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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

En el día de ayer tuve ocasión de mantener un interesante intercambio de tweets con Pablo
Echenique, portavoz parlamentario de Podemos, a raíz de un vídeo de Pablo Iglesias donde
reflexiona sobre su reciente apelación al artículo 128 de la Constitución.
Veamos primero el vídeo y luego comentamos la discusión, el debate, el intercambio con
Echenique.
¿Aba usted de nacionalizar empresas estratégicas?
¿Qué pretendía usted decir con ese tweet?
El pido de proveedad eso sí, porque vamos.
Recordar que sí, sí, que la Constitución cuando se saca es para aplicarla y el artículo
128 que nos dejaron los padres y las madres de la Constitución sirve para definir el
patriotismo.
El patriotismo es ponerlo general por delante de lo particular.
¿Qué significa eso?
Que a veces el gobierno puede tener que decirle a una empresa farmacéutica que fabrique determinados
medicamentos para curar a la gente o tiene que decirle a una fábrica de automóviles
que fabrique respiradores para salvar a muchos compatriotas que necesitan esos respiradores
para vivir, que el gobierno puede pedir sacrificios a algunos particulares para que el interés
general del país, para que el interés general de la patria funcione.
Y ojalá todas las fuerzas políticas estemos con la Constitución que contiene muchos
artículos pensados para situaciones extraordinarias en la que el interés general lo que define
el patriotismo, lo que están haciendo la gente que se está jugando la vida en primera
línea de combate en los hospitales cuidándonos a todos y a todas poniendo el interés general
por encima del suyo individual y eso está en nuestra Constitución y ojalá todas las
formaciones políticas podamos estar unidos en torno a esos artículos sociales que son
los que definen el patriotismo.
Insisto, la Constitución si se saca no es para enseñarla, es para aplicarla.
Aunque en la entrevista heche balones fuera, cuando Pablo Iglesias saca a relucir el artículo
128 de la Constitución que reza que toda la riqueza del país en sus distintas formas
y sea cual fuera su titularidad, está subordinada al interés general, en el fondo lo que quiere
transmitir, lo que quiere trasladar es que en caso de que así lo considerara oportuno
el gobierno estaría perfectamente legitimado para comenzar a nacionalizar sectores enteros
de la economía, para comenzar a, como han dicho ellos en numerosas ocasiones, desprivatizar
eléctricas, desprivatizar empresas de comunicaciones, etcétera.
Es decir, Pablo Iglesias apede al artículo 128 como vía para justificar su afán expropiador.
Sin embargo, aquí hay una primera trampa que muy pocas veces se menciona, y es que
la Constitución es un texto unitario en el que hay que buscar una cierta coherencia
interna, y el artículo 128 aparece en ese mismo texto constitucional junto con el artículo
33.
Y el artículo 33 recoge el derecho a la propia privada y conviene también recordarlo.
33.1 afirma, se reconoce el derecho a la propia privada y a la herencia.
El 33.2 la función social de estos derechos delimitará su contenido de acuerdo con las
leyes, y el 33.3 habla de que nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos, sino
por causa justificada de utilidad pública o interés social mediante la correspondiente
indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes.
Recordemos que el artículo 33, este artículo que consagra la propia privada, es un derecho
de los españoles que está protegido por la parte dogmática, por la parte reforzada
de la Constitución.
El 128, por tanto, es una forma de volver a formular la potestad de expropiación forzosa,
que de manera limitada y siempre con indemnización suficiente tiene la administración sobre determinados
bienes de los ciudadanos.
No es, sin embargo, un artículo pensado para nacionalizar la economía en general o para
establecer el socialismo, porque eso atentaría fundamentalmente contra el artículo 33.1 de
la Constitución.
Esta lectura claramente nunca la hace Pablo Iglesias, siempre saca a relucir el artículo
128, pero se olvida del artículo 33, pero es que además en las declaraciones de Pablo
Iglesias, en ese sacar a relucir continuamente el artículo 128, subyace un problema más
grave, un problema más serio, y es que Pablo Iglesias está insistiendo continuamente en
que los intereses particulares tienen que subordinarse al interés general.
