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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Qué propone el Partido Popular de Alberto Núñez Ceijó y de Dolors Monserrat para las
próximas elecciones europeas de este domingo 9 de junio? Pues absolutamente nada. Veámoslo.
Es verdad que los programas electorales de los partidos políticos sirven para poco y cada vez
para menos. En general suelen ser una colección de promesas o imposibles o que serán incumplidas
en el futuro, pero a través de la cual se pretende embaucar a los ciudadanos antes de
unas elecciones. Sin embargo, eso tampoco es algo extraordinario de los programas electorales.
Esa misma es la esencia de la política, engañar al ciudadano para que le obedezca. Y por ello,
siendo los programas electorales bastante inútiles, al menos sirven para ubicar ideológicamente a un
partido político. Aún prometiendo lo imposible o lo que va a incumplir, al menos a través de un
programa electoral podemos intuir cuáles son las líneas maestras del discurso ideológico que va
a tratar de desplegar desde las instituciones políticas. Y en este sentido, si le echamos un
vistazo al programa del Partido Popular para las próximas elecciones europeas, solo cabe decir que
es una auténtica vergüenza y una burla frontal contra el ciudadano. De entrada, constatemos que
ni siquiera se trata de un programa electoral. Es en realidad un manifiesto para las elecciones
europeas de 2024. Y cuidado, no es que me haya equivocado, no es que el Partido Popular tenga un
manifiesto, una especie de programa resumido, y luego el programa electoral general, donde sí se
especificen las promesas o las líneas de actuación política que quiere impulsar desde el Parlamento
Europeo. No, no. Esto último no existe. Lo único que ha publicado el PP para persuadir documentalmente
a los españoles de que le voten es este manifiesto que reemplaza a lo que anteriormente serían los
programas electorales. El manifiesto tiene seis páginas de texto. Es un PDF de ocho páginas. Si
quitas la portada y la contraportada, te quedan seis páginas. Y bueno, si fueran seis páginas que
contuvieran un listado de medidas telegráficas, haremos esto, haremos aquello, haremos lo otro,
haremos lo de más allá, pues podrían llegar a contener muchas medidas. Es verdad que sin
desarrollarlas, pero al menos, telegráficamente, dispondríamos de una batería de propuestas que
pretende desarrollar el PP desde el Parlamento Europeo. Pero no, tampoco. Son seis páginas de
contenido vacuo e indefinido que lo mismo valen para un roto que para un descosido. Por echarle
un vistazo superficial. Aunque no cabe darle otro vistazo, porque es la superficialidad hecha
texto. La primera página empieza con Europa es un proyecto de libertad. Sobre la base de un
patrimonio cultural común, los europeos hemos fundado un modo de vida europeo único, donde
el Estado de Derecho, la igualdad, la democracia y, en definitiva, la libertad, son nuestras
señas de identidad. Esto es lo que nos hace especiales a los europeos. Se ve que sólo hay
libertad en Europa. Por lo que nuestro partido trabaja en España y por lo que trabajaremos
en las instituciones europeas la próxima legislatura. Es decir, que van a trabajar desde el Parlamento
Europeo por el Estado de Derecho, la igualdad, la democracia y la libertad. ¿Y eso en qué
se traduce específicamente? Pues no lo sabemos. De hecho, si nos vamos al texto de esta página,
porque en la siguiente página pasamos a otra generalidad, pues nos encontraremos con palabras
igualmente vacías.
Vivimos momentos difíciles. Europa importa más que nunca. Dos guerras se libran en nuestra
vecindad. La fragmentación del mundo en bloques amenaza con acarrear enormes costes
a nuestras empresas, que se han beneficiado en las últimas décadas de rutas comerciales
abiertas y seguras. La curva demográfica del continente describe una tendencia preocupante
que amenaza nuestra comunidad política, nuestro modo de vida y nuestra sociedad de bienestar.
