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Juan Ramón Rayo, profesor doctor en economía, director del instituto Juan de Mariana.
Buenas tardes, buenos días.
Buenos días, ¿qué tal?
Nos rebajan un poquito la previsión de crecimiento para preocuparse o no.
Bueno, ya sabemos que dos tercios del crecimiento económico español, del fuerte crecimiento económico español,
venían determinados por los llamados vientos de cola, ¿cuáles eran estos vientos de cola?
Pues sobre todo el bajo precio del petróleo y los bajos tipos de interés globales.
Bueno, son dos vientos de cola que en parte están dejando de soplar, sobre todo el precio del petróleo,
y por tanto es lógico que la economía española crezca menos.
Creo que a corto plazo no hay motivo para una gran preocupación a medio largo plazo, sí.
Es decir, que España tenga un crecimiento potencial del 1% en lugar del 3% y que estemos creciendo al 3%
por circunstancias exógenas, pues sí debería preocuparnos,
porque significa que a medio largo plazo nuestra capacidad de generación de riqueza y por tanto
de mejoría del bienestar de la sociedad es bastante reducida, sin reformas estructurales,
sin liberalización de la economía, sin bajadas de impuestos.
Quiero preguntarle, doctor, a usted como liberal, liberal, este proyecto que tiene el gobierno
en la cabeza de impuestos, ¿qué se va aclarando con matices?
Vamos a ver, Josueco y yo, porque ayer María Jesús Montero, la ministra de Hacienda,
mandó algunos mensajes, ¿cómo quedaría para María Jesús Montero ese impuesto de sociedades
a las empresas?
Estaría establecido, al menos, lo que dijo Montero en un tipo real.
La clave está en la palabra real, del 15% mínimo.
¿Por qué es clave la palabra real? Porque actualmente este impuesto de sociedades es del 25%,
pero hay exenciones y bonificaciones fiscales que hace que muchas empresas no pague
ni siquiera el 5% del tipo de sociedades.
Así que, Montero, lo que decía ayer es que sea un tipo real mínimo del 15%,
con el que el gobierno quiere grabar la actividad de grandes empresas.
Ojo, dijo que no se preocupen ni las pymes ni las medianas empresas
y quiere recaudar el gobierno cerca de 4.000 millones de euros con este impuesto.
La reforma del impuesto de sociedades con el objetivo
de que principalmente las grandes corporaciones contribuyan mejor
y realicen un esfuerzo superior no va a afectar ni a las pymes ni a las empresas medianas.
Juan Ramón Rayo, ¿qué le parece?
Atención, porque dice que no va a afectar a las pequeñas y a las pymes.
Bueno, de la demagogia y del populismo de Montero,
hemos pasado a la demagogia y el populismo de Montero.
Las grandes empresas ya pagan en España aproximadamente un 20%-21%
de tipo efectivo de sociedades.
Si no fuera así, por cierto, las grandes empresas no se instalarían en Irlanda sino en España.
Si España fuera un paraíso fiscal, como algunos han llegado a firmar,
veríamos entradas masivas de capital para acceder desde la plataforma española
a un mercado europeo de cientos de millones de clientes.
Y eso no sucede.
¿Por qué no sucede?
Porque, como digo, no es verdad que las grandes empresas paguen un 5%-16%
y un 7% de tipo efectivo.
La trampa cuál es?
Que están comparando los impuestos que se pagan en España
con los beneficios mundiales que obtienen estas grandes empresas.
Pero esto es falsear las cuentas.
O tienes que comparar los impuestos pagados en España
con los beneficios obtenidos específicamente en España
o los impuestos pagados en el conjunto del planeta
con los beneficios logrados en todo el mundo.
Pero no el numerador de los impuestos españoles
y el denominador de los beneficios mundiales.
Esto para qué se hace?
Para quitar deducciones, exenciones,
es decir, para subir todavía más la fiscalidad a las empresas españolas
y, por tanto, para repeler la inversión que tanto necesitamos
para seguir creciendo y aumentar la calidad de vida de los españoles.
Le tengo a preguntar por el resto, por ejemplo,
José Coello, sobre la tasa Google, las tecnológicas,
¿cómo quedaría según la ministra Montero?
