This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
La subida del salario mínimo ha supuesto un incremento de los costes de una parte de la economía española
con margenes de beneficio muy estrechos, el campo, y en lugar de admitir desde Podemos
que los incrementos del salario mínimo pueden generar un perjuicio y pueden dañar significativamente
algunos sectores económicos, como el campo, han preferido ir hacia adelante, en particular
han preferido empezar a divulgar, a difundir la idea de que el problema no es la subida
del salario mínimo para el campo, el problema es que los distribuidores se están explotando
vilmente a los agricultores, y como evidencia de esta explotación no remiten a la enorme
diferencia que existen entre los precios en origen y los precios en destino, es decir
entre los precios de venta en los supermercados y el precio al que venden los agricultores,
como en el supermercado los precios son 5, 6, 7, 8, 9, 10 veces superiores a los precios
a los que los agricultores venden su mercancía, y como entre medias entre el origen y el destino
no parece haber ningún tipo de actividad transformadora que modifique radicalmente
el producto, una naranja recién vendida por el agricultor, es lo mismo que una naranja
vendida por el supermercado, parecería que estas multiplicaciones de precios lo que ocultan
son unos beneficios exagerados, desproporcionados, obscenos entre los distribuidores de esa mercancía
y que como consecuencia de esos beneficios obscenos no solo los consumidores pagan precios
mucho más altos de los que podrían pagar, sino sobre todo los agricultores reciben
precios mucho más bajos de los que podrían recibir. Si los agricultores recibieran precios
más altos, reduciendo enormemente los beneficios de los distribuidores, los agricultores
contarían con una mayor holgura para pagar el salario mínimo y por tanto el salario
mínimo no sería ningún problema. Bien, este ejemplo estramposo es equivocado
en sí mismo porque está presuponiendo que un producto agrario es lo mismo en origen
que en destino, por ejemplo que un kilo de naranjas es exactamente el mismo kilo de naranjas
en origen que en destino y evidentemente no es así. Los consumidores no solo queremos
comprar un kilo de naranjas, queremos comprar un kilo de naranjas en el súper cerca de
nuestra casa, no queremos comprar un kilo de naranjas en el campo con todos los costes
que yo implica, no solo económicos sino en términos de tiempo y de molestias, ir desde
casa hasta donde se producen las naranjas para comprarlas. Por tanto, claramente hay
una mejora en el proceso que transforma en un sentido económico las naranjas en origen
en naranjas en destino. La cuestión que uno se puede plantear, claro, es si esa transformación
económica de una naranja en origen a una naranja en destino justifica una multiplicación
de precios de 5 o de 6 veces, como es posible que simplemente por la actividad de transferir
una naranja desde el original destino el precio se multiplique por 5 o por 6. Bueno, este es
un fenómeno que sucede cuando la materia prima con la que estamos trabajando tiene
un coste de producción muy bajo. Imaginemos un bien que tiene un coste de producción
de un céntimo de euro. Imaginemos que el coste de transporte de ese bien desde origen a destino
son 5 céntimos de euro, porque tampoco es un coste especialmente desproporcionado. Bueno,
si ese bien se vendiera por 6 céntimos, el precio final se habría multiplicado por 6
con respecto al precio inicial. Evidentemente, si ese bien tuviese un precio de 1 euro y el
coste de transporte seguirá siendo de 5 céntimos, el incremento debido al transporte
apenas sería del 5%, pero como el coste inicial, el precio inicial de venta es tan bajo,
a poco que añadamos una cierta cantidad atribuible. Por ejemplo, al transporte el precio final
se va multiplicando de manera muy considerable. ¿Hasta qué punto esta explicación es válida
para el campo y más en particular para las naranjas?
