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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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La lucha encarnizada y sin cuartel por el control del espacio político a la izquierda
del PSOE se salda con el divorcio entre Podemos y Sumar. Y, como consecuencia, Podemos se
desangra y se bunkeriza. Veámoslo.
Podemos rompe oficialmente con Sumar y sus cinco diputados en el Congreso abandonarán
el Grupo Parlamentario de Sumar y pasarán a formar parte del Grupo Mixto. De esta manera,
tal como ya anticipamos hace algunas semanas, se añadirá una nueva minoría de bloqueo
en el Congreso a la acción del Gobierno.
Cualquier proyecto de ley que quiera aprobar en el Congreso el Gobierno de PSOE-Sumar no
solo necesitará contar con el apoyo favorable de Junts, de Esquerra, de Bildu y del PNV,
sino a partir de ahora también de Podemos.
¿Y por qué se ha producido este divorcio entre Podemos y Sumar? Más allá de las excusas
que cada uno de estos partidos políticos quiera articular para justificar su propia
posición, la razón de fondo es una muy sencilla. La encarnizada lucha por el poder dentro de
Ya lo hemos explicado en múltiples ocasiones. En toda organización política, por muy democrática
que se nos quiera vender que es, en toda organización política siempre gobierna una minoría, es
lo que se conoce como Ley de Hierro de las Oligarquías. Y una minoría, como la propia
palabra indica, es eso, una minoría. Es decir, que quienes detenten el poder dentro de una
organización política, por definición, siempre serán pocos. El reparto del poder
dentro de la organización política es un juego de suma cero. Si entran nuevas personas
con poder, otras personas que tenían poder tienen que salir de esos puestos de mando.
Y esa es la esencia del conflicto entre Podemos y Sumar. El núcleo tradicional de poder en
Podemos, Yone Belarra, Irene Montero, en última instancia Pablo Iglesias, quería mantener el poder,
el control dentro de esa nueva coalición llamada Sumar, pero al mismo tiempo Yolanda Díaz y su núcleo
de poder querían ser quienes gobernarán en Sumar. Por tanto, teníamos dos núcleos de poder que
querían mandar en el mismo sitio. Y para que mande el uno, tiene que dejar de mandar el otro.
De ahí que el uno y el otro hayan estado enfrentados, hasta que finalmente se impuso
dentro de Sumar el núcleo de poder de Yolanda Díaz y, por tanto, el núcleo de poder de Podemos,
que ya no pinta nada dentro de Sumar, se sale de esa formación política para recrear otra dentro
de la que ellos sí manden. Desde Podemos nos dicen que ha sido una decisión difícil,
pero imprescindible para cumplir con el mandato de aquellos que creen y que apoyaron a Podemos.
Cuando Podemos, como tal, no concurrió a las elecciones y, por tanto, no sabe,
no puede interpretar de ninguna manera cuál es el mandato de sus votantes,
dado que Podemos, como tal, no tuvo votantes. Podemos ha tomado una decisión difícil,
pero es una decisión imprescindible para cumplir con el mandato que nos pide la gente que cree en Podemos.
Podemos tiene que seguir siendo una herramienta útil para transformar nuestro país,
una herramienta para seguir impulsando de manera valiente las medidas feministas, sociales y económicas
más ambiciosas y con el objetivo de seguir transformando nuestro país.
Como lo hemos hecho a lo largo de esta década, tomamos esta decisión que, efectivamente,
nos habría gustado no tener que tomar, pero no nos ha quedado otro remedio.
Pobrecitos, se sacrifican por España, por los españoles, por la gente, por los que creen en Podemos.
No es que estén luchando por el poder, es que se inmolan por un bien superior.
Pero si Podemos miente con respecto a las causas de esta ruptura, obviamente,
Sumar y Yolanda Díaz en particular también hacen lo propio. De acuerdo con Sumar,
ellos representan el bien para España y, por tanto, cualquier persona, incluso de izquierdas,
que se oponga a la agenda política de Sumar, solo puede hacerlo por intereses sectarios y de parte.
Pedimos altura de miras porque estamos seguras que cualquier persona que defienda el bien de
nuestro país no se va a confundir de adversario. Estoy segura que cuando defendamos la vida de la
gente con las políticas que vamos a defender y que ya estamos haciendo desde hoy mismo,
no se va a confundir de adversario nadie en el hemiciclo de nuestro país. Es más, creo que
las personas progresistas en España no comprenderían que se pueda poner en jaque
políticas públicas que son importantes y que son buenas para la vida de la gente por intereses de
parte. Sumar no tiene intereses de parte. Sumar no lleva meses tratando de aniquilar a Podemos,
vetando a parte de sus dirigentes, expulsándolos del Gobierno, marginándolos en el Congreso y,
en definitiva, reduciéndolos a una parcelita de poder totalmente orillada dentro del grupo
político de Sumar. Esto es muy sencillo. Podemos y Sumar nunca fue un matrimonio bien avenido
porque tanto Podemos como Sumar querían mandar en el espacio político a la izquierda del PSOE.
