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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La reforma laboral de PESOE y Podemos sale finalmente aprobada gracias a un voto por
error de un diputado del Partido Popular, pero realmente nos encontramos ante un providencial
error humano o más bien nos encontramos ante un pasteleo entre las cúpulas del Partido
Popular y del Partido Socialista.
Veámoslo.
Ayer el Congreso de los Diputados convalidó el decreto ley de la Contra Reforma Laboral
del Gobierno de PESOE y Podemos por 175 votos a favor y 174 votos en contra, un único voto
de diferencia en la que probablemente sea la ley más importante de la legislatura que
para más INRI provino de un diputado de la oposición, de un diputado del Partido Popular
Alberto Casero que dijo haberse equivocado en la votación.
Si Alberto Casero hubiese votado en contra de convalidar este decreto ley, la reforma
laboral se habría estrellado en el Congreso.
De modo que fue este error providencial del diputado del Partido Popular lo que salvó
la convalidación de la reforma laboral de PESOE y Podemos.
La cuestión claro es ¿realmente se trató de un error o estamos ante un apaño entre
PESOE y Partido Popular para que el PP pueda nadar y guardar la ropa, pueda criticar la
reforma laboral al mismo tiempo que facilita su aprobación?
Empecemos exponiendo los hechos.
Alberto Casero, diputado del Partido Popular y mano derecha de Teodoro García Ejea, el
secretario general del Partido Popular, se encuentra indispuesto en casa por un agastro
enteritis y tiene por tanto que votar en esta crucial votación, una de las más importantes
de toda la legislatura desde su casa, tiene que votar telemáticamente.
Y eso es lo que hace Alberto Casero entre las 5 y las 6 de la tarde, vota telemáticamente
y vota telemáticamente a dos cuestiones.
La primera, si hay que tramitar este decreto ley como proyecto de ley para que los grupos
políticos puedan introducir enmiendas en el Congreso.
El Partido Popular quería que se tramitara como proyecto de ley, el gobierno de PESOE
Podemos no quería que se tramitara como proyecto de ley, que simplemente se convalidara el
decreto ley, y en esta primera votación Alberto Casero votó que no se tramitara como proyecto
de ley.
Y ese voto fue decisivo en esa primera votación, no se tramitó como proyecto de ley porque
Alberto Casero votó no, hubo 175 noes a la tramitación como proyecto de ley de esta
reforma laboral y 174 síes.
Pero es que en la segunda votación, que es la que ha trascendido mediáticamente, la
votación sobre si hay que convalidar tal cual el texto de la reforma laboral, según
fue aprobado por el gobierno de PESOE Podemos, o en cambio, se tumba a ese texto y no se
convalida el decreto ley, en esa segunda votación la postura oficial del partido es que había
que votar que no, que no se convalidara el decreto ley y por tanto que se tumbara la
reforma laboral y en esa segunda crucial votación Alberto Casero votó que sí, que sí se
convalidara el decreto ley y por tanto que sí se consolidara jurídicamente la reforma
laboral.
Y fue precisamente por esta votación errónea de Alberto Casero, por lo que terminó convalidándose
la reforma laboral, por lo que la tesis del Ejecutivo terminó triunfando en el Congreso,
la reforma laboral fue aprobada por este segundo error de Alberto Casero, primer error negarse
a tramitar la reforma laboral como proyecto de ley, segundo error votar afirmativamente
a la convalidación de la reforma laboral, en ambos casos, en ambos casos además se
requería una doble confirmación, es decir, no es que Alberto Casero tuviera el dedo tonto,
se equivocara de pulsar no donde era sí o sí donde era no y ese input ya fuera introducido
en el sistema sin que tuviera opción a rectificar, no, Alberto Casero tuvo que confirmar adicionalmente
cada uno de estos votos, está usted seguro de que quiere votar que no, está usted seguro
de que quiere votar que sí y Alberto Casero en ambas ocasiones votó doblemente en contra
del criterio de su partido, así que una de tres o Alberto Casero estaba al servicio
del PSOE o el Partido Popular y el Partido Socialista habían pactado que uno de sus
diputados, quizá un diputado muy fiel al secretario general como para no desvelar la
trama subyacente, se equivocaría al votar y eso permitiría convalidar la reforma laboral
o alternativamente estamos ante un caso de absoluta incompetencia de Alberto Casero o
pacto bajo mano de PSOE y Alberto Casero o pacto bajo mano de PSOE y PP o incompetencia
de Alberto Casero, por abonar esta última tesis que no digo que sea necesariamente
la más probable, una conjetura que permitiría explicar el errático comportamiento de Alberto
Casero es que en su estado de indisposición confundiera ambas votaciones, recordemos que
aún había que votar que sí y a la otra había que votar que no, quizá se le mezclaron
ambas votaciones precisamente porque estaba medio enfermo y no estaba plenamente en
sus capacidades y a la que tenía que votar que sí, votó que no y a la que tenía que
votar que no, votó que sí, sea como fuere, una vez doblemente confirmado el sentido de
cada voto, ese voto ya no se puede rectificar, la única forma humana de rectificarlo es
que el diputado acuda presencialmente a las cortes, se le permita entrar y se le permita
votar físicamente, presencialmente desde su escaño, pero para ello la mesa del Congreso
tiene que reunirse, tiene que deliberarlo y tiene que acordar si se le deja entrar o
no se le deja entrar, es decir, si se le permite reemplazar el sentido de su voto.
