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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Una reciente intervención de Íñigo Rejón en el Congreso de los Diputados acerca del origen del
iPhone se ha viralizado muy intensamente por Internet. Escuchemos las palabras de Rejón.
Resulta que la pantalla multitáctil se desarrolló en la Universidad de Delaware con dinero
público de la Fundación Nacional para la Ciencia. Internet es un proyecto que arranca
con financiación pública del Departamento de Defensa, el Http del laboratorio europeo CERN
en Ginebra. El GPS también con inversión pública del Departamento de Defensa. La
batería de Iol Lítio lo inicia la investigación pública del Departamento de Energía. Se ha
convertido en una especie de tópico cuñado cada vez que alguien dice que defiende ideas de
redistribución y de estado fuerte decir, ah, pues entonces tanto rojo no será si tienes un iPhone.
Cuando yo miré un iPhone, en realidad lo que veo es la perfecta demostración de que la única
posibilidad de tener un desarrollo industrial es con un rol central de un estado emprendedor del
que luego se aprovechen y con el que luego colaboran muchas empresas privadas. La tesis de
Rejón es en esencia la tesis que desarrolla la economista italiana Mariana Mazzucato en su libro
El estado emprendedor. De acuerdo con Mazzucato, la autoría intelectual del iPhone no se puede
atribuir a Steve Jobs o a Apple sino a la administración pública estadounidense. ¿Y por qué
motivo? Pues porque el gobierno estadounidense, el gobierno federal estadounidense, fue indispensable
para que muchas de las mejorías tecnológicas que posteriormente se ensamblaron y conformaron el
iPhone salieran adelante. De acuerdo con Mazzucato, Jobs y Apple prácticamente no hicieron otra cosa
que coger las tecnologías directa o indirectamente desarrolladas por el gobierno estadounidense y
fusionarlas en el iPhone. Pero si no llega a ser por esas tecnologías promovidas activamente por
el gobierno estadounidense, hoy no habría iPhone. Y por tanto, el gobierno y no Apple es el creador
del iPhone. Bien, esta tesis de Mazzucato amplificada divulgada por el rejones del Congreso de los
Diputados incurre en dos falacias básicas. El primer problema es confundir condiciones superfluas
o redundantes con condiciones necesarias. Y el segundo problema, la segunda falacia, es confundir
condiciones necesarias con condiciones suficientes. Vamos a intentar desentrañar cada uno de estos
errores, cada una de estas falacias, para comprobar que no es verdad que el estado creara el iPhone.
Empecemos con el primer grupo de problemas. Los problemas que confunden las condiciones superfluas
o las condiciones redundantes con condiciones necesarias. ¿Qué es una condición necesaria?
Un presupuesto imprescindible para que se produzca un determinado resultado. En términos
lógicos podríamos decir que, si no P, entonces no Q. Si falta P, no se producirá Q. Mazzucato y
Rejón nos dicen que la participación directa, como subvencionador o indirecta, como contratista del
gobierno estadounidense a la hora de desarrollar muchas de las tecnologías que hoy constituyen el
iPhone, es la prueba evidente de que esa intervención, de que esa participación,
fue indispensable para que surgiera el iPhone. Sin esa participación, sin esa intervención,
nos habrían desarrollado las tecnologías que conforman el iPhone y, por tanto, hoy no tendríamos
iPhone. Pero que el gobierno estadounidense haya participado en el desarrollo de una
determinada tecnología o de diversas tecnologías integradas hoy en el iPhone no significa que
esa participación fuera indispensable. ¿Por qué razón? Por un lado, podría darse el caso de que
la participación del gobierno estadounidense fuera superflua, es decir, que no hubiese aportado