Bueno, en el año 2013 el Ministerio de Agricultura presentó un informe en el que estudiaba la
evolución del precio de los limones, las naranjas y las mandarinas desde que eran recogidas
de árbol hasta que finalmente eran vendidas en el supermercado. Era un informe en el
que se desglosaba coste por coste todas las etapas de la cadena de valor desde la recogida
hasta la venta final. Podemos observar ahora mismo este gráfico, contenido en el informe
en pantalla y si lo observamos veremos que en efecto el precio al que venden los agricultores
a las centrales hortofrutícolas después de haber cubierto o en este caso no cubierto
porque para el año 2010-2011 el Ministerio de Agricultura entiende que hubo una pérdida
del 10% en las explotaciones agrarias en términos medios pero el precio al que venden los agricultores
a su mercancía oscila en el caso de los limones entre 0,17 centimos por kilo y 0,35 centimos
por kilo, en el caso de las naranjas entre 0,20 y 0,25 y en el caso de las mandarinas
entre 0,31 y 0,37. Por tanto, ese es el precio en origen. Pero posteriormente se van añadiendo
una serie de actividades adicionales que son necesarias para finalmente disponer de esas
frutas en el supermercado y el precio de venta al público con IVA final en todos estos alimentos
en el caso de los limones es entre 1,3 euros y 1,7 euros en el caso de las naranjas entre
1,16 euros y 1,5 euros y en el caso de las mandarinas entre 1,26 euros y 1,16 euros. Es
decir, estamos hablando de una multiplicación de precios que en el caso de los limones puede
llegar a ser de hasta 10 veces. En el caso de las naranjas estamos hablando de entre
5 y 6 veces y en el caso de las mandarinas entre 4 y 5 veces. Por tanto, son incrementos
de precio muy notables. Ahora bien, son incrementos de precios que se deban a una inflación exagerada
de los beneficios, de los intermediarios que participan en este proceso y en concreto de
los comercializadores en origen, de los comercializadores en destino y de los minoristas finales
de los supermercados que venden estas frutas. Bueno, pues no necesariamente. Es verdad que
como ahora veremos, puede haber alguna etapa que sí que tenga algunos beneficios algo
superiores a lo que en principio nos podría parecer justificable, razonable en un mercado
competitivo, pero desde luego no estamos ante beneficios que multipliquen, perse, los precios.
En concreto, el comercializador en origen tiene que asumir gastos y costes de destino
y mermas, materiales, mano de obra, gastos generales, gastos comerciales y transporte
a plataforma. Al final de asumir todo este proceso, el precio al que compra el comercializador
y al que vende al comercializador en destino se ha incrementado un 40% y de ese incremento
alrededor de un tercio, no llega a un tercio del incremento, se corresponde con el beneficio
neto del comercializador en origen. Como digo, este beneficio neto que equivale a entorno
al 19% del precio de venta del distribuidor, quizá sea un beneficio neto demasiado alto
por unidad vendida, que podría estar indicando algún problema de estructura de mercado, algún
problema de poder de mercado y de concentración oligopolística en estos mercados, pero no
necesariamente. Un empresario obtenga un margen por unidad vendida del 19% no implica
que el beneficio final que obtenga sobre todo el capital invertido sea muy alto. Si la actividad
de comercialización en origen es muy intensiva en capital y por tanto requiere una fuerte
inversión de capital, la rentabilidad final puede ser baja. Luego de la comercialización
en origen pasamos a la comercialización en destino y finalmente a la venta en tienda.
Fijémonos que en la venta en tienda se estima que no hay ningún tipo de beneficio y es
algo por cierto bastante ajustado a la realidad. Ahora mismo podéis ver en pantalla las cuentas
anuales de los tres principales distribuidores minoristas de España, Mercadona, Carrefour
y Día y observaréis que el margen de beneficio por unidad vendida en el caso de Mercadona
es del 3% antes de impuestos, en el caso de Carrefour es del 2% y en el caso de Día es
negativo, es decir, que Mercadona, Carrefour o Día, por vender sus productos, por comercializar
los productos que han comprado a sus proveedores apenas ganan como mucho 3 céntimos por cada
euro que venden. No parece que haya una multiplicación exagerada de precios en ningún sentido
de la palabra. Por tanto, primera conclusión. Toda la cadena de valor tiene una serie de
costes y de gastos necesarios que elevan necesariamente el precio. No son los beneficios infundados,
los beneficios sin justificación, los que multiplican el precio desde origen a destino
y que, por tanto, hacen que los agricultores apenas cobren unos céntimos por cada kilo
de naranjas o de limones que vendan son, en esencia, la remuneración de otras partes
de esa cadena de valor, del trabajo que desempeñan otros profesionales a lo largo de esa cadena
de valor. El propio Ministerio de Agricultura lo explica a mi juicio muy bien, de manera
muy correcta, leo textualmente. Hay que tener presente que es necesario ser riguroso
al hacer comparaciones y análisis de las diferencias de precios entre distintos escalones de la
cadena comercial. No se puede confundir el margen bruto, diferencia entre dos precios,
con el margen neto o beneficio, que sería el resultado de restar al margen bruto los
costes directos e indirectos asociados a los sucesivos procesos de comercialización. El
beneficio empresarial, en cada escalón, viene dado en consecuencia por la diferencia entre
el precio percibido y los distintos costes que les son imputables. Es necesario considerar
los distintos procesos que añaden valor al producto. El margen, por lo tanto, en estos
escalones, engloba distintos procesos, necesarios todos ellos actualmente en el transcurso
de una comercialización eficaz entre los que pueden citarse, sin reseñar los directos
de producción, los siguientes. Limpieza, calibrado, clasificación, embasado, en mallas,
bandejas y bolsas, transporte, costes de gestión de residuos, costes de embalajes en bases
y su gestión, ocupación, despacio en almacén y en punto de venta, mermas por deterioro,
desperfecto, etcétera, costes indirectos del establecimiento, locales, personal, limpieza,
gestión comercial, seguros, impuestos. A resaltar la importancia que en el conjunto
de la cadena de valor constituyen las mermas y destríos, tanto en origen, con el objeto
de seleccionar y normalizar el producto, parte de los cuales pueden destinarse a la industria
transformadora cuando son retirados por calibres o similares, como las producidas en las cadenas
de comercialización, por desajustes de demanda o oferta que provoca retirada de productos
cuando estos dejan de tener las condiciones adecuadas de comercialización.
