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La emergencia social que Podemos viene a solventar en la Comunidad Autónoma de Madrid
consiste en crear un globo público.
Veámoslo.
Debate electoral en Telemadrid.
Una de las medidas, sin duda, más sorprendentes
viene de la mano de la candidata de Unidas Podemos, Alejandra Jacinto.
Atención.
Proponemos crear una suerte de globo público,
una empresa pública de reparto para que el restaurante debajo de tu casa
pueda competir en igualdad de condiciones y poder subirte ese menú
que a lo mejor te apetece comer a tu casa,
o que la papelería de la esquina pueda competir con un gigante como es Amazon.
Se trata de fomentar la inversión que sea, desde luego, productiva,
que genere puestos de trabajo.
Un globo público.
A decir de verdad, no obstante, hay que señalar
que no es la primera vez que Alejandra Jacinto postula, propugna, esta idea.
Hace unos días ya la defendió también ante las cámaras de Telemadrid,
advirtiendo que no sería una versión bis de correos.
En segundo lugar, la medida de la creación de una empresa pública de reparto,
un globo público que lo que hace es favorecer al pequeño comercio
para que ese pequeño comercio tenga también acceso a una plataforma digital,
esto sí que es digitalización,
y pueda competir también con determinadas cadenas y grandes distribuidoras
que ahora se anuncian en empresas como Globo,
que cobran comisiones de hasta 35% a las propias empresas, a los propios comercios.
Y en ese sentido, esta medida que proponemos, esta empresa pública de reparto,
hay que decirlo claro, no es correos,
yo creo que nadie puede hacer la compra en la frutería de su barrio
y que se la suban a casa a través de correos,
o por ejemplo pedir el menú del restaurante debajo de tu casa,
y como digo es una medida que trata de apostar y ayudar al pequeño comercio.
En esto, como ya sucedía con el caso de los supermercados públicos
que ya tuvimos ocasión de analizar en un vídeo anterior,
Podemos plantea algo así como la multiplicación de los panes y de los peces,
porque a ver, la consigna básica, el mensaje ideológico enlatado es algo así.
Globo es una empresa muy malvada que está, por un lado,
explotando a los trabajadores, a los riders,
con condiciones de trabajo muy precarias, con remuneraciones muy bajas,
y al mismo tiempo está sableando con comisiones altísimas a los comerciantes,
a los pequeños y a los grandes comerciantes,
comisiones escandalosas de hasta el 35%, dice Alejandra Jacinto,
y por tanto, y en consecuencia, lo que deberíamos estar observando es que Globo,
esa empresa tan malvada que explota a los trabajadores y explota a los comerciantes,
se debería de estar forrando con unas ganancias,
con unos beneficios escandalosos, tremebundos.
Pues no, Globo perdió 83 millones de euros en el año 2020,
474 en el año 2021 y 412 millones de euros en el año 2022.
Dicho de otra manera, el modelo de negocio de Globo,
de ese globo privado tan malévolo que está explotando a los trabajadores y a los comerciantes,
ese modelo de negocio no está claro ni siquiera que sea viable en el medio-largo plazo.
Con lo cual, si el globo privado ya está perdiendo dinero,
pagando poco a los trabajadores y cobrando mucho de los comerciantes,
¿cuáles serían las supuestas ventajas que aportaría el globo público que promueve Unidas Podemos?
¿Se pagaría más a los trabajadores, a los empleados públicos de ese globo público?
Pues entonces, más gastos.
¿Se cobrarían menos comisiones a los comerciantes?
¿Incluso a lo mejor se eliminarían las comisiones a los comerciantes
y se les ofrecería como un servicio gratuito?
Pues entonces, menos ingresos.
Y si ya el globo privado está perdiendo dinero,
si aumentas los gastos y hundes los ingresos,
el globo público todavía perderá más dinero.
¿Y a quién le trasladaremos esas enormes pérdidas?
¿Lo pagarían los consumidores, los usuarios de ese globo público?
Bastante dudoso, porque entonces sería un estrepitoso fracaso.
No lo usaría absolutamente nadie.
Si para que te traigan la comida a casa has de pagar 5, 6 o 7 euros
para cubrir todos los gastos de esa plataforma,
pues entonces, o se siguen usando plataformas rivales, el globo privado,
o directamente se deja de utilizar porque nadie o casi nadie está dispuesto a pagar tarifas tan elevadas.
Con lo cual, si se incrementan los salarios de los repartidores,
si se reducen las comisiones de los comercios asociados a ese globo público,
y si los consumidores no pagan los gastos de que les traigan los pedidos, la comida a casa,
¿quién es el que paga la fiesta? ¿Quién es el que paga todo esto?
Pues, evidentemente, el contribuyente.
El dinero extraído de nuestros impuestos,
ese dinero que supuestamente hay que destinar a prioridades sociales inaplazables,
ese dinero público extraído coactivamente,
sería utilizado para contratar a un ejército de empleados públicos bien pagados
como repartidores de comida de barrio para personas que viven en ese barrio
y a las que les resulta más cómodo que les lleven esa comida a casa
antes que ir con sus propios pies a ese comercio local a comprarla.
Que, oye, la comodidad está muy bien y todos la hemos utilizado en muchas ocasiones.
De ahí a que te lo tenga que pagar el contribuyente hay un trecho gigantesco.
Este servicio tiene un coste que será tanto más alto cuanta mayor sea la remuneración de los repartidores
y ese coste se tiene que repartir entre el comercio que vende y el consumidor que compra.
Si el comercio quiere vender más a través de la aplicación
es lógico que tenga que cubrir con una comisión parte de los gastos operativos de esa aplicación
porque la aplicación le permite ampliar las ventas que termina realizando.
Y, a su vez, si el consumidor quiere comprar a través de la aplicación y que le lleven la comida a casa
es lógico que tenga que compartir parte de los gastos del servicio que está recibiendo del repartidor a través de la aplicación.
Pero en todo este intercambio del que todas las partes salen ganando
el comercio, el comprador y también el repartidor
hay un convidado de piedra que no pinta absolutamente nada en este banquete
y es el contribuyente.
Es aquel al que Unidas Podemos quiere hacerle pagar esta fiesta
aunque no pinte absolutamente nada en ella.
Al parecer les debe de resultar más justo que las personas que no utilizan y no se benefician de la plataforma la paguen
y que las personas que la utilizan y se benefician de ella no la paguen.
O eso simplemente es que estamos ante otro intento de justificar, de defender
cualquier expansión del tamaño del Estado.
Al final se generaría otra empresa pública, otra burocracia
y por tanto otra agencia de colocación de políticos y de aquellos a los que escojan los políticos.
Mayor invasión del Estado de todas las facetas de nuestra vida
y mayor creación de redes clientelares que apuntalen en el poder
a aquellos políticos que han creado esas redes clientelares.
Pero al menos sería recomendable que no se os notara tanto que no tenéis ningún tipo de escrúpulo moral
a la hora de quitarle a la gente su dinero para financiar cualquier ocurrencia, cualquier locura, cualquier sinsentido
que contribuya a incrementar el tamaño del Estado y por tanto vuestro poder.