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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Bueno, pues muchas gracias a la Fundación Cajasol por la invitación y por supuesto
muchas gracias a todos los asistentes por haberse tomado la molestia de venir hasta
aquí a escuchar algunas reflexiones sobre la importancia del ahorro en el corto y en
el largo plazo, tanto para la persona como para las sociedades, tanto para la microeconomía
como para la macroeconomía. Lo primero es ¿qué es ahorrar? Bueno, básicamente
ahorrar es posponer la satisfacción de nuestras necesidades, retrasar el cumplimiento de
nuestros fines al futuro, no focalizarnos en el ultracorto plazo, sino aprender a
mirar al largo plazo y preparar ese largo plazo. Los seres humanos estamos sesgados
a no ahorrar, estamos sesgados a preocuparnos sobre todo por lo que tenemos más cerca.
Estos los economistas lo llamamos preferencia temporal, preferimos satisfacer nuestras necesidades
más cercanas a las más alejadas. Probablemente desde un punto de vista evolutivo, pues aquellas
personas que en un entorno de violencia, en un entorno de lucha de trozos contra todos
se preocuparan mucho más por el largo plazo que por la supervivencia del corto plazo,
pues se extinguieron y no transmitieron los genes. Por tanto, tenemos un sesgo hacia
el corto plazo. De hecho, algunos hablan de que tenemos un sesgo desmesurado por el corto
plazo. Algunos economistas hablan de descuento hiperbólico. ¿Por qué? Porque descontamos
muchísimo la satisfacción futura de nuestras necesidades. El futuro muy lejano prácticamente
no nos importa nada y nos concentramos en el presente más inmediato. Esto es un problema,
es un problema porque cuando llegue ese futuro en su momento será presente y en ese momento
nos importará mucho y si no nos hemos preparado para satisfacer nuestras necesidades en ese
momento futuro, pues habremos cometido un error bastante serio del que nos arrepentiremos
en retrospectiva. Pero si ya el ser humano está sesgado a no preocuparse demasiado
por el futuro y a concentrarse en el presente, además el esquema institucional del que por
desgracia nos hemos dotado, pues no parece que tienda a contribuir a incentivar ese ahorro
a largo plazo. Todo lo contrario, el entramado institucional en el que estamos sumergidos
desde hace décadas, la socialdemocracia reinante y dominante, si algo hace es desincentivar
el ahorro. Desincentivarlo como, a través del sistema impositivo, el sistema impositivo
por un lado impide que grandes capas de la población lleguen a fin de mes y puedan
ahorrar. Muchas veces nos plantea como hablas de ahorro, cuando el grueso de la población
no puede ahorrar. Bueno, es que en gran medida el grueso de la población no puede ahorrar
porque el estado voraz se le queda con el 50% de lo que genera. Por tanto, si el 50%
de lo que genera una persona va a parar a las arcas del estado, el único que tiene capacidad
para ahorrar es el estado y ni siquiera el estado, como sabéis, ahorra. Por tanto, el
grueso de la población tiene dificultades serias normal para ahorrar.
Pero, además, imagíremonos aquellos que sí consiguen ahorrar. El sistema impositivo
también pibota, afortunadamente en Andalucía, con las últimas noticias un poco menos,
pero también pibota sobre los impuestos sobre la propiedad. Y, por tanto, si al transmitir,
por ejemplo, intergeneracionalmente, la riqueza, te sablean absolutamente qué incentivo tienes
para ahorrar para la siguiente generación. Muy pocos o muy escasos. Y, por si fuera poco,
el sistema impositivo, digamos, más directo, aquel que de frente nos arrebatan lo que debería
ser nuestro y lo que no deberían arrebatarnos, tenemos, además, otro virus que, promovido
claramente por los gobernantes de todo tipo, ha estado devorando durante décadas los ahorros
también del grueso de la población, que es ese impuesto oculto llamado inflación.
La inflación, lo que promueve, son comportamientos cortoplacistas. La inflación recompensa a
quien se endeuda, porque si hay inflación, quien se endeuda no devuelve el valor real
de las deudas, le regalan las deudas. Ya su vez, la inflación penaliza, maltrata,
a aquellas personas que ahorran en instrumentos, digamos, conservadores o en instrumentos
que no asumen mucho riesgo, por ejemplo, la renta fija o los depósitos. La inflación
los devora. Por tanto, la inflación, que ha sido la constante en Occidente hasta hace
unos pocos años, si algo ha inoculado es ese virus cortoplacista de no mirar por el
futuro no acumular de manera prudente hacia el futuro, sino el endeudamiento imprudente
para que la inflación nos regale, digamos, las sumas de deuda.
Pero no termina aquí el entramado institucional, no solo sustrae recursos de la población,
sino que también crea redes, llamémosle clientelares, que redistribuyen esos recursos
en forma de, llamémosles seguros sociales, que de alguna manera lo que hacen es decirle
o trasladarle a la población el mensaje de no hace falta que ahorrais porque aquí está
papá estado para solventaros todos los problemas que tenéis. Por tanto, si está papá estado
detrás solventando todos los problemas que supuestamente va a tener la población y que
va a ser capaz, supuestamente digo, el estado de solventarlos, la gente se desentiende de
la necesidad de ahorrar por lo que pueda venir, porque lo que pueda venir ya está cubierto
por el gasto público, que evidentemente no ha caído del cielo, sino que procede el dinero
que previamente se le ha arrebatado a esa misma población.