Sería grabar a empresas tecnológicas entre un 5% y un 8%
ojo para empresas que facturen a partir de 750 millones de euros
a nivel mundial.
El objetivo es recaudar 1.500 millones de euros.
¿Qué dicen las tecnológicas? ¿Cómo responden?
Bastante mal, la patronal tecnológica no le gusta este impuesto
y hablaba ayer el presidente de Erickson España
y decía que si se establece este impuesto
se lleva a todos los centros de investigación y desarrollo
que tienen España, ¿a dónde?, al vecino Portugal.
Bueno, profesor Rayo, doctor Rayo,
el impuesto a las tecnológicas que están diciendo
que nos vamos, que nos llevamos todos los centros de innovación.
Bueno, es otro disparate confiscatorio.
Es decir, España es uno de los países europeos
con menor penetración de la digitalización
y eso nos está situando, lo comentábamos antes,
ante una perspectiva de crecimiento potencial bastante modesta
que en este contexto de baja digitalización
de las empresas españolas
estemos planteando que aquellas empresas
que den el salto a digitalizarse
y que gracias a ese salto consigan crecer,
consigan aumentar su volumen de ingresos,
se les vaya a castigar con un impuesto extraordinario
sobre esos ingresos,
pues lo que hace es desincentivar, evidentemente,
la inversión en digitalización
de las empresas españolas.
Y eso es lo que hace,
es decir, que las empresas que han empezado a instalarse en España
salgan de España, porque recordemos,
el hecho de que Google pueda trasladar
el centro operativo que puede tener en España,
de España a Portugal,
no cambia los servicios que Google va a poder prestar
al usuario final, por ejemplo, el buscador,
por ejemplo, los mapas, etcétera.
Y todo esto se seguirá generando,
Google seguirá obteniendo beneficios por aquí,
lo único que cambiará es que las personas que trabajan
en España, por qué, por la excusa,
por la tontería de tener una sede casi de marketing,
casi de comercialización de publicidad en España,
les quieren meter un rejonazo fiscal gigantesco
y, por tanto, podrán trasladarlo a Portugal,
que normalmente, además, las sedes ya son España a Portugal,
haciendo básicamente lo mismo
y sin pagar este impuesto extraordinario.
A ver, Coelho, el impuesto de la banca,
porque uno tiene la sensación de que el gobierno
como que se ha enfriado con esa tasa bancaria
después de que la banca dijera así, daños colaterales.
Parece que las amenazas de la patronal bancaria
sobre la posibilidad de encarecer el crédito
si se establece este impuesto a la banca
ha echado para atrás un poco esta motivación del gobierno.
Decía Montero ayer que sí que lo están estudiando,
pero que poco a poco y que aún no lo tienen todavía establecido
y que pensarán cómo y cuándo aplicarlo.
Bueno, con lo del impuesto a la banca,
Juan Ramon Rayo, esto es un tema tranquilo,
¿no? Ahí se ha... como que se ha enfriado el gobierno.
Bueno, a ver, la banca está claro
que es un oligopolio enormemente privilegiado
por el Estado y que deberíamos trabajar
en ir desmontando todos esos nutridos privilegios
que tiene la banca, entre ellos el de ser rescatada
a costa del dinero del contribuyente
en cuanto vienen maldadas.
¿Qué pasa? Que el impuesto a la banca
probablemente no sea la mejor idea
para desmontar esos privilegios
ni para contrarrestar esos privilegios.
¿Por qué? Pues porque la banca, precisamente por ser un oligopolio,
tiene mucha facilidad para trasladar el coste
de ese impuesto a sus usuarios
y lo que nos dice la evidencia internacional
es que entre el 80 y el 100% del coste del impuesto
lo terminan pagando los usuarios finales.
¿Quiénes son los usuarios finales?
Pues dos grupos, primero aquellos que van a pedir un crédito.
Si se incrementa el impuesto sobre sociedades,
la banca ofrecerá menos crédito en España
porque no lo olvidemos,
se incrementaría solo para los beneficios obtenidos en España.
Por tanto, ofrecería menos crédito en España y más caro.
