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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Aparte de sus implicaciones sanitarias, el coronavirus también tiene implicaciones,
también tiene efectos económicos. Evidentemente, para calibrar, para medir la totalidad de
esos efectos económicos, necesitaríamos conocer antes cuál será la propagación total
de este patógeno, es decir, a qué sociedades va a afectar, a cuánta masa de población
va a terminar infectando. Dado que de momento es imposible conocer cuál va a ser el contagio
futuro del coronavirus, si se va a controlar en apenas unas semanas y va a quedar restringido
esencialmente al área de China, o si, en cambio, la infección continuará propagándose a
largo de todo el año e implicará a prácticamente todos los países y todas las sociedades del
planeta, no vamos a hacer proyecciones al respecto. Nos vamos a limitar a analizar lo
que ya ha sucedido. Nos vamos a limitar a analizar qué efectos económicos ya ha tenido el coronavirus
tanto en China como las ramificaciones que ese impacto en la economía china va a tener
previsiblemente en el resto del planeta. Lo que sabemos, la economía china representa
alrededor del 20% del PIB mundial. En el año 2019 creció un 6,1%, el menor crecimiento
en los últimos 30 años, desde el año 1989, y se esperaba que en el año 2020 sufiera
una desaceleración adicional que la pudiera llevar a crecer en torno al 5,7%, 5,8%. Bien,
después del impacto que ha tenido el coronavirus, que está teniendo unas repercusiones económicas
reales más allá de la tragedia humanitaria que supone, la producción en China se está
paralizando, las empresas extranjeras están repatriando a sus trabajadores, se están
cerrando fronteras a la libre circulación de personas y de bienes y, por tanto, se
está paralizando y deslocalizando el comercio internacional. Con todos estos efectos, ahora
mismo la estimación, todavía hay mucha incertidumbre al respecto, pero las casas
de análisis prevén, en función de lo que haya sucedido, que China podría terminar creciendo
o un 5,5%, que sería la previsión más optimista, o incluso a un ritmo tan bajo como el 2%.
Si China creciera solamente un 2%, debido a su peso específico dentro de la economía
mundial, el crecimiento del conjunto del planeta caería en 3 cuartos de punto. No estamos
hablando, por tanto, de una magnitud despreciable ni tampoco de una magnitud que sea parangonable
a lo que sucedió años atrás. Cuando en 2003 estalló el síndrome respiratorio agudo grave
en China, la economía de este país representaba alrededor del 8, 9% del PIB mundial, es decir,
menos de la mitad que hoy, y además su economía crecía a tasas sustancialmente más elevadas,
por encima del 10%. Por consiguiente, como digo, no son situaciones comparables. En el
año 2003 la economía china era mucho más robusta y, en todo caso, representaba un porcentaje
mucho más bajo del PIB mundial, hoy representa un porcentaje mucho más alto del PIB mundial
y la economía china lo está pasando mucho peor. De ahí que, por ejemplo, los índices
busátiles chinos se hundieran este pasado lunes y también los precios de las principales
materias primas del planeta, especialmente el petróleo, hayan caído hasta un 20% con
respecto a sus máximos de los últimos meses. ¿Por qué? Porque China es el principal demandante
de petróleo y de otras materias primas, es una economía que sigue creciendo, que sigue
formándose, que necesita consumir muchas materias primas para fabricar manufacturas,
para construir ciudades y, por tanto, que se hunda el ritmo de crecimiento del PIB
chino, evidentemente, afecta a la demanda china de materias primas y, por tanto, afecta
a los precios de las mismas. Pero, evidentemente, que se hunda el ritmo de crecimiento del
PIB chino no solo afecta a la demanda china de materias primas, también afecta a la
demanda china de bienes extranjeros, es decir, a la demanda china de importaciones, que China
ralentice su ritmo de crecimiento económico, no va a afectar a todos los países del planeta
por igual, sino que va a afectar especialmente de manera más intensa a sus principales socios
comerciales. ¿Y quiénes son sus principales socios comerciales? Bueno, de manera regional,
Corea del Sur y Japón. Estas economías, evidentemente, van a sufrir un impacto muy
considerable si China, en lugar de crecer un 6%, crece un 2%. Pero, si salimos de la
esfera propiamente regional, nos encontramos con que sus principales socios comerciales
son Estados Unidos y la Unión Europea. De hecho, la Unión Europea, en su conjunto,
es el principal socio comercial de China en todo el planeta, es el principal exportador
a China. Analicemos con algo más de detenimiento cuáles serán las repercusiones para Estados
Unidos y para la Unión Europea de esta ralentización china.
