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¿Cuál era el escenario de pesadilla para el Banco Central Europeo?
El actual.
Veámoslo.
La misión estatutaria del Banco Central Europeo es únicamente una.
Controlar la inflación.
Evitar que se dispare por encima del 2% anual.
Garantizar la estabilidad de precios.
Solamente eso. El Banco Central Europeo no tiene por ley ningún otro mandato que no sea ese.
Y por tanto, ha de desarrollar toda su actividad, ha de desarrollar toda su política monetaria,
pensando en alcanzar ese objetivo.
Pensando en asegurar que a medio plazo la inflación en la eurozona no superará el 2%.
Sin embargo, durante los últimos años, y con la excusa de que la tasa de inflación
estaba extraordinariamente baja, de hecho en algunos ejercicios incluso hubo deflación,
el Banco Central Europeo adoptó otro rol que nunca debería haber adoptado.
Y es comprar masivamente deuda pública de los gobiernos de la eurozona.
El motivo para hacerlo era garantizar la estabilidad de precios pero por abajo.
Como la inflación era muy baja, como estaba por debajo del 2%, como incluso había riesgo
de caer en deflación, había que incrementar un poquitín la inflación para acercarnos
a ese objetivo de medio plazo del 2%, aunque no superior al 2%.
La verdadera razón, sin embargo de la compra masiva de deuda pública de los gobiernos
nacionales de la eurozona, era facilitar la financiación barata de muchos de esos gobiernos
que se habían hiperendeudado durante la anterior crisis económica y que se negaban a efectuar
recortes serios en su presupuesto, ya sea en forma de subidas de impuestos o de bajadas
de gastos, para cuadrar las cuentas y reducir su endeudamiento público.
Estos gobiernos, como el de Italia o el de España, sometieron a un chantaje al conjunto
de la eurozona, o nos dáis financiación barata o quebramos y si quebramos el euro
se disuelve, el euro se rompe, el proyecto político de la moneda única se viene abajo
y ese chantaje lo ganaron, porque el Banco Central Europeo cedió a sus exigencias y
comenzó a comprar deuda pública, ahora bien cedió a sus exigencias en un contexto macroeconómico
que era más o menos proclive acceder a esas exigencias, a saber que la tasa de inflación
estaba por los suelos, si la misión del Banco Central Europeo es controlar la inflación
y la inflación está controlada, hasta cierto punto no chirría demasiado que el Banco Central
Europeo se dedique a hacer otras cosas que se salen implícitamente de su mandato estatutario,
pero que al menos durante esos años no atacaban, no contravenían ese mandato estatutario,
y como durante muchos años, 7 años el Banco Central Europeo estuvo comprando deuda pública
manteniendo los tipos de interés de la deuda pública dentro de la eurozona artificialmente
bajos, al menos los tipos de interés de determinados países como Italia y España, que no habrían
podido financiarse en esas condiciones tan ventajosas en ausencia de la intervención
del Banco Central Europeo, como el Banco Central Europeo estuvo haciendo todo esto, los gobiernos
europeos se durmieron en los laureles, ¿para qué voy a recortar el gasto?, ¿para qué
en todo caso y desde una perspectiva socialdemócrata voy a subir impuestos para financiar el gasto
público que quiero mantener? Si me puedo endeudar en unas condiciones muy laxas sin asumir el
coste político de recortar el gasto o de subir impuestos para cuadrar mi presupuesto,
y eso provocó una continuada acumulación de deuda pública que se vio cebada adicionalmente
durante los años de la pandemia. Y eso ha conducido a que el endeudamiento público
español haya llegado a superar el 120% del PIB o que el endeudamiento público italiano
haya desbordado el 150% del PIB, unos niveles de deuda absolutamente inmanejables para estos
dos países de no contar con el apoyo explícito o implícito del Banco Central Europeo y que
significa apoyo explícito o implícito, pues que si hace falta el Banco Central Europeo
intervendrá en los mercados financieros para evitar que los tipos de interés de la deuda
pública de estos países se disparen, es decir, que si hace falta el Banco Central Europeo
hará lo que ha venido haciendo durante los últimos años, es decir, comprar deuda pública
de estos países en problemas. Y toda esta trama funcionaba muy bien, tanto para el Banco
Central Europeo como para los gobiernos nacionales que no querían cuadrar sus cuentas y que
querían seguir endeudándose gracias a las facilidades del Banco Central Europeo, mientras
la inflación en la eurozona se mantenía baja. Si el Banco Central Europeo podía desviar
el foco del que era, del que es, su único objetivo, su único mandato estatutario, controlar
la inflación y redirigir su atención hacia otros objetivos, facilitar el endeudamiento
barato de los gobiernos de la periferia europea, pues formalmente todo podía marchar sobre
ruedas. El problema es que ahora la tasa de inflación en la eurozona se ha ubicado
en su máximo histórico. El problema es que la tasa de inflación en la eurozona está
en mayo en el 8,1% muy lejos del objetivo de inflación a medio plazo del 2% del Banco
Central Europeo. Es decir, que ahora sí el Banco Central Europeo está estatutariamente
obligado a combatir la inflación. Y la principal herramienta de la que dispone el Banco Central