Al final, por tanto, caemos en las redes del estado de adivoso, el estado dependemos de
él, porque primero no se ha operizado bien puestos y luego, evidentemente, como no hemos
ahorrado porque nos lo ha quitado todo o porque nos ha quitado los incentivos a ahorrar,
a menos que nos peguemos a él para que nos caiga algo de lo que previamente nos ha quitado,
entonces estamos totalmente desnudos a la intemperie. Por tanto, tenemos un instinto
a no ahorrar y además el entramado institucional tampoco nos ayuda, tampoco nos empuja a ahorrar,
pero eso no significa que el ahorro no sea importante, el ahorro es capital, el ahorro
es fundamental, tanto para las personas como para las sociedades y lo es tanto para el
corto plazo como para el largo plazo. Así que permitidme estructurar esta charla en
cuatro bloques explicando o exponiendo por qué creo que el ahorro es importante, primero,
para la persona en el corto plazo, porque también es importante para la economía en
el corto plazo, porque es importante para la persona en el largo plazo y porque también
es importante para la sociedad, para la economía en el largo plazo.
¿Por qué el ahorro es importante para la persona en el corto plazo? Bueno, esto puede
ser un poco contraintuitivo porque al final los beneficios del ahorro sobre todo vienen
en el largo plazo, ahorramos para el futuro. Por tanto, en el corto plazo, ¿qué beneficios
nos puede proporcionar el ahorro? Bueno, un sociólogo estadounidense, años 70, llamado
Edvard Bamfield, tiene un libro muy interesante que se llama La ciudad sin cielo y básicamente
lo que Bamfield argumenta en este libro, en concreto en el capítulo 3 del libro, es
que las personas se pueden clasificar, tienen una teoría de las clases sociales que no
tiene nada que ver con el marxismo, sino que es una teoría de clases sociales propias,
dice que las personas se pueden clasificar en función de su horizonte temporal. Hay personas
muy, muy, muy corto placistas que básicamente viven para el día y no se plantean que van
a hacer al día siguiente, tratan de sobrevivir la jornada, pero no hacen planes ni siquiera
para un día. Hay personas más medio-placistas que sí se plantean, bueno, si me compro una
casa, como la voy a poder pagar, de dónde va a venir los ingresos para poder atender
la deuda. Y luego hay otras personas muy, muy, muy largo-placistas que ni siquiera miran
solo para sí mismos dentro de 30 o 40 años, sino también para las generaciones subsiguientes.
Un ejemplo extremo, quizá, de esta persona ultra-largo-placista puede ser Warren Buffett.
Sabéis que Warren Buffett es, según la cotidación de la bolsa, la segunda, la tercera, la cuarta
persona más rica del planeta y básicamente sigue viviendo en la misma casa que se compró
en los años 50 y sigue conduciendo el coche que tiene desde hace 20 años. ¿Por qué?
Pues porque es tan previsor y tan ahorradora e inversor que intenta escatimar al máximo
el gasto presente, aunque evidentemente Warren Buffett ya tiene más de 80 años y desde
luego no parece que el ahorro que vaya a acumular hoy lo vaya a disfrutar en el muy
largo plazo. Por tanto, Buffett está pensando simplemente en un hábito de ahorrar para
el futuro de ni siquiera personal, ni siquiera de sus propios hijos, sino en general para
el futuro de la población. Entonces, Banfield no solo dice que las personas
se pueden agrupar en función de su horizonte temporal, sino que también el éxito de una
persona a lo largo de su vida depende de su horizonte temporal. Las personas muy corto-placistas,
las personas que solo se plantean que hacer en el muy corto plazo, están condenadas
al fracaso en términos sociales y económicos. En cambio, las personas muy largo-placistas
serán personas que tenderán a desarrollar comportamientos que en general los conducirán
hacia el éxito social y económico. Y desde luego, antes nos comentaba, en un entorno
de violencia muy brutal, evidentemente, quien se preocupa por dentro de 20 años y se
olvida de que mañana puede ser devorado o asesinado, pues probablemente tienda a desaparecer,
pero en un entorno pacificado y de cooperación como el que vivimos, a pesar de las intervenciones
gubernamentales, en ese entorno, quien tiene éxito es quien es capaz de estructurar de
una manera más compleja la cooperación. Y es capaz de estructurar de una manera más
compleja la cooperación aquel que puede mirar un poco más allá de mañana, el día siguiente,
la semana que viene, el año siguiente o la década siguiente. Desde esta perspectiva,
quien solo se preocupa por el muy corto plazo, está viendo el futuro como algo que está
por venir, el futuro como por venir. En cambio, quien realmente sabe que él va o puede desempeñar
una influencia sobre el largo plazo y precisamente por eso, integra el largo plazo en sus planes
de acción, no ve el futuro como algo que está por venir, sino el futuro como algo que está
por hacer. Es decir, en lugar de una perspectiva pasiva ante el entorno, se adopta una perspectiva
empresarial frente al entorno, una perspectiva de cambio. El futuro como algo que puede ser
objeto de control si tomo bien las decisiones, no como algo que me viene dado, sino como
algo en lo que yo participo y que puedo, por supuesto, cambiar, cooperando con otros y también
en mi propio beneficio. La visión de Banfield es bastante parecida,
no sé si conocéis el Berseller de ayuda o consejos financieros de Padre Rico o Padre
Pobre, de Robert Kiyosaki, básicamente la tesis es la misma. Para Robert Kiyosaki,
el Padre Pobre es aquel que solo se está preocupando por los ingresos más inmediatos
y por vivir al día si acaso endeudándose. El Padre Rico es aquel que tiene una perspectiva
empresarial que ahorra, que invierte, que trata de vivir de las rentas de su inversión
y que, por supuesto, sabe mirar a largo plazo y no al muy corto plazo.
