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Tomás Piquetí y otros economistas europeos, entre los que se encuentran miembros de PSOE y de Podemos,
acaban de suscribir un manifiesto en el que piden que el Banco Central Europeo,
que durante los últimos años ha estado comprando títulos de deuda pública de los Estados de la Eurozona,
condone toda esa deuda pública.
En concreto, el Banco Central Europeo posee a día de hoy el 25% de todos los títulos de deuda pública emitidos
por los Estados de la Eurozona, unos 2,5 billones de euros.
Y lo que piden estos economistas es que el Banco Central Europeo les perdone a los Estados el pago de esa deuda.
Es decir, que les diga, no hace falta que me devolváis el dinero que os he prestado,
no hace falta que pagáis estos títulos de deuda pública.
Evidentemente, para nuestros Estados parece una muy buena noticia.
Si se pueden evitar pagar el 25% de toda la deuda pública que han emitido hasta el momento,
tendrán más capacidad fiscal para gastar en otros menesteres.
El dinero que habría ido dirigido a pagar intereses o incluso en determinadas circunstancias a amortizar
esos títulos de deuda pública lo podrán destinar ahora mismo a aumentar otro tipo de gastos o a bajar impuestos.
Y en todo caso, aunque no lo hicieran, lo que sí sucedería es que la solvencia de esos Estados mejoraría,
porque si de repente de la noche a la mañana debes un 25% menos de lo que debías ayer,
evidentemente te conviertes en un ente más solvente.
Por tanto, todo parece ser ventajas. Si el Banco Central Europeo cancela, condona, perdona esos títulos de deuda pública,
los Estados debienen más solventes y pueden gastar más o recaudar menos.
¿Cuál es entonces el problema de que se haga esto?
Bueno, debemos tener presente que en economía no existen almuerzos gratuitos, es decir, nada es gratis.
Todo tiene un coste. Siempre que se toma una medida, hay costes vinculados a esa medida.
En este caso, si los Estados ganan por el hecho de que el Banco Central Europeo les termina condonando
la deuda pública por necesidad, alguien termina perdiendo.
No puede ser que solo los Estados salgan ganando por el hecho de dejar de pagar las deudas.
Las deudas se le tenían que pagar a alguien, y ese alguien que deja de cobrar las deudas
es evidentemente el que pierde en esta operación.
Sin embargo, estos economistas argumentan que en realidad este caso es más complejo o es más particular,
porque los títulos de deuda pública que ha comprado el Banco Central Europeo,
y el Banco Central Europeo es propiedad de los propios Estados,
pues en última instancia es como si nos debiéramos el dinero a nosotros mismos.
Los Estados pagan la deuda pública, le pagan la deuda pública al Banco Central Europeo,
y el Banco Central Europeo, que es una institución estatal, en última instancia les devuelve
ese dinero que han pagado para amortizar la deuda a los propios Estados.
Por consiguiente, si la figura de la creedor y del deudor coinciden en el mismo ente,
coinciden en los estados de la eurozona, y los estados de la eurozona son, a su vez,
acreedores y deudores de su propia deuda pública, pues sí sería cierto que podemos cancelar
los títulos de deuda pública, o esos títulos de deuda pública, sin más contrapartidas.
Si yo me debo a mí mismo 100 euros, es como si no me debiera nada.
Sin embargo, este argumento de que los estados se deben el dinero a sí mismos es un argumento tramposo.
Es un argumento tramposo porque, aunque desde una perspectiva holística, desde una perspectiva agregada,
si sea cierto que esa comunidad política se debe conectivamente el dinero a sí misma,
dentro de nuestra sociedad, hay agentes que le deben el dinero a otros agentes a través del título de deuda pública.
Es decir, si un francés ha comprado un título de deuda pública de España, los contribuyentes españoles
le deben dinero al ciudadano francés que ha comprado el título de deuda pública.
Sí, desde el punto de vista de la eurozona en su conjunto, nosotros nos debemos el dinero a nosotros mismos,
porque tan ciudadanos de la eurozona es el francés como los españoles, pero dentro de la eurozona
es evidente que unos ciudadanos de la eurozona, los españoles, le deben dinero a otro ciudadano de la eurozona, el francés.