Y como los dos no pueden mandar, entre ellos se han intentado matar. Y en última instancia,
quien ha salido al menos hasta el momento triunfante ha sido Sumar, que tiene el grueso
del poder en el Congreso y en el Gobierno, y quien ha perdido esa batalla ha sido Podemos,
que ahora se bunkeriza en un intento de rearmarse dentro de ese bunker para intentar librar una
nueva batalla en el futuro de la que salga vencedor frente a Sumar dentro del espacio
político a la izquierda del PSOE. Esto es lo que ha sucedido, pero que no nos vendan historias,
que no nos cuenten cuentos, que si es una decisión difícil pero imprescindible para
cumplir con el mandato de los que creen en Podemos, que si es una ofensiva de intereses
de parte frente al interés general, como si quienes vociferan ese interés general no tuvieran,
a su vez, intereses de parte. Y claro, esta estrategia de bunkerización de Podemos también
supone purgar a todos aquellos que no sean absolutamente leales a la causa del nuevo partido.
Es decir, supone purgar a todos aquellos que puedan tener veleidades pactistas con Sumar,
con el enemigo. Así, por ejemplo, Jesús Santos, exdiputado de Podemos en la Asamblea de Madrid,
anunció ayer que abandonaba el partido por el choque por el enfrentamiento continuo con Sumar.
Y también la líder de En Comú Podem en Cataluña, Jéssica Albiach, que formaba parte,
que era militante de Podemos, también anunció ayer que se daba de baja del partido al ser
incompatible la doble militancia entre Podemos y Sumar. Y estas bajas, de nuevo, suponen un
bofetón a la propaganda oficial que desde Podemos o desde cualquier otra organización
política, porque en todas partes cuecenabas, pero en este caso desde Podemos se había venido
desplegando desde hace tiempo. Esa propaganda oficial reza que todos los cargos públicos,
no digamos ya los cabezas de lista en las elecciones de Podemos, son personas que se
preocupan únicamente del interés general, no del interés del partido y mucho menos del interés
propio. Pero claro, si estas personas, si Jesús Santos, si Jéssica Albiach, son personas íntegras,
que solo velan por el interés general y no por el interés de partido o por el interés personal,
¿cómo es que se dan de baja de Podemos? ¿Es que Podemos ya no representa el interés general,
sino el interés de parte? Bueno, pues lo que nos dice ahora Pablo Iglesias, después de haberlos
presentado a las elecciones autonómicas en Madrid y en Cataluña como los mejores representantes
posibles de los ciudadanos para promover el interés general, lo que nos dice ahora Pablo Iglesias
es que nunca fueron puros, que siempre tuvieron algo de corrupción en su seno. Podemos durante
algunos años era una formación política que generaba unas enormes expectativas para muchos
cuadros que han cambiado muchas veces de partido. En el mundo sumar hay mucha gente que ha pasado
por el PC, por Izquierda Unida, por Podemos, por más Madrid, después por sumar. Digamos,
hay un tipo de profesionales de la política que tienen esa habilidad de tratarse de agarrar
al barco que en cada momento consideran más fuerte para sus intereses y bueno,
sus perfiles siempre van a existir en política. Los momentos difíciles también son muy hermosos
porque sirven para saber quién se cree un proyecto político y quién, digamos, no tanto.
Vamos, que al final Podemos, esa organización que se nos decía estaba al interés de la gente,
en realidad estaba repleto de infiltrados que sólo velaban por su propio interés personal
y que instrumentalizaban el partido para medrar y para convertirse en una nueva casta. Vamos,
lo que hemos venido denunciando muchos desde hace mucho tiempo, con el matiz importante de
que de esta pauta no escapan los que hoy se quedan en Podemos, porque ellos se quedan en Podemos para
poder instrumentalizar ese partido en su propio interés personal, no en el interés general,
sino en el propio. Decía Pablo Iglesias en este corte que acabamos de escuchar que los
momentos difíciles en política también son momentos muy hermosos porque sirven para ver
quiénes se creen y quiénes no se creen un determinado proyecto político. En realidad
sirven para ver quiénes son leales o no son leales a un determinado núcleo de poder,
en este caso el núcleo de poder conformado por Yoné Velarra, Irene Montero o Pablo Iglesias
al frente de Podemos. Pero yo diría más bien que estos momentos que para los políticos son
difíciles porque son momentos de ruptura y de divorcio de estructuras de poder existentes,
son muy hermosos porque sacan a relucir la auténtica cara de la política. Y la auténtica
cara de la política no es la lucha por ningún interés general, es el uso sistemático de la
mentira y de la coacción socialmente legitimada para promover el interés personal y el interés
de grupo travestido como interés general.