Como digo, para desarrollar visión de largo plazo, que es, atendiendo la teoría de Banfield
y de Kiyosaki, una de las claves indispensables del éxito, una de las claves indispensables
para poder vivir en entornos sociales complejos donde, por necesidad, no podemos concentrarnos
en efectos que no van a ser visibles en el muy corto plazo, sino donde tenemos que alargar
nuestro horizonte y tratar de controlar o manejar o adaptarnos influyendo sobre él
en el entorno que nos rodea, ese horizonte es fundamental.
Y para desarrollar ese horizonte, una forma de hacerlo es con el hábito del ahorro.
El ahorro nos fuerza a mirar al futuro precisamente porque estamos pensando en el futuro cuando
ahorramos. Y es, ya digo, relevante ese cambio de perspectiva para cambiar nuestros hábitos,
cambiar nuestros comportamientos y cambiar nuestra actitud hacia la sociedad y hacia
la economía. Y en eso, el ahorro en ese cambio de actitud
juega un papel fundamental. Pero el ahorro no solo es importante en
el corto plazo para la persona, sino que también es importante en el corto plazo para la sociedad.
Y en el caso de España, muy notablemente. España, como sabéis, entró en crisis en
el año 2007-2008 y entró precisamente por haber invertido, mal invertido, mucho más
de lo que la sociedad había ahorrado. Es decir, básicamente, por sobreendeudarse para
acometer inversiones del todo ruinosas y burgugísticas.
La deuda familiar en el año 2001 era de 320.000 millones de euros. En el año 2009, es decir,
apenas 8 años después, era de 900.000 millones de euros. Es decir, la deuda de las familias
se había prácticamente triplicado en 8 años. Pero es que, en el caso de las empresas,
la deuda empresarial en el año 2001 era de 400.000 millones de euros y en el año 2009
era de 1,25 billones de euros. Es decir, se había más que triplicado en 8 años.
Ese sobreendeudamiento, que además fue un sobreendeudamiento para mal invertir masivamente,
como he dicho, en activos burgugísticos como ladrillo, muchos ya sabréis, pero vino provocado
o fue inducido, básicamente, por la política de tipos de interés manipuladamente bajos
que comenzó a implementar el Banco Central Europeo y, en general, todos los bancos centrales
de Occidente a partir del año 2002 bajaron los tipos de interés artificialmente, desde
los entornos del 6% hasta el 1%, el 2%, y se incentivó un proceso de sobreendeudamiento
por parte del sector privado. Al final, el tipo de interés es el precio del crédito,
si me bajas el precio del crédito y hay inversiones atractivas a mi alrededor que pueda cometer,
me lanzaré de cabeza a endeudarme para cometer esas inversiones. El problema cuál fue?
Pues el problema fue que esos tipos de interés artificialmente bajos no procedían de un
incremento del ahorro de la población, porque, efectivamente, si el ahorro aumenta, se puede
ofrecer más capital prestable a un precio más bajo. El problema, como digo, fue que
sin haber aumentado el ahorro de la población, los tipos de interés se rebajaron artificialmente
para inducir ese sobreendeudamiento, ya sabéis, con el propósito de estimular la economía,
durante un par de ciclos electorales que se ganan en un par de elecciones los políticos
que estén al frente del Gobierno, aunque luego nos despeñemos todos al abismo. En los últimos
años, afortunadamente, este proceso de sobreendeudamiento en malas inversiones ha empezado
a revertirse y gran parte del éxito de la economía española desde el año 2014 se debe
a este saneamiento fundamental que ha tenido lugar tanto en el sector de las malas inversiones
como en el sector del sobreendeudamiento. Por un lado, España ha cambiado en gran
medida su modelo productivo, de ser un modelo productivo nacido, criado al calor del crédito
barato, un sector productivo basado en la construcción, ya digo, al calor del crédito
barato, y hemos pasado un sector productivo que todavía no ha completado su reforma,
pero que se basa fundamentalmente en la competitividad internacional. Manufacturas y turismo en términos
mucho más competitivos que en cualquier otro momento de nuestra historia. España, prácticamente,
ha recuperado el nivel de PIB privado, porque quizá hayáis leído en las noticias que ha
recuperado el nivel de PIB previo a la crisis, pero ahí se incluye la aportación del sector
público a la economía, que en muchas ocasiones es bastante dudosa cuando no contraproducente.
Por tanto, si medimos estrictamente la generación de riqueza del sector privado, todavía no
hemos recuperado el nivel de PIB de previo a la crisis, pero estamos muy cerca de hacerlo.