Sabemos que a las 6 y cuarto Alberto Casero llegó al Congreso de los Diputados, intentó
entrar, no se le permitió y desde el Partido Popular le reclamaron a la presidencia del
Congreso Meriche y Batet que permitiera que Alberto Casero entrara y votara en un sentido
distinto al de su voto telemático, veamos las imágenes en las que con posterioridad
a la aprobación de la reforma laboral, la portavoz del Partido Popular en el Congreso,
Cucagamarra, se dirige a la presidenta del Congreso, Meriche y Batet, para pedirle una
rectificación de la votación precisamente por un error informático del que habría sido
víctima Alberto Casero y veamos como Meriche y Batet alega que la mesa del Congreso ya
es consciente de ese error informático y que va a dejar las cosas exactamente como
está.
Señora presidenta, con carácter previo a la votación se ha puesto de manifiesto a
la mesa un error informático…
Señora Gamarra, en función de que artículo me está usted pidiendo la palabra.
Artículo 72.
Señora Gamarra, precisamente porque la mesa es conocedora y ha podido analizar lo que
usted me va a plantear y es una cuestión técnica de la mesa, de decisión de la mesa
y no de tratamiento de pleno, no le voy a dar la palabra.
Muchas gracias, se levanta la sesión.
El Partido Popular alega ahora que la mesa del Congreso no llegó a reunirse formalmente
para estudiar si había que permitir que Alberto Casero entrar en el Congreso y pudiese votar
desde su escaño o no hacerlo y que, por tanto, no se ha respetado el reglamento del Congreso.
Lo que está claro, en todo caso, es que este error de Alberto Casero no fue un error inesperado,
al menos no para el presidente del Gobierno.
El presidente del Gobierno sabía muy bien, ya antes de que se produjera la votación
en el Congreso, que la reforma laboral iba a salir aprobada gracias al voto errático
de Alberto Casero, ¿y por qué lo sabemos?
Pues porque nada más concluidas las votaciones, la presidenta del Congreso, Meritxay Batet,
se equivocó y dijo que la reforma laboral no había sido aprobada.
Y en ese momento, las caras de la ministra de Economía, Nadia Calviño y de la ministra,
sobre todo de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, son caras de estupefacción, habían
perdido la votación.
Y fijémonos cómo antes de que Meritxay Batet rectifique y diga que se ha equivocado, que
la reforma laboral sí se ha aprobado, fijémonos cómo Sánchez tranquiliza, intenta tranquilizar
a Nadia Calviño y a Yolanda Díaz con sus manos, diciéndoles tranquilas, que esto está
bien amarrado.
No queda derogado el real de Crétole.
Volvamos a ver esos segundos clave con una velocidad ralentizada.
Bien, dejando de lado la posibilidad de que el PSOE haya comprado el voto específicamente
de Alberto Casero, que creo que es la hipótesis menos probable de lo que sucedió ayer, hay
dos grandes explicaciones de lo que sucedió, tal como ya hemos dicho, una posibilidad
es que PSOE y Partido Popular hayan pactado bajo mano, que en público el Partido Popular
criticará la reforma laboral y votará mayoritariamente en contra en el Congreso, pero que si fuera
necesario y ayer era necesario, al menos algún diputado del Partido Popular terminaría votando
a favor, no de manera oficial sino por error, para permitir la convalidación y la entrada
en vigor de la reforma laboral.
Esa es una posibilidad.
La segunda posibilidad, la segunda explicación es que efectivamente Alberto Casero se haya
equivocado reiteradamente, se le haya impedido entrar en el Congreso rectificar su voto
desde el escaño y, por tanto, que una de las leyes más importantes de la legislatura
terminó siendo aprobada de carambola.
Argumentos que avalarían la primera de las hipótesis, pues fundamentalmente dos.