Por un lado, Estados Unidos, como sabemos, en el año 2019, Estados Unidos y China han
vivido una cruenta guerra comercial que está lejos de haber terminado. Si queréis conocer
cuál es el estado actual de las negociaciones, encontraréis un vídeo al respecto en la pestaña
de arriba. Pero, lo que sí ha sucedido es que, a finales de 2019, China y Estados Unidos
firmaron una tregua comercial. Firmaron la primera fase de un entendimiento de un acuerdo
comercial que, en cierto modo, sentaba las bases para que, a lo largo de 2020, se suscribiera
una mucho más ambiciosa segunda fase, donde sí se desandara todo el rearme arancelario
y proteccionista que vivimos a lo largo de 2019. Y esto, sin duda, generó bastante optimismo,
especialmente antes de las elecciones estadounidenses. Cabe pensar que Trump querrá firmar la segunda
fase y, por tanto, que las tensiones proteccionistas podrían terminar en breve.
¿Qué es el problema al que se van a enfrentar las relaciones comerciales entre China y Estados
Unidos a partir de ahora? Bueno, que en la primera fase de este acuerdo comercial, en
lo que, en realidad, es una tregua comercial rubricada, China se comprometió a importar
enormes cantidades de mercancías desde Estados Unidos. En particular, a lo largo de 2020 y
en 2021, China se compromete a comprar 200.000 millones de dólares en bienes y servicios
a Estados Unidos. Sin embargo, este compromiso contenía una cláusula imprecisa, algo indeterminada,
según la cual, este compromiso se realizaría en caso de que las condiciones económicas
lo permitieran. Evidentemente, las repercusiones que el coronavirus está teniendo en la economía
podrían entenderse como un cambio de circunstancias que impedirían que China honrará el compromiso
suscrito. Y, de hecho, sus dirigentes ya han deslizado, ya han empezado a comunicar
que ese compromiso de 200.000 millones de importaciones habrá que revisarlo. ¿Qué
sucederá si de verdad intentan revisar este compromiso? ¿Qué sucederá si de verdad, antes
de las elecciones de noviembre en Estados Unidos, China no compra las cantidades de bienes
y servicios que se ha comprometido a comprar en Estados Unidos? No lo sabemos, pero es
perfectamente factible que volvamos a un recrudecimiento de las tensiones comerciales
entre Estados Unidos y China, como poco que se paralice la firma de la segunda parte del
acuerdo, y, en el peor de los casos, como digo, que volvamos al peor escenario previo
a la firma de este acuerdo. Y, evidentemente, lo último que necesitaría el mundo después
del shock que ha supuesto el coronavirus en China y en la economía china sería una nueva
fase de la guerra comercial que terminara por destrozar el comercio internacional. Esa sería
la implicación más clara con respecto a Estados Unidos. Hay otras, por ejemplo, China
es el principal país que envía turistas a Estados Unidos y, por tanto, si la economía
china sufre y si los chinos empiezan a viajar menos a Estados Unidos, especialmente también
por las restricciones que pueda establecer Estados Unidos, nos encontremos con que el
sector turístico estadounidense sufriría mucho, etc. Pero lo principal es la repercusión
que tendrá o el riesgo de repercusión que puede tener sobre el entendimiento comercial
entre Estados Unidos y China. ¿Y qué sucede con la Unión Europea? Bueno, la Unión Europea
fue la principal víctima de la guerra comercial entre Estados Unidos y China en el año 2019.
¿Por qué? Pues porque la Unión Europea está en medio. La Unión Europea en cierto modo
actúa como intermediario comercial entre Estados Unidos y China, produce bienes intermedios
que son exportados a Estados Unidos y desde allí son reexportados a China, o al revés
con respecto a China, produce bienes intermedios que son exportados a China y de allí reexportados
a Estados Unidos. Por tanto, que los flujos comerciales internacionales se paralicen daña
de manera muy significativa a la Unión Europea, repito, el principal exportador de bienes
y servicios a China es la Unión Europea, que perdamos a uno de nuestros principales
clientes, que perdamos uno de nuestros principales mercados, sin duda impactará en una economía
la de la Unión Europea, que repito, había sufrido mucho a lo largo de 2019 y ahora,
a finales de año, noviembre, diciembre y enero, parecía que estaba empezando a remontar,
parecía que estaba empezando a recuperarse. Los índices PMI, que anticipan el grado
de vigor manufacturero o el grado de vigor del sector servicios en economías como la
alemana, la francesa o la italiana, estaban empezando a remontar, estaban empezando a
crecer de nuevo, indicando que, en efecto, había una cierta revigorización de la actividad
manufacturera y de la actividad económica en general en estos países, pero todo esto
era antes del coronavirus. Si ahora China sufre una ralentización muy potente de su
producto interior bruto, del crecimiento de su PIB, evidentemente importará menos
desde la Unión Europea, las empresas europeas perderán, como he dicho, uno de sus principales
mercados y hasta que sean capaces de encontrar otros mercados, si es que los encuentran,
habrá una contracción importante de la actividad en las empresas, en las industrias europeas
y muy especialmente dentro de la Unión Europea de la industria alemana, que es dentro de
Europa el principal socio comercial de China. ¿Y por qué es preocupante que la economía
alemana, que, como digo, parecía que estaba empezando a tirar de nuevo del carro del crecimiento
de Europa, pueda entrar nuevamente en barrena? Pues porque uno de los principales mercados
a los que exporta la economía española es justamente Alemania. Después de Francia, Alemania
es nuestro principal socio comercial, por consiguiente que Alemania se frene, no digamos
de Francia, pero que Alemania se frene, también tiene un impacto en la economía española.