La transición energética y la eclosión de la inteligencia artificial presentan tantas
oportunidades industriales y económicas como desafíos democráticos y sociales. Todo ello
merece una respuesta conjunta, sensata y eficaz que devuelva el optimismo a las clases
medias europeas y la fe en sus instituciones democráticas, sobre todo a los más jóvenes.
Démonos cuenta del enorme popurrí contenido en este primer párrafo. Que si las guerras,
que si el invierno demográfico de Europa, que si el creciente proteccionismo mundial,
que si la transición energética, que si la eclosión de la inteligencia artificial...
¿Pero qué me quieren decir con este párrafo? ¿Que vivimos tiempos inciertos, tiempos de cambio?
Pues sí, como todas las décadas. Y aunque en estos momentos fuera más que en otras décadas
pasadas... Perfecto, pero ¿qué tienen que ver entre sí todos estos problemas? ¿Y usted qué plantea
para solucionarlos, para atajarlos, para enfrentarlos? Pues uno esperaría que al menos se resolviera
esta incógnita en los párrafos siguientes. Pero evidentemente no.
Si Europa importa mucho, también es mucho lo que España puede aportar a Europa. Hace
ya casi cuatro décadas que nuestro país recuperó el papel que le corresponde por historia y
vocación en el concierto europeo. Y en este tiempo, España se hizo cargo de Europa y se
convirtió en un motor de integración. Son muchas las propuestas de los fondos de cohesión
al Erasmus, de la ciudadanía europea a la euroorden, que llevan nuestro sello. Por eso,
ahora, en un contexto de crecimiento de nuevas formas y liberales de democracia que cifran
en el aislamiento la salvación, y cuando los retrocesos en materia de igualdad ante la ley,
estabilidad política y libertad que estamos viviendo en España pueden alejar a los ciudadanos
de unas instituciones que hemos construido juntos, es importante que nuestro país envíe
una señal clara y afinada de europeísmo. Hay que hacerlo combinando el respeto absoluto
por los logros de la integración europea con la consideración hacia los intereses esenciales
de nuestro país a la hora de negociar nuevos avances. Europa tiene por delante cuatro grandes
desafíos a los que debemos hacer frente. El desafío democrático, el desafío social,
el desafío económico y el desafío geoestratégico.
De nuevo, hasta aquí este programa, o más bien manifiesto, no ha dicho absolutamente nada.
Que tenemos cuatro retos. Muy bien. ¿Y qué pretende hacer el Partido Popular para encarar
estos cuatro retos? Pues a ver si en las siguientes cinco páginas, porque eso es lo que queda de
programa electoral, han consumido una en naderías, a ver si en las siguientes cinco páginas nos enteramos
de algo. Primero, el desafío democrático. No existe democracia sin Estado de Derecho. La
igualdad ante la ley no es un lujo teórico del que quepa prescindir. Es la garantía de la
convivencia y la clave de nuestro bienestar colectivo. En todos los países, la decadencia
económica tiene su prólogo en el menoscabo de sus instituciones y el desprecio hacia las
resoluciones de los tribunales. Por ello, el Partido Popular peleará en el Parlamento
Europeo para restablecer la igualdad entre los españoles. Los ataques a la nación constitucional
española, consentidos cuando no alentados por el gobierno de Pedro Sánchez, son un problema
europeo además de nacional. Para que la separación de poderes vuelva a imperar entre nosotros
y las instituciones recuperen su neutralidad, es necesario un Partido Popular fuerte en la
Eurocámara, que defienda que la justicia es independiente, que las instituciones no son
patrimonio de ningún partido y que España no puede gobernarse desde Suiza o Waterloo.