¿Quién pagaría eso?
Pues el que necesitan deudarse para montar una empresa
o adquirir un inmueble.
Y el otro grupo, pues los cuentacorrentistas,
los depositantes,
que probablemente sufrirían más comisiones todavía
de las que ya sufren
para contrarrestar, ya digo,
esta subida del impuesto de sociedades.
¿Es justo que paguen los clientes de la banca
los desmadres de la banca?
Pues no lo termino de ver.
En este sentido me queda uno más.
Tengo que preguntarle la subida de los verdes,
de los impuestos verdes,
sobre todo del diesel
y, ayer, también matización importante
de la ministra Montero, José Coello,
los transportistas y los profesionales se librarían.
Sí, eso decía Montero.
Decía que es un impuesto el del diesel
que se va a llevar a cabo
para adecuarlo al ámbito europeo.
Y, ojo, decía que los profesionales
y autónomos del transporte,
que serían los principales afectados
por esa subida del impuesto al diesel,
no se verían afectados.
Así que, por lo menos,
al menos 200.000 autónomos
que se quejaban de este impuesto al diesel,
por ahora pueden respirar tranquilos.
Estas medidas fiscales van orientadas
a grandes empresas
y a ajustar su contribución
a la sociedad y al bien común
y, por tanto,
no van a afectar en ninguna medida
al contribuyente.
No vamos a tocar los impuestos
de los ciudadanos,
por tanto,
ni de las clases trabajadoras,
ni de las clases medias.
Bueno, pues, Juan Ramón Rayo,
está claro que para transportistas
y profesionales no,
por lo tanto, sería para, no sé,
si con eso se recauda suficiente,
si es para que tiene un Opel Corsa
de 20.000 euros,
que además, a lo mejor,
es votante de izquierdas,
pues, sólo para él.
No sé si con el diesel,
con ese impuesto se puede recaudar algo
si no afecta a los transportistas,
por ejemplo, y a los profesionales.
Es que, además,
tenemos que clarificar
cuál es el propósito fundamental
de la subida de este impuesto.
¿Es recaudar o es contrarrestar
lo que técnicamente se conoce
como una externalidad negativa,
es decir, la contaminación,
porque si de lo que se trata
es de combatir la contaminación
y, por eso, se vende,
como un impuesto medioambiental,
la recaudación no debería ser lo esencial
y, sobre todo, debería afectar
también a los transportistas
porque contamina lo mismo
un particular que un transportista
y, de hecho,
la contaminación principal de este país,
es decir, las emisiones principales,
las realizan los transportistas,
que son los que hacen un uso
más intensivo de su vehículo.
El hecho de que se les extima
de pagar el tributo,
lo que, en última instancia,
creo que pone de manifiesto
es que la finalidad de este impuesto
jamás fue medioambiental.
El medioambiente fue la excusa
para buscar rapiñar algunos euros extra
de los ciudadanos
con los cuales poder disparar el gasto
y, aun así, según nos dijeron ayer,
incumplir el déficit de este año.
Por tanto, me parece que estamos
ante una política bastante desnortada
desde un punto de vista ecológico
y, desde luego, ante una política
decidamente orientada
hacia el expolio, desde el punto de vista tributario.
Juan Ramón Rayo.
Seguiremos con el debate,
porque algún impuesto tiene que haber alguno.
Ya sé que usted no le gusta nada,
pero si queremos mantener la sanidad,
hacer el estado de bienestar,
ya saben estas cosas.
Hombre, alguno hay.
Quiere decir, el ciudadano medio
paga la mitad de su salario en impuestos.
Por tanto, alguno ya hay.
Yo pago la mitad.
Y yo creo, sinceramente, que no.
Juan Ramón Rayo.
No, pero usted
y la mayoría de ciudadanos de este país,
porque no sólo se paga el IRPF,
se paga IVA, continuaciones sociales, impuestos especiales,
la mitad del ciudadano común de la calle
se le va al salario en impuestos.
A mí no me importa si es para mantener
una buena sanidad pública,
pero debatimos otro día, profesor.
Un abrazo.
Un abrazo. Hasta otra.