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Chimopuch critica a la Comunidad de Madrid por crecer a costa del resto de España. Como
Madrid es la capital del reino, disfruta de un estatus económico privilegiado que le permite
bajar impuestos y practicar damping fiscal contra el resto de autonomías españolas y por eso
Chimopuch propone crear un impuesto extraordinario sobre Madrid para compensar al resto de gobiernos
autonómicos. ¿Tiene razón Chimopuch en las acusaciones que está dirigiendo contra Madrid?
¿Es verdad que la prosperidad de Madrid descansa esencialmente sobre el efecto capitalidad? ¿Es
verdad que el resto de autonomías están perdiendo cantidades extraordinarias de ingresos
fiscales como consecuencia del damping fiscal que practica la Comunidad de Madrid? Analicemoslo.
Hace unos días el presidente de la Generalitat valenciana Chimopuch cargó contra la Comunidad
de Madrid por practicar damping fiscal gracias a las ventajas que derivaba de ser la capital de
España. Escuchemos al presidente valenciano. 4.453 millones. Esas son las rebajas fiscales para
las rentas altas gracias a las ventajas de la capitalidad. Una capitalidad que concentra
actividades públicas y privadas y que permite hacer damping fiscal. Una competencia desleal que
atrae bases imponibles de otros territorios afectando a su recaudación. La competencia
fiscal funciona como aspiradora de los grandes patrimonios de otras comunidades.
En esta intervención Chimopuch llegó a reclamar un impuesto extraordinario sobre Madrid para
compensar al resto de gobiernos autonómicos por el efecto capitalidad, por las ventajas que obtiene
Madrid por el hecho de ser la capital de España. Y aunque es cierto que se podrían efectuar algunas
críticas a la posición política y económica que ostenta Madrid dentro del país, por ejemplo,
nuestro modelo de infraestructuras tiene una base radial que beneficia desproporcionadamente a Madrid,
los argumentos que utiliza Puche en esta intervención no son en absoluto correctos por tres razones.
En primer lugar el efecto capitalidad puede que ayude y realmente no lo sabemos porque no hay ningún
estudio que rigurosamente cuantifique las ventajas para Madrid de ser la capital de España,
pero el efecto capitalidad podría ayudar pero desde luego no determina absolutamente el éxito
o el fracaso económico de una región dentro de España. Entre el año 1975 y 1995, periodo
de 20 años en los que Madrid evidentemente ya era la capital de España, la renta per cápita de
Madrid aumentó de 16.864 euros a 23.714 euros, es decir, creció en un 40%. Estos datos ya están
corregidos por inflación. Simultaneamente, la comunidad valenciana vio incrementar su renta
per cápita desde 11.059 euros anuales a 17.030 euros, es decir, un incremento del 54%. Por
tanto, entre el año 75 y el año 95, la comunidad valenciana creció más que la comunidad de Madrid.
Hubo convergencia entre ambas autonomías. La renta per cápita de ambas regiones de España
se acercó, no se distanció. Ahora bien, entre 1995 y 2019, la renta per cápita de Madrid
pasó de 23.714 euros anuales a 34.768, es decir, un incremento del 46,6%. Madrid, entre el año
95 y 2019, lo hizo relativamente mejor que entre el 75 y el 95, probablemente porque durante este
segundo periodo, del 95 al 2019, también se aplicaron reformas liberalizadoras y bajadas
de impuestos en Madrid que contribuyeron a impulsar su crecimiento económico. Pero lo
verdaderamente llamativo es lo que sucedió con la evolución de la comunidad valenciana
durante este periodo. Entre el 95 y el 2019, la renta per cápita de la comunidad valenciana
solo creció de 17.030 euros anuales a 22.243, es decir, un crecimiento del 30%. La comunidad
valenciana entre el 95 y el 19 creció 24 puntos menos que entre el 75 y el 95, mientras
que la comunidad de Madrid creció 6,6 puntos más de lo que ella misma había crecido en
el periodo anterior. Por consiguiente, entre el 95 y el 2019 no hubo convergencia entre
ambas regiones, sino divergencia. Las diferencias de renta per cápita de estándares de vida
entre la comunidad valenciana y la comunidad de Madrid se distanciaron, pero se distanciaron
sobre todo por deméritos de la comunidad valenciana, no tanto por méritos extraordinarios
de la comunidad de Madrid. Y en ambos periodos, insisto, Madrid ya era la capital de España
y ya disfrutaba de ese efecto capitalidad. Por tanto, el efecto capitalidad no lo puede
explicar todo ni mucho menos. Segundo, Chimo Putsch dice que el efecto capitalidad le permite
a la comunidad de Madrid bajar impuestos y que esa bajada de impuestos actúa como damping
fiscal frente al resto de autonomías, absorbiendo sus patrimonios que no pueden ser grabados,
que no pueden ser castigados fiscalmente en sus territorios de origen. Lo primero que
hay que decir al respecto es que todas las autonomías pueden bajar impuestos. Si la
comunidad valenciana en lugar de bajarlos lo sube, en algunos casos hasta los niveles
más elevados de España, el tipo marginal máximo del IRPF en la comunidad valenciana
está en el 54%, el más elevado de España, 10 puntos por encima de la comunidad de Madrid.