Es para eso, y no para otra cosa, para lo que saca a relucir el artículo 128, para trasladar
el mensaje, generando un cierto síndrome de estocolmo entre la población, de que sus
intereses particulares, sus planes de vida específicos, tienen que estar subordinados
al interés general que marcan ellos, que escogen ellos, que determinan ellos, es decir,
al interés particular de los políticos.
A los mandatos de la política como supuestas cristalizaciones del interés general, es
decir, que todos debemos someternos a lo que manden los políticos, porque los políticos
saben que es aquello que el país necesita, que es aquello que constituye el bien común,
y nadie está por encima de ese bien común tal como lo determina la política.
Pues bien, aquí en este punto es donde comienza mi intercambio de ayer de tweets con Pablo
Echenique.
Pablo Echenique, Twitter del extracto de la entrevista que ya hemos visto con Pablo Iglesias,
y extractó la parte que consideraba más relevante, como cita textual, la constitución, si se
saca, no es para enseñarla, es para aplicarla, y añadió el patriotismo, que está muy bien
definido en el artículo 128, es poner el interés general por delante de ciertos intereses
privados.
De nuevo, lo que os comentaba hace un momento, los intereses de cada cual, los intereses de
cada persona deben quedar siempre sometidos al interés general tal cual lo definan los
políticos.
Y es aquí donde entré yo con la primera réplica, primera réplica que podemos leer ahora en
pantalla.
Dije, una sociedad libre es una sociedad donde cada cual puede perseguir su proyecto de
vida respetando el proyecto de vida de los demás.
Una sociedad autoritaria es una sociedad donde el Estado les impone a todos los objetivos
hacia los que deben someter sus vidas.
En este tweet simplemente estoy rescatando una reflexión muy pertinente y muy importante,
especialmente para estos días, que desarrolló originalmente Friedrich Hayek, que el pensador
economista y filósofo Friedrich Hayek distinguía entre cosmos y taxis o entre nomocracia y
teleocracia para distinguir entre dos tipos de regímenes políticos de instituciones
políticas.
El cosmos o la nomocracia era aquella sociedad en la que no existía una meta común, un
fin común, hacia el que todos los ciudadanos, absolutamente todos tenían la obligación
de dirigirse.
Cada persona era libre, era autónomo, para determinar cómo quería vivir su vida siempre
y cuando respetara esa misma autonomía por parte de otras personas.
Por tanto, para Hayek, el cosmos, la nomocracia, la sociedad libre era aquella donde no se
le imponía a nadie cómo tenía que vivir su vida, se le permitía, se le autorizaba,
se le reconocía el derecho a vivir su vida siempre y cuando sus elecciones vitales no
pisotearan las elecciones vitales de otras personas.
Frente al cosmos, frente a la nomocracia, teníamos la taxis o teníamos la teleocracia, es decir,
una sociedad donde un grupo de personas marca cuál es el objetivo hacia el que todas las
demás tienen que someter, tienen que subordinar sus propias vidas, sus propios planes vitales.
En la taxis, en la teleocracia, la sociedad está organizada como si fuera un ejército
en el que el general es el que dicta hacia dónde debemos dirigirnos todos.
En una sociedad teleocrática no existe propiamente la libertad individual porque el individuo
es un engranaje más dentro de una maquinaria operada por los ingenieros sociales, por los
gobernantes, que son los que determinan qué es eso del interés general hacia el que todos
los demás tienen que someterse, hacia el que todos los demás tienen que dirigirse.
Obviamente los ingenieros nos venden un interés general que no deja de ser su propio interés
particular para perpetuarse en el poder, nos venden que aquellos de sus prejuicios
ideológicos sobre cómo creen que debe ser la sociedad, sobre cómo creen que tienen
que organizar, cómo les gustaría que fuera la sociedad, nos venden que eso es el interés
que todos debemos aceptar y por el que todos tenemos que renunciar a nuestra libertad individual,
de ahí que la teleocracia o la taxis sean sociedades autoritarias.
