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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

El precio internacional del barril de petróleo ya está al mismo precio que antes de la invasión
de Ucrania. Y, sin embargo, los precios de la gasolina continúan por encima de las marcas
registradas antes de la invasión de Ucrania. ¿Por qué razón? Veámoslo.
El precio del barril de crudo Brent, el barril de referencia en Europa, se ubica ahora mismo
en el entorno de los 92-93 dólares, que es exactamente el mismo precio que registraba
el crudo antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Por tanto, en el último
medio año, y como podemos observar en este gráfico, el precio del petróleo ha experimentado
una subida muy fuerte, pero también una caída igualmente fuerte, de tal manera que, a día
de hoy, ya digo, seis meses después de la invasión de Ucrania, el precio del petróleo
se ubica en el mismo nivel que entonces. ¿Cómo es posible que, a pesar de todo lo
que ha llovido entre medias, el precio del petróleo marque ahora un precio similar a
antes de la invasión de Ucrania? Esa cuestión ya la tratamos en un vídeo anterior. En este
vídeo quiero reflexionar sobre otro asunto, y ese otro asunto es el siguiente. ¿Cómo
es posible que, si el precio internacional del petróleo, del barril vent, está al
mismo nivel que antes de la guerra, ¿cómo es posible que los carburantes, la gasolina
y el gasoleo, no estén al mismo nivel que antes de la guerra? ¿Cómo es posible que
sigan sustancialmente más caros que entonces? Por ponerlo en cifras. Justo antes de la invasión
de Ucrania por parte de Rusia, el precio de la gasolina de 95 octanos rozaba, se ubicaba
alrededor de los 1,6 euros por litro. Y por su parte, el precio del gasoleo se hallaba
en 1,48 euros por litro. En la actualidad, sin embargo, ambos combustibles tienen un
precio de 1,8 euros por litro. Hay que aclarar que nos estamos refiriendo a precios antes
del descuento que aplica el gobierno. Por tanto, en este sentido, son precios perfectamente
comparables. En consecuencia, si el precio de la gasolina y del gasoleo es de 1,8 euros
por litro, lo que estamos diciendo es que el precio de la gasolina continúa a un 12,5
por ciento por encima de antes de la guerra en Ucrania y el precio del gasoleo está
un 21, casi un 22 por ciento por encima que antes de la invasión. ¿Por qué sucede esto?
Pues esencialmente por dos factores. El primer factor es el tipo de cambio euro-dólar. Estamos
diciendo que el precio internacional del petróleo es el mismo ahora que antes de la guerra,
pero es el mismo en dólares. El barril Brent, antes de la guerra, costaba 93 dólares, ahora
cuesta 93 dólares. Sin embargo, lo que nos cuesta a los europeos un dólar se ha encarecido.
Antes de la guerra, por cada euro, podíamos comprar 1,14 dólares. Ahora, con cada euro,
podemos comprar 1,02 dólares. Dicho de otra manera, el precio internacional del petróleo
en euros no es el mismo ahora que antes de la guerra. Antes de la guerra, el barril Brent nos
costaba a los europeos 81,5 euros y ahora nos cuesta alrededor de 91,2 euros. Esto equivale,
esto supone que el barril de petróleo Brent todavía se ha encarecido en euros casi un
12%. Recordemos, la gasolina está ahora mismo un 12,5% más cara que antes de la guerra,
y el gasoleo un 22% más caro. Por consiguiente, la evolución del precio del crudo en euros
bastaría para explicar aparentemente todo el encarecimiento que ha sufrido desde la
invasión de Ucrania, el precio de la gasolina, y sin embargo, nos quedaría un porcentaje
significativo sin explicar el precio del gasoleo. Pero es importante insistir en eso para despejar
malas percepciones de la realidad. La gasolina de 95 octanos se ha encarecido tanto como se
ha encarecido el barril de petróleo, el barril de crudo europeo, en términos de euros. No
ha subido más la gasolina de lo que ha subido el crudo en euros. ¿Y a qué se debe que el
precio del gasoleo se haya encarecido más que el precio del crudo? Porque además, en
este caso, ha sucedido algo bastante particular. Antes de la guerra, el gasoleo estaba apreciablemente
más barato que la gasolina, y sin embargo, ahora mismo, aunque los dos más o menos están
al mismo precio, se ubica ligeramente por encima el precio del gasoleo al precio de
la gasolina. Está algo más caro, inapreciablemente, pero algo más caro el gasoleo que la gasolina.
