logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Vox podría ocupar la Consejería de Educación dentro del nuevo gobierno de la Comunidad
Valenciana. Y ante este riesgo, la izquierda ha entrado en pánico. ¿Qué hará ahora
la izquierda? ¿Defender el pin parental que tanto criticó cuando lo propuso Vox? Veámoslo.
Del acuerdo programático entre PP y Vox para gobernar la Comunidad Valenciana, la cuarta
región más rica de España, todavía no sabemos nada. O más bien, prácticamente nada.
Nos han dejado medio folio con cinco ejes estratégicos que están también redactados
y son tan clarificadores como podemos ver a continuación. El acuerdo de gobierno se
basa en cinco ejes programáticos. Número 3. Sanidad y servicios sociales para reforzar
la sanidad y los servicios sociales. Sanidad para reforzar la sanidad. Servicios sociales
para reforzar los servicios sociales. Número 4. Señas de identidad para defender y recuperar
nuestras señas de identidad. Señas de identidad para recuperar señas de identidad. Como digo,
nada tautológico, nada redundante, todo muy desarrollado, todo muy clarificador.
Pero bueno, chapuzas al margen en lo que sí parece que se están poniendo de acuerdo PP y
Vox en la Comunidad Valenciana es en aquello que negocian en primer lugar todos los políticos,
y es repartirse cuotas de poder. Vox tendrá la presidencia de las Cortes Valencianas y,
según se ha filtrado en prensa, también las Consejerías de Asuntos Sociales, de Agricultura
y de Educación. Y justamente esto último, la posibilidad de que el Consejer de Educación
de la Comunidad Valenciana sea de Vox ha despertado un pánico entre la izquierda,
por cuanto ahora teme que Vox utilizará esta Consejería para adoctrinar a los alumnos
valencianos en su credo. Por ejemplo, el periodista de izquierdas Antonio Maestre ha
escrito en Twitter respecto a este reparto de Consejerías a Vox lo siguiente.
Sus prioridades, las de Vox, son claras. A esto nos enfrentamos. Adoctrinamiento,
pin parental y segregación por clase. Asimismo, el también periodista de izquierdas,
Juan Fernalbert, ha escrito en Twitter. Vox obtiene vicepresidencia de la Generalitat y
presidencia de las Cortes. Además, tres consejerías con fines 100% ideológicos.
Asuntos Sociales, Agenda Antiderechos. Agricultura, Eliminación de medidas de
emergencia climática más votos campo. Y Educación, adoctrinamiento en sus valores,
en los valores de Vox. Asimismo, la activista de izquierdas, Pablo M.M., ha publicado en Twitter.
El PP le ha entregado a Vox la Consejería de Educación en Valencia, un partido de Cristo
fascistas que quiere implantar el pin parental, que ha alimentado los bulos de los negacionistas
de la ciencia y que detesta al valenciano, va a dirigir la educación de los niños.
El Medievo. Y por último, Eduardo Rubiño, de Más Madrid, también ha escrito.
Es el día en el que los matones de patio del colegio tomaron el mando de las escuelas.
La extrema derecha tiene como obsesión la educación porque la escuela es la mayor
herramienta de libertad en un estado democrático. La educación tiene por objeto el pleno desarrollo
de la personalidad de los niños. Y eso es lo que pretenden cercenar, el respeto a la diversidad
en las aulas, el derecho a crecer sin discriminación. No para desideologizar, sino para lo contrario,
para imponer la vieja doctrina de siempre con la que marcaron consaña durante décadas nuestro país.
No para proteger el alma cándida de los niños, sino para borrarnos de las aulas donde siempre
nos quisieron invisibles. No para respetar la voluntad de las familias, sino para eliminar
todo rastro hasta de las más elementales evidencias científicas sobre un planeta que
se muere por la acción descontrolada del ser humano. Un proyecto de involución democrática
que comparten PP y Vox al unísono. Queda bastante claro que existe preocupación en la izquierda con
que Vox tome las riendas de una Consejería de Educación. ¿Y por qué la izquierda está
preocupada de que un partido como Vox tome las riendas de una Consejería de Educación? Pues
precisamente por algo que venimos denunciando desde hace mucho tiempo los liberales. Porque
los políticos y más en concreto las Consejerías Autonómicas de Educación tienen muchísimo poder
sobre el contenido y el continente de lo que obligatoriamente estudian nuestros hijos en las
aulas. Precisamente porque los políticos tienen poder para dictar qué han de estudiar nuestros
hijos y cómo han de estudiarlo, lógicamente ha de generar inquietud que un político que no comparte
tus valores y tu visión de la sociedad controle la educación, toda ella, de tu país o de tu región.
Y eso vale tanto para cuando gobierna la izquierda. Y aquellos padres que no son de izquierdas no
desean que la izquierda adoctrine a sus hijos en los valores y la visión de la izquierda. Y vale
también, por supuesto, para los padres de izquierda cuando gobierna la derecha y no quieren que la
derecha les imponga a sus hijos sus valores o su visión de la sociedad. Aunque sea por la
vía de excluir de las aulas algunos temas, algunos asuntos que esos padres de izquierdas
sí consideran que han de estar presentes en las aulas. Y por eso algunos defendemos la completa
separación entre el Estado y la educación. Defendemos, por un lado, la autonomía de los
centros docentes para conformar su propio programa de estudio y defendemos, sobre todo,
la autonomía de los padres para escoger libremente, sin tutelas ni coacciones políticas,
aquel centro de estudios con libertad curricular que mejor se adapte a las necesidades de sus hijos.
