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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Bien, pues muy buenas tardes a todos. Bienvenidos a la presentación de Liberalismo, el nuevo
libro de Juan Ramón Rayo, que hoy presentamos y que hoy también publicamos, pues hoy ha
sido el día en que ha llegado a las librerías. Yo quisiera empezar, dándole las gracias
a todos ustedes por acompañarnos hoy aquí, dar las gracias también a la Fundación Rafael
del Pino por habernos invitado a celebrar aquí este acto y dar las gracias como no al autor,
a Juan Ramón Rayo, a quien a buen seguro todos ustedes conocen, pero me van a permitir que
haga una breve introducción y un breve resumen de su bibliografía, porque aunque seguramente,
pues a todos ustedes, como decía, le conocen bien, quizá hay algún detalle que por lo
que fuere desconocieran. Juan Ramón Rayo es doctor en Ciencias Económicas,
es licenciado en derecho y profesor en la Universidad Francesco Marroquín, en el Centro
de Estudios OMA y en la EU University. Ejercen también como columnista en el Confidencial
y en la razón, así como de comentarista económico, en el radio, en espejo público,
al rojo vivo y la sexta noche. Acumula en su haber 12 libros publicados, 10 de ellos
escritos en solitario y más de 30.000 ejemplares vendidos. En su primer libro, Una crisis y
cinco errores, publicado ahora hace 10 años, el lead editorial desmontaba junto a Carlos
Rodríguez Brown cinco supuestas, causas y falsas soluciones para superar la crisis
económica. En 2011, ella en deusto, público el liberalismo no es pecado, escrita junto
a Carlos Rodríguez Brown, era un compendio de cinco lecciones de economía que refutan
los tópicos del pensamiento único, constituyen un manual para no iniciados en la materia
y a la vez una invitación a reflexionar sobre las críticas al capitalismo y al mercado
libre. Un poco después, en 2012, coordinó un modelo realmente liberal, un libro en el
que se proponen 33 reformas liberales para lograr una España más libre y más próspera.
En ese mismo año, cuando llega su primer libro, Una alternativa liberal para salir de la crisis,
donde nos demuestra que fueron los gobiernos de los bancos centrales quienes inflaron las
tres burbujas, la financiera, la inmobiliaria y la estatal, que terminaron asolando la economía
española y, sobre todo, que el pinchazo y la superación de estas tres burbujas sólo
se lograría con un notable retrahimiento del Estado que permita ampliar en paralelo
las esferas de libertad, de familias y empresas. Un año más tarde, en abril de 2013, publica
Crónicas de la Gran Recesión, una recopilación de 90 artículos publicados entre 2007 y 2008,
en los que desminuza y critica la gestación y los primeros destrozos de la crisis. En
este mismo año, publica la segunda parte, Crónicas de la Gran Recesión II, que es
el testimonio de una etapa esencial de la crisis española, la etapa de la desconfianza y del
desencanto de la desconfianza hacia la ascendente decadencia del zapaterismo y del desencanto
con el decadente ascenso del rajollismo. En marzo de 2014 llega una revolución liberal
para España, una rigurosa y documentada explicación de por qué el bienestar de todos los ciudadanos
mejoraría muy notablemente con menos impuestos, menos gasto público y menos regulaciones.
Poco después escribió la renta básica, un ensayo en el que no solo se encuentra la
crítica más completa y sistemática a la redistribución coactiva de la renta por parte
del Estado, sino también todo un tratado de filosofía, política, dirigida, reivindicar
y defender el liberalismo como una realista utopía integral e integradora frente a sus
principales alternativas ideológicas. Con la pizarra de Juan Ramon Rayo en 2016, ahí
desmonta con datos gráficos y solo sólidos argumentos cuarenta mitos muy extendidos sobre
la economía española, agrupados en cinco grandes bloques temáticos, la crisis económica,
los impuestos, el estado del bienestar, el desempleo y la desigualdad.
En 2017 llega contra la teoría monetaria moderna, un libro en el que se propone demostrar
que esta teoría tan de moda entre algunos sectores de la izquierda en el periodo deflacionista
que hoy vivimos resulta totalmente errónea y que sus propuestas constituyen una auténtica
amenaza para nuestra prosperidad. Comentaba a alguien en Twitter que la TMM tiene nombre
de droga alucinógena, porque en efecto es una droga alucinógena. Y ya por último publica
hoy al liberalismo un libro que se nos expone cuáles son los diez principios nucleares
del liberalismo para así clarificar su significado actual y para ayudarnos a entender la aplicación
de los principios liberales a temas de actualidad tales como el aborto, la gestación subrogada,
el matrimonio homosexual, la eutanasia, la prostitución, la desigualdad, los impuestos,
la autodeterminación, la inmigración o la protección del medio ambiente entre otros
temas. Un libro que tanto liberales como anti-liberales deberían leer para entender
qué es y qué defiende el liberalismo. A menudo hay quien se pregunta si Juan Ramón
Rayo es más liberal que economista o más economista que liberal. Yo me limitaría a
afirmar que Juan Ramón Rayo es un excelente economista, sin duda uno de los mejores que
tenemos en nuestro país y al tiempo un excelente filósofo liberal, recto, riguroso y orgulloso
de serlo. Leemos, por favor, la bienvenida a Juan Ramón Rayo. Muchas gracias.
Bueno, pues, muchas gracias, Rujé. No solo por la presentación, sino también, claro,
por publicar el libro. Y muchas gracias a todos vosotros por acompañarme en este parto,
porque, efectivamente, hoy se publica el libro y sale a la venta y hoy también se viste
de gala para exponer cuáles son sus ideas principales y, desde luego, pues, de la misma
manera que, supongo que a unos padres les emociona que les acompañe en el nacimiento
de su hijo, a un autor le emociona que le acompañe en el nacimiento de un libro al
que ha dedicado, pues, bastantes meses o incluso más de un año. Este libro se empieza a
escribir antes de que Trump ganara las elecciones, justamente para clarificar en este momento
de cierta confusión terminológica donde todo el mundo, desde rejona Trump, son liberales
que es el liberalismo. ¿Qué es el liberalismo? A mí hay una definición del filósofo
Scott Alexander que es muy sencilla y que me gusta mucho y es el liberalismo es un mecanismo
institucional para evitar el conflicto civil o para evitar la guerra civil, para evitar
el enfrentamiento entre las personas. ¿Y por qué las personas se pueden enfrentar
entre sí? Pues, básicamente, porque tenemos concepciones de lo que es o debe ser la sociedad
que son distintas y en muchos casos son antagonicas, son incompatibles, de tal manera que si prevalece
la mía la tuya desaparece y si prevalece la tuya la mía desaparece. Pensad por un momento
si es posible o en qué tipo de sociedad es posible que coexistamos, pues, no sé, Alberto
Garzón, Santiago Abascal, Juan Pablo II, Ratzinger, o bueno, el Papa Francisco pues supongo que
con Alberto Garzón estaría bastante a gusto, y un servidor. ¿Qué tipo de sociedad es
aquella en la que es posible que todas estas personas coexistan sin matarse entre sí,
sin enfrentarse entre sí, sin querer que una prevalezca sobre la otra? Y la respuesta
es la sociedad liberal. No hay ninguna otra sociedad. En cualquier otra sociedad uno
se impone sobre los otros. En una sociedad comunista es la persona comunista la que impone
a terceros sus ideas. Una persona no puede crear una empresa capitalista en una sociedad
comunista. Está perseguido, está prohibido si lo intenta. En una sociedad teocrática
pues, evidentemente, un ateo no puede existir o no puede vivir conforme a las reglas morales
que considera que son correctas. Solo puede subsistir atendiendo o respetando las reglas
morales que se le imponen desde una determinada religión. En cambio, en una sociedad liberal
una persona creyente puede vivir con las reglas morales que considera pertinentes, puede
organizar su vida y puede tratar de hacer proselitismo para que otros se organizen
su vida de la manera de la forma en la que esa persona considera adecuada. Y una persona
comunista puede crear una comuna, socializar voluntariamente, los medios de producción
y vivir de manera comunal. Los kibbutz israelíes son básicamente eso y tienen perfecto derecho
de una sociedad liberal a subsistir ya si son tan eficientes, si son tan convenientes
prosperar frente a otras formas de organización social. Con lo cual, la sociedad liberal es
no un tipo específico de sociedad completa en el que se determinan todos los valores
por los que tiene que organizar su vida a una persona. La sociedad liberal es más
bien el marco para que o las personas puedan perseguir sus proyectos vitales y sociales
respetando los proyectos vitales y sociales de otras personas. Es una especie de metamarco
en el que los demás pueden intentar introducir sus marcos ideológicos, sus marcos sociales,
sus marcos religiosos, respetando, insisto, los marcos similares de otras personas. De
ahí que sea el instrumento institucional para garantizar la coexistencia pacífica
entre las personas. Aunque tú y yo seamos incompatibles, podemos coexistir aquí dentro.
¿Y cómo o sobre qué se organiza la sociedad liberal? Pues de esto va a este libro, de
cuáles son los principios esenciales que caracterizan al liberalismo, como filosofía
política y no como modelo económico. La economía es parte de la sociedad y por tanto
también la economía tiene unos principios filosóficos, morales, pero el debate es
más amplio. ¿Cuáles son los principios que estructuran el conjunto de la sociedad?
Y son diez. Algunos no han preguntado si diez es un número que está forzado para que encaje
comercialmente o no. Hombre, obviamente cuando uno tiene en la cabeza escribir un libro
siempre intenta orientar justamente la estructura del libro en la medida en que sea comercial.
¿Se podría haber añadido algún principio más? Tal vez, pero creo que los diez son
indispensables para entender que es el liberalismo y si prescindimos de alguno de ellos el liberalismo
nos queda a cojo. ¿Cuál es el primer principio? El individualismo
político. ¿Qué significa individualismo político? En esencia que las personas son
los sujetos de derecho. El sujeto de derecho en la sociedad liberal es el individuo, es
la persona. No es ni el colectivo, ni la deidad, ni la clase social. ¿Quién tiene derecho?