Europeo para combatir la inflación que está estatutariamente obligado a combatir es contraer
restringir la política monetaria, en esencia subir tipos de interés. Y tiene que subir
tipos de interés en un contexto en el que los gobiernos europeos, sobre todo los de
la periferia, sobre todos los del sur, sobre todo Italia y España, aunque también Grecia,
siguen extraordinariamente endeudados y, por tanto, en un contexto donde las subidas de
tipos de interés pueden impactar de lleno en la estabilidad de la eurozona, en la supervivencia
del euro. Y por eso el escenario macroeconómico actual, muy alta inflación y muy alta deuda
pública entre algunos gobiernos europeos, es, según así lo han calificado los analistas
económicos del Deutsche Bank, el escenario de pesadilla para el Banco Central Europeo,
el peor escenario concebible. Si la inflación estuviese alta y la deuda pública de los
gobiernos europeos de todos ellos estuviese baja, la actuación del Banco Central Europeo
sería muy sencilla, subir tipos de interés. Si la inflación estuviese baja y la deuda
pública de los gobiernos europeos se ubicase en niveles muy altos, la actuación del Banco
Central Europeo también sería fácil de prever, y es la que ha desarrollado durante
los últimos años, seguir comprando deuda pública y seguir facilitando bajos tipos
de interés. Pero cuando tenemos inflación alta y deuda pública alta, cualquier cosa
que haga el Banco Central Europeo le saldrá mal. Si sube tipos de interés para controlar
la inflación dañará las finanzas públicas de gobiernos nacionales muy endeudados. Si
no sube tipos de interés precisamente para no dañar las finanzas públicas de países
muy endeudados, la inflación no se controlará y el Banco Central Europeo incumplirá su
mandato estatutario. De momento, los mercados, y como ya comentamos en un vídeo anterior,
parece que están anticipando subidas de tipos de interés. Los tipos de interés de la deuda
pública española e italiana se ubican en su nivel más alto desde el año 2014, es decir,
desde antes que el Banco Central Europeo comenzara con su programa de compra de deuda
pública. Toda la adquisición de deuda pública que se ha venido realizando desde el año 2015
ya ha sido olvidada por los mercados, porque para los mercados lo que cuenta no es lo que
se ha hecho hasta ahora, sino lo que se prevé que se vaya a hacer a partir de ahora. Y lo
que se prevé es que el Banco Central Europeo más o menos empiece a preocuparse por su
único mandato estatutario y eso implica restringir la oferta monetaria, dejar de comprar deuda
pública tal como ya ha anunciado el Banco Central Europeo que hará y subir tipos de
interés tal como el Banco Central Europeo ya ha sugerido que hará. Y todo eso se traducen
tipos de interés crecientes para el conjunto de gobiernos de la eurozona, pero especialmente
para aquellos que están más endeudados. Parece que el Banco Central Europeo este próximo
jueves tratará de lanzar un mensaje con el que tranquilizar a los mercados, tratará
de sugerir, de adelantar, que quizá cree algún mecanismo específico para evitar que
los tipos de interés de España y de Italia se descontrolen, se desajusten, se desacoplen
mucho del resto de tipos de interés de la deuda pública europea, pero al margen de
que según el tipo de mecanismo que anuncie el Banco Central Europeo ese mecanismo podría
sobrepasar sus estatutos, podría vulnerar sus estatutos, dejando de lado esta cuestión
jurídica, la cuestión económica de fondo es que si necesitas que los tipos de interés
suban en el conjunto de la eurozona para contrastar la inflación podrás evitar quizá que los
tipos de interés de la deuda pública española e italiana se desvíen mucho de los tipos
de interés promedio de la eurozona, pero si esos tipos de interés promedio van a subir,
también subirán los de la deuda pública española e italiana.
Por consiguiente, si en los próximos trimestres la inflación no se controla en Europa por
motivos exógenos, por ejemplo una posible recesión mundial que hunda el gasto agregado
y que por tanto revierta la actual espiral inflacionista y que por tanto lleve a que
la eurozona en lugar de importar inflación pase a importar deflación, si la inflación
en la eurozona no se controla por motivos exógenos a la actuación del Banco Central Europeo
durante los próximos trimestres, si es el Banco Central Europeo quien tiene que poner
toda la carne en el asador para controlar la inflación de la eurozona, es decir, si
tiene que subir con mayor agresividad de lo que se prevé ahora mismo los tipos de interés
para mantener a raya la inflación, entonces algunos gobiernos europeos se enfrentarán
a dificultades financieras muy serias y de nuevo las dudas sobre la capacidad del euro
para subsistir a medio largo plazo en medio de gobiernos tan distintos entre sí, gobiernos
manirrotos que solo buscan endeudarse con facilidades extraordinarias de los bancos
centrales, en este caso del Banco Central Europeo, y gobiernos que cuadran sus finanzas
y que no necesitan asistencia del Banco Central Europeo y que reclaman que el Banco Central
Europeo haga su trabajo de controlar la inflación, las dudas sobre si el euro podrá subsistir
en medio de gobiernos tan distintos pueden volver a estar encima de la mesa.