Si la comunidad valenciana no baja impuestos es porque escoge no bajarlos, no porque no
sea la capital de España. Pero es que, en segundo lugar, los efectos de ese damping
fiscal están enormemente exagerados. El único paper que ha intentado cuantificarlos,
de tres economistas contrarios a la competencia fiscal, favorables a la armonización fiscal
en contra de la política tributaria que está aplicando la comunidad de Madrid, por tanto
no es un paper de parte en favor de la comunidad de Madrid, el único paper que, como digo,
intentado estimarlos, cifra la recaudación por patrimonio, por el impuesto sobre patrimonio
que pierden el resto de autonomías españolas como consecuencia de que en Madrid no existe
impuesto sobre patrimonio en 47 millones de euros. Es decir, el conjunto de autonomías
españolas ni siquiera pierde 50 millones de euros por los grandes patrimonios que decía
Chimo Putsch que se desplazan desde las comunidades autónomas de origen a Madrid para evitar
tributar. Y en materia de IRPF es verdad que la pérdida de recaudación del resto de autonomías
por la competencia fiscal sana en todo caso que ejerce Madrid es mayor que con el impuesto
sobre patrimonio, estamos hablando de 630 millones de euros, pero en todo caso siguen
siendo cifras muy bajas. Sobre todo cifras muy bajas si las ponemos en relación con la
cantidad de dinero que los contribuyentes madrileños terminan redistribuyendo cada año al resto
de España. De acuerdo con las últimas balanzas fiscales que elaboró el Ministerio de Hacienda
en el año 2014, es decir, muy probablemente hoy estas cantidades sean todavía mayores
a las de 2014, cada año los ciudadanos madrileños transfieren al resto de España 19.200 millones
de euros, el equivalente a 3.000 euros por madrileño. Recordemos, el damping fiscal
que practica la Comunidad de Madrid hace que los gobiernos autonómicos pierdan 47 millones
de euros por el impuesto sobre patrimonio y 630 millones por el IRPF, pero es que esos
gobiernos y sus ciudadanos reciben a costa de los contribuyentes madrileños cada año
repito 19.200 millones de euros. Y esta es la tercera razón por la cual los argumentos
de Chimopuch no se mantienen. Si Puch está defendiendo crear un impuesto sobre Madrid que
grave los beneficios específicos que Madrid obtiene por ser la capital de España, si
creamos ese impuesto, entonces toda la otra redistribución autonómica que hoy se produce
en gran medida desde Madrid al resto de España tendría que terminar, porque con ese impuesto
y estaríamos internalizando las externalidades negativas que tiene para el resto de España
el hecho de que Madrid sea la capital y una vez internalizadas esas externalidades negativas
el resto de redistribución que supuestamente va dirigida a compensar ese mismo efecto ya
sobra. De verdad estaría a Chimopuch a favor de implantar en Madrid una especie de cupobasco
en función del cual Madrid pagara al conjunto de España al gobierno central una cantidad
de dinero cada año en función de los servicios que reciben los madrileños y que suministra
el gobierno central más una cantidad de dinero que sea la estimación de los beneficios económicos
que Madrid obtiene por ser la capital de España. Pues muy probablemente sería una cantidad
en total inferior a esos 20.000 millones de euros, por tanto los madrileños deberían
estar a favor de la opción que plantea a Chimopuch si evidentemente no pretende darnos
gato por liebre y evidentemente no pretende que además de los 20.000 millones de euros
que ya transfiere Madrid cada año al resto de España se transferan otros 5.000, 10.000
o 15.000 millones con la excusa de que Madrid obtiene grandes beneficios por ser la capital
de España. En definitiva más le valdría a Chimopuch dejar de obsesionarse con la prosperidad
de Madrid y empezar a obsesionarse en cambio por mejorar su propia región sin empeorar
a otras. Cuanto antes descubra a Chimopuch que parte de la prosperidad de Madrid depende
de sus impuestos más bajos que en el resto de España y de sus regulaciones más laxas
que en el resto de España, tanto mejor para todos, especialmente para los sufridos contribuyentes
y ciudadanos valencianos.