Sociedad libre, una sociedad donde, como mucho el interés general, es permitir que cada
cual persiga su interés particular defendiendo, protegiendo, amparando esos sí los intereses
particulares en condiciones de simetría, de igualdad ante la ley, de todos los demás.
Sociedad autoritaria, la taxis, la teleocracia, donde un señor o un grupo de señores, un
tirano, una oligarquía, nos marcan a todos los demás qué debemos hacer con nuestras
vidas, porque nuestras vidas no son propiamente nuestras sino a aquellos que nos marcan cómo
debemos vivirlas.
Pues bien, esto es básicamente lo que le repliqué a Pablo Echenique, ahora que están
sacando a relucir tanto la necesidad de que el interés general, por ellos determinados,
se pueda imponer sobre la libertad individual de los ciudadanos, y Echenique me contestó
lo siguiente, ¿no te gusta la Constitución Española, Juan Ramón?
Bueno, fijémonos que aquí Echenique ya está cambiando de tema, en lugar de defender que
una sociedad teleocrática, es decir, una sociedad donde los políticos marcan de manera muy
específica qué es el interés general y por tanto qué es aquello a lo que todos los demás
debemos mostrarnos serviles, debemos agachar la cabeza y debemos remar en esa dirección
que damos o no queramos, en lugar de defender que eso es compatible, no sé muy bien cómo,
pero bueno, con la libertad individual, Echenique dice, bueno, eso da igual, vamos a centrar
el debate en la Constitución Española, presuponiendo que a mí la Constitución Española me parece
una especie de dogma de fe incuestionable en todo su articulado, y por tanto intenta
ponerme contra las cuerdas, mostrando una presunta contradicción entre mis ideas y
mis últimas críticas, entre mis ideas supuestamente constitucionalistas y mis críticas a utilizar,
a aplicar el artículo 128, que según ellos consagra la posibilidad de un control absoluto
de la economía por parte del poder político, cuando, en todo caso, como ya hemos explicado,
si se pone el 128 en relación con el artículo 33, ni muchísimo menos, pero aunque fuera
así, intenta ponerme contra las cuerdas diciendo que el artículo 128 de mi amada Constitución
permite justamente aplicar el tipo de sociedad autoritaria que estoy criticando en el tweet
anterior, y a esto le respondí lo siguiente, no Pablo, no me gusta la Constitución, justamente
porque es una Constitución habilitadora del poder político y no limitadora del mismo,
especialmente en la interpretación que le queréis dar a algunos, y adjunté un enlace
a un artículo del confidencial, un artículo mío en el confidencial del año 2018, el
día de la Constitución en el año 2018, que lo cuentemente se titulaba Contra la Constitución,
y que argumentaba en este artículo, pues bueno, de una forma un tanto más ampliada
lo que ya estoy explicando en este tweet, en este tweet rescató una distinción que estableció
el pensador Edmund Burke, entre dos tipos de Constituciones, la Constitución, tal como
se la concebía en un origen, debía ser un texto que impusiera estrictos límites al poder
político, debía ser un texto que le dijera al poder político lo que no podía hacer
en ningún caso, sin embargo, con el tiempo aparecieron Constituciones que lejos de ponerle
límites al poder político, lejos de decirle lo que no podía hacer el poder político,
se dedicaron a indicarle lo que sí debía hacer, no se dedicaban por tanto a limitar
a restringir el poder político, sino a habilitarlo, a amplificarlo, podemos leer de hecho la distinción
que hacía Burke entre ambos tipos de Constituciones, si los derechos naturales del hombre son
reafirmados y manifestados por un pacto expreso, si están claramente definidos y protegidos
contra la mala fe, contra el poder y contra la autoridad mediante instrumentos escritos
y compromisos positivos, tales derechos se ven reforzados, no solo están protegidos
por sus antidata intrínseca, sino también por la solemne fe pública que reconoce su