En primer lugar, Europa nos exige una reforma laboral para liberar los siguientes tramos
de los fondos europeos.
Por tanto, aquí hay mucho dinero en juego.
Si la reforma laboral decae, podemos obtener una mala puntuación frente a Bruselas y,
si obtenemos una mala puntuación frente a Bruselas, parte de los fondos podrían ser
congelados.
Fondos que no lo olvidemos no son de disfrute privativo del gobierno de Pessoe y Podemos,
sino que son fondos que en gran medida irán a parar a comunidades autónomas y ayuntamientos,
de los cuales están gobernados por el Partido Popular.
En segundo lugar, y como ya he argumentado en otras ocasiones, esta reforma laboral está
contra reforma laboral que han aprobado Pessoe y Podemos en realidad es una consolidación
de los elementos centrales, de los elementos nucleares de la reforma laboral del Partido
Popular del año 2012.
El decreto ley que fue convalidado ayer en el Congreso no deroga a ninguno de los puntos
clave de la reforma del año 2012, de tal manera que tendría cierto sentido que el Partido
Popular facilitará su aprobación, porque de esa manera se consolida institucionalmente
una reforma laboral que ellos consideran positiva.
De hecho, dentro del Partido Popular José María Aznar, el ex presidente del gobierno
José María Aznar, ha llegado a pedir que el Partido Popular se abstenga en esta votación
y facilite la aprobación de la reforma laboral.
Por consiguiente hay motivos para pensar que al Partido Popular de puertas para adentro
le interesaba que esta reforma laboral saliera aprobada.
Si esta reforma laboral era tumbada, era muy probable, era altamente probable que en los
próximos meses se negociara con el resto de fuerzas políticas un texto legislativo
que fuera bastante peor que el que finalmente se ha aprobado.
Por tanto, ya digo, de puertas para adentro tiene cierto sentido o tendría cierto sentido
que el Partido Popular quisiera que al final saliera adelante.
Ahora, de puertas para afuera, el Partido Popular no puede hacer una oposición blanda
porque entonces le estaría dejando a Vox toda la oposición dura.
El Partido Popular ha de aparentar que se opone radicalmente a esta reforma laboral
y que va a hacer todo lo indispensable para que no salga adelante.
¿Cómo se resuelve esa tensión entre lo que quieres internamente y lo que has de mostrar
externamente esa, en definitiva, hipocresía?
Pues articulando una votación ficticia, una votación donde la mayoría del partido
vota que no y, sin embargo, un diputado, ya digo, de confianza del que no cabe esperar
que se chive y descubra todo el pastel, pues que ese diputado al votar enfermo desde casa
se equivoque en dos ocasiones doblemente y termine facilitando la aprobación de la reforma
laboral.
Argumentos en contra de esta hipótesis del pastelio entre Partido Popular y Partido
Socialista y, por tanto, argumentos a favor de la hipótesis de que estuvimos ante un
error humano de Alberto Casero, pues de nuevo fundamentalmente dos.
Por un lado, el error de Alberto Casero fue necesario para aprobar la reforma laboral
porque los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, formación muy cercana al Partido
Popular, de hecho, concurrieron juntos a las elecciones, los dos diputados de Unión
del Pueblo Navarro cuyo partido se había comprometido a votar que sí a la reforma
laboral.
Básicamente para que el Partido Socialista no votara a favor de la reprobación de su
alcalde en Pamplona, otro pastelio político, do, des, do y para que des, tú me votas a
favor de la reforma laboral y voto en contra de la reprobación del alcalde en Pamplona.
En cualquier caso, Unión del Pueblo Navarro se había comprometido con el Partido Socialista
a apoyar la convalidación de la reforma laboral y los dos diputados de Unión del Pueblo
Navarro en el Congreso se revelaron contra la dirección del partido y, al final, terminaron
votando que no, si esos dos diputados hubiesen votado que sí, Alberto Casero no habría
necesitado equivocarse para aprobar la reforma laboral, con lo cual habría sido mucho más
natural que estos dos diputados votaran que sí, se aprobará la reforma laboral tal como
estaba inicialmente pensado, el error en el voto de Alberto Casero habría quedado como
una anécdota, pues sí, la reforma laboral además ha contado con un voto por error del
Partido Popular pero que no era relevante porque, aún cuando hubiese acertado y hubiese
votado en contra, la reforma laboral habría salido aprobada gracias al voto afirmativo
de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, es decir, que si hubiese un pastelio
entre PSOE y PP, lo lógico habría sido permitir que estos dos diputados de Unión
del Pueblo Navarro votaran tal como la dirección de su partido ya se había comprometido a
votar.