Y lo hemos hecho sin volver a sobredimensionar el sector del ladrillo. ¿Por qué? Porque
parte del sector del ladrillo ha sido reemplazado por otros sectores fundamentalmente, como
nos he comentado, manufacturas hacia la exportación y turismo. Además, eso por el lado de la
reestructuración de la economía real, pero además, simultáneamente a este cambio de
modelo productivo, también nos hemos desaparecido de una manera extraordinaria. Desde 2009,
o sea, en los últimos ocho años, fijaos que en ocho años de 2001 a 2009 nos habíamos
sobreendeudado, en los últimos ocho años nos hemos desaparecido extraordinariamente.
El sector familiar, las familias, han amortizado 250.000 millones de euros de deuda y el sector
empresarial en torno a 350.000 millones. Por tanto, estamos hablando de casi 600.000
millones de euros en torno al 55% del producto interior bruto español, que ha sido, ya
digo, amortizado gracias al ahorro del sector privado durante estos últimos ocho años.
Como sabéis, detalles menores, el sector público en ese mismo periodo ha aumentado
el endeudamiento de los españoles en más de 600.000 millones de euros. Hemos dado un
paso adelante, gracias al sector privado, dos pasos hacia atrás, gracias al sector
público, pero no pasa nada. Al menos el sector privado se ha saneado, sino ya estaríamos
en la bancarrota. Y esto de todas formas prueba esa frase tan bonita y tan certera del profesor
Rodríguez Brown, que dice que el sector público habla mucho de austeridad, pero la práctica
poco y el sector privado habla poco de austeridad, pero la práctica mucho. En la evolución
del endeudamiento público y privado desde el año 2009 lo hemos visto con claridad.
Por tanto, gracias al ahorro hemos conseguido cambiar, revertir parte del modelo productivo
de la economía española y hemos conseguido desapalancar parte del sector privado de
la economía española, pero todavía no es suficiente. Por eso, el ahorro sigue siendo
fundamental para completar la salida de la crisis. ¿Y por qué no es suficiente? Por
un lado, porque es evidente que el cambio de modelo productivo no se ha completado,
porque todavía tenemos casi 4 millones de personas que están buscando empleo y algún
tipo de trabajo hay que proporcionarles y para proporcionarles trabajo que hace falta
que se creen más empresas. A la alternativa, indeseable, de que aumente todavía más
la plantilla del sector público, pero idealmente será el sector privado el que cambiando el
modelo productivo proporcionará esos puestos de trabajo. ¿Cómo se crean empresas? Necesitamos
desde luego muchas reformas distintas, pero la materia prima fundamental para crear empresas
es la inversión. ¿Y la inversión de dónde procede? De la ahorro. Por tanto, para crear
más empresas necesitamos más ahorro, más ahorro que vaya a la economía productiva
y por tanto, permita constituir un nuevo entramado empresarial que de empleo a todos aquellos
que lo perdieron durante la burbuja. Y luego tenemos que seguir desapalancándonos.
Pese al extraordinario esfuerzo que ha hecho el sector privado desde el año 2009, a la
hora de reducir su endeudamiento, el porcentaje de deuda de familias y de empresas sobre el
PIB sigue ligeramente por encima de la media europea. Tenemos que seguir desapalancando
deuda y el sector privado lo está haciendo, por cierto, para bajar al menos a la media
europea e, idealmente, por debajo de la media europea, porque no olvidemos que nuestra deuda
pública está por encima de la media europea. Por tanto, hay que compensar a través del
sector privado aquello que el sector público no hace.
Por tanto, en el corto plazo, ¿por qué es importante el ahorro para desarrollar buenos
hábitos largoplacistas y para completar la salida de la crisis?
Perspectiva individual, perspectiva social o macroeconómica.
Pero ¿por qué es fundamental el ahorro en el largo plazo?
Bueno, individualmente podríamos dar muchos motivos o por los cuales el ahorro es importante
en el largo plazo. Pero me voy a centrar en un capítulo que creo que es bastante crucial
y bastante sangrante y es el de las pensiones, el sistema de previsión social. Actualmente
los españoles como media confían en que dos terceras partes de todos sus ingresos en
la jubilación van a proceder de la pensión pública.