absolutamente nada en el desarrollo de esas tecnologías. Por otro, también cabría plantear la
posibilidad de que esa participación fuera redundante, es decir, el gobierno estadounidense
sí contribuyó a desarrollar una determinada línea de investigación, pero al mismo tiempo había
otras líneas de investigación que no contaban con el apoyo del gobierno estadounidense que
buscaba en esa misma finalidad, de tal manera que, aunque el gobierno estadounidense no hubiese
apostado por un determinado proyecto, el sector privado que ya estaba haciéndolo en esos instantes
lo habría desarrollado igualmente por su cuenta. En este último caso, como mucho, podríamos decir
que el gobierno estadounidense ha contribuido a acelerar el desarrollo de las tecnologías,
de tal manera que, sin la intervención del gobierno estadounidense, las tecnologías
se habrían desarrollado más tardiamente y el iPhone se habría desarrollado más tardiamente,
pero si el iPhone se desarrolla pronto o tarde sin la intervención del gobierno estadounidense,
eso demostraría que la intervención del gobierno estadounidense no es condición necesaria para
que surja el iPhone, sino que, como mucho, en el mejor de los casos, sería una condición
aceleradora del desarrollo del iPhone. Por tanto, el hecho de que el gobierno estadounidense haya
participado de alguna manera, se haya implicado de alguna manera en el desarrollo de muchas de
las tecnologías que hoy conforman el iPhone, no es prueba per se de que el gobierno estadounidense
fuera indispensable para el desarrollo de esas tecnologías y, por tanto, para el desarrollo
del iPhone. Será necesario ir caso por caso, tecnología por tecnología, para analizar en ese
contexto histórico determinado si la participación del gobierno estadounidense fue absolutamente
crucial y no habría sido posible desarrollar esas tecnologías sin esa participación o, en cambio,
si fue una participación superflua, no aportó nada, o si fue redundante. Desarrolló una tecnología
que ya estaba siendo investigada antes, durante o después, por el sector privado y, por tanto,
no fue decisivo para que esa tecnología apareciera en el mundo, como mucho, en el mejor de los casos,
aceleraría el desarrollo de la misma. Pues bien, si vamos caso por caso en todos los ejemplos que
menciona Matsukato en su libro para demostrar que el estado estadounidense fue decisivo en el
surgimiento del iPhone, básicamente nos encontraremos con que la participación del estado en la
inmensa mayoría de tecnologías que ya digo menciona Matsukato en su libro, o fue superflua,
o fue redundante. Me voy a basar para esta exposición en un informe del Instituto Juan de Mariana que
podréis consultar, al que podréis acceder desde la descripción de este vídeo, donde justamente se
hace un análisis exhaustivo y crítico del libro de Mariana Matsukato, hasta el punto de que en
muchos casos lo que hace es tumbar las tesis de Matsukato yendo a las fuentes mal utilizadas,
mal citadas, que emplea Matsukato para su libro. Y lo que encontramos en este informe exhaustivo,
detallado, riguroso del Instituto Juan de Mariana contra el libro de Matsukato es que,
como digo, la inmensa mayoría de estas intervenciones fueron o superfluas o redundantes. Un ejemplo de
intervención estatal superflua. Bueno, antes de que Apple saliera a bolsa en 1980, el gobierno
estadounidense, a través de un fondo de capital riesgo, inyectó 500.000 dólares, no 500 millones
de dólares, sino 500.000 dólares, medio millón de euros, en el capital de Apple. Y de acuerdo con
Matsukato, esto vendría a demostrar que, desde su mismo nacimiento, Apple requirió crucialmente
del apoyo estatal para poder sobrevivir. Bueno, esta afirmación es cuando menos discutible. ¿Por qué?