Es verdad que podríamos decir que en la comercialización en origen, como ya he mencionado,
el beneficio neto quizá indique una presencia de algún poder de mercado, pero incluso en
ese caso, aunque fuera cierto que los comercializadores en origen se están forrando desproporcionadamente
con beneficios extraordinarios, eso no explica la multiplicación de precios. Por ejemplo,
supongamos que los beneficios de los comercializadores en origen quedan reducidos a cero, es decir,
que no ganan absolutamente nada. Bueno, incluso así, el precio en destino de los limones,
según los datos aportados con el Ministerio de Agricultura, seguiría siendo 6,5 veces
el precio en origen, el precio que reciben los agricultores. Insisto, sin ningún tipo
de beneficio implicado en todo este proceso, porque los distribuidores finales no ganan
y los comercializadores en origen tampoco, bajo esta hipótesis, estarían ganando. Por
tanto, que el precio se multiplique por 5, por 6, por 7 o por 8, no es indicativo, no
es evidencia por sí solo de que haya beneficios extraordinarios, es decir, no es indicativo
de que haya agentes económicos rentistas que estén percibiendo remuneraciones por
servicios que no están desempeñando, por servicios que no están prestando, que no
estén participando activamente en la cadena de valor, generando actividades que sí aportan
valor al consumidor final, actividades que son fundamentales para transformar un bien
en origen en un bien en destino, cuando lo que demanda el consumidor final es el bien
en destino y no el bien en origen. En todo caso, es cierto que, atendiendo a los datos,
podría haber unos ciertos beneficios oligopolísticos en el tramo de la comercialización en origen,
y si eso fuera así, lo que cualquier gobierno mínimamente responsable tendría que hacer
es incrementar la competencia dentro de ese sector para que, para que con mayor competencia
entre comercializadores en origen, o bien se bajen los precios de venta que pagan los
consumidores finales, o bien se incrementen los precios en origen, los precios que reciben
los agricultores. En todo caso, es posible que esto suceda, pero soy moderadamente escéptico
con que ese sea el caso. ¿Por qué? Porque ahora mismo ya puede haber competencia en
ese tramo del mercado, y muchos agricultores no están organizándose para dar el salto
a copar esa parte del mercado. Si existen cooperativas agrarias que se dedican justamente
a comercializar en origen, pero esas cooperativas agrarias tampoco están contribuyendo a elevar
demasiado el precio en origen que reciben los agricultores. A su vez, podríamos pensar
que quizá los agricultores no tienen capacidad organizativa para montar una comercializadora
en origen, pero, sin duda, quien sí la tiene son los grandes distribuidores finales, por
ejemplo, mercadona, que si fuera cierto que hay tantísimos beneficios latentes fruto
de la falta de competencia en el tramo de la comercialización en origen, bien podrían
tratar de penetrar en ese tramo del mercado, bien podrían tratar de llegar a acuerdos
entre mercadona y los agricultores para una distribución más directa que se saltara
de esos intermediarios que no están generando valor, sino que solo están siendo rentistas
y que permitiría a mercadona vender todavía más baratos los productos agrarios. Que todo
esto no suceda me hace temer que no estamos justamente ante una estructura de mercado
escasamente competitiva, sino más bien ante una estructura de mercado donde los márgenes
en general ya son muy ajustados y precisamente porque son muy ajustados los agricultores
reciben precios muy bajos, no porque, insisto, haya mucho poder de mercado, sino porque
se intenta y se consigue que los consumidores finales paguen precios muy bajos por estos
productos y justamente porque pagan precios muy bajos por estos productos, la rotación
de los mismos es muy alta y esa alta rotación, ese vender una gran cantidad de unidades cada
mes y cada año es lo que sí explica los beneficios que tienen empresas como mercadona. Mercadona
gana dinero, pero no lo gana porque tenga un margen de venta muy alto por cada unidad