¿Qué confían en esto? Porque, básicamente, si miramos lo que sucede hoy es así. Actualmente
la tasa de reemplazo, la tasa de sustitución, que es el porcentaje de pensiones que cobramos
con respecto al último salario, si los últimos salarios son 1.000 euros y cobramos una pensión
de 700, la tasa de sustitución es el 70%. Pues hoy la tasa de sustitución es del 70%
en España. Por tanto, si uno quiere mantener más o menos el mismo nivel de vida que cuando
estaba trabajando, es verdad que aproximadamente dos tercios de esa renta se la está proporcionando
el sector público. Algo que ya debería chirriarnos es que esa expectativa de que dos tercios
de los ingresos de la jubilación van a venir del sector público es 20 puntos superior
a la media europea. Y, como sabéis, Europa no es el paraíso del turbocapitalismo, que
al contrario es el paraíso de la Socialdemocracia y del Estudio de Bienestar. Pues bien, incluso
en el paraíso de la Socialdemocracia y del Estudio de Bienestar, los ciudadanos esperan
que el sector público les va a proporcionar 20 puntos menos de sus ingresos en la jubilación
que en España. Por tanto, esto ya llama un poco la atención. Pero, claro, cuando descendemos
un poquito más, podemos entender por qué no solo debe llamarnos la atención, sino
que debe preocuparnos muy profundamente. Como decía, la tasa de sustitución a día
de hoy es del 70%, por tanto, una persona más o menos con la pensión público y que
hay algún ingreso complementario puede mantener al jubilarse el nivel de vida previo que tenía
cuando estaba trabajando. Problema, la tasa de sustitución no se va a mantener en el 70%
a largo plazo, no porque lo diga yo, que me podéis considerar un ceniz, un catastrofista,
una persona que quiere demostrar la insostenibilidad del sistema público de pensiones, no. No se
va a mantener la tasa de sustitución en el 70% porque los propios gestores del sistema
público de pensiones reconocen que no se va a mantener en el 70%. Entre otras cosas,
porque ya se han aprobado dos reformas de las pensiones cuyos plenos efectos todavía
han sido desplegados a la hora de rebajar las pensiones vigentes y más que se van a rebajar
no en los próximos años, sino en las próximas décadas. Si acudimos a los informes que regularmente
el Gobierno de España, al cargo de la Seguridad Social Española, remite a Bruselas y a Bruselas
se la intenta engañar, pero lo menos posible, en esos informes la tasa de sustitución prevista
para el año 2050, es decir, más o menos la época en la que muchos de vosotros a lo mejor
queréis jubilaros o queréis empezar a pensar en jubilaros, va a ser no del 70% sino del
46%. Es decir, va a haber una rebaja de la tasa de sustitución del 35%. ¿Alguno de
ustedes ha escuchado hablar de ese rejonazo en las pensiones públicas que vienen? No.
¿Por qué? Perdona por la voz, pero ayer estaba totalmente afónico, o sea, que ya
es casi excepcional que pueda estar dando la charla. ¿Por qué no escucháis hablar
de ese rejonazo en las pensiones públicas que vienen? Porque hay una cosa que se llama
el pacto de Toledo, que es más bien el pacto de silencio de Toledo. Es decir, es un pacto
para que no se hable de los problemas que sí vienen, para que no permé a la población
problemas que son muy ciertos, que todos los políticos son conscientes de que están
ahí, pero de los que no nos están hablando. Bueno, ya sabemos que en general las promesas
electorales no se cumplen, no se cumplen las medias, da igual. Pero cuando se está trasladando
un mensaje a la población que cambia, que modifica el comportamiento presente, que
es fundamental para preparar de manera correcta la situación en la que estaremos dentro de
20 o 30 años, desde luego es muy problemático que este mensaje no llegue correctamente a
la población. Como digo, la tasa de sustitución se va a rebajar del 70 al 46%. ¿Por qué? Porque
ahora mismo hay dos trabajadores por pensionista y en el año 2050 habrá un trabajador por
pensionista. Por tanto, a menos que dupliquemos las cotizaciones sociales, las pensiones va
a haber que recortarlas significativamente. En términos relativos, tampoco quiero que
se malinterprete lo que estoy diciendo. Que baje la tasa de sustitución y que va a bajar
no significa que vayamos a cobrar menos pensiones, en términos absolutos. ¿Por qué? Porque
si los salarios aumentan un 46% de una suma mayor puede ser más que un 70% de una suma
menor. Lo que sí va a pasar es que las pensiones se van a desacoplar con los salarios vigentes.
Es decir, que un trabajador cuando acceda a la jubilación no va a poder mantener su
nivel de vida previo a la jubilación. Ese que hoy sí puede mantener con los dos tercios,
más de dos tercios de pensión pública que cobran relación con su salario y algún ingreso
complementario cuando la tasa de sustitución esté en el 46% no va a ser posible. Por
eso es fundamental que haya ahorro individual para preparar ese largo plazo de estándares
de crecientes en la calidad de vida. Insisto, estándares de crecientes en la calidad de
vida en relación con el periodo de vida laboral. No digo, porque además no lo creo, que la
sociedad vaya a vivir peor dentro de 30 años de lo que vive ahora. En general creo que
todos vamos a vivir muchísimo mejor, pero no vamos a ser capaces de mantener el estándar
de vida que teníamos cuando estábamos trabajando, a menos que ahorremos. Y para empezar a ahorrar,
porque hay que empezar a ahorrar desde ya, la población tiene que ser consciente de
que ese problema está ahí. Y si ese problema se remite, se informa a Bruselas, pero no
se le informa a la población, tenemos un problema muy serio. Y si además, cuando algunos de
los pocos cargos públicos responsables que hay al frente del sistema financiero, como
puede ser por ejemplo el gobernador del Banco de España, sale a decir, señores, ahorren,
porque ya veremos cómo va a ir el futuro. Todos se le echan encima diciendo que está
asustando a la población española, cuando lo único que está intentando es que la población
española adquiera parte o dimensione parcialmente el problema al que se va a enfrentar, pues
tanto peor para ello. Por cierto, como digo, se les informa regularmente
a los burocrátas de Bruselas sobre la situación de nuestro sistema de pensiones, pero os acordáis
de una famosa carta que el Gobierno de España había prometido que iba a mandar a todos
los trabajadores para que fueran conscientes de cuál era la pensión que a fecha de hoy
habían devengado en el sistema público de pensiones. Se nos prometió a todos los trabajadores
que íbamos a recibir esa carta para aportar transparencia al sistema y bueno, varios años
después la carta todavía no ha llegado. Si se quería mandar la carta para aportar
transparencia, el que nos haya mandado la carta, ya sabéis para qué es, para erradicar
cualquier transparencia en el sistema. Insisto, es problemático porque aquí va a haber pocos
cambios. La demografía es bastante testaruda. La gente que va a tener que estar trabajando
en el año 2050 o ya ha nacido o no va a estar trabajando en el año 2050, salvo que
algo que tampoco me parecería mal, pero es otro debate, abramos las fronteras a la inmigración
y puedan venir una enorme cantidad de trabajadores a suplir a aquellos que no han nacido. Si eso
no sucede y políticamente creo que no va a suceder, pues no va a haber trabajadores
para sostener el sistema público de pensiones y si no los hay, habrá que bajar la tasa
de sustitución y habrá que bajarla no por catastrofismo, sino porque el propio gobierno
dice que la va a bajar y ya se han aprobado las reformas pertinentes para bajarla conforme
pase el tiempo. Y por último, ¿por qué el ahorro es importante
no solo para el individuo, sino también para la sociedad en el largo plazo? Bueno, al final
yo creo que un objetivo más o menos compartido, un objetivo común es que todos vivamos mejor.