Porque podría darse el caso de que si el Estado no hubiese inyectado medio millón de dólares en
Apple, Apple igualmente hubiese captado ese capital en el sector privado. De hecho, antes de que el
gobierno estadounidense inyectara medio millón de dólares en el capital de Apple, la propia compañía
ya había captado más de medio millón de dólares en el sector privado y tenía un valor de mercado
estimado en 3 millones de dólares. Por tanto, ¿fue absolutamente indispensable esa inyección de
medio millón de dólares? Pues no tiene absolutamente. ¿Por qué? Habría que demostrar que Apple no tenía
ninguna otra alternativa, salvo la inyección pública, para poderse viabilizar, para poder sobrevivir
como compañía. Y nada de esto hace Mariana Matsukato. Lo único que nos dice es que el Estado
inyectó medio millón de dólares. De ahí, a que la supervivencia de Apple dependiera de ese medio
millón de dólares, hay un trecho muy considerable. Evidentemente, para Apple, si el gobierno le aporta medio
millón de dólares en unas condiciones más ventajosas que otros inversores del sector privado
y el sobreojuelas, no va a decir que no. Pero, si no hubiese habido ese medio millón de dólares,
otros inversores de capital riesgo no habrían participado en Apple, cuando menos dudoso que
eso sea así. Por tanto, como digo, aquí la intervención muy probablemente fue superflua. No
aportó nada decisivo para el desarrollo anterior de Apple. ¿Y qué decir de las condiciones
redundantes? Pues bien, como se explica, como se demuestra detalladamente en este informe,
prácticamente todas las tecnologías que hoy están integradas en el iPhone y en las que,
de alguna manera, contribuyó el gobierno estadounidense, ya lo he dicho, como subvencionador,
como financiador o como contratista, todas esas tecnologías, los discos duros, las pantallas
multitouch, las baterías de litio, las pantallas LCD, todas esas tecnologías que Matsukato considera
indispensables para el surgimiento del iPhone y que desde luego constituyen en parte lo que es hoy el
iPhone, todas esas tecnologías ya venían siendo desarrolladas antes, fueron desarrolladas durante
o siguieron siendo desarrolladas después de que el gobierno estadounidense participara en algunos
de los proyectos que investigaron y que contribuyeron a desarrollar esas tecnologías. Por tanto, es
dudoso que aún cuando el gobierno estadounidense no hubiese participado, algunos de esos otros
proyectos alternativos que buscaban ese desarrollo no hubiese terminado prosperando, no hubiese terminado
saliendo adelante, quizá de manera más tardía, pero en todo caso es dudoso que no hubiese conseguido
salir adelante. Si eso fuera así, si ese fuera el caso, entonces la intervención del gobierno
estadounidense en el desarrollo de esas tecnologías no sería condición necesaria para que surgiera
el iPhone, sería una condición redundante. Bien, el gobierno emprendió una línea de
investigación complementaria adicional a las que ya existían para desarrollar tecnologías que
posteriormente fueron integradas en el iPhone. Si quitamos esa participación pública, mantenemos
el resto de proyectos y alguno de esos proyectos muy probablemente termina saliendo adelante. De hecho,
una de las pocas tecnologías que fue desarrollada en exclusiva, sin que al mismo tiempo hubiese otros
proyectos de investigación privados que hubiesen podido llevar a desarrollarla más o menos en
las mismas fechas que el sector público, una de las pocas tecnologías que fue desarrollada en
exclusiva por el sector público y donde, por tanto, si habría cierta base para decir que la
intervención estatal fue indispensable para su surgimiento, fue la tecnología GPS, que de
nuevo es fundamental para tener un iPhone tal cual lo conocemos a día de hoy. Sin embargo, tengamos
en cuenta que la tecnología GPS es una tecnología desarrollada para fines militares. Fue una
tecnología desarrollada para hacer la guerra o al menos para defenderse en una guerra, dado que el
gobierno estadounidense jamás pensó utilizarla, jamás pensó aplicarla para los fines comerciales
que tanto valoramos a día de hoy. Por tanto, cuando el rejón dice, cuando yo miro un iPhone,
lo que en realidad veo es la perfecta demostración de que la única posibilidad de tener un desarrollo
industrial es con un rol central de un estado emprendedor, del que luego se aprovechan y con
el que luego colaboran muchas empresas privadas, cuando el rejón dice eso, en realidad lo que
debería decir es, cuando yo miro un iPhone, lo que en realidad veo es la perfecta demostración de
que la única posibilidad de tener un desarrollo industrial es con un rol central de un estado
militarista, del que luego se aprovechan y con el que luego colaboran muchas empresas privadas.
¿Por qué el rejón no dice esto? Que sería una descripción de Magoga, cierto como la suya,
pero sería una descripción más ajustada a los hechos que la que él menciona, porque especificamos
más la naturaleza de la investigación estatal del GPS. ¿Por qué el rejón no dice esto desde la
tribuna del Congreso de los Diputados? Cuando esto, insisto, es más fidedigno. Pues porque evidentemente
no encaja en su narrativa ideológica. Él lo que quiere demostrar es que un estado gigantesco es
indispensable para el desarrollo tecnológico y para hacerlo coge algunos ejemplos que una vez
los analizamos con detenimiento vemos que han sido o intervenciones superfluas o intervenciones
redundantes y en el único caso donde podría decir que sí, que el papel del estado ha sido fundamental,
ha sido importantísimo como fue el desarrollo GPS, en realidad la motivación que tuvo el estado
detrás para desarrollar esto, porque sin esa motivación no lo habría desarrollado, fue una
motivación bélica, una motivación militar. Por tanto, y llegó el rejón debería estar pidiendo,
no sé, un incremento del gasto público en defensa. O es que si la conclusión fuera esa a
el rejón quizá ya no le interesaría mencionar el ejemplo del iPhone desde la tribuna del
Congreso de los Diputados para reivindicar sesgadamente, demagogamente, su programa electoral.