Y alrededor del cual estructuramos la sociedad es el individuo, es la persona. Esto no significa
que el liberalismo sea antisocial. Esto no significa que el liberalismo niegue la existencia
de grupos, de asociaciones, incluso de estructuras sociales. Todo eso es muy necesario de analizar
a través de otras disciplinas como pueden ser la sociología o incluso la economía
o el derecho. Pero ¿cuál es el núcleo central de las estructuras jurídicas en el liberalismo?
El individuo. Y por tanto es el individuo quien tiene derechos. No es el colectivo
representado en algún individuo el que tiene derecho a decidir cómo organizar las cosas.
Es cada persona quien tiene derecho a determinar cómo vive su vida.
Segundo principio. Igualdad jurídica. ¿Qué significa la igualdad jurídica? Bien, las
personas somos sujetos de derecho, pero no solo somos sujetos de derecho, somos sujetos
de igual derecho. Es decir, todas las personas son soberanas sobre sí mismas y son igual
de soberanas sobre sí mismas que el resto. Los derechos son iguales y universales y por
tanto una persona no puede arrogarse derechos básicos que le niegue a otra persona. Son
simétricos. Y por tanto cualquier individuo sea cual sea su sexo, su raza, su cultura,
su orientación sexual, cualquier individuo tiene exactamente los mismos derechos que
cualquier otro individuo. Muchas veces se critica el libialismo por ser una ideología
anti-igualitarista. Y bueno, en cierto sentido, quizá lo sea. Pero desde luego al nivel
más estructural, al nivel más básico, el libialismo es una filosofía profundamente
igualitarista porque lo que reivindica es que todas las personas merecen la misma consideración
jurídica. Todas las personas merecen tener los mismos derechos.
Y esto es algo que hoy puede parecernos muy obvio, muy evidente, muy incuestionado, pero
que no lo ha sido a lo largo de la historia y en gran medida, conforme avancemos, veremos
que ni siquiera hoy está plenamente aceptado. Por tanto, reivindicar la igualdad jurídica
de todo el género humano individualmente considerado es desde luego una de las banderas
morales del libialismo. Por tanto, las dos bases metodológicas si lo queréis del libialismo
es individualismo político, los individuos son los sujetos de derecho e igualdad jurídica.
Todos los individuos tienen los mismos derechos. Pero ¿qué derechos tienen? Bueno, el primero
y fundamental, la libertad personal. ¿Qué es la libertad personal? Cualquier persona,
que el individuo tiene derecho a perseguir su propio proyecto de vida sin que otras personas
le impongan el suyo. Por tanto, la iniciativa a actuar. Libertad de acción. Libertad de
acción evidentemente restringida a respetar la libertad de acción de otras personas.
Porque si otras personas también tienen libertad de acción y tienen tu misma libertad de acción,
tú no puedes imponerles tu proyecto de vida al igual que ellas no pueden imponerte el
tuyo. Por tanto, la libertad en última instancia es el reconocimiento de una esfera de autonomía
dentro de la cual podemos hacer lo que nos dé la gana siempre y cuando no estemos pisoteando
la libertad de los demás. En esto sí es rigurosamente cierto lo que se suele decir
de que mi libertad termina donde empieza la de los demás. Pero es que la de los demás
también termina donde empieza la mía. Y por tanto, yo dentro de mi reino, dentro de mi
libertad, puedo hacer lo que me plazca sin que tú me impongas tu propia visión de vida.
Por muy equivocado que pueda crear que tú estás, por muy inconveniente que crea que
puede ser tu modo de vida, yo lo respeto porque tú respetas el mío y tú también puedes
juzgar que mi modo de vida es totalmente equivocado y por tanto también puedes requerir un ejercicio
de constricción, de autocontrol muy fuerte por tu parte. Muchas veces tendemos a pensar
que la libertad personal es algo poco exigente. Simplemente significa que tú no te metas
en la vida de otros. Eso es algo que se logra pasivamente. No hace falta que hagamos ningún
esfuerzo activo para conseguirlo. Simeramente me abstengo de meter las narices donde no
me llaman, ya estoy cumpliendo con este requisito. Pero a la hora de la verdad es tremendamente
complicado evitar meter las narices donde nadie nos llama. Evitar meternos en la vida
de los demás, sobre todo cuando los demás están haciendo cosas que a nosotros nos molestan
muy profundamente es algo que desde luego no hemos conseguido. Hoy podemos pensar que
respetamos absolutamente que los demás vivan su vida, pero hay un montón de ámbitos donde
es obvio que nos entrometemos porque creemos que tenemos que entrometernos y si nos dijeran
que evitemos hacerlo, sufriríamos mucho por restringirnos a la hora de no poder entrometernos
en la vida de los demás. Pensad a alguien que sea un militante luchador contra las drogas.
Decir que tiene que respetar que otra gente se pueda drogar es algo que le va a acar comer
o pensar una persona con una determinada visión religiosa del mundo que le digan que tiene
que aceptar que dos personas del mismo sexo tengan relaciones afectivas, pues también
le puede acar comer por dentro, no restringir ese tipo de actitudes o que por llevarlo
al ámbito económico para que también tenga algo de economía a la charla, que una empresa
pueda negociar libremente con un trabajador las condiciones contractuales. ¿Cómo vamos
a tolerar eso? Tenemos que meternos en esas relaciones contractuales. No entrometernos
en lo que hacen los demás es algo muy exigente que desde luego no cumplimos en la mayoría
de las ocasiones y el liberalismo insta a que respetemos lo que hacen los demás aunque
no nos guste. Cuarto principio, bueno, las personas no actúan en el vacío, las personas
actuamos en un entorno material, perseguimos nuestro proyecto vital en un entorno material,
es decir, las acciones que tomamos quizá podamos evitar que afecten a otros. Si yo me voy a
una isla desierta, pues evidentemente actuaré sin que tenga ningún tipo de repercusión
sobre terceras personas que no están en la isla desierta, pero lo que no podemos conseguir
salvo por pensamiento es que mis acciones no tengan una repercusión sobre el entorno,
porque actuamos en el entorno material. Con lo cual, simplemente reivindicar la libertad
de acción, la libertad de iniciativa de acción de una persona, tú haz lo que quieras mientras
respetes que otro haga lo que quiera no es suficiente, porque van a surgir conflictos
sobre qué hago yo sobre el entorno, qué haces tú sobre el entorno. ¿Cómo resuelve
el liberalismo esos conflictos a través del derecho de propiedad privada? ¿Qué es
el derecho de propiedad privada? El control más absoluto, que se le puede reconocer
a una persona sobre determinadas porciones del entorno material.
El entorno material son las herramientas, los medios que necesitamos para satisfacer
nuestros proyectos vitales. Si a mí me dicen yo respeto absolutamente a tus proyectos vitales,
ahora me voy a entrometer totalmente en los medios que utilizas para perseguirlos. Obviamente
no estás respetando la libertad personal de esa persona.
Usted es libre de profesar la religión que considero oportuna. Ahora, todas las biblias
o todos los textos religiosos que usted edite y que usted reparta se los voy a confiscar
y se los voy a quemar. ¿Cómo estamos respetando ahí la libertad religiosa? No lo estamos
haciendo, porque parte de la libertad religiosa también es poder manifestar en público esas
ideas, poder hacer proselitismo de ellas, poder registrarlas en un libro, poder recitar
ese libro en un oficio público y en la medida en que eso no se respete, yo respeto tu libertad
religiosa, ahora voy a quemar tu iglesia, porque no, es un medio material, es irrelevante
la propiedad privada. La libertad personal se canaliza, se materializa en interacción
con el entorno y, por tanto, para poder respetar la libertad personal, hay que respetar también
el entorno en el que se ejecutan esas acciones. ¿Cómo se determina el derecho de propiedad
privada? Podría haber muchas fórmulas, pero la natural en el sentido de la que estamos
programados a respetar, que incluso los niños pequeños las respetan e incluso los animales,
y también la que tiene más sentido es si yo ocupo parte del entorno material que no
estaba siendo utilizado por nadie, yo estoy integrando parte de ese entorno material en
mi proyecto de vida sin que lo esté sustrayendo del proyecto de vida de nadie, porque nadie
lo estaba utilizando. Como mucho podemos pensar que estaré sustrayendo expectativas futuras
de quizá integrar ese entorno material en el proyecto de vida ajeno, pero lo cierto
es que nadie lo estaba utilizando y, por tanto, si lo utilizo yo, forma parte de mi plan
y no deja de formar parte del plan de nadie. Por tanto, aquellas personas que hayan ocupado
pacíficamente la propiedad privada o que hayan transmitido voluntariamente la propiedad
privada que previamente han ocupado pacíficamente tienen un derecho absoluto sobre ese entorno
material dentro del cual pueden desplegar plenamente sus planes de acción.
Entonces, bueno, con libertad personal y con propiedad privada, en cierto modo ya tenemos
las reglas para que las personas puedan coexistir sin agredirse, pero también sin interrelacionarse.
Vale, cada uno por su lado no nos encontramos nunca, yo no piso tu propiedad, tú no pisas
mi propiedad y cada uno por su lado. Pero, evidentemente, las personas interactúan o
tienen ciertas expectativas a interactuar. ¿Cómo se regulan las interacciones entre
las personas? Y este es el quinto principio del liberalismo, a través de acuerdos, a
través de contratos voluntarios, la autonomía contractual. Dos personas pueden, en el uso
de su libertad personal, suscribir los contratos que consideren oportunos. ¿Qué es un contrato?
Bueno, en general, un contrato es un intercambio de derechos y obligaciones, pueden ser contratos
unilaterales, pero en general son contratos bilaterales, es decir, yo hago algo por ti
a cambio de que tú hagas algo por mí. Y especificamos exactamente qué tiene que hacer
cada uno por el otro y lo que especificamos se convierte en una ley privada para las partes
que damos obligados personalmente a respetar lo que hemos firmado en el contrato. Entonces,
fijaos que mientras que la libertad personal es más bien un derecho negativo, abstente
de meter tus narices en mi vida a cambio de que yo me abstenga de meter mis narices en
tu vida, a través de los contratos podemos crear derechos positivos entre las partes.
