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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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¿Dijo Alfonso Pérez alguna sanded? ¿Merecen más los futbolistas varones que las futbolistas
mujeres por el hecho de generar más ingresos económicos? ¿Posee el fútbol algún tipo
de valor intrínseco? Veámoslo.
En el vídeo de ayer expusimos las razones por las cuales se había cancelado social y
políticamente al exfutbolista Alfonso Pérez, meramente por haber dicho la verdad. Y la verdad
es que el fútbol masculino a día de hoy genera muchísimos más ingresos que el fútbol femenino y,
por tanto, los futbolistas varones pueden cobrar salarios muchísimo más elevados de los que pueden
cobrar las futbolistas mujeres. Sin embargo, este razonamiento no ha convencido a todo el mundo.
Una de las reacciones críticas contra este razonamiento, que ha recibido una mayor visibilidad
en redes sociales, ha sido la articulada por el filósofo Gonzalo Velasco desde los micrófonos
de la cadena SER. Escuchémoslo.
Y ya por último, fue muchas las andeces que dijo Alfonso en esa entrevista, pero hay una que me
llama especialmente la atención, aparte de las obvias, es que dijo, bueno, los hombres merecen
más porque generan más, las mujeres no generan tanto, no producen tanto dinero. Bueno, como si
las patadas que le das un balón tuvieran un balón intrínseco. Es el timo de la estampita del
capitalismo que se cree en el futbolista. Si vale dinero es porque hay un montón de fuerzas que
decimos que eso tiene ese valor, pero nadie, ningún gol, ni el mejor de los goles de Messi,
mira que son golazos, valen lo que en realidad se paga por ellos.
El argumento de Alfonso Pérez fue, los futbolistas varones merecen o más bien pueden ganar mucho más
dinero que las futbolistas mujeres porque generan muchos más ingresos que las futbolistas mujeres.
Y fijaos cómo está formulando o reformulando ese argumento Gonzalo Velasco. Según Gonzalo Velasco,
lo que ha dicho Alfonso Pérez es que los futbolistas varones merecen más que las
futbolistas mujeres porque generan más dinero. Bueno, los hombres merecen más porque generan más,
las mujeres no generan tanto, no producen tanto dinero. Pero merecen más de qué. Así formulado
parece que Alfonso Pérez haya dicho que los futbolistas varones son mejores, son superiores
a las futbolistas mujeres porque únicamente utilizamos como métrica de mérito social el
dinero. Y Alfonso Pérez no ha hecho ese argumento. Lo que ha dicho es el dinero que pueden cobrar los
futbolistas hombres, los futbolistas varones, es superior al dinero que pueden cobrar las futbolistas
mujeres porque el fútbol masculino genera más dinero, genera más valor económico que el fútbol
femenino. Si lo queremos resumir en los términos de Gonzalo Velasco, los futbolistas varones merecen
más dinero que las futbolistas mujeres porque generan más dinero. Pero ahí nos está afirmando
si el futbolista varón merece más, en términos generales de todo, de dinero y de otras cosas,
que las futbolistas mujeres por el mero hecho de que el futbolista varón genere más dinero. A lo
mejor las futbolistas mujeres merecen más reconocimiento social, más admiración,
más, en definitiva, recompensas no crematísticas que los futbolistas varones. Ese es otro debate
en el que Alfonso Pérez no ha entrado y en el que resulta tramposo querer meterlo para justificar
una injustificable cancelación social. Por tanto, el primer argumento que emplea Gonzalo Velasco es
un argumento que no refuta nada de lo que haya dicho Alfonso Pérez. Alfonso Pérez no ha dicho
que el dinero que generes determine tu mérito social. El dinero que generas, en todo caso,
determina tu mérito crematístico, tu mérito para recibir dinero, pero no la totalidad de tu valor
dentro de la sociedad. El valor económico puede ser uno de los determinantes de tu valía social,
pero no tiene por qué ser el único ni quizá el más importante. Es otro debate. Alfonso Pérez no
ha entrado en él. Y por cierto, que tu valía social pueda ser mayor que el valor económico
que generas no justifica que te transfieran el valor económico que generan otros. Porque este
argumento muchas veces se utiliza para decir lo que yo genero no tiene valor crematístico,
pero tiene un valor social muy importante. Así que dame tu dinero. Cuidado si estamos
diciendo que el valor social va más allá del valor económico porque te obsesionas con recibir
específicamente el valor económico que generan otros. Conténtate con recibir el valor social
que también generan otros y que va más allá de su valor económico. Pero no, normalmente los que
reivindican que hay un valor social que trasciende al económico, un argumento que puedo aceptar,
normalmente lo hacen para justificar que otros les transfieran coactivamente el valor económico que
generan. No se contentan con el valor social de otros. Lo que quieren es el valor económico.
