logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

En una reciente entrevista en televisión, el vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias
declaró lo siguiente.
Por si lo que acababa de decir no había quedado suficientemente claro a saber que la temporalidad
y la precariedad en el mercado laboral era una decisión política tomada en los últimos
diez años, en esencia bajo el gobierno de Mariano Rajoy, Pablo Iglesias enlazó esta
parte de la entrevista en Twitter con el siguiente tuit.
La temporalidad y la precariedad laboral impuestas por la derecha no solo han hecho
que mucha gente lo pase mal, sino que además han sido muy ineficaces en términos económicos.
Por consiguiente, la tesis de fondo es que la temporalidad y la precariedad del mercado
laboral español es una, como digo, decisión política, una medida económica de los gobiernos
de la derecha y, más en concreto, obviamente del gobierno de Mariano Rajoy a partir del
año 2012, es decir, a partir de que se aprueba la reforma laboral.
Este argumento, sin embargo, es falso de toda falsedad, como podemos observar en el siguiente
gráfico, la tasa de temporalidad ahora mismo sigue siendo alta, de hecho es de las más
altas de Europa, pero está muy por debajo, está significativamente por debajo de la
tasa de temporalidad que exhibía el mercado laboral español antes de la crisis.
Fijémonos que en el año 2005, en el año 2006, la tasa de temporalidad en España rondaba
el 35%. Hoy se ubica, según el trimestre, entre el 26 y el 27%, por tanto, 8 puntos
menos que la tasa de temporalidad antes de la crisis, es decir, que la tasa de temporalidad,
cuando en este país, por ejemplo, gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero, la alta tasa
de temporalidad, porque alto es un 35% y alto es un 26%, la alta tasa de temporalidad en
España no se debe a la reforma laboral del año 2012. De hecho, como vemos, la reforma
laboral del año 2012 ha evitado que la temporalidad vuelva a dispararse. En el gráfico se observa
que, a partir del año 2008, la temporalidad cae abruptamente en España. Esto es así porque
la destrucción de empleo durante la crisis se concentra en el empleo temporal, como despedir
a un trabajador indefinido era mucho más caro que prescindir de uno temporal las empresas
que tenían que ajustar sus plantillas optaron por no renovar contratos temporales, aun cuando
quizá el trabajador que estaba ocupando ese empleo, bajo un contrato temporal, pudiese
ser más barato y pudiese ser más productivo que un trabajador que llevara muchos años
en la empresa con un contrato indefinido. Pero, como de entrada, el coste era absolutamente
mayor en el caso de los contratos indefinidos, en el caso de los contratos temporales. Imaginemos
una persona que llevara 20, 25 años en la empresa. La indemnización por despido que
podía haber devengado esa persona podría ser de 50.000, 60.000, 70.000, 80.000 euros
para, ya digo, prescindir de sus servicios. En cambio, a un trabajador temporal se lo
podía despedir con 100, 200 o 300 euros. Por tanto, hay un sesgo en el despido de los
temporales y lo llamativo, lo remarcable, lo notable, es que cuando se vuelve a generar
empleo a partir del año 2014, la tasa de temporalidad no regresa a los mismos niveles
que teníamos antes de la crisis, a los mismos niveles que teníamos cuando las tasas de
paro eran similares a la actual. Hoy, con una tasa de paro del 14% tenemos una tasa
de temporalidad del 26-27%. En otros momentos históricos, finales de los años 90, principios
de los años 90, con tasas de paro del 14% teníamos tasas de temporalidad entre el 32
y 33%. Por tanto, la reforma laboral, insisto, ha reducido la temporalidad. La temporalidad
de España es un problema estructural de nuestra economía que no ha traído la derecha. Es
más, los contratos temporales en España se introducen por una reforma laboral que
aprueba en 1984 el gobierno de Felipe González, el gobierno socialista de Felipe González.
Dada la altísima tasa de paro que había entonces en la economía, Felipe González opta por
dar una válvula de escape al mercado laboral en forma de facilitar la contratación temporal.
Con eso se consigue crear empleo, pero empleo de mala calidad, empleo temporal, empleo precario,
lo cual también tiene otros inconvenientes muy serios, incluso en términos de capacitación,
especialización y productividad del propio trabajador que no consigue consolidar un empleo
indefinido y por tanto no consigue desarrollar todo su potencial. Repito, la alta temporalidad
es un problema de la economía española, es un problema que se inicia en el año 84
con una reforma laboral socialista de Felipe González y es un problema estructural de
nuestra economía que la reforma laboral del año 2012 de la derecha no agrava sino que
suaviza, lo suaviza insuficientemente pero lo suaviza. Ahora bien, podríamos decir que
quizá hoy en día no es tan importante la tasa de temporalidad, que también lo es,
pero que no es tan importante o tan significativa la tasa de temporalidad como la muy baja
duración media de los contratos. Antes de la crisis, la media de duración de los contratos
temporales se ubicaba en torno a 65, 70 días, es decir, unos dos meses. En la actualidad
la duración media de los contratos temporales es de menos de 40 días y el motivo de esta
importante caída en la duración media de los contratos se debe sobre todo al auge,
al incremento, a la multiplicación de los contratos de menos de una semana. Por tanto,
quizá la temporalidad nos haya disparado con la reforma laboral, al contrario, se
mantiene en niveles bajos en relación con nuestras medias históricas de temporalidad
pero quizá el nuevo problema sea la precarización de los ya precarios contratos temporales.