Tú quieres que yo haga esto, es decir, tú quieres que yo me obligue, que yo esté obligado
a hacer esto en tu favor. ¿A qué te obligas tú a hacer algo en mi favor? ¿O a no hacer
o a darme? Porque no todos los contratos son obligación de hacer por obligación de hacer,
puede ser obligación de hacer a cambio de obligación de no hacer. Por ejemplo, si una
persona es un militante, por rescatar el ejemplo anterior, un militante opositor y combatiente
contra las drogas, podría decirle a una persona, oye, yo hago esto en tu favor, te doy una
terapia, te doy unos recursos, a cambio de que dejes de consumir drogas. Obligación
positiva a cambio de obligación de no hacer. Y todo eso se regula o se puede regular a
través de los contratos. Por tanto, no hace falta para poder influir en la vida de los
demás, no hace falta utilizar la violencia e imponerles nuestra visión del mundo a los
demás. Se puede negociar con los demás, se puede llegar a acuerdos con los demás.
Evidentemente, si yo tengo la fuerza para imponerte lo que yo quiero, me resulta mucho
más fácil imponerte lo que yo quiero a cambio de nada, sin ningún tipo de contrapartida.
Nadie dijo que vivir en sociedad y tratar de promover nuestros fines en sociedad sea sencillo,
pero la libertad y la propiedad que posee es restringe o debería restringir que yo pueda
imponerte lo que deseo sin ningún tipo de negociación y por tanto de acuerdo voluntario
entre las partes. Bien, para ver, imagina que estamos en un mundo donde se respeta la libertad
personal o se dice que se respeta la libertad personal, donde se dice que se respeta la
propiedad privada, donde se dice que se respetan los contratos, pero a la hora de la verdad
yo te robo y no pasa nada. O yo incumplo el contrato y no pasa nada. O yo te doy un puñetazo
y no pasa nada. Bueno, sí, podrían, los derechos en este caso serían declaraciones
de buenas intenciones, tú puedes hacer lo que quieras en el uso de tu libertad de acción,
sobre tu propiedad, podemos firmar contratos, pero luego en la práctica estaríamos diciendo
que eso no tiene ningún contenido real, legalizar el robot lo mismo que ilegalizar la propiedad
privada. Con lo cual, ¿cuál es el sexto principio del liberalismo? La reparación del daño
causado o si lo queréis la responsabilidad? Si tú conculcas los derechos de terceros,
no solo tienes que dejar de conculcarlos, sino que además has de reparar el daño que
les hayas causado a la hora de conculcarlos. Y este derecho es muy importante y tendemos
a olvidarlo a veces los liberales en el sentido de hay situaciones actuales que son el resultado
de conculcaciones de derechos pasados y en la medida en que se puede identificar al culpable
y a la víctima hay que reparar ese daño causado. No cabe decir, no, bueno, pues yo
te he robado, pero ahora hacemos tabla rasa, nos olvidamos de todo y lo que te he robado
es mío. Si tú lo has robado, se lo tienes que devolver, porque quizás esa persona está
en una situación de desprotección o de desigualdad, si lo queréis, porque tú la has atracado
y ahora reivindicas unos fuertes derechos de propiedad cuando tú antes no has respetado
su propiedad. Por tanto, la reparación del daño causado es fundamental en una sociedad
liberal y de hecho, sin este principio, los otros no tienen sentido. Si sin este principio
los otros quedan totalmente aguados y se convierten en simplemente excusas intelectuales para
defender el estatuto injusto al que hemos llegado. Bien, de nuevo, con estas dos bases
metodológicas, individualismo político, igualdad jurídica y con estos cuatro principios operativos,
libertad personal, propiedad privada, autonomía contractual y reparación del daño, ya podemos
llegar a una sociedad donde la gente coexista pacíficamente, yo no te agredo, tú no me
agredes, y también en una sociedad donde, en cierto modo, hay algún tipo de cooperación
a través de los contratos, pues negociamos y llegamos al acuerdo que queramos llegar
reciprocamente. Pero las personas no solo quieren vivir o coexistir o no solo quieren
cooperar puntualmente, también aspeirán a entrelazar sus destinos, a convivir si lo
queréis ¿no? Y para entrelazar sus destinos ¿qué hace falta? Las personas pueden compartir
fines, pueden tener fines compartidos y pueden querer promoverlos como un grupo porque la
unión a la hora de buscar fines compartidos hace la fuerza o maximiza la capacidad para
perseguir esos fines compartidos. Vuelvo al ejemplo de la religión porque las religiones
son grupos donde más o menos todo el mundo piensa igual y donde el individuo se sumerge
voluntariamente en una colectividad y eso es perfectamente liberal, como es liberal
evidentemente no meterte ahí. Entonces, en una religión tendría sentido que una persona
profesara una fe el solo por su cuenta o la profesara junto con otros pero nunca cooperaran
a la hora de promover la fe que ellos comparten, pues no tendría mucho sentido. Una familia
tiene sentido que describamos una familia como no, un hombre y una mujer o un hombre
y una mujer y una mujer que a veces se encuentran circunstancialmente y que dicen que conviven
pero que no tienen ningún tipo de convivencia permanente, ningún tipo de hacienda conjunta
y ningún tipo de obligaciones permanentes y recíprocas, pues no tendría sentido explicar
así una familia. Entonces, hay determinados tipos de agrupaciones, de sociedades que los
individuos desean integrar para realizar sus propios proyectos vitales y que a las que es
importante reconocer relevancia jurídica para que las personas justamente puedan alcanzar
sus fines vitales. Entonces, los principios anteriores nos llevan a reconocer la libertad
de asociación de las personas. Cualquier individuo puede integrar cualquier asociación
que evidentemente el resto de miembros acepten que integre, cualquier individuo tiene libertad
para no integrar asociaciones que no quiere integrar, no solo libertad de asociación
sino también de desasociación o de no asociación y también los individuos que forman parte
de una asociación tienen el derecho a pactar los estatutos, las normas de convivencia que
consideren oportunas para que conjuntamente puedan perseguir el fin que comparten.
Por tanto, la libertad de asociación de la que emanan la libertad religiosa, la libertad
de empresa, la libertad incluso de comunicación, porque normalmente los grupos de comunicación
son grupos, la libertad de asociación es la base de la sociedad civil liberal. Las otras
libertades en cierto modo nos abocaban a una sociedad o si solo tuviéramos las otras libertades
era una sociedad de átomos que a veces pueden interactuar pero estarían separados los unos
de los otros. Aquí lo que tenemos es ya una confluencia estructural o permanente de destinos
de voluntades pero de tipo voluntario. Las asociaciones, los grupos no se forman coercitivos,
bueno se pueden formar, digo, pero no deben formarse coercitivamente. El hecho de que
yo sea un hombre o de que otro sea una mujer no los incluye dentro de un mismo colectivo
que tenga derecho a regir sus vidas. Eso son características circunstanciales que pueden
llevarles o pueden motivarles a lo mejor a integrar determinados grupos pero no son
súbditos de ese grupo superior precisamente por el individualismo político que está en
la base de todo. Por tanto, como individuos podemos asociarnos libremente pero no formamos
parte de colectivos preestablecidos que tengan soberanía sobre nosotros. El liberalismo es
individualista en el sentido jurídico pero es individualista en el sentido jurídico
para perseguir la libre asociación de individuos. Liberalismo no es anti asociación, anti sociedad,
anti grupos, es asociación voluntaria, grupos voluntarios, permanencia voluntaria en los
grupos. Libertad para elegir qué grupos integramos y qué grupos no integramos, no podemos integrarlos
todos y hay grupos que son además incompatibles entre sí. Si yo quiero, por ejemplo, que
un equipo de fútbol gane la liga no tendría mucho sentido que estuviese transfiriendo
recursos al equipo de fútbol que gane la liga y a los equipos de rivales contra los que
va a competir. Hay grupos que son incompatibles. Si yo profeso una determinada religión lo
que no tiene mucho sentido es que profese otras que niegan a la anterior. Por tanto,
para respetar la libertad religiosa también hay que respetar la libertad de no meterme
en las religiones en las que yo no creo o de no meterme en ninguna religión porque
mi visión del mundo puede ser que todas las religiones son engañosas.
Si trasladamos la libertad asociación al ámbito productivo o económico, porque una
de las facetas claras por las cuales la gente quiere cooperar estructuralmente es por razones
productivas, por razones económicas, a lo que llegamos es al libre mercado. ¿Qué es
el libre mercado? Simplemente es la aplicación de los principios anteriores al ámbito económico.
Libertad personal en el ámbito económico, libertad para elegir profesión. Yo puedo
dedicarme a lo que quiera. Pensaréis, esto es muy obvio, no es obvio. ¿Podéis ser conductores
de Uber en libertad hoy en día? Evidentemente no. Hay un gremio que os oprime que restringe
vuestra libertad de elección de oficio. Y estos gremios no son exclusivos de ahora. Ya
estaban en el pasado. De hecho, Turgot, un gran dios economista, fue ministro de economía
de Luis XVI, duró muy pocos meses, como durará cualquier liberal auténtico en el
gobierno, y el primer decreto que firmó Turgot fue un decreto contra los gremios. Y a favor
de la libertad de elección de oficio, cualquier persona de Francia o de fuera de Francia puede
dedicarse a lo que quiera. Bueno, esto hoy sería revolucionario, pues imaginad antes
de la revolución francesa. Por tanto, libertad de elección de oficio como manifestación
de la libertad personal, propiedad privada sobre los medios de producción como manifestación
de la propia privada. Los socialistas, muchas veces algunos los describen como enemigos de
la propia privada. Esto no es exacto. Los socialistas sí reconocen la propia privada
sobre los bienes personales. No son tan cafres como para decir, tu cepillo de dientes también
es mío. Al menos respetan que tú tengas tu cepillo de dientes y que otros no puedan
utilizar tu cepillo de dientes. Pero si se oponen radicalmente a la propia privada sobre
los medios de producción. Usted no puede tener absolutamente nada que sirva para producir.