Para que todos vivamos mejor, lo fundamental es que todos tengamos mayores ingresos. Quien
concibe la economía como un juego de sumacero solo piensa que él puede mejorar si otro
empeora y por tanto para que, por ejemplo, los trabajadores cobren más hay que arruinar
a los empresarios o al revés para que los empresarios ganen más hay que machacar a
sueldos bajos a los trabajadores. Desde luego, en un momento dado, la economía
sí puede ser un juego de sumacero, es decir, ahora mismo si tú obtienes más es porque
otro obtiene menos, pero a medio largo plazo la economía no es un juego de sumacero y
hay una forma de conseguir que todos obtengan más. Hay una forma de conseguir que los salarios
crezcan, que los beneficios crezcan y que todos vivamos mejor y esa forma es crecimiento
económico. En contra, por tanto, de quienes quieren
ver un conflicto inerradicable entre capitalistas y trabajadores, capitalistas y trabajadores
cooperan en unidades que se llaman empresas, esas unidades que se llaman empresas son fundamentalmente
asociaciones de cooperación entre trabajadores y capitalistas para qué? Para generar riqueza.
Y por tanto, atacar esas unidades de cooperación no va a conseguir mejorar los estándares
de vida de nadie, va a conseguir destruir los estándares de vida de todos. Lo que hay
que conseguir es que esas unidades de cooperación se vuelvan tanto más eficientes y tanto más
capaces de incrementar su productividad, es decir, de incrementar lo que producen con los
factores productivos que hoy están empleando. ¿Y cómo conseguimos incrementar la productividad
de esas unidades de cooperación entre trabajadores y capitalistas que se llaman empresas? ¿Cómo
conseguimos en definitiva avanzar hacia el crecimiento económico sostenido en el largo
plazo? Bueno, el crecimiento económico se basa en tres pilares básicos, recursos humanos,
recursos no humanos e instituciones. Recursos humanos, fundamental el capital humano, es
decir, la educación, los conocimientos que tiene una persona para crear riqueza en personalidad,
es decir, se empuje a lanzarse, a cooperar, a emprender, a crear nuevas unidades de cooperación
empresarial que promuevan, que impulsen nuevos productos y nuevas formas de hacer las cosas
y luego también capital social. Es decir, la confianza en que el otro no me va a engañar,
en que puedo cooperar contigo, aunque no te conozca de nada, porque sé que en general
dentro de esta sociedad las personas no se timan entre sí, las personas no van a perjudicarse
a salirse de la cooperación a la primera que puedan para perjudicarte. Ese capital social
desde luego no es fácil de conseguir y si alguien tendría que empezar dando ejemplo
de nuevo de que de esa confianza son los políticos y como sabéis en los últimos años, la confianza
hacia la honorabilidad de los políticos no ha mejorado nada en este país por los muchísimos
casos de corrupción que nos han golpeado por todas partes. Por tanto, hace falta una cierta
ejemplariedad de los servidores públicos, pero también hace falta posteriormente que
la sociedad vaya interiorizando las pautas de cooperación y de honestidad básicas que
deberían conformar una sociedad. Esos son los recursos humanos que fomentan el crecimiento,
los recursos no humanos, pues evidentemente materias primas, cuantas más materias primas
tengan una sociedad y sepa aprovecharlas, más rica podrá ser esa sociedad, evidentemente
si tenemos unos gobernantes absolutamente nocivos contra el crecimiento, el que reciban
un stock abundante de materias primas puede contribuir a que arruinen el país, el caso
más flagrante a día de hoy es el de Venezuela, un país bendecido con unas reservas enormes
de petróleo que han sido una maldición para el propio país porque han generado un estado
absolutamente clientelar basado sobre esos recursos naturales. Pero en principio si
el país tiene unas instituciones capaces de aprovechar esos recursos para generar riqueza,
tener recursos es una bendición. Los recursos también, energía barata, se ha comentado,
la energía es fundamental para crear riqueza y por tanto, cuanta más riqueza y más barata
tengamos, tanta más riqueza podemos crear. Tercero, esto de capital, tanto máquinas,
bienes de equipos y lo queréis como infraestructuras, cuantas más máquinas, cuantas más infraestructuras
tenga una sociedad que puedan cooperar con los factores humanos, tanta más riqueza podrá
crear esa sociedad. Y por último, tecnología. La tecnología hay que insertarla en el entramado
productivo. La tecnología son recetas distintas de hacer las cosas, cuantas mejores recetas