importancia, esta sería la Constitución de tipo limitativo, este tipo de Constituciones
han ennoblecido la propia palabra Constitución en el corazón de todos los ingleses, pero
puede haber, y de hecho hay, Constituciones de una naturaleza distinta, ideadas sobre
principios totalmente opuestos a los anteriores, por ejemplo la Constitución de la Compañía
de las Indias Orientales, la Carta Magna es una Constitución dirigida a constreñir
el poder, a destruir el monopolio, en cambio la Constitución de la Compañía de las Indias
Orientales es una Constitución para establecer el monopolio y para crear el poder, la Constitución
española es una mezcla entre Constitución limitadora del poder político y Constitución
habilitadora del poder político, tiene artículos que desde luego protegen derechos consustanciales
al ser humano, a la Esfera de Libertad del ser humano, pero tiene otros preceptos que
lo que hacen es instar a los poderes públicos a que tomen decisiones aún limitando los derechos
de los ciudadanos, por tanto la Constitución no solo limita en algunas esferas a los poderes
públicos, sino que los habilita en otras, y por eso es un texto que no me gusta, aunque
puede tener una interpretación en muchos casos positiva de cara a proteger la Esfera
de Derechos Individuales, también se la puede manosear, se la puede reinterpretar como
hace habitualmente Pablo Iglesias, para todo lo contrario, es decir, para expandir el poder
político y no para constreñarlo. Pues bien, esa fue la respuesta que le di a Echenique,
probablemente me confundía con un Constitucionalista dogmático y despistado, y ante mi respuesta
Echenique replicó lo siguiente, de acuerdo, eres coherente en ese punto, menos mal, está
claro que los neoliberales sois los verdaderos anti-sistema, dicho esto se encarga valorativa,
lo absolutamente hipócrita es que gente como casado que aborrece el 128, tanto como tú,
se jacte de ser Constitucionalista. Bueno, aquí hay varias trampas en el tuit, ¿no?
Por un lado, afortunadamente reconoce que se había equivocado en su intento anterior
de desviar el debate, que no estaba siendo incoherente por criticarles a ellos por sugerir
el progresivo avance hacia un régimen autoritario. Han parado en el artículo 128 de la Constitución
y ahora exclama que los neoliberales, aquí ya intenta, por tanto, introducir una carga
peyorativa, porque el neoliberalismo no es una ideología específica con un contenido
doctrinal concreto, no hay prácticamente autores que a lo largo de la historia del
detrasamiento político se hayan definido así mismos como neoliberales, es realmente
una etiqueta que utiliza a la izquierda para descalificar todas aquellas posturas normalmente
económicas o economicistas que no les gustan, pero bueno, los neoliberales son los verdaderos
anti-sistema, lo cual, dicho sea de paso, está muy bien. Supongo que aquí pretende
pincharme o provocarme para que de algún modo yo no me reconozca como anti-sistema,
lo cual, como veremos luego, no le sale demasiado bien. Y luego en la segunda parte del tuit
intenta desviar de nuevo la cuestión, dice lo absolutamente hipócrita, es que gente
como casado que aborrece el 128 se jacque de ser constitucionalista. No sé qué pinta
casado en una discusión, en un debate, en un intercambio de tweets entre él y yo, donde
yo les había acusado de ser o querer avanzar hacia el autoritarismo al calor del 128 de
la Constitución y ahora que saque a casado que ni ha entrado en esta discusión ni pincha
ni corta. Pero bueno, mi réplica fue la siguiente. Bueno, vosotros aborrecéis el 155 como yo
y os llamáis constitucionalistas. Sí, los liberales sin el neo somos los auténticos
enemigos del sistema y de la casta política. Aquí obviamente también hay dos partes,
una sin pretender defender a casado, pues uno puede defender la Constitución y gustarle
más unas partes que otras y sobre todo interpretar algunas partes de la Constitución como el
128 de un modo muy distinto a cómo lo está interpretando. Podemos. Y aún así podemos.