Al parecer, tenemos un desafío democrático muy grande, muy preocupante, muy inquietante,
que amenaza con socavar las bases de nuestra convivencia, pero al PP lo único que se le
ocurre proponer para enfrentar, para solventar ese desafío democrático, es que tiene que tener
más poder en el Parlamento Europeo. Que se necesita un Partido Popular fuerte. Vale, fuerte, pero ¿para
hacer qué? Para defender la democracia. Vale, pero ¿para defenderla cómo? Defendiéndola. Porque no se
dice otra cosa en este texto. Vótame porque yo salvaré la democracia y la salvaré simplemente
recibiendo tu voto. Vamos a ver si con el desafío social tenemos más suerte y rascamos algunas propuestas
concretas. Desafío social. Todos los países europeos tienen en común las preocupaciones por
el bienestar de sus poblaciones. En el corazón del proyecto europeo siempre estará la economía
social de mercado y el desarrollo de sistemas públicos de protección para garantizar un orden
económico, social, político y cultural cohesionado. El modelo social europeo está acorralado por el reto
demográfico, particularmente acuciante en España. Las proyecciones indican que España empezará a perder
población a partir de 2050. Aunque debemos celebrar que los europeos vivamos más años,
no cabe obviar los efectos que el descenso de la natalidad y la pérdida de jóvenes tienen en el
dinamismo económico y los sistemas de bienestar. Europa, viejo continente, no puede resignarse a ser
un continente viejo. El Partido Popular presentará una batería de medidas destinada, por un lado, a
facilitar la vida de las familias, que contribuyen con su esfuerzo a asegurar nuestro futuro. Y, por otro
lado, a favorecer a los jóvenes europeos, cuyo derecho a construir una vida próspera ha sido
con frecuencia desatendido e ignorado. Nuestro partido se compromete igualmente a potenciar los
servicios sanitarios, mejorar las políticas educativas, facilitar el acceso a la vivienda
y combatir la discriminación en toda la Unión Europea. Aquí nos dice que van a presentar una
batería de medidas para favorecer, facilitar la vida a las familias y a los más jóvenes. Bien,
pues presenten esa batería de medidas. El momento para que las conozcamos y las evaluemos y decidamos
si votar por ellas o no votar por ellas es ahora, no después de entregarles el voto. Si ya tienen tan
claras las medidas que van a proponer para solventar este desafío social tan importante, ¿por qué no las
comparten con todos nosotros para que las podamos enjuiciar? ¿Por qué simplemente anuncian que las
van a presentar pero sin comunicar expresamente cuáles son? ¿O qué significa eso de potenciar los
servicios sanitarios, mejorar la calidad educativa o facilitar el acceso a la vivienda? Que como medidas
genéricas y abstractas, sin contenido alguno, pueden sonar muy bien. Pero explíquenos cómo piensa hacer
usted todo esto. Porque almuerzos gratuitos no existen y si adoptan determinadas medidas en esta
dirección, que pueden estar muy bien, eso va a tener costes en otras coordenadas. Y como mínimo tenemos
que conocer cuáles van a ser los costes de las medidas que usted pretende aplicar. Si, por ejemplo,
propusiera facilitar el acceso a la vivienda triplicando el IVA, entiendo que mucha gente no
les votaría. Porque aunque facilitar el acceso a la vivienda suene bien, triplicar el IVA está muy mal.
Con lo cual, si no nos explican cómo pretenden alcanzar esos objetivos que en abstracto suenan
también, en el fondo no están diciendo nada. Que es lo mismo que han hecho hasta ahora, veremos si
cambian a partir de aquí, a lo largo de todo este documento, o manifiesto, o panfletillo.
Sigamos con el desafío económico. Recordemos que se nos suele decir que el Partido Popular es un
partido muy serio en materia económica, que tiene detrás un equipo económico muy solvente y muy
preparado. Veamos si esa preparación, esa solvencia, ese conocimiento, esa tecnificación se materializa en
propuestas para hacer frente al desafío económico algo más específicas. Una economía pujante es el
presupuesto de un bienestar sólido. Las cifras no permiten la complacencia. Si el peso económico de
la Unión Europea era en 1993 todavía del 20% del PIB global, en 2023 ha caído a un 13,3%. Los
salarios en Europa son hoy casi un 30% más bajos que en Estados Unidos. La brecha de competitividad
también aumenta. No cabe otra conclusión. Europa necesita reformas sólidas porque se está quedando
atrás. Debemos encontrar un modelo de crecimiento que no se limite a generar y exportar regulaciones.