tengamos para uniendo unos ingredientes, producir platos mucho mejores o en mucha mayor cantidad,
más productivos, se demos. Y tercer pilar, instituciones. Imperio de la ley, que las
normas se cumplan y que por tanto los términos de la cooperación social estén claros y
sean previsibles y no hayan margen al engaño ni a la violencia, propia privada, respecto
a lo legítimamente adquirido y a la riqueza generada con lo legítimamente adquirido,
libertad contractual, que las partes se puedan asociar y organizar de la mejor manera que
crean y que sepan para hacerlo. Y dinero sano, es decir, que ese mínimo común denominador
en el cual se expresan todas las transacciones no esté continuamente cambiando de valor,
precisamente para ocultar transferencias de renta entre unos sectores y entre otros y
por último un sistema financiero eficiente a la hora de convertir el ahorro de los ciudadanos
en inversiones productivas. Y ahí justamente las cajas de ahorro en un sistema financiero
mucho más liberalizado y mucho más libre sí podrían jugar un papel fundamental.
Estos tres pilares son los que explican fundamentalmente la mejoría de los estándares de vida de
todas las sociedades del planeta. Si una sociedad mejora sus estándares de vida es porque
alguno de estos tres pilares y normalmente los tres están mejorando y están por tanto
canalizando tiempo, esfuerzo y recursos de los ciudadanos a generar mucha más riqueza
para el conjunto de la sociedad. Y como veis el ahorro está muy presente en estos tres
pilares. El ahorro influye casi todos los elementos de estos tres pilares. El ahorro
si bien no es una condición absolutamente suficiente para el crecimiento si es necesaria
porque sin ahorro estos tres pilares no se pueden dar. ¿Por qué no se pueden dar? Bueno,
el capital humano, la educación, ¿sabéis que para que se pueda invertir en formación
en capital humano necesitamos ahorro? Si necesitamos alargar por ejemplo los años de
formación de un trabajador tendremos que haber ahorrado, tendremos que podernos permitir
que ese trabajador esté fuera del sistema productivo durante más años y que en lugar
de estar en el sistema productivo esté formándose para producir más, para generar más valor
en el futuro. Luego la empresarialidad, ¿de qué sirve tener empuje empresarial si no
tienes financiación para emprender el proyecto? Por tanto, la empresarialidad si está presente
y es efectiva necesita contar con un respaldo de financiación que solo puede venir de
el ahorro. Luego el esto de capital, el esto de capital es fruto del ahorro. Creamos infraestructuras,
tenemos bienes de equipo como inmovilizando el ahorro que tenemos. Aquellas sociedades
que ahorran más pueden incrementar la dotación de capital por trabajador, pueden por tanto
incrementar la productividad de los trabajadores y pueden por tanto aumentar los salarios
de los trabajadores sin que las empresas vean mermados sus beneficios. Porque si el valor
ha añadido, generado por una unidad empresarial aumenta, hay margen para aumentar beneficios
y para aumentar salarios. Pero para eso es fundamental que aumenta la productividad,
que aumenta el valor añadido generado internamente en una empresa y para eso hace falta tener
una dotación de capital mucho más abundante. ¿Tecnología? ¿Cómo conseguimos que haya
mejor tecnología? Pues básicamente canalizando financiación hacia proyectos innovadores.
Si un par de jóvenes tiene una idea brillante, alocada quizá para cambiar el modo de hacer
las cosas, pero no recibe financiación de que sirve esa idea, no sirve de nada. Por
tanto, al final, la mejora de la tecnología viene de nuevo de canalizar capital y además
un capital que nos podemos permitir perder, porque evidentemente invertir capital en proyectos
muy arriesgados no puede hacer una sociedad que tenga un volumen de ahorro muy reducido
y que sea un volumen de ahorro casi para la subsistencia, ha de ser una sociedad que
tenga tal volumen de ahorro que pueda destinar una parte, aunque sea pequeña, de ese enorme
volumen de ahorro, a proyectos que el 90% de ellos van a fracasar, pero no pasa nada.
Si fracasan, no hay una caída muy grande de los estándares de vida en esa sociedad
y si triunfan, hay un incremento muy importante de los estándares de vida de esa sociedad.
Y luego, y por último, un sistema financiero eficiente no podrá serlo o aunque lo sea dar
igual si no tiene capital. Un sistema financiero puede ser el mejor a la hora de conectar
a ahorradores y a inversores, pero si no hay ahorradores no podrá conectarlos con los
buenos inversores. Por tanto, también aquí es necesario ahorro.