Utilizan la excusa del valor social que ellos generan para apropiarse del valor
económico generado por otros. Y aquí es donde entra la segunda parte del argumento de Gonzalo
Velasco, que las cosas o las actividades no tienen un valor intrínseco. Como si las patadas que le
das un balón tuvieran un valor intrínseco. Es el timo de la estampita del capitalismo que
se cree el futbolista. Si vale dinero es porque hay un montón de fuerzas que decimos que eso
tiene ese valor. Recordémoslo, estamos hablando de valor económico, no de otros tipos posibles
de valor como valor moral. Y claro que las cosas no tienen un valor económico intrínseco. Las
cosas tienen valor en la medida en que sean útiles para satisfacer necesidades humanas. Lo que dota
a las cosas de valor no son las cosas en sí mismo, sino la relación que entablan con las
personas. Por eso no todas las patadas a un valor tienen el mismo valor económico, porque las personas
no valoramos igual las patadas que dan a un valor distintos futbolistas. ¿Y en qué sentido no las
valoramos igual? Pues en el sentido de que nos gusta más seguir las patadas que dan a un valor
determinadas personas o determinados equipos que las patadas que dan a un valor otras personas u
otros equipos. El timo de la estampita del capitalismo del que hablas solo significa que
aquellas personas a las que les gusta mucho la actividad que desarrollan otras personas pueden
estar dispuestas a entregarles parte del valor económico que han generado para que sigan
desarrollando esa actividad. Si prefiero ver un partido de fútbol masculino a un partido de
fútbol femenino, compraré la entrada de un partido de fútbol masculino y no la entrada de
un partido de fútbol femenino. Si quiero ver en televisión un partido de fútbol masculino y no
un partido de fútbol femenino, me tragaré los anuncios de la televisión que retransmite un
partido de fútbol masculino para ver ese partido, y en cambio no me tragaré los anuncios que puedan
echar en un partido de fútbol femenino que no quiero ver. Si admiro a un determinado futbolista
varón y no a una determinada futbolista mujer, seré más proclive a comprarme, por ejemplo,
camisetas con el nombre de ese futbolista varón y no con el nombre de esa futbolista mujer. Y eso
justamente no significa que el futbolista varón tenga un mayor valor intrínseco que la futbolista
mujer, lo que dota de mayor valor económico a las actividades del futbolista varón que a las
actividades de la futbolista mujer es la satisfacción, es la utilidad que las mismas
generan para otras personas. Si a esas otras personas les gustara menos ver el fútbol del
futbolista varón que el fútbol de la futbolista mujer, entonces las tornas cambiarían radicalmente,
obtendría más ingresos económicos la futbolista mujer que el futbolista varón.
Y haciendo exactamente lo mismo, lo que cambia y lo que determina los ingresos de unos y otros son
las preferencias del resto de la sociedad respecto a su actividad. Y esas preferencias no son
intrínsecas a la actividad, sino extrínsecas, es decir, pertenecen al resto de la sociedad que
disfruta en mayor o en menor medida con las actividades que desarrollan los futbolistas
varones o las futbolistas mujeres. Por eso es tan contradictorio que después de decirnos que las
cosas no tienen un valor intrínseco, y es verdad no lo tienes, sueltes esto.