Reivindica la Constitución, saca a reducir la Constitución ahora casi como si fuera
un texto sagrado y, sin embargo, parece que deberían ser incoherentes porque ellos rechazan,
yo también, por cierto, pero por otras razones, rechazan el 155 de la Constitución. Si consideras
que la Constitución es un texto sagrado hasta el punto de que el 128, que es un atropello,
tal como ellos lo interpretan, una atropella absoluta, las libertades individuales, nos
lo tenemos que tragar porque aparece en la Constitución, pues hombre, entonces también
tendrás que tragar el 155 que también aparece en la Constitución. Bueno, esa es la primera
parte de la réplica y la segunda es primero aclararle que yo al menos y como yo pues muchísimas
otras personas nos consideramos liberales, si lo queremos, liberales libertarios, pero
desde luego no neoliberales, que es la etiqueta que utiliza la izquierda para descalificarse
ningún contenido específico. Y ahí le digo sí, los liberales somos los auténticos enemigos
del sistema y esto es cierto, el sistema socialdemócrata actual, el sistema hiperstatista
actual es un sistema que no nos gusta en absoluto. Los cambios que proponemos, los liberales
para un país como España o para cualquier otro país europeo, son muchísimo más radicales
que los cambios que está proponiendo ahora mismo podemos. Podemos querer pasar de un estado
que ocupa entre el 40 o el 45% del PIB a un estado que ocupe el 60 al 65% del PIB, eso
sí nacionalizando algunas industrias y controlando por tanto partes significativas de la economía.
Pero es que liberales como yo mismo y como muchos otros en la historia del pensamiento
político no es que aboguemos pasar de un estado del 40, 45% del PIB a uno del 35 o del 30%,
sino que abogamos por bajarlo como mucho a un estado del 5% del PIB y algunos liberales
libertarios incluso quieren erradicar el estado, tengo ciertas dudas de que yo sea viable,
pero desde luego si fuera viable muchos estaríamos encantados de que el estado como monopolio
de la violencia de origen totalmente y legítimo desapareciera. Por tanto, somos desde luego
mucho más anti-sistemas de lo que los de Podemos lo han sido y lo serán jamás, de hecho
ellos lo que son es pro-sistema, quieren avanzar todavía más en el régimen hiperstatista
en el que vivimos. Y desde luego no solo somos enemigos del sistema, sino de aquellos que
instrumentan el sistema en su propio beneficio, es decir, la casta política, aquellos que
van a regentar ese hiperestado y que van a manejar los resortes del poder estatal para,
con la excusa del interés general, del bien común, imponernos a todos los demás su propia
agenda hiperideologizada. Y, por tanto, Podemos que nació contra la casta política, en realidad
nunca fue así, Podemos lo que quería era sustituir a la vieja casta política por una
nueva casta, por una neo-casta política, que eran ellos. Y de hecho ya se ha comprobado,
ellos ahora forman parte de la clase política gobernante, son la nueva casta política, y
los liberales no es que queramos reemplazar la casta política, no es que queramos quitarte
a ti para ponerme a mí, los liberales lo que queremos es suprimir la casta política,
que no haya gente dirigiendo la vida de las personas, sino que cada persona dirija su
propia vida. Pues bien, Echenique siguió replicando, y aquí tenemos el siguiente tweet.