Si la reforma laboral potencia los contratos temporales de menos de una semana y como
consecuencia de esas facilidades de la reforma laboral para fomentar la contratación temporal
de menos de una semana, esta se multiplica la reforma laboral del PP del año 2012 si
podría ser responsable de la precarización de los contratos temporales.
¿Qué sucede? La reforma laboral del año 2012 no contiene ninguna provisión que facilite
y que fomente que sesgue hacia la contratación temporal de menos de una semana. No hay ninguna
medida que cambie el régimen laboral anterior que facilite este tipo de contratos. Por
consiguiente, ya sobre el texto legal tiene poco sentido culpar a la reforma laboral de
la caída de la duración media de los contratos temporales como consecuencia del auge de los
contratos de menos de una semana de duración. De hecho, si observamos el siguiente gráfico,
cortesía de los economistas Marcel Hansen, Florentino Felgueroso, José Ignacio García
Pérez y David Troncos-Oponce, lo que observaremos es que los contratos de menos de una semana
comienzan a aumentar, comienzan a crecer sobre los contratos temporales totales de manera
ininterrumpida desde el año 2006. No es un fenómeno este, el de que haya más contratos
temporales de menos de una semana, que surja tras la reforma laboral. Es verdad que es
un fenómeno que la reforma laboral no frena. Es verdad que es un fenómeno que la reforma
laboral no ataca, pero no es un fenómeno que genere, que cree la reforma laboral. No
hay un cambio de tendencia en el crecimiento progresivo de este tipo de contratos antes
y después de la reforma laboral, ni siquiera antes y después de la crisis. Es un fenómeno
que ya venía de antes de la crisis. ¿Y a qué se puede ver este fenómeno? Pues realmente
no lo sabemos nadie a ciencia cierta. Los economistas que antes he mencionado lanzan
una hipótesis, que es relativamente verosímil, pero que tampoco sabemos a ciencia cierta
si es correcta, que es que las empresas, con el cambio tecnológico, con las nuevas aplicaciones
móviles tienen mucho más fácil, o dicho en jerga económica, se han reducido los costes
de transacción para firmar contratos temporales de menos de una semana. De hecho, el auge
de los contratos temporales de menos de una semana no se debe a la CTT. Se debe a que
las propias empresas sin intermediación están firmando esos contratos. Pero ¿por qué los
firman? Pues por una cuestión de coste laboral. Si yo contrato a un trabajador durante 7 días,
si le formalizo un contrato de 7 o más días, el trabajador cada semana me trabaja 5 y
descansa 2, pero yo le pago 7 días. Sí, en cambio, contrato al trabajador por 5 días,
el trabajador trabaja 5 días y le pago 5 días. Con lo cual, pasado el fin de semana,
vuelvo a formalizar otro contrato de 5 días para trabajar 5 días y pagarle 5 días. Evidentemente,
este tipo de contratación roza el fraude de ley y es un fraude de ley que intenta contrarrestar
la rigidez del mercado laboral español para bajar salarios. Evidentemente, lo que trata
la empresa de hacer con esto es bajar el salario al trabajador. Si fuera más sencillo, bajar
salarios sin recurrir a estas tretas contractuales, de entrada se pactaría un salario más bajo
y no haría falta estar bordeando la legalidad para conseguir, en efecto, pagar un salario
menor a aquel que fija el convenio sectorial al que se acoge la empresa. En todo caso,
esto es un debate distinto. El debate de fondo era si este tipo de contratos se han disparado
a causa de la reforma laboral, como dice Pablo Iglesias, impuesta por la derecha. Y no,
este es un fenómeno que viene de antes, que viene de antes incluso de la crisis. Por
consiguiente, ni temporalidad ni precariedad son atribuibles a la reforma laboral del PP
del año 2012. No son fenómenos impuestos, como dice Pablo Iglesias, por la derecha.
La narrativa de que la derecha es responsable de la temporalidad y de la precariedad del
mercado laboral español, más allá de responsabilidad por omisión, es decir, de no haber sido
capaz de solucionarlo plenamente, es una narrativa puramente propagandística. La temporalidad
lleva en España más de 30 años desde una reforma del partido socialista para solventar
la altísima tasa de paro estructural que tenía España por una legislación laboral
que tampoco funcionaba en aquel entonces. Y desde ese momento, ni gobiernos de izquierdas
ni gobiernos de derechas han solventado el trágico problema de la temporalidad en España.
Si acaso ese problema se ha aliviado ligeramente con la reforma laboral del año 2012 impuesta
por la derecha y que ahora el gobierno de izquierdas, PSOE Podemos, se quiere cargar para regresar
a un régimen laboral similar al que había antes de la reforma laboral del año 2012
y que era responsable de llevarnos a tasas de temporalidad de hasta el 35% de toda la
población asalariada y donde además el auge de los contratos temporales de menos de siete
días ya había empezado a producirse. Si nos cargamos la reforma laboral para volver
a los vicios del pasado, para volver a la dualidad del mercado laboral más enconada
que la que tenemos ahora mismo, no habrá menos temporalidad y menos precariedad, sino
todo lo contrario, más temporalidad y más precariedad.