¿Por qué? Pues porque el único coste que determina el precio del combustible, ya sea
la gasolina o el gasoleo, no es el precio de la materia prima, no es el precio del crudo.
Esa es la parte fundamental del coste, es cierto, pero no es el único coste. Otro coste
muy importante que termina determinando o que termina trasladándose al precio de la gasolina
o del gasoleo es el coste del refino de la transformación de la materia prima del crudo
en combustible, y los precios que cobran las refinerías por refinar el crudo en gasolina
y sobre todo en gasoleo se han disparado durante el último medio año. En este gráfico podéis
observar el llamado crack spread 321 durante los últimos cinco años. ¿Qué es esto?
Pues es una operación, es un cálculo muy sencillo. Cogemos el precio de dos barriles
de gasolina, le sumamos el precio de un barril de gasoleo y le restamos el precio de tres
barriles de crudo, en este caso no de crudo Brent, en referencia en Europa, sino del crudo
estadounidense, pero en cualquier caso nos sirve igual que el precio del barril de la
gasolina y del gasoleo al ser refinados, es decir, antes de llegar a las estaciones
de servicio cotizan con una prima muy importante frente al barril de crudo, una prima que
se ubica a niveles anormalmente altos desde un punto de vista histórico. Antes de la
invasión de Ucrania las refinerías, digamoslo así, se embolsaban 20 dólares por transformar
tres barriles de crudo en dos barriles de gasolina y uno de gasoleo, ahora mismo se
embolsan más de 40 dólares. ¿Y por qué esto es así? Pues de nuevo por dos motivos,
el primero es que falta capacidad de refino global, hay un cuello de botella en las refinerías
que se ha visto agravado con las sanciones occidentales contra Rusia, parte de la capacidad
instalada de refino está en Rusia y ahora mismo no queremos comprar petróleo refinado
en Rusia, de modo que hay que refinarlo en Europa o Estados Unidos, lo cual añade presión
a las refinerías europeas y a las refinerías estadounidenses. Eso significa que estas refinerías
pueden cobrar precios más altos por refinar que antes. Si hay muchos compradores y muy
poquitos vendedores, esos vendedores pueden subir los precios.
Pero existe además un segundo factor y es que los costes de refinar gasoleo específicamente
se han disparado. ¿Por qué? Pues porque la tecnología más extendida para refinar crudo
en gasoleo utiliza intensivamente gas natural y los precios del gas natural tanto en Estados
Unidos pero sobre todo en Europa han estallado, con lo cual es bastante más costoso refinar
ahora gasoleo de lo que lo era antes de la guerra, es decir, antes de que se dispararan
los precios del gas. Eso no significa cuidado que las refinerías no estén ganando mucho
dinero ahora mismo porque los precios del refino han subido más que sus costes, pero sus costes
y específicamente los costes de refinar gasoleo han aumentado y por eso el precio del barril
de gasoleo se ha encarecido relativamente al precio del barril de gasolina y ese encarecimiento
del precio del barril de gasoleo, del gasoleo ya refinado, se traslada en las estaciones
de servicio en un precio del liptro del gasoleo que no solo es que haya subido proporcionalmente
más que el precio del crudo, sino que se ubica algo que no solía suceder por encima
del precio de la gasolina. Por tanto, aquí tenemos el misterio resuelto. ¿Por qué los
carburantes se han encarecido más desde la invasión de Ucrania que el precio del petróleo?
Porque la gasolina y el gasoleo no han regresado al mismo precio que tenían antes de la guerra
cuando el petróleo, cuando el crudo, si lo ha hecho, pues por un lado por la depreciación
del euro frente al dólar y por otro lado por el aumento de los precios de refino que
deriva de la falta de capacidad de refino y por tanto de la capacidad de las refinerías
de cobrar precios más altos por refinar, pero también por el aumento de los costes
del refino, muy en particular por el incremento de los costes del gas. En definitiva, los culpables
son una política monetaria que se desentiende del valor de la moneda y una política energética
que durante años ha desincentivado la inversión en refinerías. Y ahora, claro, los consumidores
pagamos las consecuencias.