Lo que sirve para producir bien esos servicios ha de ser propiedad de todos.
Luego, esto evidentemente entra en ciertas contradicciones internas. Quien tiene un ordenador,
por ejemplo, un ordenador es un bien de uso personal o es un bien de uso profesional.
Una guitarra es un bien de uso personal o es un bien de uso profesional. Si soy un guitarrista
muy famoso, me puedo forrar utilizando un bien que supuestamente es de uso personal.
Lo que quiero decir es que el liberalismo no sólo reivindica la propia privada sobre
algunos bienes, sino sobre todos, también sobre los que sirven para producir, por tanto
propiedad privada sobre los medios de producción.
Autonomía contractual, pues evidentemente podemos suscribir cualquier contrato de contenido
económico que queramos. Esto, al final, en que se traduce libertad de comercio, libertad
para comerciar, libertad para firmar contratos para transferir propiedades, para prestar
servicios con otras personas en los términos en los que yo quiera.
Reparación del daño, evidentemente, es la responsabilidad corporativa que debe existir
si una empresa genera daño sobre terceros. Tiene que reparar el daño causado si una
persona genera daños económicos sobre terceros. Tiene que reparar ese daño.
Y, por último, la libertad de asociación simplemente es la libertad de empresa. Que
no es solo libertad de empresa capitalista, si lo queréis. Una comuna también entra
dentro de esta libertad de autoorganización económica. Si yo quiero crear una comuna
autosuficiente y otros se quieren asociar conmigo, pues tenemos, debemos tener plena
libertad para hacerlo. Aunque luego nos queramos convertir en una comuna autárquica, yo lo
produzco todo internamente y lo consumo todo internamente y no me relaciono con otros.
Es su decisión. No tenemos por qué impedírselo. Cuestión distinta, claro, porque al final
el movimiento socialista ha tenido momentos en la historia en la que ha sido un movimiento
socialista voluntarista. Vamos a crear comunas voluntarias y a ver quiénes se quieren sumar.
Y luego ha tenido otros, ya de raíz más marxista, que han sido profundamente violentos.
Bueno, es que como no os queréis asociar, os vamos a forzar a asociaros. Vais a tener
que ceder toda vuestra propiedad y toda vuestra libertad para nacionalizar o socializar o
mancomunar los medios de producción. Y eso es, obviamente, lo que traspasa la libertad
individual y que no tendría encaje en el libre mercado. Pero las comunas voluntarias tienen
pleno encaje. Y si alguien considera que las comunas voluntarias son el camino y los socialistas
primitivos a los que más llamaba socialistas utópicos, porque, obviamente, eran voluntaristas
y, claro, es utópico que algo que no funciona, funcione en la práctica. Pero bueno, los
socialistas utópicos decían, no, no, es que esto funciona de maravilla, todo el mundo
se querrá sumar aquí, pues que se sumen voluntariamente. Las cooperativas funcionan
mejor que las empresas capitalistas. Bien, pues cree usted cooperativas y compita a la
hora de producir bienes y servicios con empresas que son capaces de atraer capital a gran escala
y que, por tanto, pueden incorporar el ahorro de otras personas sin que esas personas tengan
porque están trabajando físicamente en las empresas. Compita, veamos si es así o no
es así. Probablemente no sea así, pero a lo mejor en determinados contextos o para determinados
bienes puede ser así, pues adelante, maravilloso. Esto es el libre mercado.
Noveno principio. Bueno, toda esta infraestructura jurídica, si lo queréis, se quedaría en
nada si no hubiese detrás algún tipo de institución que se encargue de velar por el respeto escrupuloso
de esos principios. ¿Cuál es la institución que se encarga de velar por el respeto de
esos principios? Llámemosle comunidad política. Comunidad política como aquel conjunto de
instituciones sociales jurídicas que tienen como misión, por un lado, especificar exactamente
o descender esos principios generales a la realidad concreta. Vale, sí, propia privada,
pero propia privada, ¿qué es exactamente? Por ejemplo, ¿cómo se adquiere exactamente
la propia privada? Hemos dicho por ocupación original o pacífica. Vale, pero ¿qué entendemos
por ocupación pacífica o original? ¿Que yo llegue a un terreno que no es de nadie
y diga, ¿todo esto es mío? Eso sirve para decir que he ocupado pacíficamente todo esto.
Bueno, pues este tipo de detalles es los que hay que especificar legislativamente, no de
un modo que vacíe en el principio, no de un modo que contraría en el principio, pero
sí de un modo en que lo vuelvan operativo y aplicable. Incluso puede haber determinadas
zonas grises, de las que a lo mejor lo hablamos en el turno de preguntas. Por ejemplo, propiedad
intelectual. ¿La propiedad intelectual es propiedad o es un ataque a la propiedad? Bueno,
según como lo entendamos, se articulan un determinado tipo de normas u otros y el liberalismo
puede ser compatible con ambos sistemas, siempre y cuando ese sistema se articule para respetar
la idea de propiedad privada. Y eso es una misión que tiene la comunidad política especificar
para un conjunto de ciudadanos concretos como se aplican esos principios generales.
Y luego, evidentemente, usar legitimamente la fuerza cuando esos principios o esos derechos
especificados son conculcados. ¿Cuál es el problema de las comunidades políticas
que precisamente, porque tienen poder para imponer el derecho, se vuelven fácilmente
tiranizables? Es decir, fácilmente pueden querer extralimitarse a la hora de desarrollar
sus funciones. Incluso se las puede, en cierto modo, idolatrar y considerar que son el origen
del derecho y que, por tanto, están legitimadas a especificar los derechos individuales tal
como quieran. De ahí que el principio liberal sea el gobierno limitado. El gobierno, salvo
que expresamente se pacte, lo contrario, entre todas las personas afectadas, en cuyo
caso entraríamos dentro del principio de libertad de asociación, el gobierno debe
estar absolutamente restringido a la protección de los derechos individuales. A nada más,
todo lo que exceda ese mínimo imprescindible ya supone una conculcación de los derechos
individuales de algunas personas. Insisto, que luego a las personas se pueden asociar
y decir, no, queremos un órgano de gobierno que haga más que este mínimo. Pero lo que
no se puede hacer es, usted no quiere que haga más que ese mínimo, yo sí, pues yo
solo impongo. Y, por supuesto, y también en este principio, de hecho, es el capítulo
más largo del libro, hay que analizar qué tipo de configuración institucional es la
medida que permite que el gobierno, o que permite al menos maximizar la probabilidad
de que el gobierno se mantenga limitado, porque simplemente decir que el gobierno ha de limitarse
cuando le estamos dando todo el poder al gobierno, pues no parece que vaya a ser lo más probable.
Por tanto, ¿cómo configuramos las instituciones de gobernanza para que el gobierno se limite?
E, históricamente, el liberalismo ha dado bastantes respuestas. División de poderes,
de la representativa, constituciones, contrapoderes externos al Estado. Y bueno, en el libro los
discuto y veo que en ninguno de ellos es especialmente efectivo y que pueden ser en
muchos casos peligrosos, pero que todos ellos sí tienen algo de razón detrás a la hora
de querer limitar el poder político. Y ya por último, y este es el principio que,
en cierto modo, creo, donde vamos a ver que muchos de los principios anteriores que tomamos
como dados y como evidentes no siempre los respetamos en todos los casos, globalización.
¿Qué entiendo por globalización? No una globalización de tipo económico, que también,
porque al final la economía es parte de la sociedad, pero cuando hablo de globalización
en realidad lo que quiero decir es universalidad de los principios anteriores. Todas las personas
tienen estos derechos, estos derechos ultrabásicos, con independencia de la comunidad política
que integren. Es verdad que la comunidad política especifica, en la vida concreta,
cómo se aplican esos principios. Pero la comunidad política no está ni legitimada
para violar los derechos básicos, los principios básicos de sus ciudadanos, ni tampoco a
violar esos derechos básicos de otros ciudadanos que no formen parte de su comunidad política.
Por tanto, el liberalismo, en cierto modo, defiende los derechos humanos, no el documento
específico de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que puede tener derechos
que son totalmente liberales y otros que no lo son, pero sí la concepción de que los
derechos son de la globalidad del género humano, de la globalidad de seres humanos,
y que por tanto no hay derechos segmentados por fronteras, al menos no derechos básicos,
no derechos humanos. Obviamente, insisto, la comunidad política puede pactar derechos
reforzados o derechos añadidos entre sus ciudadanos y en ese sentido, si yo no formo
parte de tu comunidad porque no lo hemos pactado, yo no tengo acceso a esos derechos, porque
no formo parte de ese grupo. Lo mismo con las religiones, si yo no soy miembro de tu
religión, pues no tengo derecho a determinadas prevendas que a lo mejor otorgue esa religión.
Ahora, los derechos que hemos visto antes, que son los mínimos indispensables que hay
que respetar para todos los humanos, los tienen todas las personas con independencia de la
comunidad política que integren, y por tanto si una comunidad política atenta contra esos
derechos, está atentando contra el orden social liberal.