Para ello debemos apoyarnos en el mayor logro de la integración europea, el mercado común. Una fuente
de riqueza que debe ser puesta al día con miras a poder competir en el nuevo mapa geopolítico.
También debemos ser capaces de proteger la inversión productiva, de fomentar la creación
de empresas y de hacer política industrial en condiciones de igualdad, con reglas justas y
claras para todos los Estados miembros. ¿Exactamente qué acaba de proponer en materia económica el
Partido Popular? Porque después de leer todo esto no me queda en absoluto claro. Dice que Europa se está
quedando atrás frente a otras potencias económicas globales. Eso es cierto, nos estamos quedando
relativamente atrás y que, en consecuencia, Europa necesita de reformas muy profundas. De acuerdo,
muy bien. Pero ¿cuáles son esas reformas que necesita Europa? Porque muy probablemente este
diagnóstico lo compartan también Podemos o Sumar o, por supuesto, también Vox. Y las propuestas que
articularán cada uno de ellos serán radicalmente distintas. Entonces, ¿cuáles son las propuestas
económicas serias, solventes, viables, realistas, con fundamento, que plantea el Partido Popular para
reformar la Unión Europea? Porque en el texto nos dice que debemos encontrar un modelo de crecimiento
que no se limite a generar y exportar regulaciones. ¿Debemos encontrarlo? Si debemos encontrarlo es porque
supongo que el Partido Popular todavía no lo ha encontrado. Todavía no tiene en la cabeza qué
marco institucional proponen lo económico para la Unión Europea. Y si ello es así, ¿qué hace
presentándose a las elecciones? ¿Exactamente qué está propugnando hacer desde sus escaños en el
Parlamento Europeo? ¿Se está comprometiendo que una vez sus eurodiputados estén en el mullido sillón
del Parlamento Europeo? ¿Entonces comenzarán a pensar las propuestas que aplicarán desde el Parlamento
Europeo? ¿No sería preferible que ese trabajo se hubiese hecho antes y que, por tanto, los
ciudadanos pudieran abrazar o rechazar las propuestas concretas del Partido Popular? Claro que para
plantear propuestas previamente has de tenerlas y, de momento, no hemos escuchado una sola. A ver si con
el último de los grandes desafíos que diagnostica el Partido Popular Español para Europa tenemos algo
más de suerte. El desafío geoestratégico. El desafío geoestratégico. El mundo camina hacia su
fragmentación en bloques geopolíticos. Un escenario involucionista en el que Europa,
continente que ha hecho del intercambio comercial una clave de prosperidad compartida y que no puede
autoabastecerse de muchas materias primas, no tiene nada que ganar. La labor exterior de la Unión
Europea debe dirigirse a apuntalar un orden internacional basado en reglas y a evitar
que se deshagan los logros comerciales de la globalización. De manera especial, Europa debe
hacer oír su voz en las dos guerras que se libran en su vecindad, recordando lo frágil que es la paz
cuando no se asienta en acuerdos sólidos, en instituciones democráticas y en el reconocimiento
del derecho a existir de los Estados con unas fronteras seguras. La Unión Europea debe ampliarse al
ritmo que la negociación disponga al este y fortalecer su presencia en el norte de África.