España, en gran medida, tiene una composición industrial auxiliar a la de la economía alemana,
por tanto si la economía alemana, si la industria alemana no crece, la industria española
tampoco lo hará. Y esto, de nuevo, es especialmente relevante, porque si miramos los datos de la
evolución del PIB español en el último trimestre del año, comprobaremos que, como ya explicamos
en un reciente vídeo que de nuevo encontraréis en la pestaña de arriba, la economía española
en el cuarto trimestre del año tuvo un muy mal comportamiento. El consumo privado, el
consumo de las familias no creció en absoluto, es la primera vez que sucede desde la recuperación,
y la inversión privada se hundió solo en el cuarto trimestre del año un 2,5%. En términos
anualizados, esto sería una caída anual del 10% de la inversión privada. Tampoco,
en ningún momento de toda la recuperación, ha habido ni mucho menos una caída tan intensa
de la inversión privada como la que se produjo en el cuarto trimestre de 2019. Sin embargo,
hubo otros dos motores que consiguieron que la economía española creciera durante este
trimestre. Uno fue el consumo público, una parte importante del gasto público. Este motor,
sin embargo, no parece muy previsible que se perpetúe a lo largo del año 2020. Más allá
incluso de si debería perpetuarse, que muchos creemos que no, porque el sector público en
general no tiene mucha capacidad para generar sosteniblemente riqueza, pero más allá de
si debería o no perpetuarse, lo que sí sabemos es que la Unión Europea nos está pidiendo
ajustes del déficit y, por tanto, si vamos a tener en 2019 un déficit muy por encima
del compromiso que subimos con Bruselas, en 2020 habrá que dar marcha atrás y eso implicará
o recortará el gasto público o mantener el gasto público subiendo impuestos, con lo
cual será lo comido por los servidos. Es decir, no parece que este componente vaya a
tirar mucho más del carro del crecimiento de la economía española.
El otro motor que se mantuvo fuerte en la economía española durante el cuarto trimestre
del año fue el sector exterior. Fue la producción para la exportación. En esta parte de la
economía española sí conseguimos crecer, en gran medida porque, como digo, en el cuarto
trimestre del año ya se había vivido una cierta recuperación de los flujos comerciales
globales después de que se firmara la atreva comercial entre Estados Unidos y China y después
de que también se resolviera, de manera no dramática, el culebrón del Brexit. Por tanto,
cuarto trimestre, gasto público y sector exterior empujaban a que la economía española creciera
algo mientras consumo e inversión interna estaban o estancados o hundiéndose, que nos
quedemos sin el principal motor de crecimiento que tenemos ahora mismo, que es nuestra capacidad
exportadora, debido a que Alemania pueda volver a entrar en una crisis importante debido
a la parálisis china, con la amenaza además de que a lo largo de 2020 se vuelvan a producir
nuevas tensiones de guerra comercial si China incumple parte del acuerdo que ha suscrito
con Estados Unidos debido al impacto que ha tenido el coronavirus en su economía. Desde
luego no nos abre un panorama demasiado alentador para la economía española. Es verdad que
todavía pueden pasar muchas cosas y es verdad que este escenario tan grave no tiene por qué
materializarse pero el riesgo sin duda está ahí. China ya ha sufrido un impacto muy grave
en su actividad interna, no sabemos si ese impacto va a ir todavía más pero aún cuando
no vaya todavía más ya hay un daño cierto causado, ese daño cierto va a tener reverberaciones
sobre Estados Unidos y sobre Alemania y de rebote sobre España y España por tanto va
a sufrir en un contexto en el que ahora mismo solo el sector exterior estaba tirando. Si
a esto le añadimos la voluntad decidida del gobierno por contra reformar muchas de las
medidas que dotaban a la economía española de flexibilidad y adaptabilidad para hacer
frente a estos shocks externos como la reforma laboral, de nuevo tenemos un panorama nada
alentador. Si con los datos de crecimiento del cuarto trimestre que conocimos hace unos
días ya concluimos que no había que hacer experimentos ni siquiera con gaseosa, desde
luego no es el momento de hacer experimentos con los pilares de crecimiento de la economía
española durante los últimos cinco años.