Bien, dejemos de lado la cuestión de si la intervención del gobierno estadounidense en
el desarrollo de las tecnologías constitutivas del iPhone fue una intervención superflua,
redundante, aceleradora o absolutamente indispensable. Y hemos visto que en la mayoría de casos estamos
hablando de intervenciones o superfluas o redundantes y como mucho aceleradoras, pero no
indispensables en prácticamente ningún caso. Pero imaginemos que todas esas intervenciones fueron
indispensables, que fueron de verdad condiciones necesarias para el desarrollo de las tecnologías
que hoy están integradas, que han sido ensambladas en el iPhone. Analicemos el segundo grupo de
falacias, el segundo grupo de errores que contiene la intervención del rejón. Aún cuando todas
esas intervenciones del gobierno fueran condiciones necesarias para el surgimiento de las tecnologías
que hoy han sido ensambladas en el iPhone, podríamos decir que el iPhone ha sido creado
por el gobierno estadounidense. Decididamente no. Como hemos dicho, quien pretenda dar este
salto lógico está confundiendo condiciones necesarias con condiciones suficientes. ¿Por qué
razón? Una condición suficiente es aquella que basta para generar un determinado resultado.
P implica Q, es decir, si su CDP entonces ocurre Q, pero una condición necesaria es aquella
que en su ausencia no se genera el resultado esperado. No Q implica no P, pero P en la
condición necesaria no implica Q. Y el rejón y machucato están confundiendo, no sé si
consciente o inconscientemente, estas dos definiciones. ¿Por qué razón? Pues porque el desarrollo
de todas las tecnologías que mencionan machucato o rejón que hoy están integradas en el iPhone,
los discos duros, las baterías de litio, las pantallas LCD, el GPS, todo ese desarrollo
pueden ser condiciones necesarias para que surja el iPhone, pero su desarrollo no es
suficiente, no basta para que emerja el iPhone. El iPhone es algo más que el conjunto de
esas tecnologías. Es un ensamblaje adecuado de esas tecnologías en un producto con un
diseño, con una funcionalidad y con un software lo suficientemente atractivos como para que
los consumidores demanden en masa ese producto. Y en el diseño, en el software, en la funcionalidad
del iPhone, el gobierno estadounidense no tuvo absolutamente nada que decir. Y sin diseño,
sin funcionalidad, sin software, no existiría el iPhone como tal.
Y la prueba más evidente de esto es que todas las tecnologías que mencionan rejón y machucato
eran tecnologías a las que cualquier otra empresa podría haber tenido acceso. Eran
tecnologías públicas de las que rejón y machucato dicen que se aprovechó Apple,
pero se aprovechó Apple no porque fueran transferidas en exclusiva a Apple, sino porque
estaban libremente accesibles y Apple decidió utilizarlas para crear el iPhone, para desarrollar
el iPhone. Pero si estaban libremente accesibles y crear el iPhone a partir de esas tecnologías
era una estupidez que no generaba ningún tipo de valor añadido, era una trivialidad que
cualquiera podría haber hecho y por tanto Steve Jobs y Apple no aportaron realmente
nada en la creación del iPhone, nada diferenciador, nada decisivo, porque ninguna otra empresa
lo hizo, porque ninguna otra compañía creó un iPhone o un smartphone que los consumidores
consideren de una calidad equiparable a la del iPhone, porque el iPhone es uno de los
productos estrella de Apple, uno de los productos que han convertido Apple en una de las empresas
más valiosas de la historia de la humanidad. Y lo que nos están diciendo el rejón y machucato
es que crear el iPhone a partir de las tecnologías que habían sido puestas ahí por el gobierno
estadounidense era una trivialidad, era extremadamente sencillo, no aportaba nada y sin embargo solo
hizo Apple. Solo Apple se ha forrado masivamente creando el iPhone a partir de esas tecnologías,
quizás sea que en el iPhone haya elementos diferenciadores no desarrollados por el gobierno
estadounidense que son los que le dan al iPhone el valor diferencial que tiene para los usuarios,
que sí aceptemos aunque sea de efectos dialécticos, porque ya hemos demostrado que no fue así,
pero aceptemos aunque sea de efectos dialécticos que el gobierno estadounidense fue indispensable
para que surgiera el iPhone, pero eso no significa que el gobierno estadounidense creara el iPhone.