Sin embargo, en este caso, parece que es algo más complejo, porque quien ha comprado, como ya hemos dicho,
los títulos de deuda pública que se están proponiendo condonar es el Banco Central Europeo,
y el Banco Central Europeo es una institución pública y, por tanto, propiedad de los estados,
y, por tanto, parecería que sí es cierto que los estados se deben dinero a sí mismos.
La trampa en este argumento es olvidar que los accionistas de una entidad y los estados son los accionistas,
los estados de la eurozona, son los accionistas del Banco Central Europeo,
no tienen derecho a la totalidad de los flujos de caja entrantes en esa entidad.
¿Por qué? Porque si esa entidad tiene deudas, antes de repartir dividendos o de reembolsar el capital
inmobilizado por parte de los accionistas, antes de todo eso, tiene que pagar las deudas.
O dicho de otra manera, los flujos de caja que entran en la entidad, los flujos de caja netos que entran en la entidad,
se tienen que distribuir, en última instancia, entre accionistas y acreedores de esa entidad.
Y el Banco Central Europeo no tiene únicamente accionistas, tiene sobre todo acreedores.
Por tanto, el pago que hagan o que deberían hacer los estados miembros de la eurozona al Banco Central Europeo
no va únicamente destinado a engrosar la cuenta corriente, a engrosar las entradas de efectivo de los propios estados
en calidad de accionistas, sino que también va o debería ir a hacer frente a los otros pasivos que tiene el Banco Central Europeo.
¿Y cuáles son esos otros pasivos del Banco Central Europeo? ¿Qué deudas, más allá del capital social,
las acciones que poseen los estados sobre el Banco Central Europeo? ¿Qué deudas tiene el Banco Central Europeo?
Bueno, creo que a partir de este nivel de análisis es imprescindible para asentar los conceptos y para entender adecuadamente
el razonamiento que vamos a efectuar, que estudiemos, que analicemos, que observemos cuáles, a día de hoy,
el balance tanto por el lado del activo como por el lado de los pasivos del Banco Central Europeo.
Ahora mismo, en pantalla, podemos observar cuáles el balance del Banco Central Europeo a 5 de febrero del año 2021.
A la izquierda, la columna de la izquierda, contiene todos los activos que posee el Banco Central Europeo
y la columna de la derecha muestra a todos los pasivos, incluyendo el capital social del Banco Central Europeo.
¿Cuáles son los activos? ¿Cuáles son las propiedades? ¿Cuáles son los derechos de cobro que posee el Banco Central Europeo?
Bueno, el Banco Central Europeo posee algo más de medio billón de euros en oro.
A su vez, posee 1,8 billones de euros en préstamos que ha efectuado a bancos, a entidades financieras de la eurozona,
y que deben ser amortizados por los bancos, es decir, esos euros le deben ser devueltos al Banco Central Europeo.
Luego, tiene 4 billones de euros en deuda pública y privada de entidades de la eurozona.
Es esta partida la que se está proponiendo eliminar en parte. De esos 4 billones de euros en bonos
que ha comprado en los que ha invertido el Banco Central Europeo, algunos economistas quieren eliminar 2,5 billones,
quieren condonar esos bonos, es decir, que los estados nunca amortizan esos bonos en favor del Banco Central Europeo.
A su vez, posee otros 700.000, 735.000 millones de euros en otros activos.
Pues bien, esos son todos los activos del Banco Central Europeo.
¿Los activos de una entidad para qué se utilizan? Pues se utilizan para reembolsar los pasivos y para remunerar el capital social.
¿Y cuáles son los pasivos y cuál es el capital social del Banco Central Europeo?
Pues como sucede con cualquier otro Banco Central, esto no es exclusivo del Banco Central Europeo,
sus pasivos son los billetes de euro, los billetes de 5, de 10, de 50, de 500 euros que ha emitido el Banco Central Europeo
y que tenemos los europeos o los extranjeros que atesoren euros fuera de la eurozona,
los depósitos que la banca tiene en el Banco Central Europeo, esos depósitos son las reservas del sistema bancario.
Es el equivalente a billetes, a los billetes anteriores, pero en formato digital.
Si un banco tiene depósitos en el Banco Central Europeo y quiere reembolsar esos depósitos en billetes,
el Banco Central Europeo está obligado a transformar esos depósitos en billetes.