Entonces, claro, igualdad jurídica, bueno, cuando hablamos, por ejemplo, de restricciones
migratorias, pues aquí, a veces, la igualdad jurídica no se percibe tanto. Vale, si, todas
las personas somos iguales. Ahora, tú, en el lado de la frontera que has tenido la mala
suerte de nacer, sin poder entablar relaciones comerciales, o relaciones afectivas, o relaciones
sociales, con personas que en este otro lado de la frontera quieren entablar relaciones
contigo. Claro, yo no estoy diciendo que una persona entre en un sitio donde nadie la quiere,
pero es que hay gente que sí quiere esa otra persona y por tanto está legitimada a relacionarse
con ella, salvo que expresamente haya renunciado a esa libertad, cosa que yo sepa no hemos
hecho. Entonces, esos son los 10 principios básicos del liberalismo, del orden social
liberal. En el libro, pues, ya digo, las dos terceras partes del libro están dedicadas
a desarrollarlos, a ver cuáles son sus ventajas, cuáles pueden ser sus inconvenientes, sus
limitaciones. También trato de ofrecer una panorámica histórica de cómo sus principios
han sido desarrollados, muchas veces de manera sistemática e incoherente, pero como un archipiedago
que va emergiendo y al final terminas viendo toda la continuidad del continente, han sido
desarrollados por la tradición liberal y desde lo que hasta la actualidad podéis encontrar
muchas citas y muchas referencias a obras históricas que han marcado el liberalismo
para definir estos principios. Y el último tercio del libro lo que intento es aplicar
estos principios para injuiciar tanto ideologías o filosofías políticas rivales del liberalismo,
alternativas que se venden como mejores o como superiores o como preferibles al liberalismo,
socialismo, socialdemocracia, utilitarismo, conservadurismo, nacionalismo, republicanismo,
muchosismos y ver cuáles son las carencias que tienen y por qué en algunos puntos básicos
son incompatibles con el liberalismo y luego ya el último capítulo del libro está dedicado
y a lo mejor no sé si es lo que más os motivará al interés o no, pero a lo mejor es parte
de lo que podemos debatir a partir de ahora como estos principios se aplican a entender
muchas de las problemáticas que hoy en día visibilizamos, como algunos de los que ha
comentado Ruye, prostitución, inmigración, libertad de drogas, gestación subrogada,
restricciones a la accesa de determinadas profesiones, controles de determinados precios,
urbanismo, aborto, etcétera, una pluralidad de temas que en cierto modo y especialmente
por desgracia durante estos días que tan largos se nos hacen a muchos de permanente
campaña electoral están continuamente sobre la mesa, pues creo que es un momento adecuado
justamente para rescatar estos principios y darles en la cabeza a todos aquellos que
en última instancia defendiendo posturas frontalmente antiliberales en cada uno de estos
puntos y hacerles ver cómo al defender determinadas posturas no están respetando en última instancia
la libertad de cada una de las personas, sino que están imponiendo a todos los demás
su particular cosmovisión del mundo que puede ser muy legítima, pero para que la vivan
ellos, para que se le impongan a los demás. Muchas gracias.
Muchísimas gracias Juan y pasamos ahora al debate para todo aquel que quiere hacer alguna
pregunta, algún comentario o simplemente alguna punta o comentar cualquier cosa. Hay
un micrófono que está aquí, con lo cual esperate a recibir el micrófono porque se
está grabando y si esperáis a recibir el micrófono luego no se oye, con lo cual si
levantáis la mano los que queráis a preguntar os iremos pasando el micrófono.
Ayer en la tercera, segunda fila. Bueno eso excede en mucho mi capacidad
intelectual, básicamente porque no tengo formación en ciencia política aplicada y
mucho menos hoy es especialista en China. Lo que pasa es que por dar una valoración
o una contextualización, China claramente no es una democracia, pero tampoco es una
sociedad ni lejana, ni remotamente liberal. Ahora bien, desde Mao creo que es obvio que
el país ha ido reconociendo tímidamente algunas libertades, es decir, no es tan anti-liberal
como lo era en los tiempos de Mao, incluso para los extranjeros con buenas conexiones
puede ser muchísimo más libre, a lo mejor que determinadas sociedades occidentales
y es esa pequeña apertura institucional lo que ha permitido, también al integrar
China en los flujos comerciales internacionales, que ha tenido un desarrollo tan formidable.
Ahora claro, la teoría que muchos sostenían es conforme China se vaya desarrollando, China
irá avanzando hacia la democracia y creo que esa visión es una visión un tanto naif
de lo que ha sucedido en Occidente, porque es verdad que en Occidente liberalismo y posteriormente
democracia fueron de la mano y en la medida en que liberalismo y democracia permitieron
una apertura institucional hubo desarrollo económico. Ahora, si una sociedad civil tutelaa
desde el Estado mercantilista, muy mercantilista y con tíntes, si lo queréis incluso fascistoides,
ahora proporcionar un cierto bienestar creciente a la población, esa población no tiene porque
tener incentivos muy fuertes a querer revelarse contra el poder político y reclamar una ampliación
de las libertades a otras esferas que no sean estrictamente económicas. Por tanto, ese
determinismo de la prosperidad traerá la libertad en todos los frentes creo que es un determinismo
ya digo un poco ingenuo, es un escenario pero no tiene por quedarse.
Esta cuestión es que pasará si China deja de crecer y, por tanto, empieza a haber una
cierta tensión social también hacia las instituciones políticas y ahí muy probablemente habrá
grupos de disidentes que reivindicarán la democracia como una forma para salir del
estancamiento y ahí habrá un conflicto y de ese conflicto podría salir una democratización
del país. Pero en todo caso creo que lo fundamental en China, más que la democracia, sobre todo
la ampliación de libertades en muchísimos campos donde no existen.
Hola, buenas tardes. Juan Ramón, era buena por el libro, muchas gracias. Yo te preguntaría
si podrías arrojar algo más de luz sobre las complicaciones de los partidos de corte
liberal en el entorno del ámbito político, un poco al hilo de lo que tu comentabas, el
hecho de que un liberal poco dura en el poder, las relaciones de poder en ese caso de las
agrupaciones políticas de corte liberal. Muchas gracias.
Bueno, es que, claro, los partidos políticos que quieran ganar las elecciones, los partidos
políticos libales que quieran ganar las elecciones tienen un problema básico y es que no hay
liberales suficientes para que les voten. Con lo cual, partiendo de esa premisa, todo
partido político que tenga una cierta inclinación liberal nunca va a sobrepasar ciertas líneas
rojas, aunque la gente del partido se lo crea, que luego no sé si se lo creo o no, pero
aunque se lo creyera, nunca las va a sobrepasar si quiere aspirar a tener cierto poder dentro
del Estado. Eso por un lado, con lo cual es muy complicado
hacer penetrar el discurso político liberal dentro de una sociedad donde los liberales
no son ni mayoría ni una minoría relevante. Luego, además, uno podría decir, bueno,
el partido no es liberal, pero se van a introducir personajes liberales que van a intentar influir
desde dentro para que, al menos, las políticas de ese partido tengan una cierta orientación
liberal, que es la otra alternativa. No creamos un partido liberal, sino que nos infiltramos
en partidos no liberales. El problema de esto es que, al final, el partido absorbe
devora a la personalidad. Si la personalidad se revela contra el partido, va a ser expulsado
o se va a ir él. Si la persona se doblega al partido, la persona deja de ser un espíritu
liberal crítico relevante. Entonces, al final, la política es una guerra, no una guerra violenta
o en el sentido propiamente bélico, pero sí es un enfrentamiento entre grupos. Y, por
tanto, hay que entender que quien entra en un partido entra a someterse a un grupo, a
las directrices de un grupo, entra como soldado, quizá como cabo o como teniente, pero al
final cabo, sometido a una jerarquía. Y el único que, en teoría, puede marcar las
directrices del partido, que en la práctica ni eso, es el capitán general. Y para llegar
a capitán general, tienes que haber cortado muchas cabezas antes, y para haber cortado
muchas cabezas antes, tienes que haber ido escalando desde posiciones muy bajas.
Entonces, claro, el que entra desde abajo diciendo, no, yo es que soy muy liberal, y luego se
va arrodillando a todos los superiores anti-liberales durante 20 años para llegar al poder, pues
normalmente habrá terminado corrompiéndose y se habrá terminado volviendo un cínico
a la hora de escalar a esa posición. Y digo, en la práctica ni siquiera el capitán general
puede marcar las directrices, pero claro, si de verdad pensamos que el líder de un partido
político tiene control pleno sobre el partido y sobre los grupos externos al partido para
marcar lo que él quiera, nos equivocamos. No sé si Pablo Casado es muy liberal, medio
liberal, nada liberal, pero desde luego a la hora de mandar un mensaje, tiene que tener
en cuenta a todos aquellos que están comiendo el partido político y que lo han ahopado
ahí, y tiene que medir si colocar determinados mensajes en la esfera pública va en perjuicio
de las probabilidades de reelección del resto de miembros del partido o no, y si va en contra
se tiene que callar, porque si no se calla y los otros ven peligro al supuesto, le van
a armar un motin y se lo van a cargar. Con lo cual, hay una interdependencia ahí que
en una sociedad no liberal tiende a hacer hacía mensajes no liberales, y ahí el equilibrio
intelectualmente honesto es, o te largas, o te quedas y te corrompes.
Buenas tardes, yo te quería preguntar sobre la aplicación de estos principios, ahora
en la sociedad actual que tenemos, me generan particularmente dudas en el gobierno alimitado
que habías defendido antes, como en una sociedad tan grande como la nuestra, se podría hacer
efectivo en ese gobierno, ver, hacer efectivo el poder sobre la sociedad.
No sé si he entendido… O sea, en principios que he defendido el gobierno…
Sí, sí, sí.
Pues una sociedad como la nuestra que es grande, no veo cómo se podría llevar a cabo su aplicación,
ese gobierno cómo podría ejercer su poder sobre el resto de la sociedad siendo este limitado.
Bueno, a ver, sí, no sé si te estoy interpretando correctamente, pero si la idea es cómo en
una sociedad tan mayoritaria, tan plural, un gobierno que tenga poco poder va a ser capaz
de imponer el cumplimiento de las normas si estamos diciendo que no tiene poder.
Evidentemente, y en esto me empieza a ver cierta literatura, si una sociedad es una
sociedad anárquica en el sentido tradicional del término, es decir, de órdenes sociales,
conflictos, ausencia total de instituciones coordinadoras de tipo no gubernamental, o
tienes un gobierno fallido, porque si tienes un gobierno débil en esa sociedad, pues el
gobierno va a fracasar, o tienes un gobierno muy fuerte y, por tanto, no limitado, aunque
la limitación no se refiere tanto al poder que tenga el gobierno, sino a la aplicación
y al uso concreto que haga ese poder, pero es verdad que si tiene mucho poder, tiene
mucha facilidad para saltarse esa limitación.