que vende y hemos mencionado que son 3 céntimos de media por cada euro, sino porque vende
muchísimas unidades y porque vende muchísimas unidades porque los precios de venta son bajos
y cómo se consigue que los precios de venta sean bajos ajustando mucho el margen de cada
etapa de la cadena de valor desde la producción en origen a la distribución final en destino
y si los márgenes son estrechos no hay mucho donde rascar, lo que sucede es que el gran
beneficiado de la alta competitividad en todo este tramo del mercado desea apretar márgenes
tanto como sea posible, no es ningún gran intermediario entre medias, sino que es el
consumidor final que paga precios bajos. Justamente por eso soluciones aparentemente
mágicas como las que propone Podemos de establecer precios mínimos en origen, es decir que los
agricultores no puedan vender su mercancía por menos de un determinado importe fijado
por la administración no es en absoluto la solución, esa solución lo único que generará
es que el precio final. Si existen beneficios monopolísticos la solución es incrementar
la competencia allí donde falte y si no existen beneficios monopolísticos incrementar el
precio de venta en origen sólo provocará un incremento del precio de venta en destino,
es decir que los consumidores tendrán que pagar mucho más por la cesta de la compra,
seguir día así y día también que las familias españolas no llegan a fin de mes y plantear
una propuesta política que en última instancia lo que provoca es que las familias españolas
lo tengan más complicado para llegar a fin de mes porque van a tener que pagar las mercancías
básicas que compran en el supermercado a precios más altos no parece algo muy coherente
y en todo caso lo que sí pondría de manifiesto es algo que Podemos desde su propio origen
se niega a admitir y es que en economía no hay decisiones gratuitas si tomas una medida
en una parte de la economía esa medida repercute en otra parte de la economía las medidas
políticas tienen ganadores y perdedores y desde Podemos siempre se ha querido transmitir
que los perdedores sólo serán los muy ricos los muy potentados cuando aquí repito si
no hay beneficios monopolísticos en ninguna parte de la cadena de valor ganarán quizá
los agricultores aunque eso es discutible porque si se suben los precios también se
venderá menos la rotación de mercancías será menor y si se vende menos y la rotación
es menor también se venderá menos en el campo por tanto a lo mejor ganan más por
unidad vendida pero venderán muchas menos unidades pero en todo caso suponiendo que
ganen los agricultores esa ganancia será a costa del consumidor es decir a costa de
familias muy humildes en muchos casos y muy poco potentadas y muy poco ricas porque es
la cesta de la compra de productos básicos y eso es algo que Podemos no puede reconocer
no puede admitir porque va en contra de su misma esencia ideológica que se pueden se
pueden tomar decisiones que beneficien a la gente sin que haya nadie de esa gente que
salga perjudicado se sube el salario mínimo quien lo paga los beneficios extraordinarios
de los distribuidores se suben los precios mínimos para que los agricultores puedan
hacer frente al salario mínimo quien lo paga los beneficios extraordinarios de los distribuidores
nunca lo va a pagar el consumidor final porque eso sería admitir que las medidas políticas
tienen coste y si las medidas políticas tienen coste antes de adoptarlas como mínimo habrá
que estudiar cuáles son los beneficios y cuáles son los costes pero como desde la
extrema izquierda se nos vende que solo hace falta voluntad política para lograr cualquier
objetivo pues claro los costes se tienen que ocultar y aquí se ocultan debajo de una montaña
inmensa de demagogia la demagogia de que por el hecho de que los precios en destino sean
muy superiores de los precios en origen alguien se lo está llevando crudo no es así es un
razonamiento tramposo para envenenar a los ciudadanos y para no estudiar cuál es el
coste real de muchas de las medidas que se proponen.