Por ejemplo, imaginemos que un banco está sufriendo un reembolso muy importante de billetes por parte de los ciudadanos,
los acreedores del banco les están pidiendo que les pague en billetes y el banco no tiene suficientes billetes,
pues podría transformar parte de sus depósitos en el Banco Central Europeo en billetes.
Por supuesto, esta no es ni la única ni la principal función de estos depósitos.
Estos depósitos son base monetaria en la misma medida en que los son los billetes anteriormente mencionados.
Ahora bien, es una base monetaria especial que únicamente se puede utilizar para los pagos de bancos entre sí
o para los pagos al Estado. El Estado sí puede poseer depósitos en el Banco Central Europeo,
los bancos pueden poseer depósitos en el Banco Central Europeo, los particulares al menos de momento no,
aunque parte del proyecto de las divisas digitales de los bancos centrales,
del que tanto se está hablando últimamente, es una forma de instrumentar que los particulares puedan tener depósitos
o derechos de cobro virtuales digitales contra el Banco Central Europeo.
En todo caso, son base monetaria, es decir, dinero en última instancia dentro de nuestro sistema.
A su vez, el Banco Central Europeo tiene otros 1,3 billones de euros en pasivos, en otras deudas
y en otros compromisos de pago, y finalmente tiene 600.000, 620.000 millones de euros
en capital social y ganancias latentes. Son esos 620.000 millones de euros los que los Estados miembros
podrían reclamar legítimamente de todo el activo que posee el Banco Central Europeo.
Es decir, los Estados miembros no tienen derecho a la totalidad de los activos que posee el Banco Central Europeo.
De los 7 billones de euros en activos que posee el Banco Central Europeo,
los Estados miembros solo tienen derecho a recibir algo más de 600.000 millones.
Los otros 6,4 billones están destinados a qué?
A amortizar los 6,4 billones de euros en pasivos que posee el Banco Central Europeo.
Sin embargo, cuando llegamos a este punto, hay algo que no queda del todo claro,
porque en el caso de una empresa privada, de un particular, incluso de la administración pública,
está muy claro que es una deuda. Si yo te debo 100 euros, es que te tengo que pagar,
te tengo que entregar 100 euros. Sin embargo, en el caso del Banco Central Europeo,
no queda muy clara cuál es su deuda con los que tienen billetes o con los que tienen depósitos
en el Banco Central Europeo. ¿Qué les debe? ¿Qué prestación tiene que desarrollar el Banco
Central Europeo para respetar, para amortizar esos pasivos, que son los billetes en circulación,
o que son los depósitos que el sistema bancario mantiene en el Banco Central Europeo?
Bien, en el patrón oro era muy claro cuál era el contenido de estos pasivos.
Estos pasivos eran deudas del Banco Central Europeo que eran pagaderas en cantidades determinadas de oro.
Sin embargo, ahora no estamos en patrón oro y no hay perspectiva de que vayamos a volver a él.
Y estos pasivos son pasivos inconvertibles. Es decir, si yo tengo un billete de 500 euros
y voy al Banco Central Europeo y le digo, oye, págame este billete, el Banco Central Europeo
no tiene ninguna obligación de entregarme nada con cargo a ese billete. Por tanto, ¿cuál es el
contenido de la deuda? ¿Cuál es el contenido de la obligación financiera que tiene el Banco
Central Europeo para conmigo como tenedor, como acreedor de ese billete o que tiene con un banco
como acreedor de esos depósitos? Evidentemente más allá de poder convertirlos en billetes si
un banco lo reclama. Bueno, la obligación que tiene el Banco Central Europeo con sus pasivos
es la de estabilizar su valor. Es evitar que el valor de mercado de esos pasivos se deprecie
en el mercado. Vamos, que no haya inflación o, al menos, que no haya mucha inflación en los
estatutos del Banco Central Europeo, que cabe interpretar como una especie de contrato que el
Banco Central Europeo tiene con los tenedores de euros de base monetaria, se establece que el
Banco Central Europeo ha de intentar que la inflación no supere el 2% al año. Es decir, que
esos pasivos del Banco Central Europeo no pierdan aceleradamente valor, porque si pierden valor,
sus titulares se están empobreciendo. Por tanto, la obligación que tiene el Banco Central Europeo
con sus acreedores es mantener el valor de esos pasivos que no son directamente convertibles en
nada, pero sí son títulos financieros cuyo valor de mercado indirectamente el Banco Central Europeo