Esta falacia está al nivel de decir que Gutenberg fue quien creó a Harry Potter. ¿Por qué?
Pues porque para que exista Harry Potter como fenómeno de masas, para que millones de
personas hayan podido leer el libro de Harry Potter necesitamos una imprenta. Si en la
invención de la imprenta no habría habido Harry Potter, desde luego. Ahora bien, ¿significa eso
que Harry Potter no es más que un libro impreso? No, Harry Potter es un producto de la imaginación
de J.K. Rowling que va mucho más allá de la impresión de cualquier tipo de libro. Por
tanto, aunque la imprenta pueda ser condición necesaria para el surgimiento de Harry Potter,
no es condición suficiente. La imprenta lleva con nosotros siglos. Por tanto, cualquiera podría
haber utilizado la imprenta para crear Harry Potter. Pero eso no significa que crear Harry
Potter sea una trivialidad o que el valor fundamental de la creación de Harry Potter esté en la
creación de la imprenta. No es así. Y por eso decir que Gutenberg creó a Harry Potter es una
falacia similar a la de decir que el gobierno estadounidense creó el iPhone. De la misma forma
que la autora, la maternidad de Harry Potter le corresponde a J.K. Rowling, la autoría,
la paternidad del iPhone le corresponde a Steve Jobs o más en general a Apple. De hecho, en nuestras
economías, nuestros ingresos, nuestra renta no depende del valor total de lo que comercializamos,
sino del valor añadido, del valor que hemos incorporado a aquello que comercializamos. Si
yo soy un kiosquero que vendo periódicos, los ingresos netos de los que me voy a poder apropiar
no equivalen al valor total del periódico que estoy vendiendo. Los ingresos netos de los que
me apropio dependen del valor añadido que yo he aportado en la distribución del periódico. ¿Por
qué? Porque todos los otros ingresos van a parar a remunerar a quienes han contribuido también a
desarrollar ese periódico. Y en el caso de Apple, tres cuartos de lo mismo. El valor del que se está
apropiando a Apple es el valor añadido, el valor que ha incorporado específicamente a Apple en el
desarrollo del iPhone. Porque repito, si ese valor añadido es trivial, es sencillísimo, no aporta
prácticamente nada, lo puede hacer cualquiera, entonces lo haría cualquiera. Y tendríamos que
el iPhone sería hoy una commodity, es decir, un producto por el que prácticamente nadie está
dispuesto a pagar más allá que su coste de producción. Sin embargo, si hay mucha gente dispuesta
a pagar hasta 1500, 1600 euros por un iPhone, no es por las tecnologías que desarrolló el
gobierno estadounidense, esas tecnologías están en muchos otros smartphones por los que no se está
dispuesto a pagar tanto como por un iPhone, sino específicamente por el diseño, por la funcionalidad
y por el software que tiene el iPhone. Y todo eso, que es lo que realmente caracteriza, lo que
realmente define el iPhone y lo distingue de otros smartphones, no lo desarrolló el gobierno estadounidense,
sino que lo desarrolló Apple. Por tanto, no, íñigo de rejón se equivoca, el estado emprendedor de
machucato no creó el iPhone. Las intervenciones del gobierno estadounidense probablemente no
fueran ni siquiera necesarias para el surgimiento del iPhone. Pero desde luego, sin ninguna duda,
no fueron intervenciones suficientes para el surgimiento del iPhone. El iPhone sigue siendo
un producto intelectual de aquellos que aportaron el valor diferencial que hoy sigue caracterizando al
iPhone, es decir, sigue siendo un producto de Apple.