Ningún gol ni el mejor de los goles de Messi, mira que son golazos, valen lo que en realidad se paga
por ellos. Vamos a ver, si acabas de decir que las cosas no tienen un valor intrínseco, como acto
seguido sostienes, que ningún gol, ni siquiera los mejores goles de Messi, valen lo que se paga
por ellos. Para poder determinar objetivamente si un gol vale más o menos de lo que se paga por él,
el gol debería tener un valor intrínseco. Si determinaramos que intrínsecamente un gol
tiene un valor de 10 y en cambio se está pagando 50, diríamos que, efectivamente, el gol no vale
lo que se está pagando por él. Pero si el gol no tiene un valor intrínseco, si el valor del gol
depende de la subjetividad de las personas, del bienestar que las personas juzguen, sientan que
ese gol les está causando, ¿cómo afirmas que el gol no vale lo que se está pagando por él? ¿Cómo
lo sabes tú? ¿Por qué descartas de plano que ese gol no esté generando subjetivamente tanto
bienestar como lo que se está pagando por él? Más bien, lo que me parece que quieres decir con
este argumento es que la evaluación subjetiva que las personas hacen de ese gol, el bienestar,
la utilidad que las personas obtienen de ese gol, a ti te parece absurda, te parece descabellada,
te parece irracional, te parece incomprensible. Que si las personas fueran filósofos objetivos que
no se dejaran llevar por sus pasiones, no estarían dispuestas a pagar tanto como lo que directa o
indirectamente están pagando por esos goles. Pero ahí simplemente estás diciendo que crees que tus
preferencias son mejores que las preferencias de otros o que tus preferencias consisten en cambiar
las preferencias de otros, que te gustaría vivir en una sociedad donde el fútbol no tuviese tanto
valor económico, pero lo tiene no porque intrínsecamente lo tenga, sino porque muchísimas
personas se lo dan. Y sí, desde luego, si tuviéramos otro marco institucional distinto,
donde las personas no pudiesen dar rienda suelta a sus subjetivas pasiones, o donde se forzara
una reconversión educativa de las personas para que aprendieran a desear algo distinto a lo que
hoy están deseando, pues entonces se podría dar ciertamente el caso de que a las personas no
les gustara el fútbol masculino y, por tanto, no le otorgarán valor económico a ese fútbol masculino.
Pero si lo que quieres decir es que deberíamos tener otro tipo de instituciones políticas que
no permitieran el florecimiento de esas subjetividades que tú consideras irracionales,
que no permitieran que se pagara por el fútbol tanto como se está pagando hoy,
lo que en última instancia estás expresando es que consideras legítimo utilizar la coacción
política para decirles a las personas cómo han de vivir su vida. Pero todo esto queda muy lejos
de lo que expresó Alfonso Pérez. Alfonso Pérez simplemente dijo, a día de hoy, a la mayoría de
los aficionados al fútbol les gusta más, mucho más, el fútbol masculino que el fútbol femenino.
Como les gusta mucho más, están dispuestos a pagar mucho más por ver y disfrutar y vivir
el fútbol masculino que por hacer lo propio con el fútbol femenino. Y si los aficionados pagan
directa o indirectamente mucho más por el fútbol masculino que por el fútbol femenino,
los futbolistas varones podrán cobrar mucho más que las futbolistas mujeres.
¿Exactamente qué es falso de todo eso? Absolutamente nada. Si a ti no te parece bien
que a tanta gente le guste mucho más el fútbol masculino que el fútbol femenino,
intenta cambiar esas preferencias. Y si consigues persuadir a suficientes aficionados al fútbol
y a suficientes no aficionados al fútbol de que empiecen a disfrutar muchísimo más con el fútbol
femenino de lo que disfrutan con el fútbol masculino, entonces el fútbol femenino generará
más ingresos económicos y las futbolistas mujeres podrán cobrar, podrán obtener salarios mucho más
elevados. Y esto seguirá siendo perfectamente compatible con lo que acaba de decir Alfonso
Pérez. Si en algún momento futuro, si es que llega el fútbol femenino, logra muchísimo más
seguimiento que el fútbol masculino, entonces, en ese momento, cuando ese seguimiento se traduzca
en mayores ingresos económicos de los equipos, las futbolistas que forman parte de esos equipos
percibirán remuneraciones mayores que sus colegas varones.
Fue muchas las andeces que dijo Alfonso en esa entrevista.
Me temo que en esto quien ha dicho andeces no ha sido Alfonso Pérez.