Mi memoria dista mucho de ser perfecta, pero juraría que nunca he dicho de mí mismo que
sea constitucionalista, podrás estar en desacuerdo ideológicamente conmigo, pero el argumento
para igualarme con casado es falaz y no se aplica. Es decir, después de habernos dicho
que si la Constitución se saca, es para aplicarla, y no para enseñarla, después de habernos
querido hacer tragar una interpretación tan sumamente liberticida del 128 como que básicamente
habilita a nacionalizar media economía, si a ellos les parece correcto, ahora nos dice
que ellos no creen en la Constitución, que no le otorgan a la Constitución un especial
valor intrínseco, pero si eso es así, ¿por qué te remites continuamente como argumento
de autoridad al artículo 128 de la Constitución? Disimplemente, esta Constitución es tan
sumamente laxa, según mi interpretación, que me permite hacer lo que a mí me venga
en gana, y lo que a mí me viene en gana es nacionalizar la economía entera, pero no
porque lo diga o lo prescriba o lo sugiera la Constitución, sino porque la Constitución
no pone límites a mí liberticidio y, por tanto, yo, que soy un autoritario, voy a forzar
todo lo posible el ordenamiento jurídico para restringir las libertades individuales
de los ciudadanos, tanto como este marco institucional que, por otro lado, me quiero cargar para
establecer otro, todavía más liberticida, me permita. Y eso es lo que le duplique lo
que le contesté en el último de los tweets de este intercambio. ¿Entonces defendéis
la Constitución solo en aquellas partes que os interesan? ¿Constitución a la carta?
Esa es la peor de las vías posibles, instrumentar la Constitución para amplificar vuestro poder
político y saltársela en todo aquello que limitara ese poder político. Básicamente,
si defiendes la Constitución, si crees que la Constitución te habilita a utilizar el
128, deberías creerlo con todos los otros matices muy importantes que contiene la propia
Constitución para limitar justamente las interpretaciones más autoritarias de ese
128. Pero, claro, como Echenique dice, yo no soy constitucionalista, yo no le otorgo especial
valor a la Constitución. Voy a reivindicar de la Constitución solo aquello que me interese.
Voy a utilizar como argumento de autoridad aquellos preceptos constitucionales que encajen
con mi ideología liberticida. Todos los demás los voy a desechar y, si puedo, me los voy
a saltar. En ese caso, claro, lo que estás cogiendo es una selección de aquellos artículos
que te permitan construir tu régimen antiliberal, sin tener en cuenta que dentro de la Constitución
también existen, deberían existir más, pero también existen algunas garantías que frenan,
notablemente, que tú puedas desbordar el régimen de libertades que moderadas, que ahora
mismo tenemos del que ahora mismo disfrutamos. En definitiva, quede claro que cuando podemos
sacar relucir el artículo 128 de la Constitución no lo hace porque crea en la Constitución,
lo hace porque hay mucha gente que sí crea en la Constitución todavía y quieren comerles
el coco, quieren persuadirles de que la Constitución habilita prácticamente el establecimiento
de una república socialista en España. Y eso, evidentemente, no es así. Si utilizas
como argumento de autoridad el 128 de la Constitución, tienes que aceptar también
la autoridad del artículo 33 de la Constitución, que matiza, restringe, constriñe enormemente
las potestades políticas dentro del ejercicio del 128. Y si no le otorgas ningún valor especial
a la Constitución, dígase luego a la audiencia, dígale a la audiencia, yo cito el artículo
128, pero no porque esté en la Constitución, que es un texto de papel mojado absolutamente
para mí. Lo cito porque intento manipularles para que ustedes traguen con mis iniciativas
autoritarias simplemente porque pueden tener algún encaje sesgado y malinterpretado dentro
de la Constitución que ustedes adoran. Ese es, en definitiva, el estado de la cuestión
en el que nos encontramos ahora mismo, un estado de alarma que otorga enormes poderes
a los políticos para un fin muy concreto, que es garantizar el distanciamiento social
con el que combatir la epidemia. Y, sin embargo, parte del gobierno que tiene esos poderes
extraordinarios está intentando instrumentar, utilizar esos poderes extraordinarios para
hacer avanzar su agenda política autoritaria y su agenda política liberticida. Y es el
deber de todos, el deber cívico de todos, frenar este avance del autoritarismo, del
liberticidio, del estado omnipotente dentro de nuestras vidas. Porque cuando el estado
avanza mucho, luego es muy complicado hacerle retroceder. Como decía el filósofo Anzo
Nidellase, es como el genio que sale de la lámpara. Una vez ha salido, es muy complicado
volverle a hacer entrar.
De esta forma, 190 millones de theoreas con el número de
instrumentos mueve el sistema inteligente.
Pero eso lo mismo.
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