Ahora bien, ¿qué sucede si estos dos diputados no estaban en el pastelio de las negociaciones
entre la cúpula del Partido Popular y la cúpula del Partido Socialista para que
el PP aparentara o ponerse a la reforma laboral al tiempo que facilitaba su aprobación?
Pues si estos diputados no estaban en el meollo de las negociaciones y, por tanto, ignoraban
que el Partido Popular simplemente exhibía una dureza contra la reforma laboral que era
una dureza impostada, quizá optaron por sacrificarse, y digo sacrificarse porque, al haber votado
en contra del criterio de la dirección de su partido, previsiblemente serán expulsados
del partido, optaron por sacrificarse, confiando en que todo el Partido Popular votaría en
contra de la reforma laboral y este texto sería tumbado, pero finalmente resultó que
el Partido Popular tenía un plan B por si estos dos diputados, que ya se rumoreaba que
podían votar en contra, terminaban votando en contra, y ese plan B se llamaba Alberto
Casero, es decir, un voto por error.
Todo argumento que puede ir en contra de la posibilidad de que haya habido un pasteleo,
una negociación a puerta cerrada entre Partido Popular y Partido Socialista para aprobar
la reforma laboral, pues que, después de este error y tras los pertinentes espavientos
mediáticos, el Partido Popular va a presentar un recurso en el Tribunal Constitucional para
que se rectifique la votación y cabe la posibilidad, desde luego, de que el Tribunal Constitucional
sentencia, que el voto de Alberto Casero debe rectificarse, que debe repetirse la votación
y que, por tanto, en esa segunda votación la reforma laboral quede derogada.
Sin embargo, también en este caso ya sabemos que los jueces no son totalmente independientes
y, por tanto, se les puede terminar enviando consignas para que sí, para que ese recurso
sea analizado por el Tribunal Constitucional, pero finalmente se ha rechazado si es que de
verdad al Partido Popular no le interesa que se derogue la reforma laboral de PSOE y Podemos.
Se trate de un pasteleo o se trate de un error humano, creo que cualquiera de los dos escenarios
habla muy mal de nuestra democracia.
Si se trata de un pasteleo entre las altas direcciones de los partidos, esto habla muy
mal de nuestra democracia porque, en última instancia, se trata de un fraude contra los
votantes.
El Partido Popular les está diciendo a sus votantes que va a hacer algo distinto de lo
que realmente piensa hacer, por tanto, está mintiendo, está engañando a sus votantes.
En lugar de defender una postura honestamente, íntegramente, queremos facilitar la aprobación
de la reforma laboral porque no nos parece tan catastrófica.
En lugar de hacer eso, si es que ese es el caso, se les dice a los votantes que están
muy en contra, que van a oponerse en el Congreso y, al final, negociando entre las cúpulas
de los partidos, se vota de manera distinta a como se le ha dicho a la ciudadanía.
Si en cambio no se trata de un pasteleo sino de un error humano o genuino, esto también
habla fatal de nuestra democracia, que una de las votaciones más importantes de toda
la legislatura, que una de las leyes más relevantes de toda la legislatura, salga aprobada por
carambola como consecuencia de un error humano, que hubo opción de rectificar, porque Alberto
Casero se presentó en el Congreso y, por tanto, la mesa del Congreso podría haberle
autorizado a entrar y que votara como realmente quería votar, pues sería una forma más en
la que el Ejecutivo está subirtiendo el funcionamiento del legislativo.
Porque si la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, no dejó entrar a Alberto Casero, fue
porque su jefe, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, le ordenó que no le dejara
entrar para que la iniciativa del gobierno saliera triunfante en el Congreso.
La presidenta del Congreso, por tanto, no estaría representando los intereses imparciales
de toda la ciudadanía y el adecuado funcionamiento del Congreso de los Diputados, sino que estaría
siendo una subalterna al servicio del presidente del gobierno.
Por tanto, el gobierno estaría manejando el Congreso desde la puerta atrás.
La voluntad de los votantes quedaría, en ese caso, subordinada a la voluntad suprema
superior despótica de Pedro Sánchez.
En cualquiera de ambos casos estaríamos, como ya dijimos respecto a otras situaciones, ante
una democracia de pandereta, pero realmente lo que debemos plantearnos es si los comportamientos
que vivimos ayer tengan una causa, el pastelero entre las direcciones de los partidos a espaldas
de la ciudadanía, o tengan otra causa, un error humano que la presidenta del Congreso
bajo las órdenes del presidente del gobierno no permite que sea enmendado, que sea corregido,
si cualquiera de estos comportamientos son siquiera compatibles con el término democracia.