Pero bueno, o tienes un gobierno muy fuerte, es decir, con mucha capacidad gubernamental
para imponer el derecho.
Entonces, es verdad que en sociedades no pacificadas, si lo queremos llamar así, sociedades desordenadas,
donde no hay instituciones, ya digo, no gubernamentales que conduzcan a respetar las normas básicas,
no hay una buena alternativa, o tienes gobiernos fallidos o gobiernos muy poderosos, que probablemente
en muchos aspectos no serán liberales, aunque intenten utilizar ese poder para respetar determinadas
libertades.
Por ejemplo, uno de los últimos libros que se ha publicado es que la libertad religiosa
en gran medida se consigue imponer conforme los gobiernos se van volviendo fuertes y
van teniendo capacidad para hacer respetar la libertad religiosa.
Ahora, en sociedades donde la propia sociedad civil ha interiorizado determinados valores
básicos, que son los que espera que el gobierno haga respetar, no necesitas un gobierno muy
potente para que esas normas se cumplan.
¿Por qué? Porque tienes el respaldo de unas mayorías sociales muy amplias para conseguir
que esos derechos se respeten.
Y por eso, y lo ligo un poco con la pregunta anterior, creo que el trabajo no hay que hacerlo
tanto desde la política, al menos en el estadio actual, sino desde la sociedad civil.
Es decir, hay que intentar cambiar la percepción cultural, moral que tiene la sociedad de estos
principios para que esos principios sean auto aplicables, es decir, para que yo entienda
que robar este mal o está mal y, por tanto, no necesite que haya un policía continuamente
a mi lado para vigilarme que no robe, que entienda que incumbrir los contratos está
mal y, por tanto, no necesite algo acil cada vez que se firma un contrato y cada vez que
se ejecuta un contrato e, incluso, si el gobierno en un momento determinado no tiene
capacidad para hacer respetar normas que las mayorías entendemos básicas a la hora de
eso, de tolerar las libertades de otras personas que tenga apoyo popular y fuerza desde la
sociedad para impulsar ese cumplimiento.
Hola, buenas tardes.
Bueno, lo primero de todo, muchas gracias por la conferencia.
Y tenía un par de preguntas rápidas, ¿hasta qué punto consideras el contrato de esclavitud
un límite de la autonomía contractual y luego debes respetarse la propiedad privada
de aquellos que le daron de buena fe propiedad que fue adquirida violentamente?
Vale, la primera pregunta me parece interesante en el sentido de querer como testar los límites
de los principios, la relevancia práctica de tiene eso es una marcia nada.
Pero yo el contrato de esclavitud o de servidumbre, si lo queréis, lo puedo ver legítimo siempre
porque en mi concepción de los contratos los contratos siempre han de tener una cláusula
de salida.
De hecho, si tú rompes el contrato has de reparar el daño causado, entonces lo rompes
y repas el daño causado. Por tanto, una persona que firmara un contrato de esclavitud dejaría
ese esclavo y evidentemente tendría que indemnizar si ha firmado ese contrato voluntariamente
a aquel con el que lo ha suscrito, porque si no, le ha hecho perder el tiempo en cierto
modo.
No, es decir, que tú digas, no, mira, vamos a firmar una simulación contractual, no sé
qué, pues si no, no lo firmas desde el principio, pero tienes que tener la posibilidad de salir
simplemente rompiendo el contrato e indemnizando.
La segunda pregunta sí es mucho más relevante. No solo es interesante para testar la aplicabilidad
de los principios, sino que tiene aplicaciones o implicaciones prácticas muy importantes.
Yo he mencionado que la propiedad se adquiere por ocupación pacífica o por transferencia
voluntaria de propiedades pacíficamente ocupadas, entre ellas la herencia. La herencia es una
transmisión de una persona muerta, una persona viva, pero que se suscribió la transferencia
en vida de una propiedad.
Creo que hay un tercer modo de adquisición, aunque eso entraría dentro de cómo la comunidad
política configura el derecho de propiedad, es decir, no creo que forme parte esencial
del núcleo del derecho de propiedad, pero sí creo que es una de sus manifestaciones,
que es la usucapión.
Tú una propiedad la puedes abandonar. Tú puedes tener algo y abandonarlo, y si lo abandonas
con la voluntad de dejar de ser dueño, no quiero que esto siga siendo mío, eso es una
cosa libre que cualquiera puede volver a ocupar y se la puede apropiar.
Entonces, parece que estoy dando un giro, pero es para contestarte. El abandono de cosas
se puede hacer de manera tacita o no explícita. Yo abandono algo, no digo, oye, qué ha abandonado
esto y ya no me considero dueño, sino lo abandonas. Entonces, ¿cómo sabemos que algo
que aparentemente no tiene dueño es algo que ha sido abandonado y que por tanto es
susceptible de nueva ocupación a través de presunciones? Si tú has dejado de utilizar
algo y yo lo adquiero y lo utilizo públicamente durante 20 años, por ejemplo, cabe presumir
que tú lo has abandonado, si no has protestado, si no has dicho que esto es mío, déjalo
durante 20 años, es decir, durante un periodo de tiempo muy largo, y por tanto, ¿qué pasa
a ser mío?
Esa es la usucapión, que es una forma de adquirir la propiedad por prescripción del
derecho ante la hipótesis de que el antiguo dueño abandonó la cosa. Entonces, la usucapión
de buena fe, yo creo que es una forma de adquirir la propiedad. Esto que significa que,
al final, en cierto modo, todas las propiedades que tenemos hoy son fruto de un pasado violento,
pero yo no tengo ningún tipo de conexión con los que violentaron propiedades pasadas.
Si yo compro una casa, la compro sin preguntarme y sin saber, o incluso sabiendo que esa persona
que me la vende la adquirió él de buena fe y la adquirió pacíficamente, otra cosa
es que 20 generaciones atrás alguien robará esa casa, y por tanto, si yo me la quedo y
nadie protesta contra ese título de propiedad durante un largo periodo de tiempo, eso pasa
a ser mío, se consolidan un nuevo derecho.
Otra cosa, y en determinados casos sí podría tener aplicabilidad, es imaginemos que determinadas
víctimas de expropiaciones no han tenido derecho a protestar. Entonces, ahí creo que habría
que perseguir el patrimonio de aquellos que le robaron y se lucraron con ese robo. Si
yo compro una casa, salvo que la casa tenga una vinculación emocional muy fuerte con
esas personas, lo lógico es que aquella persona que me la vendió a mí, o que se la vendió
a quien me la vendió a mí, y se la robó a ellos, resarza, indemnice a estas personas.
No yo que no obtenido ningún lucro, porque yo la he pagado y a eso otro que se ha quedado
con mi dinero a cambio de ello, quedarme en la casa, claro, es el que ha tenido una ganancia,
un hurto neto, si lo queremos, es el que la robó, y es ese, o el patrimonio de sus herederos
el que habría que atacar. Siempre que el patrimonio sea también individualizable, porque la
responsabilidad penal no la puedes heredar. Hay que intentar indemnizar esas víctimas,
porque son víctimas si han podido protestar, o sea, si no han podido protestar porque no
se les ha dejado, otra cosa es que digas no, es que durante 100 años nadie ha protestado
y ahora yo me he considerado un heredero de víctimas pasadas y protesto para que me deis
una renta, eso no. Ahora, si es verdad que había una situación de opresión violenta
y no se ha podido reclamar ese derecho de indemnización, pues sí que creo que habría
que considerarlo. Pero de nuevo, estos son cuestiones que tiene que definir la comunidad
política de manera muy específica y como mucho lo que podemos hacer es tratar de influir
el modo en el que se define diciendo, oye, que la reparación del daño es un principio
liberal, por tanto, no te lo pases por el forro, incorporarlo en la legislación específica
que tú desarrolles.
Bueno, Juan Ramón, en primer lugar, gracias por el libro, y bueno, quería hacer dos preguntas
rápidas. En primer lugar, este marco parece utópico porque si partimos de la base y que
los liberales no llegan al poder o no aguantan mucho en partidos políticos, ¿cómo vamos
a orientarnos?, o sea, como el Europa, para poner ejemplo, va a escapar de la sociedad
democracia para acabar en un sistema que se basa en estos supuestos, eso por un lado.
Y luego, quería preguntarte, hablando de políticos y liberales, ¿a ver qué te parecía
a nivel personal el programa económico de Partido Popular, concretamente de Anil La
Calle, te doy lo muy rápidamente, proponer el URPF hasta dejarlo por debajo del 40%,
impuestos desde el 20%, vacaciones fiscales para parados que hacían emprender, eliminación
de sucesiones, doblaciones actos jurídicos, documentos y patrimonio, y la mochilaustria
acá. A ver si realmente esto es per campaña electoral o realmente es aplicable y que
Partido Popular va a ir ahora a cabo. Gracias.
Bueno, a ver, yo creo, insisto, que puedo estar equivocado, pero mi postura en esto es que
hay que incidir mucho más en la batalla de las ideas y menos en la batalla política.
Otro me dirá, no, la batalla de las ideas no sirve para nada, lo importante es la política,
¿vale? Pero yo creo que lo que hay que intentar hacer es que estas ideas permanen en sociedad
y en cierto modo han permeado, en otros se está perdiendo justamente porque se está
perdiendo la batalla de las ideas, pero en muchos ámbitos ha permeado. Hace 400 años
lo de la libertad religiosa era la marcianada, ¿cómo vamos a respetar a otros que tengan
otra religión, que están diciendo que mi Dios es falso, etcétera? No, no, Ereje,
muerto. Hoy no, hoy vemos que esto es absurdo. Entonces, la libertad religiosa ha permeado
como un principio básico, pues de la misma manera pueden permear otros principios, pero
para eso hay que dar la batalla diariamente, no solo porque hay que ganarla, sino porque
luego no hay que perderla, es decir, una vez la hayas ganado has de permanecer en esa posición,
porque tendrás otras ideologías que te estén intentando decir, no, la propia es un robo,
por tanto, aunque tengas derecho de propiedad, te hay que dejar de tenerlo, etcétera. Entonces,
esa amenaza siempre la vas a tener y hay que dar esa batalla intelectual de manera continua
y eso es al margen de la política. Al final, una vez hayan permeado las ideas, la política
será una traslación de esas ideas y yo es lo que digo siempre, yo me gustaría vivir
en una sociedad donde Izquierda Unidad fue un partido libertario, claro, ¿por qué?