Debe robustecer su alianza con ese socio indispensable que es Estados Unidos y liderar
por España estrechar lazos con Iberoamérica. Debe ser capaz de competir, negociar y acordar
asuntos de la agenda global con China. Debe, de manera prioritaria, invertir más en seguridad y en
defensa. Bueno, aquí la verdad es que dice poco, pero sí dice algo más. Dice que está a favor de ampliar
la Unión Europea hacia el este, de mantener o potenciar la actual relación de vasallaje,
básicamente, que existe entre Estados Unidos y la Unión Europea, que defiende la globalización y la
apertura comercial y no las guerras comerciales. Aunque luego von der Leyen, la candidata del Partido
Popular a presidir la Comisión Europea, es la primera que quiere iniciar una guerra comercial
contra China, que han de tener precisamente una actitud pactista con China y que hay que
aumentar, no sabemos en cuánto, el gasto en seguridad y en defensa. Es verdad que hay algunos
objetivos, algunos ejes que están algo más claros, pero el problema sigue siendo el mismo que en páginas
anteriores. Que a la hora de implementar todo esto no sabemos muy bien qué significa. Globalización sí,
guerra comercial no, pero luego el Partido Popular Europeo inicia una guerra comercial. Actitud pactista
con China, pero le inicias una guerra comercial. Ampliar la Unión Europea hacia el este, pero hasta
qué países y con qué límite. Reforzar la presencia en el norte de África, cómo, eso qué implica, qué
significa, y gastar más en seguridad y en defensa, cuánto y para qué. Todo el documento, por tanto,
tiene exactamente el mismo problema. Que esto no es un programa electoral. Esto es un chiste. Una mera
declaración genérica de intenciones, y tampoco es que las intenciones queden demasiado claras, pero sin
ninguna medida, sin ningún medio, sin ninguna propuesta específica. Y digo que es un chiste porque
más allá de que sea una broma de mal gusto, es decir, que un partido político como este pida el voto a los
ciudadanos, sin decirles para qué quiere ese voto, además, es que ellos son muy conscientes de que se
están riendo, literalmente, del ciudadano y de sus votantes. Porque, oye, tú podrías presentar
avergonzado este documento. No tengo ningún programa electoral específico, he presentado estas elecciones
como un plebiscito antisanchista, y por tanto, me da igual el contenido de las propuestas con las que
concurro a estas elecciones. Es simplemente un sí o un no a la gestión de Sánchez. Y además, y por si
fuera poco, el PP de España se integrará en el PP europeo y hará exactamente lo que le marque el PP
europeo. Por tanto, da igual, en el fondo, presentar un programa o no presentarlo, porque estas elecciones no van
de esto para el PP, y aunque fueran de esto para el PP, tampoco podría hacer nada en el Parlamento
Europeo. Esa podría ser una forma de intentar racionalizar para sus adentros el despropósito
que han armado y que han presentado en este manifiesto que sustituye a su programa electoral.
Pero es que no. Se recochinean del lector y del ciudadano. ¿Y cómo sabemos que se recochinean del
lector y del ciudadano? Pues basta con acudir a la última página de este documento. La Europa de las
pequeñas cosas. Más importante aún que identificar los desafíos a los que nos enfrentamos, tan complejos
e intrincados, es ser capaces de abordarlos del modo correcto. Y somos muy conscientes de que para hacerlo
no hacen falta grandes fórmulas o proyectos colosales. Estos suelen estar desapegados de la realidad y, en
consecuencia, casi siempre fracasan. Lo que Europa necesita es exactamente lo contrario. Medidas concretas...
Repito, releo. Medidas concretas que mejoren la vida de todos, que tengan un verdadero impacto en la realidad.
Por eso proponemos una Europa al servicio de los europeos. O lo que es lo mismo, una Europa de las pequeñas cosas.
Es decir, que después de no haber planteado una sola medida concreta sobre absolutamente nada,
este documento, este manifiesto, esta impostura de programa electoral, concluye diciéndonos que los
ciudadanos, los votantes del PP, lo que necesitan son medidas concretas que solucionen desde Europa sus
problemas. Pero quizá de lo que deberían empezar a darse cuenta muchos ciudadanos españoles es que el Partido
Popular, no sólo el Partido Popular, pero también el Partido Popular, es precisamente uno de sus problemas.