la plaza pública por hacer en su vida
privada lo que quisiera hacer con otras personas adultas que consintieran en hacerlo. El problema
es que la extrema izquierda, o al menos una parte de la extrema izquierda, se ha convertido en una nueva
clerecía que pretende no sólo señalizar hipócritamente una falsa virtud, sino que además
quiere condenar a todos los demás ciudadanos que no se ajustan milimétricamente a los cánones de
comportamiento virtuoso que ellos han dogmatizado y que luego pisotean en sus vidas privadas. De ahí
la hipocresía de la que también hablaba, por cierto, ayer Íñigo Errejón. La contradicción
entre la persona y el personaje, entre la apariencia en la vida pública y el comportamiento
real en la vida privada. De ahí la hipocresía. No sólo crear un espejismo ante los demás de lo
que realmente eres, sino sobre todo querer imponerles a los demás que vivan como el personaje
impostado que has creado. Por eso, si sus compañeros de partido quieren quemar ahora en la pira pública
a Íñigo Errejón por hacer algo que ya venía haciendo desde hace años, en coherencia deberían
haberlo quemado en la pira pública hace años cuando tuvieron conocimiento de todos esos comportamientos
que hoy dicen reprobar. Pero en su momento no lo quemaron en ninguna pira pública. Lo
que hicieron fue encubrirlo y taparlo porque en esos momentos Íñigo Errejón era un proveedor
de poder político y, por tanto, a ellos les convenía llevarse bien con Íñigo Errejón para
que les recompensara con ese poder político. Canseaban y que priorizaban a ser coherentes
con los valores morales que decían predicar y, por tanto, denunciar ante la opinión pública
esos comportamientos, a su juicio, moralmente reprobables de Íñigo Errejón. Ahora bien,
lo capcioso ya no es sólo que no actuaran cuando debieron actuar. Es decir, que sólo hayan comenzado
a exhibir una tolerancia cero, con lo que ellos llaman machismo, una vez estos escándalos hayan llegado
a la opinión pública y, por tanto, ya no les quedará otro remedio que posicionarse al respecto. No,
lo capcioso ya no es sólo eso, sino que ahora, en retrospectiva, intentan sobrecompensar lo que no
hicieron y desde sus parámetros morales deberían haber hecho en el pasado. Y es que en estos momentos
Más Madrid, el partido que fundó Íñigo Errejón, y Sumar, la coalición de partidos que ayudó a impulsar
Íñigo Errejón, no sólo están convirtiendo a Errejón en un apestado político, sino que incluso
pretenden reescribir su propia historia para desvincularse al completo de Íñigo Errejón. Nos están
diciendo, tanto Más Madrid como Sumar, que Íñigo Errejón no militaba en ninguna de estas dos
formaciones. Sumar y Más Madrid niegan que Errejón fuera militante de ninguno de los dos partidos.
Tanto Sumar como Más Madrid han negado que el dimitido Íñigo Errejón fuera en este momento
militante de ninguna de las dos formaciones, pese a que fue fundador de Más Madrid en 2019,
junto a la exalcaldesa de la capital, Manuela Carmena, o que hasta este jueves fuera portavoz
de Sumar y miembro de su ejecutiva. Así lo han asegurado AF, fuentes de ambas formaciones,
después de que Errejón dimitiera este jueves de todos sus cargos políticos en medio de acusaciones
de violencia machista por las que la propia dirección de Sumar abrió ya un proceso interno. Hasta su
renuncia, Errejón formaba parte de la ejecutiva del partido Movimiento Sumar y además era diputado y
portavoz del Grupo Parlamentario Plurinacional de Sumar, en el que están integradas también las
formaciones Izquierda Unida, Compromís, Los Comunes, Más Madrid, la Junta Aragonesista y
Mésper Mallorca. Sin embargo, fuentes de Sumar aseguran a EFE que Errejón no estaba afiliado
ni militaba en este partido. Por su parte, fuentes de Más Madrid señalan a EFE que Errejón rompió todo
tipo de vinculación política con este partido en el momento en que integró la lista del Grupo Sumar
para las elecciones generales de julio de 2023. Hasta entonces, según estas mismas fuentes,
Errejón donaba dinero a Más Madrid, formación en la que se presentó como diputado a la Asamblea
de Madrid en 2019 y tuvo asesores de este partido incluso en la etapa en la que ejerció como diputado
de Más País en el Congreso en la anterior legislatura. Más allá de sus vinculaciones con Sumar,
Más Madrid y Más País, Errejón ha tenido también en su carrera política un papel muy significativo en
Podemos, partido del que fue uno de sus fundadores y que dejó en 2019 tras sus fuertes discrepancias
con Pablo Iglesias, entonces líder de la formación morada. Vamos, que ahora nadie sabe nada de Íñigo
Errejón. Ha sido alguien decisivo en Podemos, en Más Madrid y en Sumar y prácticamente los tres
partidos nos dicen que ese del núcleo irradiador pasaba por ahí y no tiene nada que ver con ellos.
Ahora nadie conoce ni ha conocido a Íñigo Errejón porque Íñigo Errejón ha dejado de ser un activo
político, alguien que podía dar, repartir poder político, cargos públicos, cargos dentro del
partido y ha pasado a convertirse en un elemento tóxico que aleja a quienes lo rodean, lo conocen y
se relacionan con él del poder político. Y como todos los que lo rodeaban sólo buscaban poder
político, se acercaban a él cuando lo daba y lo abandonan como a un leproso cuando se convierte en
un obstáculo para su poder político. Y por tanto, todas las relaciones humanas que tejen alrededor
de la política son relaciones de usar y tirar, relaciones instrumentales para alcanzar su objetivo,
que no es otro, repito, que el poder. Es eso que ya he recordado que decía Íñigo Errejón,
que desde la política te emancipas de la empatía, de las necesidades o de los cuidados de los demás.
Es decir, que tratas a las personas como objetos en lugar de como sujetos. Que en realidad,
y por mucho que articule ese mensaje a la izquierda, no buscas crear comunidad con los tuyos. Lo que
buscas es utilizar a los que te rodean, aunque sea utilizarlos como escalón, es decir, para pisarles
la cabeza y escalar, utilizar a los que te rodean para alcanzar el poder. Y ahora Errejón está
experimentando en sus carnes lo que él mismo reconoce que les hizo a las carnes de los demás. En cuanto
sus compañeros de partido, que no amigos, han dejado de considerar útil a Íñigo Errejón para
alcanzar el poder político, lo que han hecho ha sido enterrarlo vivo sin ningún tipo de piedad.