está obligado a estabilizar. ¿Y cómo puede el Banco Central Europeo estabilizar el valor de
sus pasivos? ¿Cómo puede el Banco Central Europeo evitar que haya inflación en momentos en los que
puede que haya inflación? No digo que este sea uno de esos momentos, pero si en el futuro hubiera
inflación, ¿cómo puede el Banco Central Europeo evitar que esa inflación se siga disparando? ¿Cómo
puede contenerla? ¿Cómo puede moderarla? Pues para contener, para moderar, para mantener a raya la
inflación, el Banco Central Europeo tiene que utilizar sus activos. Los activos del Banco Central
Europeo son la herramienta con la que cuenta para estabilizar el valor de sus pasivos. ¿Por qué
razón? Pues porque el Banco Central Europeo puede vender esos activos en el mercado y si los vende,
a cambio de que los vende, los vende a cambio de euros. Por tanto, si el Banco Central Europeo
pongamos vende su sede y a cambio de su sede cobra 10 millones de euros, esos 10 millones de euros
que cobra el Banco Central Europeo a cambio de la venta de ese activo son 10 millones de euros que
son retirados de circulación. Es decir, que la oferta de euros, la oferta efectiva de euros en
la economía, se reduciría si el Banco Central Europeo vende sus activos en el mercado y drena
esos euros del mercado. Asimismo, si los estados tienen que amortizar con euros la deuda pública,
la deuda pública que posee en su activo el Banco Central Europeo, esos euros que los estados
recaudan de los ciudadanos y que le entregan como pago al Banco Central Europeo también son euros
que salen de circulación, porque se los queda el Banco Central Europeo y no tiene por qué reintroducirlos.
Con lo cual, los activos del Banco Central Europeo ya sea vendiendo esos activos o ya sea cobrando
a la amortización, esos activos consiguen reducir la oferta efectiva de euros en la economía,
la oferta efectiva de euros en manos del sector privado. ¿Y qué tiene que ver la reducción de
la oferta de euros con la estabilización de su valor? Bueno, al final el valor del dinero es oferta
y demanda de dinero. ¿Cuándo se deprecia muy aceleradamente el valor del dinero? Cuando su oferta
supera su demanda. Muchos tienden a pensar que esto sólo puede ocurrir si el Banco Central Europeo
se pone a imprimir como un loco billetes o a crear como un loco depósitos que son lo mismo que los
billetes es base monetaria, pero ya digo es dinero especial entre el sector financiero o entre el
sector financiero y el estado. Sin embargo, hay otra situación a mi juicio bastante más común por
la cual se puede generar inflación y es que para una determinada oferta de euros caiga la demanda de
esos euros. Es decir, que las familias, las empresas, las administraciones públicas no quieran tener en
su patrimonio, no quieran atesorar tantos euros como los que venían atesorando hasta la fecha. En
momentos, por ejemplo, de incertidumbre, los agentes económicos quieren atesorar mucho dinero,
¿por qué? Porque es un activo líquido que les protege frente a ese incertidumbre. Pero cuando
la economía empieza a crecer, hay muchas oportunidades de inversión, hay muchas oportunidades de gasto,
en general los agentes económicos ya no quieren atesorar dinero como tal, podrán querer invertir
en acciones, en bonos, en inmuebles, podrán querer comprar bienes de consumo, pero no quieren
mantener en su saldo de tesorería ese dinero. Y, por tanto, si en ese momento la oferta es superior
a la demanda, porque la demanda de dinero ha bajado, el dinero tenderá a depreciarse, es decir,
tenderá a haber inflación, salvo que en ese momento en el que la demanda se ubica por debajo
de la oferta, el Banco Central Europeo reabsorba el exceso de oferta, es decir, utilice sus activos
para retirar el exceso de euros que nadie quiere tener atesorados en el mercado, que nadie quiere
tener atesorados salvo a un precio mucho más bajo, es decir, con inflación. Por tanto,
los activos del Banco Central Europeo le permiten gestionar la política monetaria para estabilizar
el valor del euro, para retirar el exceso de euros en circulación que puede haber en determinados
momentos en los que la demanda de dinero baje. Pero, claro, si parte de los activos del Banco
Central Europeo se volatilizan, desaparecen, y estamos hablando de más de una tercera parte de
los activos del Banco Central Europeo, entonces su capacidad para estabilizar el valor del euro