Porque, si no, Izquierda Unidad no existe como partido político. En cuanto a si el
Partido Popular aplicara su programa o no, pues, yo qué sé, es decir, eso el Partido
Popular sabrá y, desde luego, los antecedentes no son muy ilusionantes al respecto. Yo más
allá de si lo aplicaran o no, que no va a depender solo de ellos, eso también hay
que decirlo y, por tanto, en cierto modo, ya nos están engañando diciendo, queremos
hacer esto ya, pero sabes que vas a tener que pactar y no queremos, solo queremos bajar
impuestos, no recortar el gasto ya, pues eso es imposible, no económicamente, sino que
es imposible políticamente, porque vas a tener que pactar con ciudadanos que no te lo va
a comprar, no te lo va a comprar la Unión Europea.
Bueno, creo que hay un mensaje donde, bueno, ya escribí al respecto, ¿no?, donde Dani,
que es una persona muy liberal, creo que claramente se ve cómo tiene que compatibilizar,
pues intereses, ideas, sensibilidades, como lo quedamos llamar, contrapuestas precisamente
por haber entrado en un partido político, que es cuando dijo que no hacía falta reducir
el Estado del 41%. Obviamente, con un Estado del 41% hay mucho margen para seguir ampliando
las libertades, no estoy diciendo que la única misión de un liberal sea reducir el
peso del Estado, pero, hombre, es una misión fundamental de un liberal. Entonces, que una
vez dentro ya la ambición de la batalla se haya limitado tanto demuestra, no queda ni
no sostengas esas ideas. Lo que demuestra es que esas ideas dentro del PP tienen una
cabida limitada y, por tanto, incluso con la mejor buena fe, si estás dentro para intentar
influir, tienes que volverte mucho menos ambiciosos en lo que buscas.
Hola, Juan Ramón. Yo siempre me he preguntado por qué entre liberales y libertarios siempre
hay como una tendencia abstencionista, cuando realmente si quieres cambiar las cosas va
a tener que ser en democracia, porque el movimiento liberal aquí en España yo no lo
veo especialmente revolucionario, entonces va a ser dentro del sistema, pero siempre
liberales, por ejemplo tú, si no me equivoco, o Villa Nueva, y esta gente que siempre decís
que no votáis y casi es una medalla, es como que puede argumentar mejor si te apartas
del espectro electoral y dice que tú lo miras todo desde arriba. Entonces, nunca entendí
por qué. Bueno, hay varios motivos, lo que pasa es que
no sé si tenemos mucho tiempo para largarme tanto. Uno es porque votar nos sirve de mucho,
primero, es decir, tu voto y el mío no vale para nada. Quiero decir, una más electoral
de 20, 25 millones de personas ya me dirás tú que va a decidir un voto. Dos, tú puedes
decir vale tu voto, no, pero si tú dices a quién votas sí, vale, pero entonces ya
estamos hablando de señalización. Y ahí la cuestión es ¿qué es más importante
señalizar? ¿Yo apoyo a este partido político o este sistema no me gusta, porque todos los
opciones son antiliberales y, por tanto, me opongo al sistema?
A ella es una cuestión estratégica. Yo creo que tiene bastante más impacto hacer una
enmienda a la totalidad hoy de la clase política existente que prestar tu apoyo intelectual
a un partido político. Otro puede pensar que no, y de hecho hay liberales que piensan
que no solo votan, sino que se meten en política. Pero mi visión es bastante antipolítica,
no solo por la configuración actual de los partidos políticos, sino también por lo
que representa y por las reglas internas de la política que a mí me asquean bastante.
Y en tercer lugar, porque aunque uno podría decir, oye, voy a decir qué programa es más
liberal de todos, al final no hay ningún programa que sea genuinamente liberal, ni
en mi opinión netamente liberal. Hay medidas que son de algunos políticos mucho más liberales
que otras, pero en cambio esos mismos políticos, estoy pensando en Vox, pueden ser radicalmente
anti-liberales en otras. Entonces, primero, no me gusta hacer esto sobre todo como señalización
pública de estas libertades, son más importantes que las otras, porque cualquier otra persona
puede tener una perspectiva distinta y estará plenamente legitimado a valorar más otras
libertades que son restringidas que aquellas que están ampliando. Y dos, porque una vez
dices, yo creo que este es el partido más liberal, que insisto, ninguno lo hay porque
al final son cosas que no se pueden sumar y restar. Al final ya te identifican con ese
partido. Y yo creo que eso es lo peor que se puede hacer desde una perspectiva de independencia,
como es la mía. Es decir, yo estoy al margen de la política para poder criticar a todos
los partidos políticos y mezclarme con un determinado apoyo, un determinado partido
político, inmediatamente te va a contaminar de cuestiones que desarrolla ese partido político
que, con las que tú no tienes absolutamente nada que ver, parece que está diciendo no,
yo soy de este equipo de fútbol y por tanto lo compro con sus virtudes y con sus defectos,
pues no, virtudes muy poquitas y defectos muchos y por tanto vamos a criticar los defectos
que tienen todos para que dejen de tenerlos o para que les suponga un coste electoral
tener esos defectos.
Buenas tardes, Felicia, después del libro y mi pregunta la siguiente. ¿No crees que a medida que las sociedades avanzan, evolucionan
y se vuelven más complejas, surgen unos problemas, por lo tanto es natural o incluso legítimo
que los gobiernos asuman más competencias? Fíjate que yo pensaba que la pregunta iba
a ser conforme a las sociedades se vuelvan más complejas, no tendría sentido que acaban
con el liberalismo y mi respuesta iba a ser que sí, es decir, cuanto más complejas una
sociedad menos la puedes homogeneizar y menos puedes dar soluciones centralizadas y únicas
para gente que requiere soluciones diversas porque plantea o tiene problemáticas diversas.
O sea, cuando todo el mundo es católico, pues tener un gobierno católico y no es un gran problema.
Ahora, cuando hay 20.000 religiones dentro de un país, ¿cómo vas a tener un gobierno católico
o un gobierno musulmán? No tiene sentido. Entonces, cuanto más compleja, variada de
heterogéneas una sociedad, más tienes que buscar consensos de mínimos y no de máximos.
Ahora, si la cuestión es, ¿hay determinados retos, digamos que incluso abarcan a toda
la humanidad, el cambio climático, etc., que necesitan de una solución política, pues
tal vez sí. No niego esas excepciones, pero que son las excepciones. No me digas, no,
pues el cambio climático vamos a crear una sociedad totalmente controlada y planificada
por el Estado, porque no. El cambio climático es un problema muy particular que si la única
forma de atacarlo es con una acción gubernamental coordinada mundial, pues habrá que atacarlo
así. Pero ya está, solo para eso es restringido a eso, no a cualquier otro asunto precisamente
por la idea de gobierno limitado. Que hay un problema y que la única forma de hacerlo
precisamente porque si no se hace, también vive la libertad de otras personas, es esto.
Pues limítese exclusivamente a hacer esto y no se sobre… no traspase otras áreas
que no son de su competencia. Hola Juan, felicidades y gracias por el
libro. Mi pregunta es, si yo fuese representante de un gobierno limitado y veo que hay ciertas
empresas o ciertos negocios que por su modelo de negocio causan, por decirlo así, una influencia
o unos aspectos negativos sobre la sociedad. Por ejemplo, si tengo un amigo que es ludópata,
que no puede dejar de ir a un casino y si veo que en la sociedad eso es un problema creciente,
que cada vez más jóvenes van a casas de apuestas o que cada vez más jóvenes apuestan y se
arruinan, yo dentro de ese gobierno limitado tendría como… no voy a decir derecho, sino
tendría a lo mejor la legitimidad de no prohibir, pero sí poner ciertas limitaciones
a ese tipo de negocio. Es decir, no es lo mismo vender plazas de parking en una startup
que un casino o tabaco que tiene nicotina o cualquier cosa que pueda generar una adicción.
A ver, obviamente lo que he planteado es un esqueleto para permitir, posibilitar, mejor
dicho, la coexistencia, la cooperación y la convivencia. Esto no es la panacea para
todos los problemas que existen en la sociedad ni muchísimo menos. Una sociedad liberal se
puede extinguir, puede desaparecer, puede ser una sociedad completamente disfuncional,
es perfectamente factible que tengas este esqueleto institucional y que sea un caos de sociedad,
que la gente se odie entre sí, que se insulten, que estén adictos a mil adicciones diversas,
que la natalidad sea cero y que en dos generaciones haya desaparecido en la sociedad, todo eso
puede pasar. Esto no es, oye, la solución a todo pasa por aquí, no, esto es la restricción
para cualquier solución que quieras plantear pasa por aquí. La ludopatía es un problema
así, bueno, a lo mejor para otros no lo es, pero vale, coincido contigo en que es un problema,
busquemos soluciones dentro de este marco para ese problema, no te saltes el marco para imponer
tu solución, porque sino también a lo mejor se coaligan los dueños de casinos para saltarse
en ese marco e imponer lo que a ellos les interesa, que es lo que les dé dinero creando
adicciones. Entonces, creo que hay una tentación muy fuerte entre muchas capas de la sociedad
de decir, si hay un problema social, me voy a asociar políticamente para darle una respuesta
política. Oye, ¿por qué no dedicas todo ese tiempo, recursos, esfuerzo en buscar soluciones
de tipo no político desde la sociedad civil? Porque al final también en el asociacionismo
político lo puedes entender como un asociacionismo civil, pero que utiliza medios inadecuados,
pues utiliza medios adecuados a través de ese esfuerzo y creo que asociaciones que tratan
de combatir las adicciones de la sociedad ya sabemos que existen y que funcionan relativamente
bien, que no van a darte una solución perfecta, pero es que soluciones perfectas no las vas
a tener permanentemente nada, por tanto, has de buscar creo las soluciones menos imperfectas
que respeten esto, porque si no respetas esto los problemas también son otros.