Como veis, el crecimiento económico en las sociedades actuales depende fundamentalmente
o al menos tiene una importancia brutal el ahorro. En contra de lo que se nos suele decir
por muchos economistas, no sé si llamarles que inesianos porque aquí tampoco pensaba
esto, pero que es que en nuestras sociedades el sistema capitalista se basa en el consumismo
desvocado todo lo contrario y el sistema capitalista se basa en el ahorro. Se basa en la acumulación
de capital y el capital se genera y se acumula ahorrando e invirtiendo. El capitalismo es
capital, es ahorro, no es consumismo. El consumismo es sustracción del capital, es devorar
el capital, es descapitalizarse y por tanto el consumismo no tiene nada de capitalismo,
tiene mucho de anticapitalista. Para conseguir más crecimiento a largo plazo que nos beneficia
a todos necesitamos más ahorro y sería muy importante que desde muchas tribunas cambiáramos
el chip. En lugar de hablar tanto de desigualdad deberíamos hablar mucho más de crecimiento
porque si hay crecimiento y hay un crecimiento inclusivo, un crecimiento que se difunde por
toda la sociedad, la desigualdad es un problema absolutamente secundario. El problema de la
desigualdad es efectivamente que ilustre que sea el síntoma de un empobrecimiento masivo
de una parte de la sociedad. Efectivamente cuando hay unos pocos que tienen mucho y unos
muchos que tienen muy poco y los que tienen mucho, los pocos que tienen mucho lo tienen
porque se lo han quitado a los muchos que no tienen nada, eso es un problema. Cuando los
que tienen poco ven crecer sus rentas sistemáticamente y los que tienen mucho las tienen no porque
se lo han quitado a los de abajo sino porque han generado riqueza y están fomentando el
crecimiento también de los que tienen poco, eso no es un problema. Que haya desigualdad,
que a Mancio Ortega tenga mucho más que yo, a mí no me preocupan absoluto, a mí lo que
me preocupa es que yo pueda mejorar cada año, que haya un señor que además ha contribuido
a generar una cantidad de riqueza apabullante para la sociedad que tenga un gran patrimonio
pues bien por él si ha conseguido ese patrimonio por medios legítimos, mal por él si lo ha
conseguido robando o si lo consigue a mi costa, pero en una economía que crece nadie
que no digamos conculque los derechos de los demás consigue nada a costa de nadie, lo
consigue cooperando y creando riqueza para todos y por eso creo que es mucho más importante
que empecemos a hablar de por qué nuestras sociedades no están consiguiendo crecer lo
suficiente, es mucho más importante que nos preocupemos, cuáles son esos vectores del
crecimiento que están fallando antes de seguir martirizándonos con la retórica de la desigualdad
que descentra, desenfoca el debate allí donde no es lo fundamental, lo fundamental es en
muchas partes del planeta la falta de crecimiento o un crecimiento muy escasamente inclusivo
si lo queréis pero en general muy poco crecimiento y parte de ese poco crecimiento tiene que
ver con la insuficiencia de ahorro para financiar proyectos de alto valor añadido y proyectos
de alto riesgo justamente por lo que hemos comentado antes.
En definitiva necesitamos más ahorro a corto y a largo plazo tanto para mejorar nuestro
propio bienestar como para mejorar para incrementar el bienestar del conjunto de la población.
Cómo conseguir esa mayor ahorro pues no es fácil porque en parte ya lo he comentado
tenemos un sesgo natural anti ahorro pero desde luego la configuración institucional
no debería poner más palos en la rueda de la generación de ahorro y como decía al
principio la configuración institucional que tenemos que tenemos en toda Europa incluso
en todo occidente no contribuye a esa generación de ahorro, contribuye a desincentivarla y
a la medida de lo posible porque políticamente desde luego tampoco es fácil dar esa batalla
pero por eso también tenemos que hacer presión desde abajo para que los políticos se muevan
a la hora de darla a la hora de librarla es básico que algunas reformas salgan adelante
reformas que descarguen la rapiña de la ahorro y cuáles son los tributos que están rapiñando
la ahorro pues básicamente la tributación sobre rentas del capital y la tributación
sobre la propiedad esos son los impuestos que aparte de tener una influencia recaudatoria
anímia absolutamente anímia distorsionan las decisiones de ahorro intertemporal distorsionan
el comportamiento de los agentes a la hora de preparar su futuro ahorrando porque penalizan
el acto de ahorrar y no hay que penalizar el acto de ahorrar ya lo tenemos genéticamente
penalizado ya estamos programados para no ahorrar no lo penalicemos institucionalmente
luego inflación que afortunadamente ahora mismo no es un problema pero podría volver
a serlo en el futuro esperemos que no y por último el estado total el estado de adivoso
total que cubre absolutamente todas las contingencias de todo ser humano porque previamente evidentemente
lo ha descapitalizado para que se las pueda cubrir por sí mismo también es un obstáculo
al ahorro podemos debatir si es conveniente que haya un estado asistencial de última
instancia de acuerdo pero de ahí a lanzar el mensaje de que desde la cuna hasta la
sepultura todas tus necesidades van a estar cubiertas por el estado lo que contribuye
a crear es una sociedad de individuos irresponsables sobre su propio destino y sobre su propio
futuro y esa irresponsabilidad se traduce por supuesto en muchísimo menos ahorro y
muchísimo menos ahorro como ya he comentado se traduce en mucha menor prosperidad tanto
individual como colectiva muchas gracias.