se ve naturalmente mermada. Si hubiese una reducción muy fuerte de la demanda de euros, el Banco
Central Europeo no tendría activos suficientes como para reabsorber todos los euros que tiene
que reabsorber. Y eso, los agentes económicos lo saben, una vez observen el balance del Banco
Central Europeo en el que han desaparecido 2,5 billones de euros de deuda pública. Y, por
tanto, si los agentes económicos saben eso y observan eso, los agentes económicos también
serán más renuentes a atesorar euros. ¿Por qué? Porque el euro se convertirá en un dinero de
peor calidad, en un dinero cuyo valor es menos defendible por su emisor, en la medida en que
su emisor no tiene activos suficientes para defenderlo en su globalidad. Es decir, que la
condonación de deuda pública puede provocar endógenamente que la demanda de euros caiga,
porque si los inversores son conscientes de que el Banco Central Europeo no va a poder defender
el valor del euro en determinados contextos, esos inversores pueden reducir las tenencias de euros,
es decir, de esa moneda, que es potencialmente más inflacionista de lo que lo era con anterioridad,
y pueden reemplazar esas tenencias de euros por tenencias de dólares o por tenencias de
cualquier otra divisa más seria, cuyo emisor no se ha visto vaciado de las herramientas de los
activos que necesita para estabilizar el valor de esa divisa. Sólo presuponiendo que los tenedores
de euros no dejarán de demandar parte de los euros que actualmente están atesorados si se
restringe la capacidad muy seriamente del Banco Central Europeo para estabilizar el valor de
esos euros, es decir, sólo presuponiendo que los inversores mantendrán euros en su cartera,
aún cuando esos euros no tengan ningún respaldo de activos que los doten de valor,
sólo presuponiendo, en definitiva, que va a haber una demanda permanentemente burbujística por
los euros, se podría dar el resultado de que, condonando la deuda, no hubiese ahora, mañana o más
adelante, inflación. Pero si eso no es así, si los agentes económicos en algún momento van a
reducir su demanda de euros porque saben que los euros no son un activo de tanta calidad como antes,
entonces, con donar deuda en algún momento terminará depreciando el valor del euro y por
tanto generando inflación, es decir, por tanto socavando el patrimonio de aquellos que mantienen
euros en su cartera. Y es ahí, por tanto, cuando entendemos quiénes son los perdedores de este
jubileo de deuda pública que están proponiendo algunos economistas, los perdedores serían los
tenedores de euros cuyo valor se vería depreciado después de que el Banco Central Europeo se quede
sin más de un tercio de los activos que necesita para defender el valor del euro. El almuerzo no es
gratuito, ganarán los estados, incluso ganarán, podríamos decir, los contribuyentes de esos
estados que se verán vaciados de la obligación de pagar impuestos para amortizar la deuda pública,
pero perderán todos los ciudadanos que tengan euros o que tengan depósitos en euros, que en
muchos casos serán los mismos que esos contribuyentes a los que se pretende beneficiar. Es decir,
será una enorme redistribución de la riqueza con una dirección bastante incierta y que además va
a introducir muchísimo ruido dentro del sistema monetario del euro. Pero más allá de si uno cree
que es una buena idea o no lo es, lo que sí debemos dejar muy claro es que, insisto, si es una medida
que conlleva ganadores y perdedores, no es una medida que sólo vaya a beneficiar a los estados
sin perjudicar a nadie más, va a beneficiar a los estados a costa del resto de la ciudadanía,
a la que en cierto modo se le va a cobrar un impuesto extraordinario en forma de inflación para
amortizar esa deuda pública. Y la inflación no tiene por qué darse de manera inmediata porque
ahora mismo la demanda de activos monetarios es muy elevada y quizá a corto plazo no se tiene
por qué reducir, pero desde luego sí se terminará reduciendo en algún momento porque los agentes
económicos saben que el valor del euro es mucho más frágil de lo que era antes y que por tanto
el Banco Contelo Europeo no tiene capacidad para defenderlo. Y en ese momento, cuando haya inflación,
cuando haya inflación provocada por el vaciamiento de los activos del Banco Contelo Europeo,
esos que tengan los euros en ese momento serán los que pagarán el impuesto extraordinario para
amortizar en 2,5 billones de euros la deuda pública. La única posibilidad de que se condonara la