Bueno, con respecto al apartado del gobierno, ha señalado antes que había un problema
sobre la dificultad que tenemos para limitar el gobierno, ya que todo lo que había estado
ahora, pues está claro que no ha funcionado, por lo que en el marco teórico yo querría
saber si no resulta más lógico hablar de más que de un gobierno limitado de la ausencia
total de gobierno.
Bueno, tenía que faltar la pregunta anarquista, ¿no?
A ver, primero, cuando yo hablo de gobierno limitado no estoy hablando necesariamente
de gobierno estatal, es decir, el libro es plenamente compatible con el anarcapitalismo,
que yo sea relativamente escéptico con respecto a sus posibilidades prácticas, pero en la
medida en que considero que el anarcapitalismo es una rama posible del liberalismo, el libro
no es anti-anarcapitalista, como tampoco es anti-minarquista, es decir, los principios
del libro también son compatibles con el minarquismo y creo que ha una defensa bastante
razonable incluso, desde un punto de vista ético del minarquismo.
Ahora, la idea está de no, como no podemos limitar al gobierno, rompamos el gobierno,
a ver, lo que no se puede limitar es el poder político, entonces, si tú te cargas el Estado,
eso no significa que necesariamente vaya a desaparecer el poder político, de hecho,
el Estado surge de sociedades donde no había Estado, por tanto, la ausencia de Estado no
es garantía de que esa situación perdure en el tiempo y es más, una crítica que creo
bastante sólida al anarquismo es que duraría los telediarios y, por tanto, que volvería
a surgir otra entidad probablemente peor que la anterior y, además, con unos costes de
transición brutales, porque cargarte el gobierno, el Estado existente, ya es problemático,
pues si encima tenemos que pasar por otro proceso de reorganización política, con
todas las matanzas, todo el enfrentamiento, toda la opresión que yo supone, pues todavía
peor. Entonces, ese es un argumento muy extendido
de, bueno, pues si no podemos limitarlo, nos cargamos, pero creo que no es un buen argumento.
Eso no significa, insisto, que el anarcapitalismo haya que desecharlo, sí, después de un análisis
político, filosófico, económico, sociológico, incluso psicológico o antropológico, se
llega a la conclusión de que bajo determinados equilibrios el anarcapitalismo es viable,
pues no digo que no, hay que defenderlo, pero creo que falta ese análisis y, de hecho,
si se desarrolla ese análisis, probablemente se vea que normalmente será un equilibrio
muy inestable, precisamente porque volverá a surgir el poder político.
Nos queda tiempo para un par de preguntas más.
Enhorabón, ajo, enhorabón, me siento un poco la de la cuota femenina del alismo, aunque
hay muchísimas mujeres en comparación con nuestros tiempos, ¿no? La verdad es que cualquiera
que te conozca no se va a sorprender del contenido del libro porque son los principios de siempre
que llevas tantos años proclamando, escribiendo, hablando en televisiones, radios, etcétera.
Y precisamente sobre eso te quiero preguntar, ¿cuáles crees tú que son las fuerzas que
hacen que haya que estar permanentemente repitiendo los mismos principios y las mismas cosas,
de diferente manera, tal vez, pero porque da la sensación que es necesario, es decir,
cuando leí tu libro y de qué iba, pensé otra vez, pero me doy cuenta, primero por
esto, luego por las manos levantadas y, segundo, por lo que veo en televisión, por la campaña
electoral y todo esto, y mirando a Latinoamérica también, de que es que sigue haciendo falta.
Creo que hay dos fuerzas importantes que mueven esto. No quiero ser despectivo en el
sentido de que los que no sean liberales tal, pero la ignorancia y el interés.
Entonces, prácticamente cualquier ámbito tiene que estar refrescando continuamente
el conocimiento, básicamente porque la gente muere y ese conocimiento se pierde una vez
a muerto y la gente nace y no nace con conocimiento. Por tanto, socialmente tiene que haber un reciclaje
permanente, una repetición permanente de determinadas ideas para que haya esa transmisión
de ideas. Con lo cual, aunque toda la gente fuera bien intencionada, habría falta enseñar
y divulgar estas o cualquier otro grupo de ideas.
Y luego los intereses, y creo que hay gente muy interesada en pervertir estos principios
y utilizarlos en su favor. De hecho, esto es lo que proporciona un marco bastante impersonal.
Si tú me dices, ¿quién sale ganando con esto? Si nos ponemos detrás del velo de la ignorancia
rorsiano, ¿quién sale ganando con esto? Pues realmente nadie, porque todos tienen las
mismas reglas de juego y desarrollan sus vidas de manera voluntaria junto con otros y autónoma.
Entonces, en principio nadie sale ganando con esto. Pero claro, si tú quieres instrumentar
las instituciones para asitar a otros, esto lo tienes que pervertir. Y evidentemente lo
que no puedes decir es, oye, que lo estoy pervertiendo para salir yo beneficiado, lo
que tienes que decir es, no, es que todo esto, todas estas reglas no funcionan bien y, por
tanto, hace falta otro conjunto de reglas que casualmente son las que me privilegen a mí,
pero no es por esto, es porque es el bien común lo que nos lleva a ello. Y claro, estas
ideas también entran en la esfera pública, la contaminan, entran en debate con las otras
y, por tanto, hay que debatir con ellas para decirles no, y destapar que hay detrás de
ellas.
Tengo sólo dos preguntas. Una es, simplemente, ¿qué funciones crees que son fundamentales
que tenga el gobierno en el marco que propones? Hablo de funciones como educación, defensa,
no sé. Y otra, ¿qué proyectos tienes preparado o dónde vas a hacer foco en los próximos
años?
Funciones, yo siempre digo, las mínimas y indispensables. Esto es, en parte indeterminado,
porque cuáles son las indispensables, claro está. Pero, con esto, ¿qué mensaje quiero
transmitir? Que sí, intelectualmente o empiricamente, llegamos a la conclusión de que una función
que hoy desempeña el Gobierno no necesita desempeñarla al Gobierno. Ese Gobierno tiene
que salir de ahí. Es decir, el Gobierno se tiene que dedicar a aquello que no pueda
desempeñar el sector privado y que, además, haya un interés en el sector privado, en
que sea desarrollado. Porque bueno, a lo mejor el sector privado no ha desarrollado algo
porque nadie lo quiere. Entonces, el Gobierno tampoco se tiene que meter ahí. Pero, por
ejemplo, defensa. Todos queremos que nuestras vidas, nuestras libertades, nuestras propiedades
sean protegidas. Si alguien no lo quiere, pues inmediatamente sería esclavizado o sus
propiedades las regalaría. Todo el mundo, más o menos, queremos protección frente
a ataques a nuestros derechos. La cuestión es, ¿esa protección la puede proporcionar
a alguien que no sea el Estado? No está tan claro porque hay un problema de bienes públicos
muy fuerte ahí. Entonces, si ese problema de bienes públicos no se puede solucionar
en el caso de la defensa, es un problema que se soluciona en otros ámbitos, pero no está
claro que se soluciona en el caso de la defensa, el Gobierno podría tener que dedicarse a esto
en beneficio nuestro. Ahí sí que es en beneficio nuestro, porque queremos esto, pero no somos
capaces de coordinarnos en formas, digamos, voluntarias para alcanzar ese fin.
Por tanto, si vemos que determinados servicios que hoy desarrollan al Gobierno se pueden
prestar voluntariamente, sin necesidad de que lo haga el Gobierno, el Gobierno no tiene
ninguna legitimidad para dedicarse a eso. ¿Qué servicios son los que sabemos que…?
Bueno, pues casi todos. De hecho, una revolución liberal para España, si también hago la cuña
publicitaria, en cierto modo es un análisis de eso. ¿Qué funciones que hoy desempeñan
al Gobierno se han desempeñado históricamente o se podrían desempeñar sin necesidad de
que esté el Gobierno? Ya no digo que se desempeñen mejor de lo que lo hace el Gobierno, incluso
a lo mejor del Gobierno lo podría hacer en algunos casos mejor, pero ya fue una razón
de derechos individuales si más o menos el mercado lo puede hacer, más o menos igual
de bien que el Gobierno. El Gobierno no está legitimado para hacerlo, ¿bien?
Proyectos. Bueno, eso lo tengo que hablar con el editor. No, sí, estoy trabajando
en varias cosas. Lo que pasa es que a veces no me gusta decir en que estoy trabajando,
porque como estoy trabajando en muchas, luego me dicen, oye, ¿y esto qué vas a sacar? Bueno,
es que me he iniciado y me estoy centrando en otras. Ahora mismo de otra forma estoy
trabajando en varios papers más que en libros. Pero aún así también estoy trabajando en
varios libros. Tengo un libro más o menos empezado que es algo así como la actualización
de la refutación del sistema marciano de Bombaver, analizar el capital de Marx y criticarlo
de manera bastante desmenuzada. También una especie de actualización que no lo es,
bueno, de una revolución liberal para España, que sería analizar la teoría de los fallos
de mercado y ver mecanismos generales de resolución de lo que se suelen considerar
fallos de mercado sin entrar tan en detalle en sectores concretos como una revolución
liberal, sino más la teoría general. Luego tengo el famoso libro de Mises, que está
prácticamente escrito, pero que nunca lo remato contra la teoría monetaria de Mises
y alguno más que tengo empezado. Al final, pues de aquí año y algo veremos por cuál
me he decidido para ser lanzado. Bien, pues a buen seguro que podíamos seguir
con este debate, sería interés sintísimo, pero son las ocho y media y tenemos que poner
punto final a este acto, no sin antes agradeceros de nuevo por vuestra presencia y por haber
nos acompañado hoy aquí. Dar las gracias también a la Fundación Rafael del Pino
y a sus responsables por habernos invitado a celebrar aquí esta presentación y como
no a Juan Ramón Rayo por el libro y por su conferencia.
Muchísimas gracias. Hasta la próxima.