Y nada de esto es incompatible con que exista una cierta supervisión descentralizada, por ejemplo,
en el ámbito judicial, sobre la educación que reciben los niños. No olvidemos que los
niños son sujetos de derecho sometidos a tutela de sus padres. Es decir, como no son todavía
adultos responsables, los padres son sus tutores legales y tienen, por tanto, la obligación de
promover su adecuado desarrollo e inserción en la sociedad. Y por eso los niños tienen no solo
obligaciones, sino sobre todo derechos frente a sus padres, frente a sus tutores legales. Y uno de
esos derechos es el derecho a recibir educación, como también tienen, por ejemplo, el derecho a
recibir alimentos de sus padres. Pues bien, claro que los padres pueden terminar deformando tanto esa
obligación a educar a sus hijos como para volverlo irreconocible, por ejemplo, si anularan
completamente la capacidad de aprendizaje y de autocrítica de los propios menores. Pero sentada
a esa supervisión judicial descentralizada sobre cómo ejercen los padres su obligación de
proporcionar una buena educación a sus pupilos, a sus hijos, lo que no hay que hacer, desde luego,
es planificar centralizadamente la educación para todos los estudiantes de un país o de una
región y superimponérselo a los padres, que son, repito, los tutores legales de sus hijos. No son
los políticos los tutores legales de los niños, son sus padres. Y cada padre respecta a sus hijos,
no cada padre respecto a los hijos de los vecinos a través del sistema de voto y de los representantes
políticos. No funciona así. Cada padre es el tutor legal de sus hijos y tiene la obligación
de proporcionarles una buena educación, tal cual ese padre conciba la buena educación sin deformar
hasta la extenuación esa obligación de medios. Al igual que un padre tiene la obligación de
proporcionar alimentos a sus hijos, tiene una amplia autonomía para decidir qué alimentos
reciben sus hijos, pero claramente también cabe que un padre incumpla esa obligación de proporcionar
alimentos a sus hijos, ya sea no proporcionándoselos o proporcionándoles alimentos de pésima calidad.
Y en tal caso el sistema judicial intervendría. Pero no hace falta una ley estatal que planifique
la dieta que todos los padres están obligados a proporcionarles a sus hijos. No. Y del mismo
modo que no es necesaria esa ley para la obligación de alimentos, tampoco lo es para la obligación de
proporcionar educación a nuestros hijos. Si a la izquierda le preocupa, y es lógico que le
preocupe, que Vox tenga tanto poder sobre la educación de sus hijos, lo que tiene que hacer
es defender esa separación entre la educación y el estado. Que, por cierto, esa separación entre
la educación y el estado es algo similar al famoso pin parental que defendía Vox y que la izquierda
tanto criticó en su momento. Es decir, que los padres dispongan de una herramienta para objetar
que determinados contenidos que consideren contrarios a la buena educación de sus hijos
no les sea transmitido en las aulas. En realidad no se trata solo ni sobre todo de que los padres
puedan tener un cierto derecho de veto contra aquello que se les enseña a sus hijos en las
aulas, sino sobre todo que puedan escoger qué se les enseña en las aulas. Por tanto, se trata
de ir más allá del pin parental. Se trata, como decía, de implantar una plena libertad tanto de
organización educativa entre los centros de enseñanza, cuanto, sobre todo, libertad de
elección de centro de enseñanza. Un amplio y plural menú de opciones educativas entre las que
los padres puedan escoger. ¿Por qué la izquierda no defiende esto? ¿Por qué la izquierda, si está
tan preocupada de que Vox dirija a la Consejería de Educación Valencia, no defiende justamente
esta separación entre la educación y el estado? ¿Por qué no lo defiende como forma de protegerse
frente al adoctrinamiento que temen que va a implantar Vox desde la Consejería de Educación?
Pues porque si defendieran esto, la izquierda estaría renunciando a su poder, a su legitimidad,
a su capacidad para inculcar sus valores no a sus propios hijos, sino a los hijos de los demás.
Para una parte de la izquierda parece que es más importante tener la capacidad de adoctrinar a los
hijos de otros que proteger a tus propios hijos del adoctrinamiento político. Si defendieran la
separación entre educación y estado, la izquierda perdería esa herramienta, las Consejerías
Autonómicas de Educación o el Ministerio de Educación si ésta estuviese centralizada para
toda España, la izquierda perdería ese instrumento político que cuando ellos ocupan el poder les
permite adoctrinar a todos los niños del país en sus ideas y en sus valores. Y por eso no
defienden la separación entre educación y estado. A lo que aspiran es a ser ellos quienes siempre
controlen esos instrumentos políticos, Consejerías de Educación o Ministerio de Educación, a través
de los cuales manipular, adoctrinar, inculcar su visión del mundo a todos los niños del país.
Y claro, como han creado un monstruo intervencionista y liberticida en forma de Consejería o Ministerio
de Educación omnipotente, ahora tienen miedo de que Vox esté al frente de ese monstruo
intervencionista y liberticida que ellos sostenidamente han defendido y han alimentado
durante décadas. Y por eso, si finalmente Vox accede a la Consejería de Educación en la
Generalitat Valenciana, la izquierda se va a tener que retratar. ¿Prefieren la separación
educación-estado para defenderse frente al potencial adoctrinamiento de Vox o siguen
defendiendo la unidad entre educación y estado para que puedan ser ellos, en el futuro, cuando
recuperen el poder político, quienes adoctrinen a todos los estudiantes? O dicho de otra manera,
la izquierda se va a tener que retratar ante una disyuntiva muy clara. ¿A qué aman más?
¿A sus hijos o al poder de controlar a los hijos de otros?