deuda pública y no hubiese inflación, la única posibilidad realista, es que después de que los
estados hayan visto condonados 2,5 billones de euros de su deuda pública, esos mismos
estados asuman el compromiso creíble con el Banco Central Europeo diciendo si el Banco
Central Europeo necesita activos para estabilizar el valor del euro, nosotros los estados se los
vamos a proporcionar en ese momento. Es decir, en ese momento los estados nos endeudaremos o
cobraremos impuestos para conseguir incrementar los activos del Banco Central Europeo para
que el Banco Central Europeo pueda estabilizar en ese momento el valor del euro. Pero fijémonos que
si ese es el caso, es decir, si a los estados se les condona el 25% de su deuda pública,
a cambio de que se obliguen a recapitalizar al Banco Central Europeo en cuanto haya inflación,
lo único que hemos hecho no ha sido condonar la deuda pública, ha sido reemplazar una deuda
pública supuestamente no contingente, es decir, que se tiene que pagar en cualquier circunstancia por
una deuda pública contingente, es decir, una deuda pública que solo se pagará en el momento en el
que haya inflación. Y eso simplemente es hacer trampas, porque aunque la deuda pública actual
sea no contingente, aunque hay que pagarla así o sí, en realidad también tiene un carácter en la
práctica contingente. ¿Por qué? Porque los estados refinan continuamente sus emisiones de deuda
pública y las refinancias hasta que no pueden refinanciarlas, es decir, hasta que empieza a
aumentar la inflación, hasta que empieza a aumentar los tipos de interés. Por tanto,
hasta que no haya inflación o hasta que no aumenten los tipos de interés reales en la
economía, en realidad la deuda pública no se paga, solo se refinancia, solo hay un rollo
verde la misma, es como si de facto estuviesen con un pasivo contingente, es decir, con un pasivo
que solo lo tienen que pagar cuando las condiciones financieras cambien, cuando haya inflación,
cuando suban los tipos de interés reales, etcétera. Por tanto, esta operación en el mejor de los
casos sería una operación de maquillaje contable, una operación que reemplazaría un pasivo,
la deuda pública en manos del Banco Central Europeo, supuestamente no contingente por un pasivo
contingente. Pero en realidad es un pasivo que en la práctica se comporta como un pasivo contingente
y lo reemplazarían por un pasivo formalmente contingente, es decir, que el endeudamiento
público efectivo de los estados no se reduciría en nada. Y en el peor de los casos, es decir,
en caso de que no se comprometan los estados miembros a rescatar al Banco Central Europeo en
cuanto este necesite activos para estabilizar el valor del euro, en ese caso estaríamos ante una
operación de redistribución de la riqueza desde la sociedad y en general desde estratos de la
sociedad no precisamente ricos, es decir, personas que tienen la mayor parte de su patrimonio en
billetes de euros o en depósitos bancarios, una redistribución de la riqueza desde esa parte de
la sociedad a los estados, porque los estados se verían liberados de pagar la deuda pública pero
porque el agujero se lo trasladarían en forma de inflación de pérdida de valor del euro a esos
ciudadanos que de momento mantienen euros en cartera. Los euros que mantienen en cartera se
depreciarían para que los estados no tengan que pagar la deuda pública, es como si les cobraran
un impuesto extraordinario a esos ciudadanos para pagar la deuda pública de los estados. En definitiva,
no crean aquellos economistas incluidos que nos dicen que podemos cancelar el 25% de la deuda
pública de la eurozona sin costes. Siempre hay costes, siempre que se produce una decisión impuesta
obligatoriamente y no por consenso de las partes, existen ganadores y perdedores, existen unos que
ganan a costa de los que pierden. En este caso ganarían los estados y perderían los tenedores
de euros. Si ese es el plan, si el plan es incrementar la capacidad de gasto de los estados,
a costa de reducir la capacidad de gasto del sector privado que atesora euros, que lo digan,
a lo mejor incluso puede ser razonable hacerlo, no para mí desde luego, pero podría llegar a ser
razonable. Pero que no nos engañen, que no nos vistan esta operación como algo que no es,
como una forma de simplemente compensar la deuda que nos debemos a nosotros mismos. No,
es una forma de empobrecer a unos para enriquecer a otros.